Ante las preguntas de algunos de vosotros, os adelanto mi baja de la asociación Junta Democrática de España como socio. Muchos sabéis que se ha producido la dimisión de uno de sus tres miembros de su junta directiva, Luis Escribano, hace pocos días, y tras hablar con él y coincidiendo en los mismos motivos que nos han hecho abandonar, hemos decidido explicaros juntos nuestras razones en un vídeo en días próximos, debido a nuestra enorme implicación en la ayuda en tiempo y esfuerzo a la creación de la misma y nuestro enorme desilusión con su presidente, al que yo personalmente ayudé tras su petición para darlo a conocer entre aquellos que me escucháis y leéis a través de las redes, tratándome de forma repentina de un modo poco apreciable que me dejó perplejo y sorprendido, tras mi diagnóstico del cáncer que padezco y del que evoluciono favorablemente. Luis es funcionario y trabaja en el Sistema Andaluz de Salud en Sevilla y yo como médico de urgencias en el hospital Clínico San Cecilio en Granada. Nuestra lucha no está solo en abstenerse o votar nulo en unas elecciones para no dar más bola a estos políticos embusteros que tenemos, sino luchar activamente contra estos sinvergüenzas en los juzgados y en las calles con miles de vosotros, para poco a poco conseguir victorias en duras y difíciles batallas y lograr cosas que por derecho nos pertenecen, que es lo que hará cambiar este sistema y nuestra sociedad a mejor. Pero esto de partirse las piernas por lo demás es algo que poquitos hacen, porque lo que se lleva en este país es mucho hablar y debatir. Actuar contra lo injusto, poco. Y derrochar solidaridad por el prójimo, menos. Os suena de algo? Todo lo que hacemos Luis y yo en la Asociación Justicia por la Sanidad es quitando horas de nuestro tiempo libre y a nuestras familias. Vivimos y comemos de nuestro trabajo y en ningún momento en todos estos años atrás, hemos aprovechado la lucha de muchas buenas y valientes personas que nos apoyan contra la corrupción política, sanitaria y judicial de esta partidocracia, para montarnos nuestro propio chiringuito. Ha sido costumbre en estos años atrás, por ser un médico polémico sin pelos en la lengua y un personaje público muy conocido en este país, a que me utilicen y luego después me tiren a la sarama de las formas más ruines y perversoss para fines personales y espurios. Soy demasiado inocente y siempre vuelvo a tropezar en la misma piedra cuando alguien me pide que lo ayude. Pero ya estoy cansado de que me traten de iluso y se aprovechen de mi buena voluntad. Mi mujer también. La forma de luchar que tenemos algunos, aunque seamos muy malhablados, se basa en principios y valores que jamás perderemos y me alegro de estar rodeado en Justicia por la Sanidad y en esta nueva unidad de fisioterapia para pacientes oncológicos, de personas y profesionales honestos, leales y que dedican su vida al servicio público de manera apasionada y vocacional. El tiempo pone a cada uno en su sitio y yo estoy donde siempre he deseado estar. Con mi familia, con mis amigos, con vosotros y siempre luchando, día a día.
