M. Priede
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Esta técnica demuestra la plasticidad del cerebro en su conjunto y que no es algo que viene predeterminado por la genética. Esa plasticidad hace que nuestra mente no se vea reducida al mito del 'cerebrocentrismo', tan amado por los psiquiatras -especialmente desde que visten bata blanca- y la mal llamada comunidad científica, servil como nadie al libre mercado de la industria farmacéutica. Un millón de suicidios al año en el mundo (según la OMS se espera llegar al millón y medio para 2020) y nuestros fieras de la ciencia recetando cosa que no sirve para nada, en el mejor de los casos para atenuar los síntomas y con frecuencia ni eso.
Es la vida, la confrontación en la que vivimos con la cultura que nos envuelve y en la que nos desarrollamos, quien 'fabrica' nuestra mente; en infinito mayor grado que la bioquímica cerebral o la genética. Si con actividades tan específicas como el lenguaje o el movimiento de una mano se puede hacer esto, ¿qué no ocurrirá con nuestros pensamientos y recuerdos? ¿En qué área se almacenan, si es que se almacenan y no es todo el conjunto de la experiencia la que determina el recuerdo y el saber y la que a su vez reconfigura las funciones cerebrales?
Edito:
Mayor controversia, si cabe, es la que sigue levantando aún hoy la de un alumno de la Universidad de Sheffield, en Reino Unido. Acudió a un médico y profesor de la Universidad, el doctor John Lorber, porque le dolía la cabeza. Y al ver que la tenía algo más grande de lo normal, el doctor, presa de la curiosidad, quiso averiguar la razón y le hizo un escáner. Lo que Lorber no se esperaba era ver una cabeza prácticamente llena de líquido cefalorraquídeo en lugar de una masa gris con cerca de 10.000 millones de neuronas. Este alumno, con un coeficiente intelectual en la frontera de la genialidad, 140, mostraba un cuadro crónico de hidrocefalia que le había borrado casi por completo el cerebro. Sin embargo, pudo licenciarse en Matemáticas.
El extraordinario caso de Noah y otra gente sin cerebro | Cronica Home | EL MUNDO
Es la vida, la confrontación en la que vivimos con la cultura que nos envuelve y en la que nos desarrollamos, quien 'fabrica' nuestra mente; en infinito mayor grado que la bioquímica cerebral o la genética. Si con actividades tan específicas como el lenguaje o el movimiento de una mano se puede hacer esto, ¿qué no ocurrirá con nuestros pensamientos y recuerdos? ¿En qué área se almacenan, si es que se almacenan y no es todo el conjunto de la experiencia la que determina el recuerdo y el saber y la que a su vez reconfigura las funciones cerebrales?
Un equipo de médicos españoles prueba con éxito un sistema para operar tumores cerebrales considerados inoperables porque afectan a áreas funcionales. La técnica pionera consiste en cambiar las funciones de sitio para poder intervenir. La capacidad de reorganizar el cerebro abre un universo de posibilidades.
“Me trasladaron el habla y los movimientos de la mano hacia el otro hemisferio del cerebro”, explica Luis Enrique, un paciente de 43 años con un oligodendroglioma que afectaba a la zona motora y del habla. En su caso, la sola presencia de este tumor en el hemisferio izquierdo de su cerebro le hacía vivir atemorizado. Ahora es un caso único en el mundo. Luis Enrique vive sin una buena parte de su cerebro, pero las funciones que el área enferma asumía las puede realizar con su hemisferio sano. “He vuelto a vivir. Ha sido una segunda oportunidad”, asegura.
Edito:
Mayor controversia, si cabe, es la que sigue levantando aún hoy la de un alumno de la Universidad de Sheffield, en Reino Unido. Acudió a un médico y profesor de la Universidad, el doctor John Lorber, porque le dolía la cabeza. Y al ver que la tenía algo más grande de lo normal, el doctor, presa de la curiosidad, quiso averiguar la razón y le hizo un escáner. Lo que Lorber no se esperaba era ver una cabeza prácticamente llena de líquido cefalorraquídeo en lugar de una masa gris con cerca de 10.000 millones de neuronas. Este alumno, con un coeficiente intelectual en la frontera de la genialidad, 140, mostraba un cuadro crónico de hidrocefalia que le había borrado casi por completo el cerebro. Sin embargo, pudo licenciarse en Matemáticas.
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