Steve
POR LA PATRIA, EL PAN Y LA JUSTICIA.
Fuente con los enlaces omitidos:
CONTRA LA OLIGARQUÍA JUDAICA O POR QUÉ NOS RATIFICAMOS EN LA DIRECTRIZ EDITORIAL SEGUIDA HASTA HOY
CONTRA LA OLIGARQUÍA JUDAICA O POR QUÉ NOS RATIFICAMOS EN LA DIRECTRIZ EDITORIAL SEGUIDA HASTA HOY
EDITOR febrero 8, 2021 CONTRA LA OLIGARQUÍA JUDAICA O POR QUÉ NOS RATIFICAMOS EN LA DIRECTRIZ EDITORIAL SEGUIDA HASTA HOY2021-02-11T11:53:58+00:00Destacats, Editorial No Comment
DENUNCIAR LA RELIGIÓN MONOTEÍSTA COMO MEOLLO FILOSÓFICO DE LA IDEOLOGÍA OLIGÁRQUICA. El semanario CARRER LA MARCA mantendrá su línea editorial fundacional con sólo algunas modificaciones de tipo técnico en lo que respecta a las citas literales de otros medios de comunicación. Nos ratificamos también en los valores periodísticos expresados por nuestra declaración de principios:
CARRER LA MARCA publica sólo aquéllo que los medios corporativos occidentales de comunicación de masas —propiedad de la oligarquía ****o-cristiana— ocultan a la gran masa de la población. Véase al respecto Johan Galtung, sociólogo de izquierdas:
Que la mayor parte de los medios de comunicación sean de propiedad judía es la prueba más aplastante de que la oligarquía financiera, el gran capital, ese 0,1% de la población que controla el 50% de la riqueza planetaria, es también judío. Pero el judaísmo no es una raza, sino un ideología. Hemos hablado, hablamos y hablaremos en adelante de judaísmo y de oligarquía judía, nunca de «los judíos» —personas de etnia hebrea— en general. Son judíos quienes profesan dicha ideología y no, como pretenden los rabinos, todos los hijos de una progenitora judía. El gen judío nunca existió. La etnificación de los judíos y el uso del término «los judíos» para identificar al enemigo de las naciones fomenta un antisemitismo racial-biológico que, en última instancia, termina por blindar jurídicamente las fechorías de la oligarquía, siendo así que todas las críticas a la misma amenazan con devenir en genocidio. El poder oligárquico no se combate empero exterminando a «los judíos», un presunto pueblo, sino refutando el judaísmo. El acto de refutar es una operación lógica, descubierta en la antigua Grecia, en virtud de la cual la ideología judía pierde su capacidad de engaño. El razonamiento lógico formal es una institución griega, aria, no judía. El genocidio judío, por el contrario, comporta una suerte de judaísmo invertido que vuelve contra cierta secta judía determinada —los fariseos— el anatema bíblico judío. Los antisemitas creen aniquilar de raíz a «los judíos» y, por ende, a la oligarquía, cuando resulta que ellos mismos son judíos y propagan del judaísmo con sus ideas y pautas de conducta racistas.
¿POR QUÉ CARRER LA MARCA MENCIONA EL JUDAÍSMO CON TANTA FRECUENCIA?
CARRER LA MARCA hace constantes y reiteradas referencias al judaísmo, al sionismo —que puede, por tanto, ser cristiano— y a la oligarquía financiera ****o-cristiana sólo por este motivo: los medios de comunicación occidentales, de propiedad judía en su inmensa mayoría, separan el trigo de la trabajo manual y… publican la trabajo manual. Los periodistas mienten —las más de las veces por omisión— y son cómplices cobardes, desvergonzados y abyectos de la ideología oligárquica. Ahora bien, la ideología oligárquica es judaica, racista, supremacista, neoliberal, sionista, capitalista y reaccionaria: una cosmovisión oscurantista e involucionista de extrema derecha que pretende abolir la Modernidad.
Sólo se puede combatir a la oligarquía desde posiciones ideológicas de izquierdas —socialistas—, pero también nacionalistas, porque el sionismo es un pseudo nacionalismo radical judío que utiliza el liberalismo para disolver todos los nacionalismos gentiles y desarmar así a los pueblos que pretende dominar. La nación, y no el individuo, es sin embargo el sujeto de la revolución. Un socialismo sin nacionalismo, un socialismo cosmopolita cuyo sujeto histórico sería la humanidad —suma aritmética de individuos apátridas— y contra las naciones, forma parte del fraude liberal que convierte las propuestas de izquierdas en pura filfa utópica sin consecuencias. Por las razones expuestas, tampoco se puede combatir a la oligarquía desde posiciones de extrema derecha gentil, léase: desde un supremacismo blanco reaccionario, antidemocrático, irracionalista y oscurantista de raíces bíblicas, cristianas, es decir, judías. No se derrota al judaísmo con más judaísmo. La idea de una conspiración judía mundial en la que participan todos los individuos hijos de progenitora judía —«los judíos»— es una caricatura ridícula, oriunda del antisemitismo cristiano, de la realidad judía. Los ultras judíos no necesitan conspirar —ponerse de acuerdo en la sombra para conquistar el poder— porque ya están «en el poder», actúan a plena luz del día y han sido educados desde la infancia en la ideología del pueblo escogido. La presunta conspiración constituye la esencia misma del judaísmo, no de «los judíos», en tanto que pseudo nacionalismo racista enderezado, según Max Weber, hacia la realización de una profecía supremacista judía de dominación mundial. Véanse las conclusiones del padre de la sociología alemana:
Si el judaísmo es racista, la alternativa al judaísmo debe ser antirracista. El ****o-cristianismo ha clonado la nefasta idea del pueblo elegido, que los pueblos anglosajones hacen suya bajo el rótulo de New Israel, provocando genocidios dondequiera que el hombre blanco ha hollado el suelo con su planta. El resultado es el sionismo cristiano de los pueblos blancos y, en última instancia, más judaísmo, hecho acreditado, por si no hubiera decenas de ejemplos, en la recientísima peripecia del trumpismo:
El judaísmo, por si fuera poco, representa según Karl Marx el meollo ideológico del capitalismo:
La oligarquía judaica es propietaria de la banca y los medios de comunicación, como ya hemos acreditado. Pero, a partir de esa sólida plataforma económico-mediática, controla también el mundo de la política y los partidos, a los políticos liberales, convirtiéndolos en meros títeres oligárquicos. A todos, sin excepción. Derechas e «izquierdas» —falsas izquierdas, en el fondo derechas disfrazadas—, independentistas y constitucionalistas…
Lo dicho vale para Donald J. Trump, pero también para Joe Biden:
La política de la primera potencia mundial, que condiciona todas las demás, se encuentra bajo el férreo yugo del sionismo:
Vox, apéndice del Pentágono dominado por neocon sionistas como Rafael Bardají, no sólo obedece al despótico dominio oligárquico, sino que constituye su más extrema expresión política:
La influencia oligárquica se extiende en última instancia a todas las instituciones, públicas y privadas, de la pseudo democracia liberal, que incluyen las universidades, la cultura, el cine, la literatura, la ciencia… Está perpetrándose una reescritura global de la historia al servicio del supremacismo judaico. Y esta impostura no se limita a la historiografía de Segunda Guerra Mundial, sino que afecta,en mayor o menor medida, a cualesquiera épocas y ámbitos del pensamiento.
De ahí la necesidad de CARRER LA MARCA. Sólo nosotros publicamos la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Para ello, el primer requisito es demoler el obstáculo, aparentemente insalvable, del antisemitismo. La tarea de CARRER LA MARCA consiste en enmendar, con unos recursos muy modestos hasta la fecha, la narrativa oligárquica, las mentiras oligárquicas y las políticas oligárquicas; promoviendo a la par políticas y narrativas alternativas de carácter democrático, científico, ilustrado y, en definitiva, de izquierda nacional. Porque «democracia», «ilustración», «ciencia», «librepensamiento» y «progreso social» son valores e instituciones de la tradición aria occidental heredadas de las culturas grecorromana y germánica. Lamentablemente, los europeos no hemos entendido —hete aquí la nefasta impronta del ****o-cristianismo en nuestra historia— que el concepto de Occidente conlleva grávido en sus entrañas el embrión de la Modernidad. O, dicho en otros términos: que la cultura moderna, surgida del Renacimiento, es aria y va aparejada, no al celebérrimo materialismo judío, sino a una espiritualidad propia, inmanentista, panteísta y heroico-trágica. En esa trinchera estamos y ahí permaneceremos insobornables, sin tregua, hasta el último cartucho. No nos moverán.
Figueres, la Marca Hispànica, 7 de febrero de 2012.
CONTRA LA OLIGARQUÍA JUDAICA O POR QUÉ NOS RATIFICAMOS EN LA DIRECTRIZ EDITORIAL SEGUIDA HASTA HOY
CONTRA LA OLIGARQUÍA JUDAICA O POR QUÉ NOS RATIFICAMOS EN LA DIRECTRIZ EDITORIAL SEGUIDA HASTA HOY
EDITOR febrero 8, 2021 CONTRA LA OLIGARQUÍA JUDAICA O POR QUÉ NOS RATIFICAMOS EN LA DIRECTRIZ EDITORIAL SEGUIDA HASTA HOY2021-02-11T11:53:58+00:00Destacats, Editorial No Comment
DENUNCIAR LA RELIGIÓN MONOTEÍSTA COMO MEOLLO FILOSÓFICO DE LA IDEOLOGÍA OLIGÁRQUICA. El semanario CARRER LA MARCA mantendrá su línea editorial fundacional con sólo algunas modificaciones de tipo técnico en lo que respecta a las citas literales de otros medios de comunicación. Nos ratificamos también en los valores periodísticos expresados por nuestra declaración de principios:
CARRER LA MARCA publica sólo aquéllo que los medios corporativos occidentales de comunicación de masas —propiedad de la oligarquía ****o-cristiana— ocultan a la gran masa de la población. Véase al respecto Johan Galtung, sociólogo de izquierdas:
Que la mayor parte de los medios de comunicación sean de propiedad judía es la prueba más aplastante de que la oligarquía financiera, el gran capital, ese 0,1% de la población que controla el 50% de la riqueza planetaria, es también judío. Pero el judaísmo no es una raza, sino un ideología. Hemos hablado, hablamos y hablaremos en adelante de judaísmo y de oligarquía judía, nunca de «los judíos» —personas de etnia hebrea— en general. Son judíos quienes profesan dicha ideología y no, como pretenden los rabinos, todos los hijos de una progenitora judía. El gen judío nunca existió. La etnificación de los judíos y el uso del término «los judíos» para identificar al enemigo de las naciones fomenta un antisemitismo racial-biológico que, en última instancia, termina por blindar jurídicamente las fechorías de la oligarquía, siendo así que todas las críticas a la misma amenazan con devenir en genocidio. El poder oligárquico no se combate empero exterminando a «los judíos», un presunto pueblo, sino refutando el judaísmo. El acto de refutar es una operación lógica, descubierta en la antigua Grecia, en virtud de la cual la ideología judía pierde su capacidad de engaño. El razonamiento lógico formal es una institución griega, aria, no judía. El genocidio judío, por el contrario, comporta una suerte de judaísmo invertido que vuelve contra cierta secta judía determinada —los fariseos— el anatema bíblico judío. Los antisemitas creen aniquilar de raíz a «los judíos» y, por ende, a la oligarquía, cuando resulta que ellos mismos son judíos y propagan del judaísmo con sus ideas y pautas de conducta racistas.
¿POR QUÉ CARRER LA MARCA MENCIONA EL JUDAÍSMO CON TANTA FRECUENCIA?
CARRER LA MARCA hace constantes y reiteradas referencias al judaísmo, al sionismo —que puede, por tanto, ser cristiano— y a la oligarquía financiera ****o-cristiana sólo por este motivo: los medios de comunicación occidentales, de propiedad judía en su inmensa mayoría, separan el trigo de la trabajo manual y… publican la trabajo manual. Los periodistas mienten —las más de las veces por omisión— y son cómplices cobardes, desvergonzados y abyectos de la ideología oligárquica. Ahora bien, la ideología oligárquica es judaica, racista, supremacista, neoliberal, sionista, capitalista y reaccionaria: una cosmovisión oscurantista e involucionista de extrema derecha que pretende abolir la Modernidad.
Sólo se puede combatir a la oligarquía desde posiciones ideológicas de izquierdas —socialistas—, pero también nacionalistas, porque el sionismo es un pseudo nacionalismo radical judío que utiliza el liberalismo para disolver todos los nacionalismos gentiles y desarmar así a los pueblos que pretende dominar. La nación, y no el individuo, es sin embargo el sujeto de la revolución. Un socialismo sin nacionalismo, un socialismo cosmopolita cuyo sujeto histórico sería la humanidad —suma aritmética de individuos apátridas— y contra las naciones, forma parte del fraude liberal que convierte las propuestas de izquierdas en pura filfa utópica sin consecuencias. Por las razones expuestas, tampoco se puede combatir a la oligarquía desde posiciones de extrema derecha gentil, léase: desde un supremacismo blanco reaccionario, antidemocrático, irracionalista y oscurantista de raíces bíblicas, cristianas, es decir, judías. No se derrota al judaísmo con más judaísmo. La idea de una conspiración judía mundial en la que participan todos los individuos hijos de progenitora judía —«los judíos»— es una caricatura ridícula, oriunda del antisemitismo cristiano, de la realidad judía. Los ultras judíos no necesitan conspirar —ponerse de acuerdo en la sombra para conquistar el poder— porque ya están «en el poder», actúan a plena luz del día y han sido educados desde la infancia en la ideología del pueblo escogido. La presunta conspiración constituye la esencia misma del judaísmo, no de «los judíos», en tanto que pseudo nacionalismo racista enderezado, según Max Weber, hacia la realización de una profecía supremacista judía de dominación mundial. Véanse las conclusiones del padre de la sociología alemana:
Si el judaísmo es racista, la alternativa al judaísmo debe ser antirracista. El ****o-cristianismo ha clonado la nefasta idea del pueblo elegido, que los pueblos anglosajones hacen suya bajo el rótulo de New Israel, provocando genocidios dondequiera que el hombre blanco ha hollado el suelo con su planta. El resultado es el sionismo cristiano de los pueblos blancos y, en última instancia, más judaísmo, hecho acreditado, por si no hubiera decenas de ejemplos, en la recientísima peripecia del trumpismo:
El judaísmo, por si fuera poco, representa según Karl Marx el meollo ideológico del capitalismo:
La oligarquía judaica es propietaria de la banca y los medios de comunicación, como ya hemos acreditado. Pero, a partir de esa sólida plataforma económico-mediática, controla también el mundo de la política y los partidos, a los políticos liberales, convirtiéndolos en meros títeres oligárquicos. A todos, sin excepción. Derechas e «izquierdas» —falsas izquierdas, en el fondo derechas disfrazadas—, independentistas y constitucionalistas…
Lo dicho vale para Donald J. Trump, pero también para Joe Biden:
La política de la primera potencia mundial, que condiciona todas las demás, se encuentra bajo el férreo yugo del sionismo:
Vox, apéndice del Pentágono dominado por neocon sionistas como Rafael Bardají, no sólo obedece al despótico dominio oligárquico, sino que constituye su más extrema expresión política:
La influencia oligárquica se extiende en última instancia a todas las instituciones, públicas y privadas, de la pseudo democracia liberal, que incluyen las universidades, la cultura, el cine, la literatura, la ciencia… Está perpetrándose una reescritura global de la historia al servicio del supremacismo judaico. Y esta impostura no se limita a la historiografía de Segunda Guerra Mundial, sino que afecta,en mayor o menor medida, a cualesquiera épocas y ámbitos del pensamiento.
De ahí la necesidad de CARRER LA MARCA. Sólo nosotros publicamos la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Para ello, el primer requisito es demoler el obstáculo, aparentemente insalvable, del antisemitismo. La tarea de CARRER LA MARCA consiste en enmendar, con unos recursos muy modestos hasta la fecha, la narrativa oligárquica, las mentiras oligárquicas y las políticas oligárquicas; promoviendo a la par políticas y narrativas alternativas de carácter democrático, científico, ilustrado y, en definitiva, de izquierda nacional. Porque «democracia», «ilustración», «ciencia», «librepensamiento» y «progreso social» son valores e instituciones de la tradición aria occidental heredadas de las culturas grecorromana y germánica. Lamentablemente, los europeos no hemos entendido —hete aquí la nefasta impronta del ****o-cristianismo en nuestra historia— que el concepto de Occidente conlleva grávido en sus entrañas el embrión de la Modernidad. O, dicho en otros términos: que la cultura moderna, surgida del Renacimiento, es aria y va aparejada, no al celebérrimo materialismo judío, sino a una espiritualidad propia, inmanentista, panteísta y heroico-trágica. En esa trinchera estamos y ahí permaneceremos insobornables, sin tregua, hasta el último cartucho. No nos moverán.
Figueres, la Marca Hispànica, 7 de febrero de 2012.