Los machos alfa como yo tenemos la prostata a pleno rendimiento y los webos pegados al ojo ciego...como los tigres...
Los hombres reparan ahora más en el cáncer de próstata, pero la disfunción eréctil que causa y la solución de la prótesis aún son tabú"
Un médico valora las imágenes de la próstata de un paciente.20M EP
El de próstata es el tumor más frecuente en hombres y constituye la tercera causa de fin por cáncer entre el género masculino, detrás del de pulmón y el colorrectal. El año pasado se diagnosticaron en España unos 33.340 nuevos casos y se registraron más de 6.000 fallecimientos. La edad media de detección se sitúa en los 75 años, pero cada vez viene afectando más a hombres que rondan los 50.
Esta es la radiografía de una enfermedad que aún está demasiado invisibilizada, como lo están -todavía más- la disfunción eréctil que puede llegar a provocar el tratamiento para combatirla y la prótesis de miembro viril como solución a esa merma de la capacidad sensual. En el día mundial contra este tipo de cáncer, hablamos con el doctor Óscar Gorría, urólogo y andrólogo del Hospital Universitario de Navarra. El especialista defiende la importancia de normalizar cuestiones con implicaciones no solo físicas sino también psicológicas para los pacientes y habla de la necesidad de romper tabúes.
¿Sigue siendo escasa la visibilidad del cáncer de próstata?Cada vez se hace un mayor despistaje, pero no llegamos a los niveles del cáncer de mama o de útero, por ejemplo. Nos llevan mucha ventaja en cuanto a difusión, lo que hace que la gente los conozca y pregunte tanto por el diagnóstico como por el tratamiento. Las mujeres han asumido que tienen que hacerse revisiones periódicas. El hombre repara en ello mucho más que antes, pero nos cuesta más que interiorice esa necesidad, y los pacientes pueden vivir muchos años con la enfermedad si se diagnostica pronto y se trata de forma adecuada. No obstante, del cáncer en sí se va hablando, pero la disfunción eréctil que conlleva sigue siendo un tema sobre el que los pacientes no preguntan y del que los profesionales no suelen acordarse.
¿Cómo de frecuente es que los pacientes tratados de un cáncer de próstata sufran después disfunción sensual?El tratamiento conlleva un riesgo en cualquiera de sus modalidades. Es un efecto colateral que afecta hasta a un 75% de los pacientes tratados quirúrgicamente y a un 55% de los que se someten a radioterapia. Incluso se ha visto en personas con un cáncer de bajo riesgo, a las que no se les aplica ningún tratamiento invasivo. Los principales factores a la hora de desarrollar este trastorno son la edad, la carga de la enfermedad, la técnica utilizada y, el más importante, la función eréctil que el paciente tuviera previamente.
¿Suele tratarse de una secuela pasajera o se convierte en un problema crónico?Tras el tratamiento oncológico hacemos una rehabilitación para la que hay una escalera terapéutica. Empezamos con pastillas como la viagra, que intentar mejorar la vascularización. Pero muchas veces las lesiones son más graves y hay que pasar a otro tipo de tratamientos más invasivos, como la aplicación de unas cremas dentro de la uretra o la inyección de medicamentos en el miembro viril. Y finalmente, si la disfunción es muy severa, recurrimos a la prótesis. El problema es que seguir la escalera de forma muy estricta hace que se retrase mucho la aplicación del tratamiento más adecuado. Se estima que los pacientes a los que se les coloca una prótesis esperan de seis a ocho años, tiempo en el que sufren un periplo que se podría haber solucionado mucho antes.
¿Hay algún perfil claramente candidato?
Pacientes con una disfunción que no responden bien a la medicación, a los que se les diagnostica un cáncer de próstata y hay que aplicarles radioterapia o cirugía. Muy difícilmente van a responder a otro tratamiento que no sea la prótesis. En determinados centros españoles se les ha hecho el implante durante la cirugía para extirparles el tumor. Igual que se hace con las mujeres con un cáncer de mama a las que se les quita un pecho y en el mismo momento se les coloca una prótesis.
¿Reduce eso el impacto psicológico?Claro. Estos pacientes, aparte del componente oncológico, no se sienten completos físicamente, se sienten incompletos en su esfera sensual y mutilados porque no pueden tener erecciones. Se les ha privado de una función muy importante como son las relaciones sensuales. Pero no se prioriza. A día de hoy nadie cuestiona que a una mujer que se somete a una mastectomía se le haga una reconstrucción mamaria en el mismo acto quirúrgico. Es muy positivo porque cuando salga del quirófano después de la cirugía mutilante se sentirá completa. En el caso del hombre deberíamos normalizarlo de la misma forma. Además de ser una cuestión muy importante para ellos también lo es para las parejas.
¿Lo cubre la Seguridad Social?
Está financiado pero no está extendido y en muchos sitios se encuentra acotado. La cirugía protésica no está priorizada en muchos servicios urológicos. No se le da la misma importancia que en otro tipo de patologías. A pesar de no ser un tratamiento excesivamente caro, que equivale a lo que pueden ser otro tipo de prótesis, en determinados centros hospitalarios acotan su uso a un número al año. Eso por lo que nadie pone el grito en el cielo, imagínese que ocurriese con el cáncer de mama. Incluso la medicación oral no está financiada. Seguimos dándole esa visión recreativo festiva y tenemos que hacer entender a la sociedad que a la sexualidad hay que darle la importancia que merece y que los tratamientos que se aplican tienen que normalizarse como un elemento más de la recuperación del estado de salud de una persona.
¿Cómo es el proceso de colocación?Hay que someterse a una cirugía que en manos expertas y en centros con alto volumen se hace en aproximadamente una hora. En muchas ocasiones no requiere ingreso, se hace en régimen de cirugía mayor ambulatoria, y tiene muy pocas complicaciones. El postoperatorio no suele ser muy molesto.
¿Cuándo puede empezar a utilizarla?Después de la cirugía son necesarias dos o tres semanas de cuidados y reposo. Al mes, el paciente puede empezar a activar la prótesis e ir acostumbrándose a ella. Y a las seis semanas, si no hay incidencias, puede empezar a mantener relaciones sensuales.
Los riesgos de la disfución
¿Hay que cambiarla en algún momento de la vida?No tiene por qué. Como toda prótesis se puede infectar, tener fallos mecánicos… pero si no da problemas no es necesario cambiar los componentes.
¿Qué valoración hacen los pacientes de este tratamiento?Es el tratamiento con mayor satisfacción, el porcentaje se sitúa entre el 90 y el 95%, tanto por parte de los pacientes como de las parejas. Muchas veces la medicación oral, las cremas y las inyecciones no dan la misma fiabilidad. Suelen producir además efectos secundarios, interacciones con otros fármacos, y sobre todo, como puede ser el ejemplo de las pastillas, obligan a una planificación, con lo que se pierde la espontaneidad.
¿La sensación que produce es normal?Da bastante naturalidad y rigidez. Pero el paciente tiene que comprender que no es un sistema de alargue ni dé grosor. Es una prótesis adaptada a su tamaño. Y no va a cambiar en nada su función orgásmica o sus sensaciones.
La mayoría de españoles no acude al urólogo por temor a la prueba del tacto rectal
¿Los pacientes llegan con muchos falsos mitos?Sí. La disfunción eréctil produce una fibrosis de los cuerpos cavernosos, que a su vez provoca un acortamiento. Cuantos más años pasan y más tratamientos vamos utilizando hasta llegar a la prótesis, el cuerpo vascular más se va atrofiando. Esa pérdida de longitud no podemos recuperarla luego con la prótesis, con lo cual el paciente muchas veces se frustra. Tiene que comprender que eso va a pasar, sobre todo cuando son tratamientos aplicados años después del inicio de los síntomas.
¿Cómo reaccionan cuando se les propone el implante?
Les llama mucho la atención porque no han oído hablar de ello. En España se ponen alrededor de 700 prótesis al año, muy pocas para los más de 30.000 casos de cáncer de próstata que se diagnostican. Siguen ocultas. Por lo tanto, al principio se produce un momento de choque, incluso de risa o de burla. Es un problema, no solo de los pacientes sino de los propios profesionales. Tenemos que hacer mucha pedagogía en este tema. Hablamos de alguien con un problema grave, que no puede mantener relaciones sensuales con su pareja. Personas con 60 años por ejemplo a las que les pueden quedar 20 años más de vida y que están condenadas a no tener relaciones nunca más cuando con este tratamiento pueden.
¿Qué se puede hacer para que esto deje de ser un tabú y se deje de ridiculizar y banalizar?Como facultativos y profesionales lo primero que tenemos que hacer es darle a la disfunción eréctil y a la esfera sensual la importancia que tienen. Y como sociedad tenemos que perder los prejuicios a hablar de nuestra sexualidad. Tenemos que normalizar hablar de sesso pero de una forma responsable y profunda, sin banalizar el tema, normalizando este problema y las soluciones que existen. Solo así conseguiremos que los pacientes se animen a ir al médico y que los infradiagnósticos bajen. La visibilidad es cada vez mayor, pero todavía queda mucho por hacer. Tanto a nivel social y médico como político. La política sanitaria debe priorizar este tipo de tratamientos que muchas veces quedan en un rincón y también se banalizan desde esas esferas.
Los hombres reparan ahora más en el cáncer de próstata, pero la disfunción eréctil que causa y la solución de la prótesis aún son tabú"
- Hablamos con el urólogo y andrólogo Óscar Gorría con motivo del día contra el tumor más frecuente en hombres.
- Cuáles son los síntomas de esta enfermedad.
El de próstata es el tumor más frecuente en hombres y constituye la tercera causa de fin por cáncer entre el género masculino, detrás del de pulmón y el colorrectal. El año pasado se diagnosticaron en España unos 33.340 nuevos casos y se registraron más de 6.000 fallecimientos. La edad media de detección se sitúa en los 75 años, pero cada vez viene afectando más a hombres que rondan los 50.
Esta es la radiografía de una enfermedad que aún está demasiado invisibilizada, como lo están -todavía más- la disfunción eréctil que puede llegar a provocar el tratamiento para combatirla y la prótesis de miembro viril como solución a esa merma de la capacidad sensual. En el día mundial contra este tipo de cáncer, hablamos con el doctor Óscar Gorría, urólogo y andrólogo del Hospital Universitario de Navarra. El especialista defiende la importancia de normalizar cuestiones con implicaciones no solo físicas sino también psicológicas para los pacientes y habla de la necesidad de romper tabúes.
¿Sigue siendo escasa la visibilidad del cáncer de próstata?Cada vez se hace un mayor despistaje, pero no llegamos a los niveles del cáncer de mama o de útero, por ejemplo. Nos llevan mucha ventaja en cuanto a difusión, lo que hace que la gente los conozca y pregunte tanto por el diagnóstico como por el tratamiento. Las mujeres han asumido que tienen que hacerse revisiones periódicas. El hombre repara en ello mucho más que antes, pero nos cuesta más que interiorice esa necesidad, y los pacientes pueden vivir muchos años con la enfermedad si se diagnostica pronto y se trata de forma adecuada. No obstante, del cáncer en sí se va hablando, pero la disfunción eréctil que conlleva sigue siendo un tema sobre el que los pacientes no preguntan y del que los profesionales no suelen acordarse.
¿Cómo de frecuente es que los pacientes tratados de un cáncer de próstata sufran después disfunción sensual?El tratamiento conlleva un riesgo en cualquiera de sus modalidades. Es un efecto colateral que afecta hasta a un 75% de los pacientes tratados quirúrgicamente y a un 55% de los que se someten a radioterapia. Incluso se ha visto en personas con un cáncer de bajo riesgo, a las que no se les aplica ningún tratamiento invasivo. Los principales factores a la hora de desarrollar este trastorno son la edad, la carga de la enfermedad, la técnica utilizada y, el más importante, la función eréctil que el paciente tuviera previamente.
¿Suele tratarse de una secuela pasajera o se convierte en un problema crónico?Tras el tratamiento oncológico hacemos una rehabilitación para la que hay una escalera terapéutica. Empezamos con pastillas como la viagra, que intentar mejorar la vascularización. Pero muchas veces las lesiones son más graves y hay que pasar a otro tipo de tratamientos más invasivos, como la aplicación de unas cremas dentro de la uretra o la inyección de medicamentos en el miembro viril. Y finalmente, si la disfunción es muy severa, recurrimos a la prótesis. El problema es que seguir la escalera de forma muy estricta hace que se retrase mucho la aplicación del tratamiento más adecuado. Se estima que los pacientes a los que se les coloca una prótesis esperan de seis a ocho años, tiempo en el que sufren un periplo que se podría haber solucionado mucho antes.
¿Se puede implantar independientemente de la edad del paciente?La esperanza y la calidad de vida han aumentado mucho. La edad no es una contraindicación a día de hoy prácticamente de nada en medicina. Y en esto mucho menos. Ponemos prótesis a pacientes desde los 40 a los 80 años que tienen una vida sensual activa. Independientemente de la edad es una función muy importante para muchas personas.Los pacientes a los que se les coloca una prótesis esperan de seis a ocho años, tiempo en el que sufren un periplo que se podría haber solucionado mucho antes
¿Hay algún perfil claramente candidato?
Pacientes con una disfunción que no responden bien a la medicación, a los que se les diagnostica un cáncer de próstata y hay que aplicarles radioterapia o cirugía. Muy difícilmente van a responder a otro tratamiento que no sea la prótesis. En determinados centros españoles se les ha hecho el implante durante la cirugía para extirparles el tumor. Igual que se hace con las mujeres con un cáncer de mama a las que se les quita un pecho y en el mismo momento se les coloca una prótesis.
¿Reduce eso el impacto psicológico?Claro. Estos pacientes, aparte del componente oncológico, no se sienten completos físicamente, se sienten incompletos en su esfera sensual y mutilados porque no pueden tener erecciones. Se les ha privado de una función muy importante como son las relaciones sensuales. Pero no se prioriza. A día de hoy nadie cuestiona que a una mujer que se somete a una mastectomía se le haga una reconstrucción mamaria en el mismo acto quirúrgico. Es muy positivo porque cuando salga del quirófano después de la cirugía mutilante se sentirá completa. En el caso del hombre deberíamos normalizarlo de la misma forma. Además de ser una cuestión muy importante para ellos también lo es para las parejas.
¿Lo cubre la Seguridad Social?
Está financiado pero no está extendido y en muchos sitios se encuentra acotado. La cirugía protésica no está priorizada en muchos servicios urológicos. No se le da la misma importancia que en otro tipo de patologías. A pesar de no ser un tratamiento excesivamente caro, que equivale a lo que pueden ser otro tipo de prótesis, en determinados centros hospitalarios acotan su uso a un número al año. Eso por lo que nadie pone el grito en el cielo, imagínese que ocurriese con el cáncer de mama. Incluso la medicación oral no está financiada. Seguimos dándole esa visión recreativo festiva y tenemos que hacer entender a la sociedad que a la sexualidad hay que darle la importancia que merece y que los tratamientos que se aplican tienen que normalizarse como un elemento más de la recuperación del estado de salud de una persona.
¿Cómo es el proceso de colocación?Hay que someterse a una cirugía que en manos expertas y en centros con alto volumen se hace en aproximadamente una hora. En muchas ocasiones no requiere ingreso, se hace en régimen de cirugía mayor ambulatoria, y tiene muy pocas complicaciones. El postoperatorio no suele ser muy molesto.
¿Cuándo puede empezar a utilizarla?Después de la cirugía son necesarias dos o tres semanas de cuidados y reposo. Al mes, el paciente puede empezar a activar la prótesis e ir acostumbrándose a ella. Y a las seis semanas, si no hay incidencias, puede empezar a mantener relaciones sensuales.
Los riesgos de la disfución
- Más allá del cáncer de próstata, en España hay unos dos millones de hombres diagnosticados de disfunción eréctil. El 20% de los varones a partir de 40 años y el 50% de los que superan los 70 presentan este trastorno. El doctor Gorría estima que las cifras son superiores, porque es un problema infradiagnosticado, y alerta de que cada vez se da en gente más joven. Por un lado está la disfunción eréctil psicológica y por otro, la ligada a factores de riesgo y estilos de vida sedentarios. "En la mayoría de los casos es síntoma de una enfermedad subyacente y se produce por un problema vascular que proviene de tensión alta, colesterol, obesidad, tabaquismo, diabetes… Hombres con 40 o 50 años que empiezan con disfunciones, a los cinco o diez años tienen un alto riesgo de padecer un infarto o un accidente cerebrovascular. De ahí la importancia de estar atentos a esta patología", explica el facultativo.
¿Hay que cambiarla en algún momento de la vida?No tiene por qué. Como toda prótesis se puede infectar, tener fallos mecánicos… pero si no da problemas no es necesario cambiar los componentes.
¿Qué valoración hacen los pacientes de este tratamiento?Es el tratamiento con mayor satisfacción, el porcentaje se sitúa entre el 90 y el 95%, tanto por parte de los pacientes como de las parejas. Muchas veces la medicación oral, las cremas y las inyecciones no dan la misma fiabilidad. Suelen producir además efectos secundarios, interacciones con otros fármacos, y sobre todo, como puede ser el ejemplo de las pastillas, obligan a una planificación, con lo que se pierde la espontaneidad.
¿La sensación que produce es normal?Da bastante naturalidad y rigidez. Pero el paciente tiene que comprender que no es un sistema de alargue ni dé grosor. Es una prótesis adaptada a su tamaño. Y no va a cambiar en nada su función orgásmica o sus sensaciones.
La mayoría de españoles no acude al urólogo por temor a la prueba del tacto rectal
¿Los pacientes llegan con muchos falsos mitos?Sí. La disfunción eréctil produce una fibrosis de los cuerpos cavernosos, que a su vez provoca un acortamiento. Cuantos más años pasan y más tratamientos vamos utilizando hasta llegar a la prótesis, el cuerpo vascular más se va atrofiando. Esa pérdida de longitud no podemos recuperarla luego con la prótesis, con lo cual el paciente muchas veces se frustra. Tiene que comprender que eso va a pasar, sobre todo cuando son tratamientos aplicados años después del inicio de los síntomas.
¿Cómo reaccionan cuando se les propone el implante?
Les llama mucho la atención porque no han oído hablar de ello. En España se ponen alrededor de 700 prótesis al año, muy pocas para los más de 30.000 casos de cáncer de próstata que se diagnostican. Siguen ocultas. Por lo tanto, al principio se produce un momento de choque, incluso de risa o de burla. Es un problema, no solo de los pacientes sino de los propios profesionales. Tenemos que hacer mucha pedagogía en este tema. Hablamos de alguien con un problema grave, que no puede mantener relaciones sensuales con su pareja. Personas con 60 años por ejemplo a las que les pueden quedar 20 años más de vida y que están condenadas a no tener relaciones nunca más cuando con este tratamiento pueden.
¿Qué se puede hacer para que esto deje de ser un tabú y se deje de ridiculizar y banalizar?Como facultativos y profesionales lo primero que tenemos que hacer es darle a la disfunción eréctil y a la esfera sensual la importancia que tienen. Y como sociedad tenemos que perder los prejuicios a hablar de nuestra sexualidad. Tenemos que normalizar hablar de sesso pero de una forma responsable y profunda, sin banalizar el tema, normalizando este problema y las soluciones que existen. Solo así conseguiremos que los pacientes se animen a ir al médico y que los infradiagnósticos bajen. La visibilidad es cada vez mayor, pero todavía queda mucho por hacer. Tanto a nivel social y médico como político. La política sanitaria debe priorizar este tipo de tratamientos que muchas veces quedan en un rincón y también se banalizan desde esas esferas.