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Será en Octubre
Colas de estudiantes en Santiago para encontrar un piso de alquiler
IRIA RAMOS / ALMUDENA SANTOSSANTIAGO / LA VOZ
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Colas de estudiantes en busca de vivienda de alquiler en Santiago PACO RODRÍGUEZ
Los precios suben entre 50 y 120 euros debido a la falta de oferta
07 jul 2022. Actualizado a las 05:00 h.
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Los estudiantes que buscan piso en Santiago de Compostela este verano se enfrentan a una subida generalizada del precio del alquiler, un incremento que oscila entre los 50 y los 120 euros mensuales, en función de la ubicación y de las condiciones concretas de cada vivienda. La subida de precios obedece a varios factores. En primer lugar, a la falta de oferta. Vicente Martínez, secretario de la Asociación Galega de Inmobiliarias, Agalin, explica que «entre a Universidade e o Hospital Clínico móvense unhas 18.000 habitacións, contando alumnado, profesorado e traballadores», y hace hincapié en la reactivación del mercado tras la esa época en el 2020 de la que yo le hablo.
«Xa viñamos de catro anos de aumento da demanda e, hai dous, suavizouse», relata en referencia a los cambios en el mercado que supuso la llegada del el bichito-19 y al hecho de que ahora se haya retomado la tendencia previa. Además, el incremento de los pisos turísticos ha incidido también en la merma de la oferta para el alquiler tradicional.
En esa cuestión, la Xunta y el Ayuntamiento compostelano mantienen todavía posiciones distantes. Mientras el primero defiende que los apartamentos que carecen de licencia municipal son ilegales, y por tanto no pueden operar, la Administración autonómica de momento solo está dando de baja de su registro a aquellos afectados directamente por una sentencia favorable a las tesis del Ayuntamiento.
Los pisos universitarios subirán el próximo curso en Santiago más de cien euros al mes
O. P. ARCA
Más allá de la falta de oferta
Un factor que también está elevando los precios de la vivienda es la inflación: «Hai pisos que subiron ata un 10%», afirma el secretario de Agalin, aunque otras fuentes del sector inmobiliario apuntan igualmente al boca a boca sobre la escasez de oferta como un elemento del que se han aprovechado los propietarios para subir los alquileres.
Al margen de la subida, muchos universitarios se quejan por la relación calidad-precio de los inmuebles. Siempre se han lanzado al mercado viviendas en mejores condiciones que otras, pero lo que se obtenía en Santiago por un precio determinado hace cinco años ya no se puede conseguir por la misma cifra actualmente. Vicente Martínez indica que si antes se venían pagando unos 170 o 180 euros por habitación, en estos momentos el precio oscila entre los 230 y los 250. «Se antes atopabas un piso de catro habitacións por 700 ou 750 euros, agora falo por 800 ou 850», señala. De esta forma, los estudiantes, acostumbrados a las tarifas de años anteriores, protestan por el estado de algunos pisos que han visitado y que esperaban encontrarse menos deteriorados o mejor conservados a juzgar por la cifra que les pedían para alquilarlos.
«Os pisos voan»
Santiago López, que busca junto a tres compañeras un piso de cuatro habitaciones, prefiere tomárselo con humor: «O importante é ter saúde», bromea, en referencia a las dificultades que están teniendo para dar con un piso que no tenga problemas de humedades o con los electrodomésticos, y sin ser muy exigentes, ya, con el estado general de suelos, paredes y estancias comunes. Ellos buscan en el corazón del Ensanche, en las calles que se sitúan alrededor de la Praza Roxa y que son las predilectas de los estudiantes. Siguen sin encontrar casa, pese a haber acudido a más de siete inmobiliarias y a haber aumentado su presupuesto hasta llegar a los 850 euros, trescientos más de lo que pagaban en el primer curso que pasaron en su anterior piso, donde vivieron tres años.
Noa Iglesias, que también denuncia las condiciones en las que ha encontrado algunas viviendas, señala que, pese a todo, «os pisos voan». Ella abandonó el apartamento (con servicio de pensión y limpieza) donde vivía hasta ahora cuando le subieron 150 euros al mes por su habitación. Igual que Santiago López, Noa continuará visitando con sus compañeras los pisos que le ofrezcan las inmobiliarias de la ciudad, que estos días se encuentran colapsadas desde primera hora de la mañana. Nadie quiere quedarse sin alojamiento el año que viene.
El de las empresas inmobiliarias es un sector que ha ido ganando mala fama entre la gente que busca piso en Santiago, debido al mantenimiento de algunas de las viviendas que llevan —aunque esta responsabilidad suele recaer sobre el propietario— y a la subida de los precios. En este sentido, María José Gómez, responsable de la Inmobiliaria Vivalia, lamenta que «se meta a todo o mundo no mesmo saco e que a xente leve esa imaxe». Gómez sostiene que no en todas las inmobiliarias de la ciudad se da el mismo servicio. Sin embargo, entiende las quejas de los estudiantes y defiende que se les dé, como a cualquier otro cliente, un buen servicio y un trato razonable: «Veñen dunha casa normal e hai xente moi educada», concluye, frente al mito generalizado por parte de la población y del sector, del maltrato de las viviendas a manos de los universitarios.
Es difícil ver una vivienda de cuatro dormitorios en A Coruña por menos de 900 euros
Los estudiantes que buscan pisos en A Coruña para el próximo curso resumen en dos los principales problemas: los precios han aumentado, lo contrario que la oferta. Cada vez hay menos anuncios de alquiler de pisos para estudiantes. La media está situada en 900 euros al mes en viviendas de cuatro habitaciones o en 700 si se trata de tres estancias. Las redes sociales se han convertido en una herramienta fundamental para buscar piso o compañeros en A Coruña. Son muchos los que acuden a estas plataformas para encontrar alojamiento. Es el caso de Iago Castilla, un joven de 18 años procedente de Vigo que estuvo buscando durante dos semanas un lugar en el que vivir a partir del mes de septiembre. Se hospedará junto a su hermana en un piso que les cuesta 540 euros al mes, a compartir entre tres personas. «Es la primera vez que vivo fuera de casa, pero creo que es un poco caro», explicó.
IRIA RAMOS / ALMUDENA SANTOSSANTIAGO / LA VOZ
GALICIA · Exclusivo suscriptores
Colas de estudiantes en busca de vivienda de alquiler en Santiago PACO RODRÍGUEZ
Los precios suben entre 50 y 120 euros debido a la falta de oferta
07 jul 2022. Actualizado a las 05:00 h.
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Los estudiantes que buscan piso en Santiago de Compostela este verano se enfrentan a una subida generalizada del precio del alquiler, un incremento que oscila entre los 50 y los 120 euros mensuales, en función de la ubicación y de las condiciones concretas de cada vivienda. La subida de precios obedece a varios factores. En primer lugar, a la falta de oferta. Vicente Martínez, secretario de la Asociación Galega de Inmobiliarias, Agalin, explica que «entre a Universidade e o Hospital Clínico móvense unhas 18.000 habitacións, contando alumnado, profesorado e traballadores», y hace hincapié en la reactivación del mercado tras la esa época en el 2020 de la que yo le hablo.
«Xa viñamos de catro anos de aumento da demanda e, hai dous, suavizouse», relata en referencia a los cambios en el mercado que supuso la llegada del el bichito-19 y al hecho de que ahora se haya retomado la tendencia previa. Además, el incremento de los pisos turísticos ha incidido también en la merma de la oferta para el alquiler tradicional.
En esa cuestión, la Xunta y el Ayuntamiento compostelano mantienen todavía posiciones distantes. Mientras el primero defiende que los apartamentos que carecen de licencia municipal son ilegales, y por tanto no pueden operar, la Administración autonómica de momento solo está dando de baja de su registro a aquellos afectados directamente por una sentencia favorable a las tesis del Ayuntamiento.
Los pisos universitarios subirán el próximo curso en Santiago más de cien euros al mes
O. P. ARCA
Más allá de la falta de oferta
Un factor que también está elevando los precios de la vivienda es la inflación: «Hai pisos que subiron ata un 10%», afirma el secretario de Agalin, aunque otras fuentes del sector inmobiliario apuntan igualmente al boca a boca sobre la escasez de oferta como un elemento del que se han aprovechado los propietarios para subir los alquileres.
Al margen de la subida, muchos universitarios se quejan por la relación calidad-precio de los inmuebles. Siempre se han lanzado al mercado viviendas en mejores condiciones que otras, pero lo que se obtenía en Santiago por un precio determinado hace cinco años ya no se puede conseguir por la misma cifra actualmente. Vicente Martínez indica que si antes se venían pagando unos 170 o 180 euros por habitación, en estos momentos el precio oscila entre los 230 y los 250. «Se antes atopabas un piso de catro habitacións por 700 ou 750 euros, agora falo por 800 ou 850», señala. De esta forma, los estudiantes, acostumbrados a las tarifas de años anteriores, protestan por el estado de algunos pisos que han visitado y que esperaban encontrarse menos deteriorados o mejor conservados a juzgar por la cifra que les pedían para alquilarlos.
«Os pisos voan»
Santiago López, que busca junto a tres compañeras un piso de cuatro habitaciones, prefiere tomárselo con humor: «O importante é ter saúde», bromea, en referencia a las dificultades que están teniendo para dar con un piso que no tenga problemas de humedades o con los electrodomésticos, y sin ser muy exigentes, ya, con el estado general de suelos, paredes y estancias comunes. Ellos buscan en el corazón del Ensanche, en las calles que se sitúan alrededor de la Praza Roxa y que son las predilectas de los estudiantes. Siguen sin encontrar casa, pese a haber acudido a más de siete inmobiliarias y a haber aumentado su presupuesto hasta llegar a los 850 euros, trescientos más de lo que pagaban en el primer curso que pasaron en su anterior piso, donde vivieron tres años.
Noa Iglesias, que también denuncia las condiciones en las que ha encontrado algunas viviendas, señala que, pese a todo, «os pisos voan». Ella abandonó el apartamento (con servicio de pensión y limpieza) donde vivía hasta ahora cuando le subieron 150 euros al mes por su habitación. Igual que Santiago López, Noa continuará visitando con sus compañeras los pisos que le ofrezcan las inmobiliarias de la ciudad, que estos días se encuentran colapsadas desde primera hora de la mañana. Nadie quiere quedarse sin alojamiento el año que viene.
El de las empresas inmobiliarias es un sector que ha ido ganando mala fama entre la gente que busca piso en Santiago, debido al mantenimiento de algunas de las viviendas que llevan —aunque esta responsabilidad suele recaer sobre el propietario— y a la subida de los precios. En este sentido, María José Gómez, responsable de la Inmobiliaria Vivalia, lamenta que «se meta a todo o mundo no mesmo saco e que a xente leve esa imaxe». Gómez sostiene que no en todas las inmobiliarias de la ciudad se da el mismo servicio. Sin embargo, entiende las quejas de los estudiantes y defiende que se les dé, como a cualquier otro cliente, un buen servicio y un trato razonable: «Veñen dunha casa normal e hai xente moi educada», concluye, frente al mito generalizado por parte de la población y del sector, del maltrato de las viviendas a manos de los universitarios.
Es difícil ver una vivienda de cuatro dormitorios en A Coruña por menos de 900 euros
Los estudiantes que buscan pisos en A Coruña para el próximo curso resumen en dos los principales problemas: los precios han aumentado, lo contrario que la oferta. Cada vez hay menos anuncios de alquiler de pisos para estudiantes. La media está situada en 900 euros al mes en viviendas de cuatro habitaciones o en 700 si se trata de tres estancias. Las redes sociales se han convertido en una herramienta fundamental para buscar piso o compañeros en A Coruña. Son muchos los que acuden a estas plataformas para encontrar alojamiento. Es el caso de Iago Castilla, un joven de 18 años procedente de Vigo que estuvo buscando durante dos semanas un lugar en el que vivir a partir del mes de septiembre. Se hospedará junto a su hermana en un piso que les cuesta 540 euros al mes, a compartir entre tres personas. «Es la primera vez que vivo fuera de casa, pero creo que es un poco caro», explicó.
