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Será en Octubre
Cómo rebajar la factura de la luz tres mil euros cambiando de gas a leña: «Pasamos de pagar 4.300 euros a 1.300»
NIEVES D. AMILPONTEVEDRA / LA VOZ
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CAPOTILLO
Panaderías Acuña usa briquetas en uno de sus hornos de Pontevedra, mientras otros despachos resisten el alza de costes
01 nov 2022. Actualizado a las 09:43 h.
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El coste energético está pasando factura a los particulares, pero también a los negocios. Son muchos los que tiran de calculadora para intentar que las cuentas cuadren. En medio de una inflación disparada y una coyuntura compleja, hay sectores que sufren más que otros este impacto. Los panaderos han dicho basta y en Pontevedra algunos han dado con la fórmula para sortear unos costes casi inasumibles. Andrés Acuña, de Panaderías Acuña, decidió tomar medidas cuando vio que la factura de su obrador del Paseo de Colón alcanzaba los 4.300 euros en gas. No es su obrador principal, ese está en la avenida de Vigo, pero en el horno de este céntrico despacho hornean cerca de 400 barras de pan al día para abastecer a esta tienda y a la que está en Benito Corbal. «La factura del gas pasó de 1.300 euros a 4.300», explica Acuña sobre unas cuentas que «se hacen inviables porque no se pueden repercutir en el producto».
Los cálculos de este panadero son claros. Para poder compensar ese fuerte incremento tendría que subir casi 20 céntimos el precio del pan. Y eso sí que no es una posibilidad que baraje. Su horno está preparado para funcionar con gas o con leña. Hasta ahora era una posibilidad que solo barajaba cuando había alguna avería puntual, pero desde hace unas semanas es ya la rutina. Se han pasado a las briquetas de virutas de madera compactada. «Para nosotros era importante que siguiese siendo materiales de kilómetro cero. Nos enteramos de una panadería en Ourense que lo hacía y probamos», explica Acuña. Rastrearon el mercado y dieron con Maderas Xeve. Y otra vez, Andrés Acuña habla de ahorro. «El domingo, uno de nuestros días de máxima producción, el gasto diario era de 120 euros y ahora está en 28», explica este empresario sobre los datos de consumo de hace tan solo un par de días. A final de mes la reducción es de casi 3.000 euros en la factura. De lunes a viernes el coste diario de las briquetas es de 17 euros. Es una de las primeras panaderías de la ciudad en aplicar esta receta del ahorro, pero el cambio a leña está extendiéndose a otros sectores y también entre particulares. «Cada vez nos piden más, hace más de un año que notamos una importante subida, la briqueta es más limpia que la leña», comenta María Alvariñas, responsable de Maderas Xeve. «En el obrador principal no lo podemos aplicar, pero en el horno de Paseo de Colón ha sido de gran ayuda. Calculamos un gasto de entre 800 y 900 euros al mes en briquetas y además, somos más sostenibles», constata Andrés Acuña.
«Con lo que pago de luz y gas tengo que cerrar el restaurante de mi hotel en Caldas»
NIEVES D. AMIL
Este material que emplean está hecho a partir de virutas madera de roble y de haya. Desde Maderas Xeve calculan que un kilo de briquetas equivale a dos de leña dura, de la misma forma que un litro de gasoil sería algo más de dos de briquetas.
A Panaderías Acuña empiezan a salirle los números en este horno del Paseo de Colón, pero sus colegas de profesión siguen trabajando en obradores eléctricos. A Devesa, con 13 tiendas y la producción centralizada en O Campiño, reconoce que no han tomado medidas. Intentan resistir. «No es solo el gas, es también la materia prima, vamos a ver como acaba el año, por ahora aguantamos porque tal y como está la situación tampoco puedes repercutir en el cliente», señalan desde la firma. En Amásame Bakery Lab, reconoce que siguen cocinando a gas. Trabajan mucho bajo pedido para evitar que la merma desbarajuste unas cuentas tocadas por la inflación. En su despacho de la calle Eduardo Pondal también se ha triplicado la factura. Antes oscilaba entre los 900 y los 1.200 euros y ahora la horquilla va de los 3.500 a los 4.500 euros en función de la producción.
En medio de esta subida de precios, Elías del Solar y Diana Montero están ampliando Pumpernickel, un obrador, panadería y pastelería que extiende sus tentáculos al local contiguo. En su caso, el coste energético no les preocupa más que el de la materia prima. «Siempre apostamos por la calidad y no podemos cambiar de productos. La harina, por ejemplo, nos subió un 30 %, que no puedes repercutir», subraya Del Solar, que acaba de incrementar un 10 % el precio del pan y los postres, pero retrasa hasta el final subir el café. En su caso no se plantea otras alternativas. «A día de hoy pasarse a un horno de leña es muy sacrificado y aunque haya rebaja, yo prefiero calidad de vida. Hay que readaptar los negocios para los nuevos tiempos», advierte este emprendedor pontevedrés, que por el momento no asume un cambio en la elaboración de sus productos.
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Panaderías Acuña usa briquetas en uno de sus hornos de Pontevedra, mientras otros despachos resisten el alza de costes
01 nov 2022. Actualizado a las 09:43 h.
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El coste energético está pasando factura a los particulares, pero también a los negocios. Son muchos los que tiran de calculadora para intentar que las cuentas cuadren. En medio de una inflación disparada y una coyuntura compleja, hay sectores que sufren más que otros este impacto. Los panaderos han dicho basta y en Pontevedra algunos han dado con la fórmula para sortear unos costes casi inasumibles. Andrés Acuña, de Panaderías Acuña, decidió tomar medidas cuando vio que la factura de su obrador del Paseo de Colón alcanzaba los 4.300 euros en gas. No es su obrador principal, ese está en la avenida de Vigo, pero en el horno de este céntrico despacho hornean cerca de 400 barras de pan al día para abastecer a esta tienda y a la que está en Benito Corbal. «La factura del gas pasó de 1.300 euros a 4.300», explica Acuña sobre unas cuentas que «se hacen inviables porque no se pueden repercutir en el producto».
Los cálculos de este panadero son claros. Para poder compensar ese fuerte incremento tendría que subir casi 20 céntimos el precio del pan. Y eso sí que no es una posibilidad que baraje. Su horno está preparado para funcionar con gas o con leña. Hasta ahora era una posibilidad que solo barajaba cuando había alguna avería puntual, pero desde hace unas semanas es ya la rutina. Se han pasado a las briquetas de virutas de madera compactada. «Para nosotros era importante que siguiese siendo materiales de kilómetro cero. Nos enteramos de una panadería en Ourense que lo hacía y probamos», explica Acuña. Rastrearon el mercado y dieron con Maderas Xeve. Y otra vez, Andrés Acuña habla de ahorro. «El domingo, uno de nuestros días de máxima producción, el gasto diario era de 120 euros y ahora está en 28», explica este empresario sobre los datos de consumo de hace tan solo un par de días. A final de mes la reducción es de casi 3.000 euros en la factura. De lunes a viernes el coste diario de las briquetas es de 17 euros. Es una de las primeras panaderías de la ciudad en aplicar esta receta del ahorro, pero el cambio a leña está extendiéndose a otros sectores y también entre particulares. «Cada vez nos piden más, hace más de un año que notamos una importante subida, la briqueta es más limpia que la leña», comenta María Alvariñas, responsable de Maderas Xeve. «En el obrador principal no lo podemos aplicar, pero en el horno de Paseo de Colón ha sido de gran ayuda. Calculamos un gasto de entre 800 y 900 euros al mes en briquetas y además, somos más sostenibles», constata Andrés Acuña.
«Con lo que pago de luz y gas tengo que cerrar el restaurante de mi hotel en Caldas»
NIEVES D. AMIL
Este material que emplean está hecho a partir de virutas madera de roble y de haya. Desde Maderas Xeve calculan que un kilo de briquetas equivale a dos de leña dura, de la misma forma que un litro de gasoil sería algo más de dos de briquetas.
A Panaderías Acuña empiezan a salirle los números en este horno del Paseo de Colón, pero sus colegas de profesión siguen trabajando en obradores eléctricos. A Devesa, con 13 tiendas y la producción centralizada en O Campiño, reconoce que no han tomado medidas. Intentan resistir. «No es solo el gas, es también la materia prima, vamos a ver como acaba el año, por ahora aguantamos porque tal y como está la situación tampoco puedes repercutir en el cliente», señalan desde la firma. En Amásame Bakery Lab, reconoce que siguen cocinando a gas. Trabajan mucho bajo pedido para evitar que la merma desbarajuste unas cuentas tocadas por la inflación. En su despacho de la calle Eduardo Pondal también se ha triplicado la factura. Antes oscilaba entre los 900 y los 1.200 euros y ahora la horquilla va de los 3.500 a los 4.500 euros en función de la producción.
En medio de esta subida de precios, Elías del Solar y Diana Montero están ampliando Pumpernickel, un obrador, panadería y pastelería que extiende sus tentáculos al local contiguo. En su caso, el coste energético no les preocupa más que el de la materia prima. «Siempre apostamos por la calidad y no podemos cambiar de productos. La harina, por ejemplo, nos subió un 30 %, que no puedes repercutir», subraya Del Solar, que acaba de incrementar un 10 % el precio del pan y los postres, pero retrasa hasta el final subir el café. En su caso no se plantea otras alternativas. «A día de hoy pasarse a un horno de leña es muy sacrificado y aunque haya rebaja, yo prefiero calidad de vida. Hay que readaptar los negocios para los nuevos tiempos», advierte este emprendedor pontevedrés, que por el momento no asume un cambio en la elaboración de sus productos.
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