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Negacionisssta bulero de la turboderecha
Castilla comunera
Mañana, 23 de abril de 2021, se cumplen 500 años de la batalla de Villalar, que puso fin a la rebelión de las Comunidades de Castilla.
A principios del siglo XVI, Castilla tenía 4 millones de habitantes y Aragón no llegaba a uno.
Toledo y Sevilla eran ciudades muy importantes, esta última recibía las mercancías que llegaban de América.
Castilla poseía una flota bastante potente, por aquella época Hernán Cortés estaba en Tenochtitlán con Moctezuma y Juan Ponce de León moría en la Habana a causa de las heridas causadas por los indios calusa, habitantes de la Florida.
Juana, apodada la “Loca”, estaba incapacitada para reinar. Carlos de Habsburgo, su hijo, educado en Flandes no sabía hablar castellano ni conocía las costumbres castellanas. Llegó a finales de 1517 a la península.
Se dice que la causa de la rebelión fue que Carlos I, recién nombrado rey, puso a flamencos en los principales cargos del reino. Guillermo de Croy, con 20 años de edad, fue nombrado arzobispo de Toledo para suceder al cardenal Cisneros. También que Carlos se llevó kg y kg de oro de Castilla para comprar a los electores y ser nombrado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Además, se fue de Castilla y Adriano de Utrecht quedó como regente en ausencia de Carlos. Parece que quería gobernar Castilla como una provincia más y no tenía interés en respetar las leyes del reino.
Es posible que todo eso influyera.
La economía jugó un papel importante. Los comerciantes del interior estaban descontentos por el monopolio de los mercaderes burgaleses, que exportaban lana a Flandes por el puerto de Bilbao.
La industria textil castellana sufría un estancamiento a inicios del siglo XVI, carente de capitales, con escasez de mano de obra, privada de protección e incapaz de competir con los productos extranjeros de mayor calidad. La producción y exportación de lana satisfacía a la aristocracia como propietaria, a los comerciantes exportadores, a la corona por la fiscalidad y a los extranjeros que la compraban. La mayor parte de lana era enviada al extranjero y los manufactureros castellanos eran demasiado débiles para competir por ella y para desafiar a los intereses que convertía a Castilla en exportador de materias primas. Las manufactureras recurrieron a la Corona, pero en vano, pues ni Isabel primero, ni Carlos después, se mostraron dispuestos a ayudarlos. Mientras florecían las exportaciones de lana desde Burgos y Bilbao y el comercio de Sevilla con las Indias, la Castilla interior se sentía marginada. Esta Castilla interior fue el bastión de los comuneros. Los intereses en conflicto eran los de los manufactureros contra los exportadores, los del centro contra los de la periferia.
La rebelión empezó en Segovia y fue especialmente virulenta en Toledo, Palencia y Valladolid.
El interior peninsular necesitaba una industrialización para no exportar la lana en bruto y que los beneficios de la fabricación se quedaran aquí.
Burgos y Sevilla se negaban. Las ausencias del rey, el poder en manos de los flamencos y sobre todo, el asunto de la lana, hicieron estallar la revuelta.
La derrota de Villalar, en la actual provincia de Valladolid puso fin a estas aspiraciones el 23 de abril de 1521.
Castilla siguió desangrándose y perdiendo hombres en guerras en lejanas tierras. El Conde Duque de Olivares propuso la “unión de armas” en 1626 para que todos los reinos de España contribuyesen con hombres y dinero de acuerdo a sus riquezas y población. Los catalanes se negaron y en 1640 estalló una sublevación por la que se perdió el Rosellón y la lechonaña en favor de Francia. Portugal consiguió la independencia.
Quevedo escribió:
«En Navarra y Aragón
no hay quien tribute un real;
Cataluña y Portugal
son de la misma opinión;
sólo Castilla y León
y el noble pueblo andaluz
llevan a cuesta la cruz.
Católica Majestad
ten de nosotros piedad
pues no te sirven los otros
así como nosotros».
En 1978, Castilla se troceó políticamente en varios cachitos y en la actualidad es políticamente del todo irrelevante, excepto Madrid (que no se suele considerar Castilla pese a estar en el centro de ella y ser su historia y tradición netamente castellanas).
Hoy, el interior peninsular es un desierto demográfico e industrial por donde pasan muy veloces los trenes AVE con destino en tierras más prósperas.
Levántate Morenita - Castilla y León - YouTube
Más información:
Comuner@s 500 Años (@Comuneros500) / Twitter
Bibliografía
La importancia histórica de la revolución comunera de Castilla - Geografía Infinita (geografiainfinita.com)
Guerra de las Comunidades de Castilla - Wikipedia, la enciclopedia libre
La demografía española en el siglo XVI - La expansión demográfica (lacrisisdelahistoria.com)
El movimiento comunero. La guerra de las comunidades - La Crisis de la Historia
Lecturas recomendadas: La revolución de las comunidades de Castilla (1520-1521), de Joseph Pérez
Mañana, 23 de abril de 2021, se cumplen 500 años de la batalla de Villalar, que puso fin a la rebelión de las Comunidades de Castilla.
A principios del siglo XVI, Castilla tenía 4 millones de habitantes y Aragón no llegaba a uno.
Toledo y Sevilla eran ciudades muy importantes, esta última recibía las mercancías que llegaban de América.
Castilla poseía una flota bastante potente, por aquella época Hernán Cortés estaba en Tenochtitlán con Moctezuma y Juan Ponce de León moría en la Habana a causa de las heridas causadas por los indios calusa, habitantes de la Florida.
Juana, apodada la “Loca”, estaba incapacitada para reinar. Carlos de Habsburgo, su hijo, educado en Flandes no sabía hablar castellano ni conocía las costumbres castellanas. Llegó a finales de 1517 a la península.
Se dice que la causa de la rebelión fue que Carlos I, recién nombrado rey, puso a flamencos en los principales cargos del reino. Guillermo de Croy, con 20 años de edad, fue nombrado arzobispo de Toledo para suceder al cardenal Cisneros. También que Carlos se llevó kg y kg de oro de Castilla para comprar a los electores y ser nombrado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Además, se fue de Castilla y Adriano de Utrecht quedó como regente en ausencia de Carlos. Parece que quería gobernar Castilla como una provincia más y no tenía interés en respetar las leyes del reino.
Es posible que todo eso influyera.
La economía jugó un papel importante. Los comerciantes del interior estaban descontentos por el monopolio de los mercaderes burgaleses, que exportaban lana a Flandes por el puerto de Bilbao.
La industria textil castellana sufría un estancamiento a inicios del siglo XVI, carente de capitales, con escasez de mano de obra, privada de protección e incapaz de competir con los productos extranjeros de mayor calidad. La producción y exportación de lana satisfacía a la aristocracia como propietaria, a los comerciantes exportadores, a la corona por la fiscalidad y a los extranjeros que la compraban. La mayor parte de lana era enviada al extranjero y los manufactureros castellanos eran demasiado débiles para competir por ella y para desafiar a los intereses que convertía a Castilla en exportador de materias primas. Las manufactureras recurrieron a la Corona, pero en vano, pues ni Isabel primero, ni Carlos después, se mostraron dispuestos a ayudarlos. Mientras florecían las exportaciones de lana desde Burgos y Bilbao y el comercio de Sevilla con las Indias, la Castilla interior se sentía marginada. Esta Castilla interior fue el bastión de los comuneros. Los intereses en conflicto eran los de los manufactureros contra los exportadores, los del centro contra los de la periferia.
La rebelión empezó en Segovia y fue especialmente virulenta en Toledo, Palencia y Valladolid.
El interior peninsular necesitaba una industrialización para no exportar la lana en bruto y que los beneficios de la fabricación se quedaran aquí.
Burgos y Sevilla se negaban. Las ausencias del rey, el poder en manos de los flamencos y sobre todo, el asunto de la lana, hicieron estallar la revuelta.
La derrota de Villalar, en la actual provincia de Valladolid puso fin a estas aspiraciones el 23 de abril de 1521.
Castilla siguió desangrándose y perdiendo hombres en guerras en lejanas tierras. El Conde Duque de Olivares propuso la “unión de armas” en 1626 para que todos los reinos de España contribuyesen con hombres y dinero de acuerdo a sus riquezas y población. Los catalanes se negaron y en 1640 estalló una sublevación por la que se perdió el Rosellón y la lechonaña en favor de Francia. Portugal consiguió la independencia.
Quevedo escribió:
«En Navarra y Aragón
no hay quien tribute un real;
Cataluña y Portugal
son de la misma opinión;
sólo Castilla y León
y el noble pueblo andaluz
llevan a cuesta la cruz.
Católica Majestad
ten de nosotros piedad
pues no te sirven los otros
así como nosotros».
En 1978, Castilla se troceó políticamente en varios cachitos y en la actualidad es políticamente del todo irrelevante, excepto Madrid (que no se suele considerar Castilla pese a estar en el centro de ella y ser su historia y tradición netamente castellanas).
Hoy, el interior peninsular es un desierto demográfico e industrial por donde pasan muy veloces los trenes AVE con destino en tierras más prósperas.
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Más información:
Comuner@s 500 Años (@Comuneros500) / Twitter
Bibliografía
La importancia histórica de la revolución comunera de Castilla - Geografía Infinita (geografiainfinita.com)
Guerra de las Comunidades de Castilla - Wikipedia, la enciclopedia libre
La demografía española en el siglo XVI - La expansión demográfica (lacrisisdelahistoria.com)
El movimiento comunero. La guerra de las comunidades - La Crisis de la Historia
Lecturas recomendadas: La revolución de las comunidades de Castilla (1520-1521), de Joseph Pérez
