Israel Gracia
Madmaxista
ASIA
Ante la caída de la natalidad en el país, el gobierno alienta a las mujeres a tener más bebés; excepto en la región donde viven los uigures y otras minorías de Asia central.
Las afueras de un bazar en Kasgar, en la región china de Sinkiang, en 2019. China ha actuado agresivamente para someter a los uigures y otras minorías de Asia central en la región al establecer límites de planeación familiar.Credit...Gilles Sabrié para The New York Times
Por Amy Qin
14 de mayo de 2021
Read in English
Cuando el gobierno de China ordenó que les colocaran dispositivos anticonceptivos a las mujeres de la comunidad fiel a la religión del amora de la región de Sinkiang, Qelbinur Sedik les suplicó que la dispensaran. Ya casi tenía 50 años, les dijo a los funcionarios. Había respetado el límite de hijos impuesto por el gobierno y solo tenía una hija.
Fue inútil. Los trabajadores amenazaron con llevarla a la policía si seguía resistiéndose, comentó. Entonces aceptó ir a una clínica del gobierno donde con un fórceps de metal un médico le colocó un dispositivo intrauterino (DIU) para evitar que se embarazara. No dejó de llorar durante todo el proceso.
“Me sentía como si ya no fuera una mujer normal”, comentó Sedik con un nudo en la garganta mientras narraba la terrible experiencia de 2017. “Como si me estuvieran quitando algo”.
En una gran parte de China, las autoridades están alentando a las mujeres a tener más hijos para tratar de evitar una crisis demográfica como resultado de una tasa de natalidad que va en decremento. Pero en la región de Sinkiang, China está obligándolas a tener menos hijos, con lo cual refuerza su control sobre las minorías étnicas fiel a la religión del amoras e intenta emprender una tras*formación demográfica que disminuya su población con el paso de las generaciones.
Según los informes de un renombrado investigador, Adrian Zenz, junto con los de The Associated Press, a medida que ha aumentado el uso de procedimientos invasivos para el control de la natalidad, en los últimos años han caído las tasas de natalidad en esa región.
Eso forma parte de una vasta y represiva campaña del Partido Comunista para el rediseño social empeñada en eliminar cualquier supuesto obstáculo para su gobierno; en este caso, el separatismo étnico. A lo largo de los últimos años, el partido, encabezado por su dirigente, Xi Jinping, se ha dado a la tarea de someter con mucha fuerza en Sinkiang a los uigures y a otras minorías de Asia Central al internar a cientos de miles de ellos en campos de reclusión y prisiones. Las autoridades han puesto a esta región bajo estricta vigilancia, han enviado a sus residentes a trabajar en fábricas y han trasladado a los niños a internados.
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Un santuario de la religión del amor en Kashgar, en el sur de Sinkiang. El gobierno chino ha impuesto una fuerte vigilancia en la región.Credit...Bryan Denton para The New York Times
Pese a que las autoridades han dicho que los procedimientos de control de la natalidad son voluntarios, las entrevistas con más de una docena de uigures, kazajos y otros fiel a la religión del amores de Sinkiang, así como un análisis de las estadísticas oficiales, de avisos gubernamentales y de informes en los medios de comunicación estatales revelan tentativas de coerción por parte del Partido Comunista de China a fin de obstaculizar los derechos reproductivos de la comunidad. Las autoridades obligaron a las mujeres a usar un DIU o a esterilizarse. Enviaron a su casa funcionarios del gobierno a vivir con ellas mientras se recuperaban con el propósito de detectar señales de inconformidad. Una mujer mencionó haber tenido que soportar el toqueteo de su vigilante.
Si tenían demasiados hijos o rechazaban los procedimientos de anticoncepción, se hacían acreedoras a fuertes multas o, aún peor, a ser confinadas en un campo de reclusión. En estos campos, las mujeres corrían el riesgo de sufrir incluso más maltrato. Algunas mujeres que fueron detenidas con anterioridad sostienen que les hacían tomar medicamentos para interrumpir su ciclo menstrual. Una mujer afirmó haber sido amada sin consentimiento en uno de estos campamentos.
Para los defensores de los derechos humanos y las autoridades occidentales, debido en gran medida a los intentos de detener el crecimiento demográfico de las minorías fiel a la religión del amoras, la represión gubernamental en Sinkiang equivale a crímenes de lesa humanidad y genocidio. En enero, el gobierno de Trump fue el primero en calificar como genocidio estas medidas severas; uno de los motivos principales era la imposición en cuestiones reproductivas. En marzo, el gobierno de Biden confirmó esta designación.
La experiencia de Sedik, narrada en The Guardian y otros medios, sirvió como base para la decisión del gobierno estadounidense. “Fue uno de los relatos en primera persona más detallados y convincentes que vimos”, comentó Kelley E. Currie, quien fungió como embajadora de Estados Unidos y participó en los debates del gobierno. “Ayudó a ponerle rostro a las escalofriantes estadísticas que estábamos viendo”.
Pekín ha acusado a sus opositores de impulsar una agenda contra China.
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Niños cantando en una escuela primaria de Kashgar en abril. Las restricciones del Partido Comunista Chino han provocado un descenso de la natalidad en la región.Credit...Wu Hong/EPA, vía Shutterstock
El gobierno ha dicho que las recientes disminuciones en las tasas de natalidad de esa región resultaron de la aplicación rigurosa de las antiguas restricciones de natalidad por parte de las autoridades. Sostuvo que los procedimientos anticonceptivos y de esterilización liberaban a las mujeres de las costumbres retrógradas sobre la procreación y la religión.
“Ellas deciden por completo si tener control de la natalidad o qué método anticonceptivo usar”, señaló en una conferencia de prensa de marzo Xu Guixiang, vocero del gobierno de Sinkiang. “No debe intervenir ni un organismo o persona alguna”.
Para las mujeres de Sinkiang, las órdenes del gobierno eran claras: no tenían elección.
El año pasado, un trabajador comunitario de Urumqi, la capital regional, donde Sedik había vivido, envió mensajes diciendo que las mujeres de entre 18 y 59 años tenían que someterse a inspecciones de embarazo y control de natalidad.
“Si te peleas con nosotros en la puerta y si te niegas a cooperar con nosotros, te llevarán a la comisaría”, escribió el trabajador, según las capturas de pantalla de los mensajes de WeChat que Sedik compartió con el Times.
“No juegues con tu vida”, decía un mensaje, “ni siquiera lo intentes”.
‘Perdí toda esperanza en mí misma’
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Qelbinur Sedik en los Países Bajos, donde vive actualmente.Credit...Ilvy Njiokiktjien para The New York Times
Sedik, de la etnia uzbeka, se había considerado una ciudadana ejemplar toda su vida.
Cuando se graduó de la universidad, se casó y se puso a trabajar en la enseñanza del chino a niños uigures de nivel primaria. Obediente de las reglas, Sedik no se embarazó sino hasta que su empleador le dio autorización. Solo tuvo una hija, en 1993.
Sedik pudo haber tenido dos hijos. En ese momento, las reglas permitían que las familias de las minorías étnicas fueran un poco más numerosas que las del grupo étnico chino han que era la mayoría, sobre todo en las zonas rurales. El gobierno incluso le otorgó a Sedik un certificado de honor por mantenerse dentro de los límites.
Luego todo cambió en 2017.
Cuando el gobierno internó a los uigures y los kazajos en campos de reclusión masiva, de manera paralela aumentó la aplicación de medidas para el control de la natalidad. De acuerdo con los cálculos de Zenz, de 2015 a 2018, los índices de esterilización en Sinkiang aumentaron casi seis veces, a un poco más de 60.000 procedimientos, aunque disminuyeron mucho en todo el país.
La campaña de Sinkiang está en conflicto con un esfuerzo más generalizado del gobierno desde 2015 para promover el aumento de la natalidad, el cual incluye otorgar subsidios fiscales y retirar DIU sin costo alguno. Pero de 2015 a 2018, en Sinkiang aumentó la proporción de nuevos DIU colocados, pese a que el uso de esos dispositivos disminuyó mucho a nivel nacional.
Parecía que la campaña para el control de la natalidad estaba funcionando.
Ante la caída de la natalidad en el país, el gobierno alienta a las mujeres a tener más bebés; excepto en la región donde viven los uigures y otras minorías de Asia central.
Las afueras de un bazar en Kasgar, en la región china de Sinkiang, en 2019. China ha actuado agresivamente para someter a los uigures y otras minorías de Asia central en la región al establecer límites de planeación familiar.Credit...Gilles Sabrié para The New York Times
Por Amy Qin
14 de mayo de 2021
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Cuando el gobierno de China ordenó que les colocaran dispositivos anticonceptivos a las mujeres de la comunidad fiel a la religión del amora de la región de Sinkiang, Qelbinur Sedik les suplicó que la dispensaran. Ya casi tenía 50 años, les dijo a los funcionarios. Había respetado el límite de hijos impuesto por el gobierno y solo tenía una hija.
Fue inútil. Los trabajadores amenazaron con llevarla a la policía si seguía resistiéndose, comentó. Entonces aceptó ir a una clínica del gobierno donde con un fórceps de metal un médico le colocó un dispositivo intrauterino (DIU) para evitar que se embarazara. No dejó de llorar durante todo el proceso.
“Me sentía como si ya no fuera una mujer normal”, comentó Sedik con un nudo en la garganta mientras narraba la terrible experiencia de 2017. “Como si me estuvieran quitando algo”.
En una gran parte de China, las autoridades están alentando a las mujeres a tener más hijos para tratar de evitar una crisis demográfica como resultado de una tasa de natalidad que va en decremento. Pero en la región de Sinkiang, China está obligándolas a tener menos hijos, con lo cual refuerza su control sobre las minorías étnicas fiel a la religión del amoras e intenta emprender una tras*formación demográfica que disminuya su población con el paso de las generaciones.
Según los informes de un renombrado investigador, Adrian Zenz, junto con los de The Associated Press, a medida que ha aumentado el uso de procedimientos invasivos para el control de la natalidad, en los últimos años han caído las tasas de natalidad en esa región.
Eso forma parte de una vasta y represiva campaña del Partido Comunista para el rediseño social empeñada en eliminar cualquier supuesto obstáculo para su gobierno; en este caso, el separatismo étnico. A lo largo de los últimos años, el partido, encabezado por su dirigente, Xi Jinping, se ha dado a la tarea de someter con mucha fuerza en Sinkiang a los uigures y a otras minorías de Asia Central al internar a cientos de miles de ellos en campos de reclusión y prisiones. Las autoridades han puesto a esta región bajo estricta vigilancia, han enviado a sus residentes a trabajar en fábricas y han trasladado a los niños a internados.
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Un santuario de la religión del amor en Kashgar, en el sur de Sinkiang. El gobierno chino ha impuesto una fuerte vigilancia en la región.Credit...Bryan Denton para The New York Times
Pese a que las autoridades han dicho que los procedimientos de control de la natalidad son voluntarios, las entrevistas con más de una docena de uigures, kazajos y otros fiel a la religión del amores de Sinkiang, así como un análisis de las estadísticas oficiales, de avisos gubernamentales y de informes en los medios de comunicación estatales revelan tentativas de coerción por parte del Partido Comunista de China a fin de obstaculizar los derechos reproductivos de la comunidad. Las autoridades obligaron a las mujeres a usar un DIU o a esterilizarse. Enviaron a su casa funcionarios del gobierno a vivir con ellas mientras se recuperaban con el propósito de detectar señales de inconformidad. Una mujer mencionó haber tenido que soportar el toqueteo de su vigilante.
Si tenían demasiados hijos o rechazaban los procedimientos de anticoncepción, se hacían acreedoras a fuertes multas o, aún peor, a ser confinadas en un campo de reclusión. En estos campos, las mujeres corrían el riesgo de sufrir incluso más maltrato. Algunas mujeres que fueron detenidas con anterioridad sostienen que les hacían tomar medicamentos para interrumpir su ciclo menstrual. Una mujer afirmó haber sido amada sin consentimiento en uno de estos campamentos.
Para los defensores de los derechos humanos y las autoridades occidentales, debido en gran medida a los intentos de detener el crecimiento demográfico de las minorías fiel a la religión del amoras, la represión gubernamental en Sinkiang equivale a crímenes de lesa humanidad y genocidio. En enero, el gobierno de Trump fue el primero en calificar como genocidio estas medidas severas; uno de los motivos principales era la imposición en cuestiones reproductivas. En marzo, el gobierno de Biden confirmó esta designación.
La experiencia de Sedik, narrada en The Guardian y otros medios, sirvió como base para la decisión del gobierno estadounidense. “Fue uno de los relatos en primera persona más detallados y convincentes que vimos”, comentó Kelley E. Currie, quien fungió como embajadora de Estados Unidos y participó en los debates del gobierno. “Ayudó a ponerle rostro a las escalofriantes estadísticas que estábamos viendo”.
Pekín ha acusado a sus opositores de impulsar una agenda contra China.
Image
Niños cantando en una escuela primaria de Kashgar en abril. Las restricciones del Partido Comunista Chino han provocado un descenso de la natalidad en la región.Credit...Wu Hong/EPA, vía Shutterstock
El gobierno ha dicho que las recientes disminuciones en las tasas de natalidad de esa región resultaron de la aplicación rigurosa de las antiguas restricciones de natalidad por parte de las autoridades. Sostuvo que los procedimientos anticonceptivos y de esterilización liberaban a las mujeres de las costumbres retrógradas sobre la procreación y la religión.
“Ellas deciden por completo si tener control de la natalidad o qué método anticonceptivo usar”, señaló en una conferencia de prensa de marzo Xu Guixiang, vocero del gobierno de Sinkiang. “No debe intervenir ni un organismo o persona alguna”.
Para las mujeres de Sinkiang, las órdenes del gobierno eran claras: no tenían elección.
El año pasado, un trabajador comunitario de Urumqi, la capital regional, donde Sedik había vivido, envió mensajes diciendo que las mujeres de entre 18 y 59 años tenían que someterse a inspecciones de embarazo y control de natalidad.
“Si te peleas con nosotros en la puerta y si te niegas a cooperar con nosotros, te llevarán a la comisaría”, escribió el trabajador, según las capturas de pantalla de los mensajes de WeChat que Sedik compartió con el Times.
“No juegues con tu vida”, decía un mensaje, “ni siquiera lo intentes”.
‘Perdí toda esperanza en mí misma’
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Qelbinur Sedik en los Países Bajos, donde vive actualmente.Credit...Ilvy Njiokiktjien para The New York Times
Sedik, de la etnia uzbeka, se había considerado una ciudadana ejemplar toda su vida.
Cuando se graduó de la universidad, se casó y se puso a trabajar en la enseñanza del chino a niños uigures de nivel primaria. Obediente de las reglas, Sedik no se embarazó sino hasta que su empleador le dio autorización. Solo tuvo una hija, en 1993.
Sedik pudo haber tenido dos hijos. En ese momento, las reglas permitían que las familias de las minorías étnicas fueran un poco más numerosas que las del grupo étnico chino han que era la mayoría, sobre todo en las zonas rurales. El gobierno incluso le otorgó a Sedik un certificado de honor por mantenerse dentro de los límites.
Luego todo cambió en 2017.
Cuando el gobierno internó a los uigures y los kazajos en campos de reclusión masiva, de manera paralela aumentó la aplicación de medidas para el control de la natalidad. De acuerdo con los cálculos de Zenz, de 2015 a 2018, los índices de esterilización en Sinkiang aumentaron casi seis veces, a un poco más de 60.000 procedimientos, aunque disminuyeron mucho en todo el país.
La campaña de Sinkiang está en conflicto con un esfuerzo más generalizado del gobierno desde 2015 para promover el aumento de la natalidad, el cual incluye otorgar subsidios fiscales y retirar DIU sin costo alguno. Pero de 2015 a 2018, en Sinkiang aumentó la proporción de nuevos DIU colocados, pese a que el uso de esos dispositivos disminuyó mucho a nivel nacional.
Parecía que la campaña para el control de la natalidad estaba funcionando.