¿Cómo se rescató a los bancos en la crisis del siglo I en la antigua Roma?

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¿Cómo se rescató a los bancos en la crisis del siglo I en la antigua Roma?

Es difícil añadir algo que no se haya escrito ya sobre el rescate de los bancos, pero sí es curioso saber que en la antigua Roma, durante el siglo I, también tuvieron su particular crisis económica y la forma de atajarla también fue rescatando a los bancos… pero con matices que la hacen diferente.

Esto de los bancos debió comenzar cuando apareció el dinero, en sus diferentes versiones y formas, y se fue incorporando a la vieja economía basada en el trueque. De la noche a la mañana, los menos fueron acumulando grandes cantidades que tuvieron que meter en algún sitio, los más necesitaban un lugar donde se lo prestasen y, lógicamente, nacieron los banqueros, una especie de mercaderes que comercian con el dinero. Y esto ocurrió en Sumer. La economía sumeria se basaba en el trueque, y para evitar que los mercados se convirtieran en un campo de batalla, los gobernantes y, más tarde, los reyes emitían anualmente tablas de equivalencias de productos. Así, cualquier comprador podía saber que un kilo de lana equivalía a, por ejemplo, dos litros de cerveza, 300 gramos de cobre o 2 kilos de dátiles. Gracias a muchas de esas tablas que se han conservado hasta nuestros días, sabemos que el oro no era de los metales más caros. Había otros materiales que lo superaban, como el lapislázuli, el cobre, el estaño y, por encima de todos, la plata. Una de las funciones del preciado metal era la de estabilizador del sistema económico. Imaginemos a un campesino que desea comprar un cordero para celebrar la boda de su hija y se encamina al mercado con una cierta cantidad de cebada para canjear. ¿Qué sucede si el tratante de ganado no necesita cebada? La solución era bien fácil. El campesino podía dirigirse a cualquier recinto sagrado donde le cambiaban la cebada por su equivalente en plata (también tenía la opción de recurrir a un cambista, pero los templos pedían una comisión bastante más baja por la “operación bancaria”, alrededor de un 3,5%). Con la plata en su poder, ya podía comprar el cordero con la confianza de que ese metal iba a ser aceptado por cualquier comerciante (dinero). Un elemento curioso es que esa plata que le daba el templo, se presentaba bajo la forma de anillos de 8 gramos de peso o espirales en caso de grandes cantidades. No solo podía llevarlos cómodamente en los dedos y brazos, sino que los anillos podían dividirse en cuatro partes de 2 gramos cada una, a modo de calderilla. Así que, estos primeros bancos estaban relacionados directamente con los templos.

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¿Cómo funcionaban los bancos en la antigua Roma?

Pues en Roma, como en muchas ocasiones, lo que hicieron fue copiar a los griegos que seguían el modelo banco/templo de Sumeria. El Templo de Saturno en Roma albergaba la Aerarium (erario) en tiempos de la República y durante la época imperial el Templo de Cástor y Pólux era el depositario del tesoro del Estado. La particularidad del sistema bancario de griegos y romanos fue que surgieron los banqueros privados… en Roma se llamaron argentarii (de argentum, plata). Los argentarii comenzaron como simples cambistas de moneda (en aquel momento Roma era el lugar que más “turistas” recibía) y para controlar las falsificaciones y retirar de circulación las monedas “deterioradas” (al ser de metales como oro o plata, muchos raspaban los bordes e iban perdiendo su peso), para más tarde gestionar un negocio muy similar a nuestros tiempos. El tipo de operaciones que realizaban estos banqueros eran dos: el depositum, simplemente como depositarios y guardianes del dinero por el que el argentarius no pagaba intereses pero con el que tampoco podía “comerciar”; y el creditum, por el dinero depositado el banquero pagaba unos intereses al cliente y, a cambio, podía moverlo para generar beneficios. En las “cuentas” en el formato depositum el banquero pagaba, en nombre del cliente, las deudas contraídas por éste o las compras en las subastas (era frecuente la presencia de los argentarii en las subastas de esclavos), ya fuese mediante “tras*ferencia interna” se ambos tenían cuenta en el mismo banco o mediante una letra de cambio; en las “cuentas” en formato creditum los banqueros utilizaban este dinero para prestarlo a terceros y, lógicamente, con un tipo de interés mayor que el que ellos pagaban (recordemos que los bancos fueron/son/serán negocios). Además, los argentarii estaban agrupados en un cuerpo colegiado en el que sólo ellos decidían aceptar nuevos miembros.

¿Qué ocurrió en el siglo I?

Tras la batalla de Accio y la derrota de Antonio y Cleopatra, César Augusto se hizo con las riendas de Roma y dio comienzo un período de expansión territorial y de desarrollo económico sin precedentes (“A Roma no la va a conocer ni la loba que amamantó a Rómulo y Remo“). En palabras de Dión Casio…

Los romanos añoraban mucho a Augusto porque mediante su combinación de monarquía e instituciones republicanas, garantizó su libertad y también restauró el orden y la estabilidad. De este modo, podían vivir con una liberta moderada en una monarquía sin horrores [aparentes añadiría yo], y no debían soportar los excesos asociados a un gobierno popular.

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César Augusto

Hubo una reorganización política, social y económica que permitió que llegasen las vacas obesas: tras controlar Egipto el grano llegaba a Roma sin contratiempos, la Pax Romana permitió el crecimiento del comercio, el crédito fluía y los ciudadanos invertían en tierras y en las ínsulas (edificios de apartamentos que se alquilaban, ¿boom inmobiliario?), incluso los advenedizos que querían hacer carrera en la política se endeudaban para financiar espectáculos y ganarse el favor de la plebe, las obras públicas proliferaban como setas… Augusto era de los que pensaba que el dinero tenía que estar en movimiento y no acumulando polvo en las arcas del Estado. Pero este periodo de vacas obesas tenía un precio: crecimiento brutal de los precios (según el poeta Marcial, “en Roma se pagaban los precios más altos lo mismo por la virtud que por el vicio“). ¿Y quién se iba a comer este marrón? Tiberio, su sucesor.

En los primeros años, Tiberio todavía pudo disfrutar del legado de Augusto, pero aquella burbuja tenía que explotar más pronto que tarde. Además, el nuevo emperador, cuál Tío Gilito, era de los que le gustaba recrearse contemplando sus riquezas y cuando sucedió a su padre adoptivo sus arcas estaban casi vacías. Las medidas que Tiberio tomó supusieron un frenazo brutal para la economía al reducir el dinero circulante (aunque él lo vendió como medidas para disminuir precios, lo que realmente buscaba era aumentar el tesoro imperial). Se redujo drásticamente la inversión en obras públicas, la distribución de grano se limitó, se liberó a algunos ricos de la pesada carga de administrar tantos bienes acusándolos de enemigos del emperador (se quedó todos sus bienes y los miembros del Senado fueron amablemente invitados a comprarlos en pública subasta con dinero que tuvieron que pedir prestado) y, para rematar, llamó al orden a los argentarii que en este período inflacionista habían contribuido prestando dinero sin apenas garantías y a un interés por encima del legal (en tiempos de bonanza todo el mundo hacía la vista subida de peso… también en la antigua Roma). Visto que aquella especie de “auditoría imperial” hacía peligrar su negocio, su dinero y aún su vida, pidieron una jovenlandesatoria de 18 meses para poner en orden sus cuentas. Cerraron el grifo de los créditos y exigieron el pago de la deuda. De la noche a la mañana, tierras, viviendas, animales… todo se puso en venta para poder liquidar la deuda con los argentarii (los precios cayeron en picado). El dinero dejó de fluir y los negocios quedaron sin liquidez. Los ciudadanos corrieron a retirar sus depósitos para pagar a los acreedores y algunos bancos, como el de Balbo y Olio, cayeron al no poder hacer frente a las peticiones, lo que salpicó a otros mayores (algunos de estos bancos habían prestado también el dinero depositado en formato depositum). Y, claro está, cuando la urbe tosía todo el Imperio se resfriaba.

¿Y qué hizo Tiberio?

Las medidas del emperador hicieron que Roma pasase de un periodo inflacionista a una terrible deflación que paralizó la economía (no os preocupéis por las más ricos porque ellos, como los gatos, tienen siete vidas y tampoco sufrieron mucho esta crisis). Así que, en el año 33 y muy a su pesar, tuvo que rascarse el bolsillo y volver a inyectar el dinero que había retirado de circulación y que se almacenaba en las arcas del Estado. A través de los bancos distribuyó un millón de piezas de oro, pero con la obligación de prestarlos a los ciudadanos sin intereses durante tres años y la prohibición de utilizarlos para cuadrar sus cuentas –Un rescate como el que se hizo aquí… pero muy diferente en cómo se empleo el dinero-. Aquella medida descongeló el crédito y despertó la economía.

¿Cómo se rescató a los bancos en la crisis del siglo I en la antigua Roma? - Historias de la Historia
 
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La historia aunque en general correcta tiene varios fallos. El primero un exceso de paralelismo con la situación actual. Aunque la economía romana era bastante sofisticada, les faltaban conocimientos de ciencia económica. Esto es bastante fácil de entender: simplemente carecían de suficientes casos históricos para calibrar cómo funcionaban las cosas.

Además la economía romana se movía en una escala y unos tiempos que no se habían dado nunca antes. Simplemente el “mercado común romano” superaba la capacidad de entendimiento de los “economistas” de la época (suponiendo que existieran personas que se pudieran calificar así)

Por ello los romanos “tenían excusa” para no entender que devaluar la moneda (bajando la aleación) o un edicto de precios como el de Diocleciano no eran buenas ideas. Claro que 2.000 años después en algunos países y para algunos políticos siguen siendo buenas ideas.

En el caso concreto que se cuenta, Augusto no tenía ideas particularmente elaboradas sobre la circulación monetaria si no que puso en circulación el oro del tesoro de Cleopatra (que administraba como cosa personal es decir como faraón de Egipto) para pagar sus gastos militares, sociales, propagandísticos y monumentales.

La inflación desbocada fue una consecuencia más bien inesperada para los conocimientos de la época. Del mismo modo que Tiberio se encontró con una deflación brutal al restringir los gastos estatales y la circulación de oro. La deflación fue la causa de la quiebra de los bancos no al contrario. Tiberio, a su pesar aprendió parcialmente la lección y rescató los bancos con créditos blandos.

El problema para los romanos, es que nunca entendieron bien lo que había pasado y nunca tuvieron un política económica "moderna" o al menos no “tan moderna” como su economía necesitaba.

Solo Constantino, aflojando los errores de Diocleciano (presión fiscal y edicto de precios) y vetando la devaluación del Solidus (el sustituto del devaluado Aureo y que se mantuvo estable por siglos) parece que entendió (al menos parcialmente) como funcionaba el juego.
 
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Lindo tema y mejor aporte. Gracias a los dos ! ;)
 
Además debo decir que las interpretaciones de la crisis de Tiberio son indirectas y a luz de la cienca económica moderna.

Para los antiguos fue incomprensible, y por tanto algunos sucesos no están claramente descritos.
 
En comparación con los banqueros actuales, Tiberio era un socialista.
 
En comparación con los banqueros actuales, Tiberio era un socialista.

Tiberio no tenía ni fruta idea. Ese era el problema. Los banqueros eran los únicos que tenían un poco de idea y no demasiada. No era culpa de nadie. Solo que no había experiencia.

Los banqueros actuaron como no podía ser de otra forma. Cuando el estado en un entorno inflacionario impone una tasa de crédito inferior a la inflación retiran el crédito. A partir de ahí el pánico. Si además retiras masa circulante provocando deflación y alguien que ha comprado trigo y lentejas en Egipto a credito y al llegar a Roma el barco se encuentra que vale menos que lo que ha pagado, tienes la tormenta perfecta.

No encontrará una explicación compresible en los textos clasicos. La historia se ha hilado a retazos, en su momento nadie entendió lo que pasaba. Al menos Tiberio se dio cuenta a tiempo que no podía dejar caer a los bancos.

No podemos sorprendernos. Todavía hoy hay gente que cree que el mercado neցro y la inflación es cosa generada exclusivamente por especuladores y que la impresión de dinero se puede hacer a voluntad.

A pesar de la experiencia, los emperadores siguientes sucumbieron a la tentación de cambiar áureos nuevos (con menos oro) por áureos viejos (con más oro) para quedarse la diferencia. Lógicamente los áureos viejos circulaban en el mercado neցro y la moneda nueva se depreciaba.
Así que Diocleciano tuvo la genial idea de prohibir la inflación con un edicto de precios. ¿A que empieza a sonar la historia?

Finalmente Constantino creó una nueva moneda que prometió (y cumplió) que sería de ley fija, el solidus. Restableciendo la confianza en la moneda.

Tampoco hay que escandalizarse, hasta que la ciencia económica se ha desarrollado cualquier estado que jugueteara con la moneda y no cuadrara las cuentas salía tras*quilado. Y sin saber la causa.:D

Bueno a lo mejor ahora también.
 
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Aunque es cierto que los gobernantes antiguos desconocían la teoría económica, que todavía no existía, sabían que si se fabricaban demasiadas monedas disminuía su valor de compra. Pero en épocas de crisis en la recaudación de impuestos siempre lo hicieron, Roma tenía un ejército profesional y para los emperadores era imprescindible pagar a sus soldados.
 
Aunque es cierto que los gobernantes antiguos desconocían la teoría económica, que todavía no existía, sabían que si se fabricaban demasiadas monedas disminuía su valor de compra. Pero en épocas de crisis en la recaudación de impuestos siempre lo hicieron, Roma tenía un ejército profesional y para los emperadores era imprescindible pagar a sus soldados.
No crea que lo tenían tan claro. El edicto de precios de Diocleciano parece indicar lo contrario, que la inflación era cosa de especuladores.


Una avaricia incontenible e inmoral aparece siempre que nuestros ejércitos, en defensa del bien común, marchan no sólo por aldeas y ciudades sino también por las carreteras; con ello hacen que los precios de los comestibles no sólo se tripliquen, a veces llegan a costar ocho veces más y superan todo lo imaginable. Con esta ley estableceremos una medida y pondremos coto a la avaricia.



Los romanos parecen a veces tan modernos y similares a nosotros que tendemos a estrapolar en ellos nuestras ideas y comportamientos. Sin embargo, al lado de sorprendentes parecidos hay diferencias sustanciales.

Por ejemplo, usted tiene acceso a información sobre la economía de cualquier país del mundo a un nivel y fidelidad que un emperador romano no podía ni soñar. Estaban ciegos a muchas cosas que para nostros son evidentes.

Nosotros además tenemos la "mirada sucia" , no podemos juzgar con los ojos de un romano.

En este caso concreto sin conocer la sociedad romana haríamos paralelismos arriesgados. Lo primero que el crédito no era universal. No había credito hipotecario ni personal, las clases bajas iban al prestamista de la calle por un poco de dinero de cobre.

Los banqueros de este caso son fundamentalmente comerciales. Eran los que daban "cartas de credito" que permitían ir a Alejandría sin kilos de oro para comprar trigo u organizar un viaje a la India.

Estos banqueros eran en su mayoría libertos o peregrinos (extranjeros) es decir sin derechos politicos. Los clientes endeudados con ellos eran la clase comercial y burocrática de alto nivel, los equites. No es casualidad que los Julio-Claudios se apoyaban en ellos para el control del Imperio. Los senadores que por ley no podían hacer muchos negocios y debían tener tierras en Italia y solo podían controlar las provincias senatorias eran clientes de segundo orden.

Como las clases romanas eran censitarias un equite que perdiera sus ingresos podía descender a ciudadano normal.

Así que Tiberio limitando la "usura" creía favorecer a los equites endeudados. Nada de justicia social, socialismo, liberalismo o cualquier ismo. Ayuda a su soporte político. Que el tiro le salio por la culata explica también su relativamente rápida reacción.
 
Interesante artículo, el dinero que Tiberio prestó a los banqueros sin interés salió en gran parte (o puede que todo) de confiscaciones a senadores a los que se acusaba de traición o de cualquier delito.

El caso mas sonado fué el del potentado Sexto Mario, el hombre mas rico de Hispania según Tácito, que fué acusado de incesto con su hija. Sierra Morena viene de Mons Marianus porque al parecer todas las minas que había en ella eran suyas.

La crisis financiera del año 33 fué la consecuencia de la tacañería de Tiberio de la que hablan las fuentes, que se dedicó a atesorar moneda y restringir los gastos públicos, lo que provocó la subida de los tipos de interés en los préstamos que llegó a superar el máximo permitido en las leyes romanas ( Usura Centesima, 12% anual o 1% mensual) y que los deudores protestaran porque se les cobraban intereses ilegales. A partir de ahí interviene Tiberio y los prestamistas dejan de dar préstamos porque no es rentable hacerlo con los intereses legales.

Sobre los "bancos" que habla el artículo el término es incorrecto para la época. Había banqueros que se dedicaban a dar préstamos pero no instituciones bancarias como las actuales. Algunos banqueros eran terratenientes (no senadores sino equites enriquecidos), el caso mas conocido es el de Lucius Cecilius Jocundus propietario de la villa de Boscoreale en Pompeya.

https://en.wikipedia.org/wiki/Lucius_Caecilius_Iucundus

Sobre las monedas de oro lo que dice jabeque de cambiar monedas nuevas por viejas se hizo habitual para los emperadores como forma de sacarse algún "extra", por eso el peso del aureo va descendiendo de forma constante con el tiempo...y a la plata le iban bajando la ley, cosa que empieza a ser notoria a partir de Nerón y sobre todo de Vespasiano cuyos denarios bajan por primera vez del 90% de ley de plata, anteriormente sólo algunas acuñaciones militares de las guerras civiles se acuñaron bajas de plata como los denarios de las legiones de Marco Antonio y algunos de Julio César.
 
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