BARCELONA CIUDAD SIN LEY
Colau omite 1.300 agresiones y abusos sensuales para presumir de una Barcelona segura
La eterna comparación a la que se ven sometidas las dos ciudades más importantes de España, Madrid y Barcelona, ha llevado a la alcaldesa de la ciudad condal, Ada Colau, a cometer una importante imprecisión en la valoración de la seguridad ciudadana en el municipio que ella preside desde el año 2015. A raíz de unas declaraciones realizadas por el jugador del Fútbol Club Barcelona, Gerard Piqué, quien dijo sentir “envidia sana” de la capital, y apoyada en las estadísticas de criminalidad recién publicadas por el Ministerio del Interior, Colau ha asegurado que en su ciudad la delincuencia ha bajado incluso a mayor ritmo que en el resto del país.
Los datos generales de criminalidad en el municipio de Barcelona pueden darle la razón a la alcaldesa, pero es muy osado alardear de seguridad en Barcelona si atendemos a los datos pormenorizados. En el informe de infracciones penales que analiza los datos recogidos por todos los cuerpos policiales del país existen dos variables a tener en cuenta: la primera es que se trata de datos acumulados entre enero y septiembre de 2021, los tres primeros trimestres del año, y la segunda que según qué delitos las variaciones pueden tener explicaciones como la caída del turismo post esa época en el 2020 de la que yo le hablo o los periodos de confinamiento.
Ese tipo de circunstancias puede explicar que en 2020 hubiera 11 homicidios en Barcelona y sólo 4 en 2021, aunque por ejemplo los crímenes en grado de tentativa apenas han variado, produciéndose 27 y 26 en cada uno de los dos años comparados. La alcaldesa Colau acierta cuando dice que hay menos delitos si compara los robos con fuerza en domicilios, en locales o incluso si habla exclusivamente de robo de vehículos. Pero ojo que en otros aspectos el municipio de Barcelona no se puede considerar ni de lejos un lugar seguro en términos absolutos, ya que si hay menos hurtos, como es el caso, pensaremos que nuestras pertenencias están más a salvo, pero ¿qué pensamos si nos fijamos en que ha habido haya septiembre casi 500 peleas callejeras?
Ese es uno de los datos que más llama la atención de las actuales estadísticas que indican que ese tipo de delitos, el de las riñas tumultuarias con lesiones han ascendido casi un 19% en Barcelona. Pero, al fin y al cabo, ése tampoco tiene por qué ser un delito alarmante, pese a que es uno de los más visibles al producirse de forma recurrente y habitual en zonas urbanas a la vista del resto de ciudadanos. A las riñas les pasa como a los secuestros, que curiosamente han ascendido a un 100% al pasar de ninguno en 2020 a producirse dos en 2021. El ciudadano percibe que son delitos en los que sus protagonistas llegan a ellos a través de algún acto individual como una discusión, una deuda u otro comportamiento considerado de riesgo.
Agresiones sensuales y robos
¿Y si nos fijamos en los delitos con víctimas propiciatorias? Se trata de delitos en los que la víctima es escogida al azar y que nada en su comportamiento o actitud la hace más proclive a padecer el hecho criminal. No hay delitos que reflejen mejor esa realidad que los de índole sensual y los robos con violencia. Y en esas estadísticas Barcelona sale mucho peor parada de lo que dice su alcaldesa.
De enero a septiembre de 2021 se han denunciado más 1.300 hechos relacionados con la libertad sensual de las mujeres. Ese tipo de delitos han ascendido en todas sus categorías, pero especialmente preocupante son las cifras de las agresiones sensuales con penetración, 129 hasta septiembre, un 60% más que en 2020.
Los robos con violencia son esos en los que la víctima lamentablemente tampoco pone de su parte para sufrirlos. Basta con llevar un reloj caro o pasear por la esquina equivocada para que se use la fuerza para robar y eso, sólo en Barcelona y sólo en nueve meses ha sucedido más de 7.300 veces, un aumento de más de un 6% con respecto a 2020.
Pero es que las declaraciones de Colau tampoco tuvieron en cuenta dos datos que dejan muy a las claras la situación de Barcelona si se le compara con la única ciudad con la que se puede comparar. Madrid tiene 3,2 millones de habitantes, exactamente el doble que Barcelona, que tiene 1,6 millones. En términos totales Madrid registra más infracciones penales que Barcelona.
De hecho, estadísticamente han aumentado cerca de un 10%, pero si volvemos a la letra pequeña hay dos datos que hablan por sí solos. En Madrid hay menos agresiones sensuales con penetración y robos con violencia que en Barcelona. De las primeras, 118 frente a 129; pero es que de los segundos, son 6.177 frente a 7.378. Defender con estos datos las bondades de Barcelona en materia de seguridad es hacerlo despreciando datos que afectan directamente a la ciudadanía.
Colau omite 1.300 agresiones y abusos sensuales para presumir de una Barcelona segura
La eterna comparación a la que se ven sometidas las dos ciudades más importantes de España, Madrid y Barcelona, ha llevado a la alcaldesa de la ciudad condal, Ada Colau, a cometer una importante imprecisión en la valoración de la seguridad ciudadana en el municipio que ella preside desde el año 2015. A raíz de unas declaraciones realizadas por el jugador del Fútbol Club Barcelona, Gerard Piqué, quien dijo sentir “envidia sana” de la capital, y apoyada en las estadísticas de criminalidad recién publicadas por el Ministerio del Interior, Colau ha asegurado que en su ciudad la delincuencia ha bajado incluso a mayor ritmo que en el resto del país.
Los datos generales de criminalidad en el municipio de Barcelona pueden darle la razón a la alcaldesa, pero es muy osado alardear de seguridad en Barcelona si atendemos a los datos pormenorizados. En el informe de infracciones penales que analiza los datos recogidos por todos los cuerpos policiales del país existen dos variables a tener en cuenta: la primera es que se trata de datos acumulados entre enero y septiembre de 2021, los tres primeros trimestres del año, y la segunda que según qué delitos las variaciones pueden tener explicaciones como la caída del turismo post esa época en el 2020 de la que yo le hablo o los periodos de confinamiento.
Ese tipo de circunstancias puede explicar que en 2020 hubiera 11 homicidios en Barcelona y sólo 4 en 2021, aunque por ejemplo los crímenes en grado de tentativa apenas han variado, produciéndose 27 y 26 en cada uno de los dos años comparados. La alcaldesa Colau acierta cuando dice que hay menos delitos si compara los robos con fuerza en domicilios, en locales o incluso si habla exclusivamente de robo de vehículos. Pero ojo que en otros aspectos el municipio de Barcelona no se puede considerar ni de lejos un lugar seguro en términos absolutos, ya que si hay menos hurtos, como es el caso, pensaremos que nuestras pertenencias están más a salvo, pero ¿qué pensamos si nos fijamos en que ha habido haya septiembre casi 500 peleas callejeras?
Ese es uno de los datos que más llama la atención de las actuales estadísticas que indican que ese tipo de delitos, el de las riñas tumultuarias con lesiones han ascendido casi un 19% en Barcelona. Pero, al fin y al cabo, ése tampoco tiene por qué ser un delito alarmante, pese a que es uno de los más visibles al producirse de forma recurrente y habitual en zonas urbanas a la vista del resto de ciudadanos. A las riñas les pasa como a los secuestros, que curiosamente han ascendido a un 100% al pasar de ninguno en 2020 a producirse dos en 2021. El ciudadano percibe que son delitos en los que sus protagonistas llegan a ellos a través de algún acto individual como una discusión, una deuda u otro comportamiento considerado de riesgo.
Agresiones sensuales y robos
¿Y si nos fijamos en los delitos con víctimas propiciatorias? Se trata de delitos en los que la víctima es escogida al azar y que nada en su comportamiento o actitud la hace más proclive a padecer el hecho criminal. No hay delitos que reflejen mejor esa realidad que los de índole sensual y los robos con violencia. Y en esas estadísticas Barcelona sale mucho peor parada de lo que dice su alcaldesa.
De enero a septiembre de 2021 se han denunciado más 1.300 hechos relacionados con la libertad sensual de las mujeres. Ese tipo de delitos han ascendido en todas sus categorías, pero especialmente preocupante son las cifras de las agresiones sensuales con penetración, 129 hasta septiembre, un 60% más que en 2020.
Los robos con violencia son esos en los que la víctima lamentablemente tampoco pone de su parte para sufrirlos. Basta con llevar un reloj caro o pasear por la esquina equivocada para que se use la fuerza para robar y eso, sólo en Barcelona y sólo en nueve meses ha sucedido más de 7.300 veces, un aumento de más de un 6% con respecto a 2020.
Pero es que las declaraciones de Colau tampoco tuvieron en cuenta dos datos que dejan muy a las claras la situación de Barcelona si se le compara con la única ciudad con la que se puede comparar. Madrid tiene 3,2 millones de habitantes, exactamente el doble que Barcelona, que tiene 1,6 millones. En términos totales Madrid registra más infracciones penales que Barcelona.
De hecho, estadísticamente han aumentado cerca de un 10%, pero si volvemos a la letra pequeña hay dos datos que hablan por sí solos. En Madrid hay menos agresiones sensuales con penetración y robos con violencia que en Barcelona. De las primeras, 118 frente a 129; pero es que de los segundos, son 6.177 frente a 7.378. Defender con estos datos las bondades de Barcelona en materia de seguridad es hacerlo despreciando datos que afectan directamente a la ciudadanía.
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