M. Priede
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"Haga los cálculos: ¿Cuál es la probabilidad de que un misil chino golpee un barco estadounidense en movimiento? ¿Cuál es la proporción de misiles que podemos derribar? Multiplique cualquier número que elija por 2,000 y el resultado será catastrófico. Fue necesario el hundimiento del Bismarck, la flota italiana en Taranto, el Repulse y el Prince of Wales, y la flota estadounidense en Pearl Harbor para convencer a las armadas del mundo de que los aviones torpederos baratos y los bombarderos en picado hacían obsoleto al acorazado. Esperemos que no tengamos que aprender la misma lección de la misma manera difícil".
Cinco mitos sobre China - La mente estadounidense (americanmind.org)
(I)
La era digital fue un subproducto de la victoria de Estados Unidos en la Guerra Fría. En 1973, los misiles tierra-aire soviéticos destruyeron 100 aviones estadounidenses volados por Israel. Las armas antitanque soviéticas eran las mejores del mundo. Estados Unidos fue agotado por Vietnam. El precio del petróleo se cuadruplicó, en detrimento de Estados Unidos y de Rusia. El dinero inteligente apostó por una victoria rusa en la Guerra Fría.
Pero en 1982, la aviónica estadounidense e israelí destruyó casi 100 fuselajes rusos en un día de lucha en el valle de Beqaa. Entre esos dos hitos, inventamos todas las tecnologías de la era digital, todas con investigación básica financiada por el Pentágono. El presupuesto federal de desarrollo fue de casi el 1% del PIB, frente al 0,3% actual. Cuando Reagan anunció la Iniciativa de Defensa Estratégica en 1983, Rusia concluyó que no podía competir con la tecnología estadounidense, y el comunismo cayó. Eso era brujería de alta tecnología. Hoy tenemos aprendices de brujo jugando juegos de guerra con Taiwán.
Fuente: Fundación Nacional de Ciencias
50 años después, la llamada Cuarta Revolución Industrial presenta desafíos tan graves como los de la Guerra Fría, pero estamos mucho menos preparados para enfrentarlos. Los 2.000 misiles tierra-barco de China son un cambio de juego, como los SAM rusos de 1973, o los bombarderos en picado y aviones torpederos que eliminaron el acorazado como plataforma de primera línea al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. China tiene el salto sobre nosotros en la construcción de armas hipersónicas -ese término no aparece en el libro del estratega de Trump Elbridge Colby, Estrategia de negación- para las cuales actualmente no hay defensa. La "Estrategia de negación" de Bridge no ofrece ninguna evaluación del impacto revolucionario de los misiles antibuque, lo que significa que ni siquiera está equivocada; Es simplemente irrelevante para la crisis a la que nos enfrentamos ahora.
CSIS celebró un reciente juego de guerra sobre una guerra entre Estados Unidos y China por Taiwán. En el escenario central, Estados Unidos pierde dos portaaviones y 700 aviones, mientras que China pierde 150 barcos. Pero el juego contiene suposiciones de que los analistas chinos ridiculizan, por ejemplo, la presencia de un Regimiento Litoral de Marines en Taiwán para luchar contra los invasores chinos. A menos que vayan como turistas, los marines nunca llegarán a Taiwán. Un intento de mover tropas estadounidenses a la isla en una fuerza relevante para el combate desencadenaría la prevención por parte del continente.
También lo haría una acumulación de armas de puercoespín en Taiwán. Ese es el escenario de los "sonámbulos" del que el almirante James Stavridis y otros han advertido, en referencia al estallido de la Primera Guerra Mundial: si un lado se moviliza, el otro no tiene más remedio que adelantarse, y la guerra se vuelve inevitable. Es fantasioso esperar que Beijing se quede de brazos cruzados mientras aumentamos el costo de la reunificación.
Haga los cálculos: ¿Cuál es la probabilidad de que un misil chino golpee un barco estadounidense en movimiento? ¿Cuál es la proporción de misiles que podemos derribar? Multiplique cualquier número que elija por 2,000 y el resultado será catastrófico. Fue necesario el hundimiento del Bismarck, la flota italiana en Taranto, el Repulse y el Prince of Wales, y la flota estadounidense en Pearl Harbor para convencer a las armadas del mundo de que los aviones torpederos baratos y los bombarderos en picado hacían obsoleto al acorazado. Esperemos que no tengamos que aprender la misma lección de la misma manera difícil.
Durante una generación, Taiwán ha pretendido armarse y el continente ha fingido ser disuadido. Los jóvenes de Taiwán no quieren ser gobernados por los jefes del partido de Beijing, pero no quieren hacer más de cuatro meses de servicio militar. Taiwán no puede encontrar pilotos para los F-16 que nos compra. Mientras tanto, dos millones de taiwaneses trabajan en el continente, donde Taiwán ha invertido $ 200 mil millones. Podemos patear esa lata en el camino mientras reconstruimos nuestra fuerza. O podemos pelear una guerra ahora que probablemente perderemos.
Cinco mitos sobre China - La mente estadounidense (americanmind.org)
(I)
La era digital fue un subproducto de la victoria de Estados Unidos en la Guerra Fría. En 1973, los misiles tierra-aire soviéticos destruyeron 100 aviones estadounidenses volados por Israel. Las armas antitanque soviéticas eran las mejores del mundo. Estados Unidos fue agotado por Vietnam. El precio del petróleo se cuadruplicó, en detrimento de Estados Unidos y de Rusia. El dinero inteligente apostó por una victoria rusa en la Guerra Fría.
Pero en 1982, la aviónica estadounidense e israelí destruyó casi 100 fuselajes rusos en un día de lucha en el valle de Beqaa. Entre esos dos hitos, inventamos todas las tecnologías de la era digital, todas con investigación básica financiada por el Pentágono. El presupuesto federal de desarrollo fue de casi el 1% del PIB, frente al 0,3% actual. Cuando Reagan anunció la Iniciativa de Defensa Estratégica en 1983, Rusia concluyó que no podía competir con la tecnología estadounidense, y el comunismo cayó. Eso era brujería de alta tecnología. Hoy tenemos aprendices de brujo jugando juegos de guerra con Taiwán.
Fuente: Fundación Nacional de Ciencias
50 años después, la llamada Cuarta Revolución Industrial presenta desafíos tan graves como los de la Guerra Fría, pero estamos mucho menos preparados para enfrentarlos. Los 2.000 misiles tierra-barco de China son un cambio de juego, como los SAM rusos de 1973, o los bombarderos en picado y aviones torpederos que eliminaron el acorazado como plataforma de primera línea al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. China tiene el salto sobre nosotros en la construcción de armas hipersónicas -ese término no aparece en el libro del estratega de Trump Elbridge Colby, Estrategia de negación- para las cuales actualmente no hay defensa. La "Estrategia de negación" de Bridge no ofrece ninguna evaluación del impacto revolucionario de los misiles antibuque, lo que significa que ni siquiera está equivocada; Es simplemente irrelevante para la crisis a la que nos enfrentamos ahora.
CSIS celebró un reciente juego de guerra sobre una guerra entre Estados Unidos y China por Taiwán. En el escenario central, Estados Unidos pierde dos portaaviones y 700 aviones, mientras que China pierde 150 barcos. Pero el juego contiene suposiciones de que los analistas chinos ridiculizan, por ejemplo, la presencia de un Regimiento Litoral de Marines en Taiwán para luchar contra los invasores chinos. A menos que vayan como turistas, los marines nunca llegarán a Taiwán. Un intento de mover tropas estadounidenses a la isla en una fuerza relevante para el combate desencadenaría la prevención por parte del continente.
También lo haría una acumulación de armas de puercoespín en Taiwán. Ese es el escenario de los "sonámbulos" del que el almirante James Stavridis y otros han advertido, en referencia al estallido de la Primera Guerra Mundial: si un lado se moviliza, el otro no tiene más remedio que adelantarse, y la guerra se vuelve inevitable. Es fantasioso esperar que Beijing se quede de brazos cruzados mientras aumentamos el costo de la reunificación.
Haga los cálculos: ¿Cuál es la probabilidad de que un misil chino golpee un barco estadounidense en movimiento? ¿Cuál es la proporción de misiles que podemos derribar? Multiplique cualquier número que elija por 2,000 y el resultado será catastrófico. Fue necesario el hundimiento del Bismarck, la flota italiana en Taranto, el Repulse y el Prince of Wales, y la flota estadounidense en Pearl Harbor para convencer a las armadas del mundo de que los aviones torpederos baratos y los bombarderos en picado hacían obsoleto al acorazado. Esperemos que no tengamos que aprender la misma lección de la misma manera difícil.
Durante una generación, Taiwán ha pretendido armarse y el continente ha fingido ser disuadido. Los jóvenes de Taiwán no quieren ser gobernados por los jefes del partido de Beijing, pero no quieren hacer más de cuatro meses de servicio militar. Taiwán no puede encontrar pilotos para los F-16 que nos compra. Mientras tanto, dos millones de taiwaneses trabajan en el continente, donde Taiwán ha invertido $ 200 mil millones. Podemos patear esa lata en el camino mientras reconstruimos nuestra fuerza. O podemos pelear una guerra ahora que probablemente perderemos.
