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Será en Octubre
Noticias de Podemos: Cataluña y el caso Mato hacen estallar las alianzas de Podemos con IU y las mareas. Noticias de España
De Izquierda Unida a En Marea y del plano municipal al estatal, siempre con la mirada puesta en el ciclo electoral 2019-2020. Las confluencias de Podemos, que llevaron a la formación liderada por Pablo Iglesias a conquistar los principales ayuntamientos de España y situarse como segunda fuerza en Galicia o Valencia, comienzan a descomponerse, fruto de la posición política adoptada en Cataluña, la destitución del edil de IU en Ahora Madrid, Carlos Sánchez Mato, el conflicto abierto con el sector anticapitalista, el más proclive a la unidad popular y cercano a las formaciones del denominado "bloque histórico", o el desembarco del errejonismo —contrario a los pactos con IU— en plazas de gran importancia como la de Madrid.
Todo ello, unido a los malos pronósticos electorales de Podemos, que del ansiado 'sorpasso' de 2016, finalmente no conseguido, se sitúa a inicios de este 2018 como cuarta fuerza, por detrás de Ciudadanos. Un contexto en el que reina el pesimismo, mientras que sus aliados, aprovechando su nueva posición de fuerza ante el debilitamiento de la matriz, despliegan sus propias exigencias para reeditar los acuerdos preelectorales. "Programa, programa y programa", repiten desde IU, reconociendo que la aceptación de los recortes de Montoro en Madrid es una traición al proyecto municipalista. De consumarse la ruptura de Ahora Madrid, que sería inmediata si, como todo apunta, la alcaldesa Manuela Carmena evita la celebración de primarias, pocos dudan de que sacudiría a otros territorios referenciados en este proyecto, generando un efecto dominó.
Si no se realiza un improbable giro de 180 grados en la estrategia, o más bien "se abandonen los bandazos", según enfatiza un dirigente regional en Madrid, la fase de las coaliciones preelectorales tocará a su fin. Nada indica en estos momentos que vaya a corregirse el rumbo, según sostienen fuentes del sector podemita más afecto a las candidaturas unitarias, así como de otras formaciones ahora aliadas, como es el caso de IU y Anova.
La paradoja es que, aunque se produjese el demandado giro, las causas de la ruptura esgrimidos por unos es justo la contraria a la de los otros. Por ejemplo, en Galicia la relación entre Anova e IU se antoja cada vez más complicada, con los primeros demandando "república galega" y apoyando a las formaciones independentistas en Cataluña, y los segundos advirtiendo, a través del coordinador federal Alberto Garzón, que "no somos nacionalistas" y que solo reeditarán pactos que se ajusten a sus principios ideológicos y programa. Compromís, socio electoral de Podemos en las generales, también ha soltado amarres por diferencias de calado en la estrategia territorial, hasta el punto de plantar a los 'comuns' en la campaña del 21-D.
Garzón: "No lo olvidemos: nuestras alianzas se producen en torno a programas y principios"
El líder de IU, Alberto Garzón, era contundente sobre esta cuestión en una reciente carta dirigida a militantes y simpatizantes de su formación. "No lo olvidemos: nuestras alianzas siempre se producen en torno a programas y principios. Como ya hemos dejado claro en tantas ocasiones, seremos tan flexibles en la táctica como inflexibles en los principios". Un mensaje que se produce en un momento en el que las conversaciones para negociar las confluencias municipales y autonómicas están estancadas.
La misiva de fin de año del coordinador federal de IU lanza otro claro mensaje al sector nacionalista de En Marea, que precisamente impulsó la unidad popular con la izquierda federalista antes incluso de que surgiese Podemos, materializada en el grupo parlamentario Alternativa Galega de Esquerdas (AGE). "Renunciamos al nacionalismo y abrazamos una causa universal aún pendiente: la emancipación de las mujeres y hombres de nuestras situaciones de opresión y explotación a las que estamos sometidos diariamente. Esa causa no entiende de fronteras ni de repruebo entre pueblos. Esa causa es una causa republicana y socialista, y no la abandonaremos en ningún momento", advertía.
La renuncia expresa de IU a pactar con formaciones nacionalistas, que también comparte la secretaria general de Podemos en Galicia, Carmen Santos, choca contra los principios fundacionales de Anova. La formación no solo sigue priorizando en un mismo plano izquierda y "nacionalismo popular", sino que después de que el histórico dirigente y artífice de la confluencia, Xosé Manuel Beiras, pidiese el voto para ERC o la CUP el pasado 21-D, tras las elecciones reprochaba a través de Twitter que "Domènech e Iglesias no quisieron comprender que en la confrontación Procés-Estado la contradicción antagónica dominante era la de la cuestión nacional y no la de clase, y que el independentismo era un aliado, y no un adversario, de la izquierda rupturista española", añadiendo que "la consecuencia de error fue debilitar el bloque de la izquierda, o sea, lo contrario de lo que pretendían".
La formación impulsora de las mareas gallegas, a la que entre otros pertenece el alcalde de Santiago de Compostela, Martiño Noriega, lejos de abandonar su voluntad rupturista desde la óptica constituyente e independentista, la ha reforzado al calor de la brecha abierta en Cataluña. El propio Beiras, en una suerte de respuesta pública a sus por ahora socios, afirmaba en una entrevista con 'A Nova Peneira' que "las políticas de alianzas son de alianzas, no de vasallaje y si nuestros aliados en el Estado no cumplen habrá que revisar esa política". Posición que ya trasladó personalmente a Pablo Iglesias antes de que finalizase el año, al entender que Podemos está cometiendo los mismos "errores históricos" sobre las cuestiones nacionales que la izquierda tradicional, revisitando una vez más el 'Sempre en Galiza' de Castelao.
Beiras: "Las políticas de alianzas son de alianzas, no de vasallaje y si nuestros aliados en el Estado no cumplen habrá que revisar esa política"
En este convulso escenario para las confluencias, cada formación sigue avanzando en el proceso de configuración de las candidaturas para 2019 por su propia cuenta. IU ya ha programado sus propias primarias en el mes de mayo, en las que elegirán a sus candidatos para el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. En Podemos también admiten que no ha habido avances en las negociaciones con IU, pero que sí están progresando en el diseño de su estrategia municipal para 2019. No se descarta concurrir con marca propia, más aún, hay quien entiende en la dirección del partido que esta debería ser la prioridad.
La candidatura de Íñigo Errejón a la comunidad tampoco facilita las cosas para la confluencia entre Podemos e IU, ya que el exportavoz fue una de las voces que lideró el rechazo a la alianza antes del 26-J. Su objetivo, además, es conquistar el voto del PSOE, por lo que defiende que evitar el pacto con Izquierda Unida le facilitaría salir del rincón izquierdo del tablero. Desde el sector más pactista del grupo parlamentario en la Asamblea de Madrid advierten al candidatable que la situación no es la misma que hace dos años, y que Podemos no está en posición "de hacer pasar por debajo del futbolín" a sus potenciales aliados.
Ramón Espinar junto a Íñigo Errejón. (EFE)
Ramón Espinar junto a Íñigo Errejón. (EFE)
La reestructuración en la dirección autonómica, con una mayor integración del errejonismo —aunque votó en contra— y restando poder al sector anticapitalista también ha contribuido a aumentar el pesimismo en la corriente que lidera el europarlamentario Miguel Urbán. A través de un comunicado hecho público tras oficializarse la "purga navideña", Anticapitalistas discrepaba con la decisión del secretario general autonómico, Ramón Espinar, por considerarla contradictoria con "el mandato para configurar la unidad desde la pluralidad". Asimismo, concluyen que "en el momento que la situación política de Podemos en Madrid se complejiza y hay que abordar los retos clave de cara a las elecciones del 2019, que la construcción de una dirección más uniforme y 'controlada' es menos útil para el proyecto político de cambio a través de la unidad popular y la acción política tras*formadora que nos marcamos en la asamblea ciudadana autonómica".
2018 será el año en el que Podemos lo apueste todo a las próximas elecciones municipales, pues retroceder posiciones en los ayuntamientos conquistados, ahora ya con una organización articulada en todos los niveles territoriales, frenaría sus aspiraciones para las elecciones generales de 2020. Hasta primavera no se sabrá si la fase de las confluencias seguirá su curso o, si por el contrario y como todo parece indicar, Podemos se mida con sus aliados y se pase de los pactos preelectorales a los postelectorales.
De Izquierda Unida a En Marea y del plano municipal al estatal, siempre con la mirada puesta en el ciclo electoral 2019-2020. Las confluencias de Podemos, que llevaron a la formación liderada por Pablo Iglesias a conquistar los principales ayuntamientos de España y situarse como segunda fuerza en Galicia o Valencia, comienzan a descomponerse, fruto de la posición política adoptada en Cataluña, la destitución del edil de IU en Ahora Madrid, Carlos Sánchez Mato, el conflicto abierto con el sector anticapitalista, el más proclive a la unidad popular y cercano a las formaciones del denominado "bloque histórico", o el desembarco del errejonismo —contrario a los pactos con IU— en plazas de gran importancia como la de Madrid.
Todo ello, unido a los malos pronósticos electorales de Podemos, que del ansiado 'sorpasso' de 2016, finalmente no conseguido, se sitúa a inicios de este 2018 como cuarta fuerza, por detrás de Ciudadanos. Un contexto en el que reina el pesimismo, mientras que sus aliados, aprovechando su nueva posición de fuerza ante el debilitamiento de la matriz, despliegan sus propias exigencias para reeditar los acuerdos preelectorales. "Programa, programa y programa", repiten desde IU, reconociendo que la aceptación de los recortes de Montoro en Madrid es una traición al proyecto municipalista. De consumarse la ruptura de Ahora Madrid, que sería inmediata si, como todo apunta, la alcaldesa Manuela Carmena evita la celebración de primarias, pocos dudan de que sacudiría a otros territorios referenciados en este proyecto, generando un efecto dominó.
Si no se realiza un improbable giro de 180 grados en la estrategia, o más bien "se abandonen los bandazos", según enfatiza un dirigente regional en Madrid, la fase de las coaliciones preelectorales tocará a su fin. Nada indica en estos momentos que vaya a corregirse el rumbo, según sostienen fuentes del sector podemita más afecto a las candidaturas unitarias, así como de otras formaciones ahora aliadas, como es el caso de IU y Anova.
La paradoja es que, aunque se produjese el demandado giro, las causas de la ruptura esgrimidos por unos es justo la contraria a la de los otros. Por ejemplo, en Galicia la relación entre Anova e IU se antoja cada vez más complicada, con los primeros demandando "república galega" y apoyando a las formaciones independentistas en Cataluña, y los segundos advirtiendo, a través del coordinador federal Alberto Garzón, que "no somos nacionalistas" y que solo reeditarán pactos que se ajusten a sus principios ideológicos y programa. Compromís, socio electoral de Podemos en las generales, también ha soltado amarres por diferencias de calado en la estrategia territorial, hasta el punto de plantar a los 'comuns' en la campaña del 21-D.
Garzón: "No lo olvidemos: nuestras alianzas se producen en torno a programas y principios"
El líder de IU, Alberto Garzón, era contundente sobre esta cuestión en una reciente carta dirigida a militantes y simpatizantes de su formación. "No lo olvidemos: nuestras alianzas siempre se producen en torno a programas y principios. Como ya hemos dejado claro en tantas ocasiones, seremos tan flexibles en la táctica como inflexibles en los principios". Un mensaje que se produce en un momento en el que las conversaciones para negociar las confluencias municipales y autonómicas están estancadas.
La misiva de fin de año del coordinador federal de IU lanza otro claro mensaje al sector nacionalista de En Marea, que precisamente impulsó la unidad popular con la izquierda federalista antes incluso de que surgiese Podemos, materializada en el grupo parlamentario Alternativa Galega de Esquerdas (AGE). "Renunciamos al nacionalismo y abrazamos una causa universal aún pendiente: la emancipación de las mujeres y hombres de nuestras situaciones de opresión y explotación a las que estamos sometidos diariamente. Esa causa no entiende de fronteras ni de repruebo entre pueblos. Esa causa es una causa republicana y socialista, y no la abandonaremos en ningún momento", advertía.
La renuncia expresa de IU a pactar con formaciones nacionalistas, que también comparte la secretaria general de Podemos en Galicia, Carmen Santos, choca contra los principios fundacionales de Anova. La formación no solo sigue priorizando en un mismo plano izquierda y "nacionalismo popular", sino que después de que el histórico dirigente y artífice de la confluencia, Xosé Manuel Beiras, pidiese el voto para ERC o la CUP el pasado 21-D, tras las elecciones reprochaba a través de Twitter que "Domènech e Iglesias no quisieron comprender que en la confrontación Procés-Estado la contradicción antagónica dominante era la de la cuestión nacional y no la de clase, y que el independentismo era un aliado, y no un adversario, de la izquierda rupturista española", añadiendo que "la consecuencia de error fue debilitar el bloque de la izquierda, o sea, lo contrario de lo que pretendían".
La formación impulsora de las mareas gallegas, a la que entre otros pertenece el alcalde de Santiago de Compostela, Martiño Noriega, lejos de abandonar su voluntad rupturista desde la óptica constituyente e independentista, la ha reforzado al calor de la brecha abierta en Cataluña. El propio Beiras, en una suerte de respuesta pública a sus por ahora socios, afirmaba en una entrevista con 'A Nova Peneira' que "las políticas de alianzas son de alianzas, no de vasallaje y si nuestros aliados en el Estado no cumplen habrá que revisar esa política". Posición que ya trasladó personalmente a Pablo Iglesias antes de que finalizase el año, al entender que Podemos está cometiendo los mismos "errores históricos" sobre las cuestiones nacionales que la izquierda tradicional, revisitando una vez más el 'Sempre en Galiza' de Castelao.
Beiras: "Las políticas de alianzas son de alianzas, no de vasallaje y si nuestros aliados en el Estado no cumplen habrá que revisar esa política"
En este convulso escenario para las confluencias, cada formación sigue avanzando en el proceso de configuración de las candidaturas para 2019 por su propia cuenta. IU ya ha programado sus propias primarias en el mes de mayo, en las que elegirán a sus candidatos para el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. En Podemos también admiten que no ha habido avances en las negociaciones con IU, pero que sí están progresando en el diseño de su estrategia municipal para 2019. No se descarta concurrir con marca propia, más aún, hay quien entiende en la dirección del partido que esta debería ser la prioridad.
La candidatura de Íñigo Errejón a la comunidad tampoco facilita las cosas para la confluencia entre Podemos e IU, ya que el exportavoz fue una de las voces que lideró el rechazo a la alianza antes del 26-J. Su objetivo, además, es conquistar el voto del PSOE, por lo que defiende que evitar el pacto con Izquierda Unida le facilitaría salir del rincón izquierdo del tablero. Desde el sector más pactista del grupo parlamentario en la Asamblea de Madrid advierten al candidatable que la situación no es la misma que hace dos años, y que Podemos no está en posición "de hacer pasar por debajo del futbolín" a sus potenciales aliados.
Ramón Espinar junto a Íñigo Errejón. (EFE)
Ramón Espinar junto a Íñigo Errejón. (EFE)
La reestructuración en la dirección autonómica, con una mayor integración del errejonismo —aunque votó en contra— y restando poder al sector anticapitalista también ha contribuido a aumentar el pesimismo en la corriente que lidera el europarlamentario Miguel Urbán. A través de un comunicado hecho público tras oficializarse la "purga navideña", Anticapitalistas discrepaba con la decisión del secretario general autonómico, Ramón Espinar, por considerarla contradictoria con "el mandato para configurar la unidad desde la pluralidad". Asimismo, concluyen que "en el momento que la situación política de Podemos en Madrid se complejiza y hay que abordar los retos clave de cara a las elecciones del 2019, que la construcción de una dirección más uniforme y 'controlada' es menos útil para el proyecto político de cambio a través de la unidad popular y la acción política tras*formadora que nos marcamos en la asamblea ciudadana autonómica".
2018 será el año en el que Podemos lo apueste todo a las próximas elecciones municipales, pues retroceder posiciones en los ayuntamientos conquistados, ahora ya con una organización articulada en todos los niveles territoriales, frenaría sus aspiraciones para las elecciones generales de 2020. Hasta primavera no se sabrá si la fase de las confluencias seguirá su curso o, si por el contrario y como todo parece indicar, Podemos se mida con sus aliados y se pase de los pactos preelectorales a los postelectorales.