El Pionero
Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
Space ha muerto a los 27 años, que se supone que es la edad a la que uno debe morirse en la música. Su certificado de defunción se firmó ayer ante miles de personas que vivieron la última noche del que ha sido reconocido seis veces como el mejor club del mundo.
Pepe Roselló, dueño del tinglado, cumplió 80 años hace un par de semanas, y no tenía intención de dejarlo. Pero el terreno en el que se encuentra el club pertenece al ex ministro Abel Matutes, y éste no ha querido renovarle el alquiler. El ex político del PP no se había interesado por el mundo de la noche hasta hace apenas un lustro, cuando su hijo creó Ushuaïa, el quinto gran templo de la música electrónica que da de comer a la isla. Su discoteca sólo funciona de día, al estar al aire libre, pero está separada de Space por un paso de cebra, por lo que la próxima temporada se convertirá en Ushuaïa Night, una discoteca de alto standing. De entre los más de 200 empleados de Space, el dj Richie Hawtin no quiere apuntarse a la nueva aventura. Tampoco Carl Cox, icono de Space. Lo anunció en una mesa redonda celebrada en mayo durante el International Music Summit bajo el título: Space: fin de una era. «Empecé de la nada y crecí con ellos hasta considerar el club mi propia casa», apuntó Cox. Roselló, dolido por la pérdida, lamentó que el lujo y el gasto desmesurado se hayan convertido en el nuevo estandarte de la isla: «Bombo y humo: Ibiza camina hacia la decadencia sin frenos».
El empresario presumía de haber fabricado un producto anti burgués en la isla del hedonismo, y que uno podía encontrarse, por ejemplo, a Naomi Campbell sentada en las escaleras, compartiendo peldaño y botella de champagne con sus amigos.
El club nació en 1989 como heredero de los Playboy, dos locales con los que en los años 60, 70 y 80 Roselló vivió la llegada del turismo, de los hippies, y se convirtió en empresario de la noche con clientes como Aristóteles Onassis y Don Juan de Borbón, además de desplazar a las orquestas para crear el primer star system de djs ligados a la isla. «Lo que cada vez estaba más claro para mí es que la música iba a ser la protagonista de todo cambio y revolución en Ibiza», reflexiona Pepe Roselló en el libro del 25 Aniversario de Space.
La discoteca, con un terreno de 10.000 metros cuadrados, aforo para 4.000 personas y 17 barras, había nacido como un espacio polivalente, con su sala de convenciones, pero aquello no funcionó. De los elementos ornamentales que se encontró en este local de Platja d'en Bossa, Roselló se sacó lo de Space: «Había colgado un globo terráqueo en el techo, era como una especie de sandía que se abría, y soltaba un gas, como si fuera un Sputnik», el primer satélite artificial que orbitó alrededor de la tierra.
Su verdadera revolución fue su horario, cuando decidió apostar por una discoteca a la que ir a desayunar, con una terraza techada por el fuselaje de los aviones, en pleno aterrizaje en el aeropuerto de Ibiza: «Teníamos dos sesiones cada día, una matinal y otra nocturna. Mientras todas las discotecas dormían, Space abría. A las ocho de la mañana ya había cola en la puerta para entrar». Los domingos la cosa avanzó hasta un maratón de 22 horas, hasta que, en 2008, la Administración local prohibió los afters.
Space, y así lo reconocen sus numerosos premios musicales, fue la primera en darse cuenta de que la música de baile se tecnificaba, por lo que se atrevió a experimentar con nuevos sonidos. «Cuando se empieza con sonidos electrónicos profundos, es, en parte, una música que la gente utiliza para vaciarse, para bailar hasta sudar...», apunta Roselló, quien apostó por una música diferente, más inaccesible e internacional, y por que la cabina de Space se convirtiera en una academia. De allí salieron José Padilla, padre del chill-out, o el mismísimo David Guetta, quien repartía personalmente por la isla sus flyers para que la gente fuera a verle pinchar en Space. «Casi todo el mundo que ha triunfado en la isla ha pasado primero por aquí», presume Roselló. Space muere en Ibiza paradójicamente mientras triunfan los ecos de su imperio franquiciado en Sharm el Sheikh (Egipto), Nueva York o Moscú. Quizá por ello Matutes decidió hace cinco años comprarse también la marca, por si acaso.
Cierra Space, la reina progenitora de las discotecas | Baleares Home | EL MUNDO
Normal otra como Pachá.
Menos gente joven+precio de entrada como un Madrid-Barça y garrafón a precio de un Vega Sicilia+no se liga nada allí+música de cosa= Ruina.