Cómo liberarse del lastre estatal sin caer en el victimismo(abstenerse torpes)

castguer

Madmaxista
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I don't live
una de las características principales del capitalismo globalizado, de este capitalismo que se presenta a sí mismo como el único mundo posible, es que ya no lleva máscaras. No tiene nada que esconder. Ya no hay ningún secreto de la producción. Tras la caída de todas sus máscaras, sólo nos queda su obviedad como forma de legitimación. “Esto es lo que hay” nos dice el mundo. Tras la caída del comunismo como horizonte de la tras*formación social, se ha hablado mucho del triunfo del capitalismo. Pero si observamos el estado real del mundo hoy mismo, incluso en su apariencia más superficial, es evidente que el triunfo del capitalismo no es un verdadero éxito. Sus promesas, sus virtudes y sus logros no son ya la base de su legitimidad. Se sostiene en la verdad obvia con que declara ser el único mundo posible. Sin necesidad alguna de defensa o de justificación, su obviedad es una nueva forma de dogmatismo. Un dogmatismo sin máscaras que no puede ser iluminado ni atacado a través de ningún tipo de revelación.

El mundo no puede ser hoy desencantado mediante la operación de iluminarlo, pero sin embargo la obviedad sigue teniendo el efecto de un encantamiento. Este encantamiento es la neutralización de la crítica. La obviedad del mundo neutraliza la crítica a través de una triple reducción:

1. La reducción a un juicio jovenlandesal: podemos aprobar/condenar el estado de cosas.

2. La reducción a un juicio estético: la realidad nos puede agradar o desagradar y en su interior podemos escoger diferentes estilos de vida.

3. La reducción a un juicio psicológico: podemos sentirnos bien o mal respecto a lo que nos rodea. Crecientemente mal, si tenemos en cuenta las cifras de los nuevos trastornos mentales y del estado de ánimo en Europa y en las sociedades desarrolladas …

Bajo estas tres formas de reducción, la crítica se encuentra atrapada entre la impotencia y la indiferencia y nos conduce a la paradoja de vivir en un mundo donde todo es posible pero del que no hay alternativa. Desde un punto de vista más específicamente político, las prisiones de lo posible son el secuestro o la expropiación del mundo como aquello que podemos tras*formar colectivamente, como la realidad que emerge entre nosotros, en las intersecciones de nuestra acción colectiva. Podríamos decir que la globalización es la configuración de un mundo único sin dimensión común. Estamos asistiendo a la proliferación de innumerables mundos vividos que no se tocan entre sí pero que confirman y conforman una única realidad. Esto es lo que algunos han estudiado como la consecuencia de la privatización de la existencia. Desde cada uno de esos micromundos privatizados podemos ver el mundo en su obviedad, podemos juzgarlo (en las tres formas mencionadas) pero esta visión no tiene efectos directos de tras*formación. ¿Qué tiene que ocurrir para que los tenga? ¿Cómo ser afectados por nuestra propia experiencia del mundo?

Demos
 
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