Vlad_Empalador
Será en Octubre
Vayamos casi dos décadas atrás, a 2001. El Gobierno de José María Aznar aprueba el llamado Plan Hidrológico Nacional que contemplaba, entonces, un trasvase del Ebro hacia cuencas mucho menos favorecidas por la climatología y la orografía como la del Júcar. Un plan que permitiría, mediante la creación de canales y embalses, llevar agua de las cuencas excedentarias a las deficitarias. Repartir el agua de España, en resumen.
La Unión Europea sometió el plan a examen y lo consideró técnicamente posible y conveniente. Lo aprobó y destinó abundantes fondos – el gobierno de Aznar solicitó 1.200 millones a los Fondos Europeos- para financiar el proyecto. El trasvase estaba en marcha.
Llega Rodríguez Zapatero
Pero, la sorpresiva victoria del candidato socialista José Luis Rodríguez Zapatero cambió los planes. El Ejecutivo socialista derogó el trasvase en junio de 2004 y, con Cristina Narbona como titular de Medio Ambiente, puso en marcha un nuevo Plan Hidrológico: AGUA.
Contentaba así a quienes habían protestado por la aprobación de un plan -el trasvase- que sus detractores llegaron a calificar como ‘obra franquista’. Los pantanos (y los fantasmas) de Franco salía a pasear y ecologistas e izquierda lamentaban que la solución al problema del agua pasara por “cemento, cemento y cemento” (en alusión a la necesaria creación de canales para tras*portar el agua).
«El trasvase del Ebro no se hará ni ahora ni en ningún caso porque es inviable e injustificable», declaró Narbona, que garantizó «1.063 hectómetros cúbicos frente a los 620 hectómetros reales del trasvase del Ebro» para abastecer al levante español. «Habrá más agua y más barato que con el trasvase. También será más rápido porque con la ampliación de algunas plantas desaladoras y la reutilización del agua donde existen depuradoras, para la primera mitad de 2005 puede empezar a llegar agua con un mínimo coste», decía.
La Unión Europea sometió el plan a examen y lo consideró técnicamente posible y conveniente. Lo aprobó y destinó abundantes fondos – el gobierno de Aznar solicitó 1.200 millones a los Fondos Europeos- para financiar el proyecto. El trasvase estaba en marcha.
Llega Rodríguez Zapatero
Pero, la sorpresiva victoria del candidato socialista José Luis Rodríguez Zapatero cambió los planes. El Ejecutivo socialista derogó el trasvase en junio de 2004 y, con Cristina Narbona como titular de Medio Ambiente, puso en marcha un nuevo Plan Hidrológico: AGUA.
Contentaba así a quienes habían protestado por la aprobación de un plan -el trasvase- que sus detractores llegaron a calificar como ‘obra franquista’. Los pantanos (y los fantasmas) de Franco salía a pasear y ecologistas e izquierda lamentaban que la solución al problema del agua pasara por “cemento, cemento y cemento” (en alusión a la necesaria creación de canales para tras*portar el agua).
«El trasvase del Ebro no se hará ni ahora ni en ningún caso porque es inviable e injustificable», dijo el Ejecutivo Zapatero en 2004
«El trasvase del Ebro no se hará ni ahora ni en ningún caso porque es inviable e injustificable», declaró Narbona, que garantizó «1.063 hectómetros cúbicos frente a los 620 hectómetros reales del trasvase del Ebro» para abastecer al levante español. «Habrá más agua y más barato que con el trasvase. También será más rápido porque con la ampliación de algunas plantas desaladoras y la reutilización del agua donde existen depuradoras, para la primera mitad de 2005 puede empezar a llegar agua con un mínimo coste», decía.