La única vez que tuve un problema serio con un disco de ese tipo fue preparando el trabajo de fin de carrera en un ordenador Frankenstein que me hice tras trabajar en el departamento de IT de una empresa de viajes tocha (ordenadores que iban al despiece a los que les iba quitando cosas usables), en aquella época (98) un servidor HP con algo llamado Pentium II, 128MB de RAM y disco SCSI, en un Windows NT.
Pues bien, el me cae mal decidió morirse de pantallazo azul mientras yo estaba editando el proyecto de fin de carrera en un (gili de mi) Word que se arrastraba a pesar del chisme que estaba usando. Y fue en ese instante que aprendí dolorosamente la importancia de hacer copias de seguridad.
Ni pajolera de lo que había sucedido, pero el disco se había corrompido y sin herramientas apropiadas, no pude recuperar el trabajo. Tuve que hacerlo a toque de caja y sobredosis caballunas de café, esta vez en Linux y LaTeX; con el que había hecho cosas en el pasado pero que no me había atrevido a usar para mi trabajo por la comodidad de hacerlo todo de forma visual. petulante de mi...
El resultado fue bueno, sobrio, elegante, mejor de lo que esperaba.
Pero aun hoy me pone de mala leche aquello.