david53
Madmaxista
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La gaditana, con antecedentes penales por estafa, mató a su marido en las fiestas locales y guardó su cabeza hervida en una caja.
Primavera de 2019. En Castro Urdiales (Cantabria) se celebra la Feria de Abril. Un festejo en el que participan activamente lo miembros de la Casa de Andalucía, una entidad con solera en el municipio. Organizan bailes y salves rocieras. Uno de los números más esperados es el del “cuadro de adultas”, la facción más veterana de la asociación. Entre ellas destaca una mujer, María del Carmen, que baila sevillanas con arte y salero. Nadie sospechaba entonces que esa mujer había (presuntamente) apiolado a su marido, lo había decapitado, se había deshecho del cuerpo,había cocido la cabeza, la había envuelto para regalo y se la había enviado a una amiga suya.
María del Carmen Merino Gómez, ingresada en prisión, es la principal sospechosa de la fin de su pareja, Jesús María Baranda, un jubilado de Castro Urdiales que dirigió una sucursal del Banco de Santander. Esta andaluza de 61 años prestó declaración en sede judicial la mañana del martes 1 de octubre, después de que la policía científica se pasase esa mañana y toda la tarde del día anterior registrando la casa en la que vivía la pareja.
Nadie se imaginaba que Jesús había tenido un final tan horrible. En primer lugar, porque la versión que dio ella fue que el hombre había cogido 12.000 euros y se había largado a Punta Cana. Como explicación era extraña, porque no había avisado a nadie. Ni siquiera a su hermano Andrés, que fue el primero en preocuparse. En segundo lugar, porque ella no daba síntomas de haber cometido un asesinato tan atroz.
“Seguía bailando en la Casa de Andalucía. No se perdía una fiesta. Bailó para la feria de abril y meses más tarde para las fiestas locales. En ningún momento dio muestras de flaqueza, ni se derrumbó, ni dio pista alguna que diese a entender que había decapitado a su marido. Lo llevaba con mucha tranquilidad y sangre fría”, cuenta a EL ESPAÑOL una vecina de Castro que la conoce desde que llegó a este municipio costero del Cantábrico.
Carmen metió la cabeza de su pareja en una caja.
Su padre luchó contra ETA
Nacida en Utrera (Sevilla) hace 61 años, se crió en el barrio de La Paz, aledaño al centro de Cádiz. Su padre fue Policía Nacional y trabajó en el País Vasco al norte durante los años del plomo. Luchó contra la banda terrorista ETA en los 80. No se fue solo. De hecho, María del Carmen todavía conserva familia en Vizcaya, que se quedó en la zona en lugar de regresar a Andalucía.
María del Carmen es viuda. Pero no de ahora. Su relación con Jesús María era su tercer matrimonio. O, al menos, su tercera relación duradera. Enviudó de su primer marido estando todavía en Cádiz. Se desconocen los motivos del fallecimiento de ese hombre, aunque vistos sus antecedentes más recientes, no estaría de más pegarle una última revisión al caso.
De su segunda pareja se separó. Ese hombre al menos pudo contarlo. Y por avatares del destino, ella también acabó emprendiendo rumbo al norte. Igual que hizo su padre e igual que hizo su hermana, que también reside en el municipio. Carmen se unió enseguida a la Casa de Andalucía, añorando tal vez sus raíces. Bailaba, cantaba y se relacionaba con los demás, casi a modo de terapia. “Tiene un carácter un poco cambiante. De primera es una persona muy sonriente. Salerosa, que le digo yo. Pero también tenía bajadas”, cuenta este testimonio a EL ESPAÑOL. Por bajadas se refiere a episodios depresivos. Contribuyeron a ellos sus problemas con la justicia, ya que María del Carmen cuenta con antecedentes penales por estafa.
A Jesús María lo conoció al poco de establecerse en Castro Urdiales. Él también era separado. Sólo se casó una vez y tuvo un hijo y una hija. Muy arraigado al pueblo, pero también a Barakaldo y a San Ignacio, donde trabajó y donde todavía conservaba su cuadrilla de amigos con la que se reunía los lunes. Todos lo definen como un hombre muy abierto, muy hablador. “Campechano”, coinciden varios vecinos. En eso y en que tenía una vida sentimental disoluta. “Tenía muchas amigas”, concluyen. De todos modos, la relación con María del Carmen parecía sólida. Aunque no se les solía ver juntos por la calle, él iba a verla bailar cuando tenía alguna actuación y llevaban varios años conviviendo. Jesús, María del Carmen y el perro del que ella no se separaba.
Carmen metió la cabeza de su marido, en la foto, en una caja.
"Se ha largado a punta cana"
Fue a principios de este año, en febrero, cuando a él se le perdió la pista. Extrañó que María del Carmen no perdiese los nervios en ningún momento. Andrés, hermano de la víctima y conductor de autobuses, fue el primer en dar la voz de alarma y en preguntarle a la andaluza dónde estaba su hermano. Ella, con una sangre fría que impacta, le relató que Jesús se había marchado sin decir nada. Que había cogido 12.000 euros y se había largado. Probablemente a la República Dominicana, a Punta Cana. Pero que volvería en Semana Santa.
Andrés se creyó la explicación… sólo a medias. Si ella lo decía, sería cierto. Pero le chirriaba la actitud de su hermano. También que ella no quisiera denunciar la desaparición. Los familiares intentaron ponerse en contacto con Jesús María tras esfumarse. No consiguieron (obviamente) hablar con él, pero sí que recibieron como respuesta algunos mensajes de texto. Extraños mensajes, cuentan ahora. Investiga ahora la policía si fue la propia María del Carmen la que se hizo con el teléfono móvil del difunto y suplantó su identidad para que la familia creyese que estaba vivo. Por eso, por estar con la mosca detrás de la oreja, fue Andrés el que acabó yendo a las autoridades a denunciar la desaparición de su hermano. Le extrañaba que María del Carmen no se preocupase lo más mínimo y siguiese bailando en todas las fiestas que se celebraban en Castro Urdiales y alrededores.
Para entonces, creen la policía, Jesús ya estaba muerto. Se desconoce lo que hizo María del Carmen con el resto del cadáver, puesto que ni ha confesado, ni colabora con los investigadores. El caso permanece todavía bajo secreto de sumario, pero EL ESPAÑOL ha podido saber que ella sostiene que recibió el paquete con la cabeza del hombre en su domicilio. Que le dejaron una caja que contenía el cráneo de Jesús. Y que ella se lo guardó, porque era el único recuerdo que le quedaba de su marido. Una versión que los investigadores han descartado ya por inverosímil.
A Carmen le gustaba bailar flamenco.
Cabeza envasada al vacío
María del Carmen, creen los agentes, metió la cabeza cortada de su marido en una olla de agua hirviendo y la coció, para minimizar el mal olor de un cuerpo descomponiéndose. Luego la envolvió (hay quien dice que en papel de aluminio, otros que la envasó al vacío), la metió en una caja, la enrolló en papel de regalo y se la entregó a Ana, una de sus compañeras del cuadro de baile flamenco. Le dijo que eran juguetes sensuales de Jesús y que no los quería tener en casa, porque iba a venir la Guardia Civil y no quería dar mala imagen.
Ana, sin abrir el paquete, se lo dio días más tarde a su hermana María, que fue la que lo conservó en su cocina. No fue hasta la noche del pasado viernes cuando, se desconocen todavía los motivos, María decidió abrir el paquete en torno a las 2 de la madrugada. Tal vez esperaba encontrar consoladores o vibradores, pero lo que allí halló fue a cabeza de su vecino, debidamente hervida. Avisó a su hermana, avisó a María del Carmen y sufrió un ataque de ansiedad del que parece que todavía no se ha recuperado.
Cuentan por el barrio que Ana también era amiga de Jesús y que la gaditana sospechaba que ambos podrían estar teniendo una aventura. Es una de las hipótesis más socorridas por los vecinos. Que María del Carmen descubrió una presunta infidelidad de su pareja, decidió matarlo y enviarle la cabeza a su amante, a modo de ‘regalo’.
Por el momento son todo especulaciones. En la Casa de Andalucia nadie contesta. María del Carmen sigue sin confesar lo que pasó, qué hizo, cómo y cuándo, así como dónde está el resto del cuerpo de Jesús María. Sostiene que recibió el paquete anónimamente, que vio que era la cabeza de ‘su’ Jesús y decidió conservarla en lugar de llevarla a la policía, porque aquel cráneo cocido era lo único que le quedaba de su marido. Las hermanas que recibieron el paquete tampoco se han pronunciado. Y en el pueblo la gente sigue sin explicarse cómo María del Carmen ha mantenido la sangre fría durante tanto tiempo, arrancándose por sevillanas mientras tenía la cabeza de su marido en un paquete y la enviaba a sus amigas envuelta en papel de regalo, sin demostrar ningún tipo de remordimientos.
Carmen, la decapitadora flamenca, la viuda de color que bailaba sevillanas tras apiolar a su marido
Primavera de 2019. En Castro Urdiales (Cantabria) se celebra la Feria de Abril. Un festejo en el que participan activamente lo miembros de la Casa de Andalucía, una entidad con solera en el municipio. Organizan bailes y salves rocieras. Uno de los números más esperados es el del “cuadro de adultas”, la facción más veterana de la asociación. Entre ellas destaca una mujer, María del Carmen, que baila sevillanas con arte y salero. Nadie sospechaba entonces que esa mujer había (presuntamente) apiolado a su marido, lo había decapitado, se había deshecho del cuerpo,había cocido la cabeza, la había envuelto para regalo y se la había enviado a una amiga suya.
María del Carmen Merino Gómez, ingresada en prisión, es la principal sospechosa de la fin de su pareja, Jesús María Baranda, un jubilado de Castro Urdiales que dirigió una sucursal del Banco de Santander. Esta andaluza de 61 años prestó declaración en sede judicial la mañana del martes 1 de octubre, después de que la policía científica se pasase esa mañana y toda la tarde del día anterior registrando la casa en la que vivía la pareja.
Nadie se imaginaba que Jesús había tenido un final tan horrible. En primer lugar, porque la versión que dio ella fue que el hombre había cogido 12.000 euros y se había largado a Punta Cana. Como explicación era extraña, porque no había avisado a nadie. Ni siquiera a su hermano Andrés, que fue el primero en preocuparse. En segundo lugar, porque ella no daba síntomas de haber cometido un asesinato tan atroz.
“Seguía bailando en la Casa de Andalucía. No se perdía una fiesta. Bailó para la feria de abril y meses más tarde para las fiestas locales. En ningún momento dio muestras de flaqueza, ni se derrumbó, ni dio pista alguna que diese a entender que había decapitado a su marido. Lo llevaba con mucha tranquilidad y sangre fría”, cuenta a EL ESPAÑOL una vecina de Castro que la conoce desde que llegó a este municipio costero del Cantábrico.
Carmen metió la cabeza de su pareja en una caja.
Su padre luchó contra ETA
Nacida en Utrera (Sevilla) hace 61 años, se crió en el barrio de La Paz, aledaño al centro de Cádiz. Su padre fue Policía Nacional y trabajó en el País Vasco al norte durante los años del plomo. Luchó contra la banda terrorista ETA en los 80. No se fue solo. De hecho, María del Carmen todavía conserva familia en Vizcaya, que se quedó en la zona en lugar de regresar a Andalucía.
María del Carmen es viuda. Pero no de ahora. Su relación con Jesús María era su tercer matrimonio. O, al menos, su tercera relación duradera. Enviudó de su primer marido estando todavía en Cádiz. Se desconocen los motivos del fallecimiento de ese hombre, aunque vistos sus antecedentes más recientes, no estaría de más pegarle una última revisión al caso.
De su segunda pareja se separó. Ese hombre al menos pudo contarlo. Y por avatares del destino, ella también acabó emprendiendo rumbo al norte. Igual que hizo su padre e igual que hizo su hermana, que también reside en el municipio. Carmen se unió enseguida a la Casa de Andalucía, añorando tal vez sus raíces. Bailaba, cantaba y se relacionaba con los demás, casi a modo de terapia. “Tiene un carácter un poco cambiante. De primera es una persona muy sonriente. Salerosa, que le digo yo. Pero también tenía bajadas”, cuenta este testimonio a EL ESPAÑOL. Por bajadas se refiere a episodios depresivos. Contribuyeron a ellos sus problemas con la justicia, ya que María del Carmen cuenta con antecedentes penales por estafa.
A Jesús María lo conoció al poco de establecerse en Castro Urdiales. Él también era separado. Sólo se casó una vez y tuvo un hijo y una hija. Muy arraigado al pueblo, pero también a Barakaldo y a San Ignacio, donde trabajó y donde todavía conservaba su cuadrilla de amigos con la que se reunía los lunes. Todos lo definen como un hombre muy abierto, muy hablador. “Campechano”, coinciden varios vecinos. En eso y en que tenía una vida sentimental disoluta. “Tenía muchas amigas”, concluyen. De todos modos, la relación con María del Carmen parecía sólida. Aunque no se les solía ver juntos por la calle, él iba a verla bailar cuando tenía alguna actuación y llevaban varios años conviviendo. Jesús, María del Carmen y el perro del que ella no se separaba.
Carmen metió la cabeza de su marido, en la foto, en una caja.
"Se ha largado a punta cana"
Fue a principios de este año, en febrero, cuando a él se le perdió la pista. Extrañó que María del Carmen no perdiese los nervios en ningún momento. Andrés, hermano de la víctima y conductor de autobuses, fue el primer en dar la voz de alarma y en preguntarle a la andaluza dónde estaba su hermano. Ella, con una sangre fría que impacta, le relató que Jesús se había marchado sin decir nada. Que había cogido 12.000 euros y se había largado. Probablemente a la República Dominicana, a Punta Cana. Pero que volvería en Semana Santa.
Andrés se creyó la explicación… sólo a medias. Si ella lo decía, sería cierto. Pero le chirriaba la actitud de su hermano. También que ella no quisiera denunciar la desaparición. Los familiares intentaron ponerse en contacto con Jesús María tras esfumarse. No consiguieron (obviamente) hablar con él, pero sí que recibieron como respuesta algunos mensajes de texto. Extraños mensajes, cuentan ahora. Investiga ahora la policía si fue la propia María del Carmen la que se hizo con el teléfono móvil del difunto y suplantó su identidad para que la familia creyese que estaba vivo. Por eso, por estar con la mosca detrás de la oreja, fue Andrés el que acabó yendo a las autoridades a denunciar la desaparición de su hermano. Le extrañaba que María del Carmen no se preocupase lo más mínimo y siguiese bailando en todas las fiestas que se celebraban en Castro Urdiales y alrededores.
Para entonces, creen la policía, Jesús ya estaba muerto. Se desconoce lo que hizo María del Carmen con el resto del cadáver, puesto que ni ha confesado, ni colabora con los investigadores. El caso permanece todavía bajo secreto de sumario, pero EL ESPAÑOL ha podido saber que ella sostiene que recibió el paquete con la cabeza del hombre en su domicilio. Que le dejaron una caja que contenía el cráneo de Jesús. Y que ella se lo guardó, porque era el único recuerdo que le quedaba de su marido. Una versión que los investigadores han descartado ya por inverosímil.
A Carmen le gustaba bailar flamenco.
Cabeza envasada al vacío
María del Carmen, creen los agentes, metió la cabeza cortada de su marido en una olla de agua hirviendo y la coció, para minimizar el mal olor de un cuerpo descomponiéndose. Luego la envolvió (hay quien dice que en papel de aluminio, otros que la envasó al vacío), la metió en una caja, la enrolló en papel de regalo y se la entregó a Ana, una de sus compañeras del cuadro de baile flamenco. Le dijo que eran juguetes sensuales de Jesús y que no los quería tener en casa, porque iba a venir la Guardia Civil y no quería dar mala imagen.
Ana, sin abrir el paquete, se lo dio días más tarde a su hermana María, que fue la que lo conservó en su cocina. No fue hasta la noche del pasado viernes cuando, se desconocen todavía los motivos, María decidió abrir el paquete en torno a las 2 de la madrugada. Tal vez esperaba encontrar consoladores o vibradores, pero lo que allí halló fue a cabeza de su vecino, debidamente hervida. Avisó a su hermana, avisó a María del Carmen y sufrió un ataque de ansiedad del que parece que todavía no se ha recuperado.
Cuentan por el barrio que Ana también era amiga de Jesús y que la gaditana sospechaba que ambos podrían estar teniendo una aventura. Es una de las hipótesis más socorridas por los vecinos. Que María del Carmen descubrió una presunta infidelidad de su pareja, decidió matarlo y enviarle la cabeza a su amante, a modo de ‘regalo’.
Por el momento son todo especulaciones. En la Casa de Andalucia nadie contesta. María del Carmen sigue sin confesar lo que pasó, qué hizo, cómo y cuándo, así como dónde está el resto del cuerpo de Jesús María. Sostiene que recibió el paquete anónimamente, que vio que era la cabeza de ‘su’ Jesús y decidió conservarla en lugar de llevarla a la policía, porque aquel cráneo cocido era lo único que le quedaba de su marido. Las hermanas que recibieron el paquete tampoco se han pronunciado. Y en el pueblo la gente sigue sin explicarse cómo María del Carmen ha mantenido la sangre fría durante tanto tiempo, arrancándose por sevillanas mientras tenía la cabeza de su marido en un paquete y la enviaba a sus amigas envuelta en papel de regalo, sin demostrar ningún tipo de remordimientos.
Carmen, la decapitadora flamenca, la viuda de color que bailaba sevillanas tras apiolar a su marido
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