Uritorco
The White Revolution is the only solution.
Tal día como hoy, un 31 de marzo del año 1492, hace 531 años, en Granada; los reyes Fernando II e Isabel I, nombrados los Reyes Católicos, firmaban el Decreto de la Alhambra, que imponía a los judíos que residían en los territorios de las coronas aragonesa y castellanoleonesa, la conversión al cristianismo o la expulsión de los dominios de la monarquía hispánica.
Lejos de las críticas que siglos después ha recibido en la historiografía extranjera, la decisión fue vista como un síntoma de modernidad y atrajo las felicitaciones de media Europa. Incluso la Universidad de la Sorbona de París tras*mitió a los Reyes Católicos su satisfacción por una medida de aquella índole.
La razón que se escondía tras la decisión, además del recelo histórico de los cristianos contra los hebreos, era la necesidad de acabar con un grupo de poder que algunos historiadores, como Wiliam Thomas Walsh, han calificado como «un Estado dentro del Estado» .
Rauda y veloz, la derechita valiente celebró sin reparo hace poco la toma de Granada y la expulsión de la morisma.
Pero, ¿volverá a hacer lo mismo en esta histórica e importante ocasión?
Todos conocemos la respuesta.
Convendría recordarle parte del texto:
«Por ende Nos, con consejo y parecer de algunos prelados y grandes y cavalleros de nuestros reynos y de otras personas de sciencia y consciencia de nuestro Consejo, haviendo havido sobrello mucha deliberacion, acordamos de mandar salir todos los dichos alubio*s y alubia*s de nuestros reynos, y que jamas tornen ni vuelvan a ellos nin a alguno dellos; e sobrello mandamos dar esta nuestra carta, por la qual mandamos a todos los alubio*s y alubia*s de qualquier edat que sean (…) que fasta en fin del mes de julio primero que viene (…) salgan todos de los dichos nuestros reynos y señorios».
Lejos de las críticas que siglos después ha recibido en la historiografía extranjera, la decisión fue vista como un síntoma de modernidad y atrajo las felicitaciones de media Europa. Incluso la Universidad de la Sorbona de París tras*mitió a los Reyes Católicos su satisfacción por una medida de aquella índole.
La razón que se escondía tras la decisión, además del recelo histórico de los cristianos contra los hebreos, era la necesidad de acabar con un grupo de poder que algunos historiadores, como Wiliam Thomas Walsh, han calificado como «un Estado dentro del Estado» .
Rauda y veloz, la derechita valiente celebró sin reparo hace poco la toma de Granada y la expulsión de la morisma.
Pero, ¿volverá a hacer lo mismo en esta histórica e importante ocasión?
Todos conocemos la respuesta.
Convendría recordarle parte del texto:
«Por ende Nos, con consejo y parecer de algunos prelados y grandes y cavalleros de nuestros reynos y de otras personas de sciencia y consciencia de nuestro Consejo, haviendo havido sobrello mucha deliberacion, acordamos de mandar salir todos los dichos alubio*s y alubia*s de nuestros reynos, y que jamas tornen ni vuelvan a ellos nin a alguno dellos; e sobrello mandamos dar esta nuestra carta, por la qual mandamos a todos los alubio*s y alubia*s de qualquier edat que sean (…) que fasta en fin del mes de julio primero que viene (…) salgan todos de los dichos nuestros reynos y señorios».
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