Cápsula del paquismo: La misteriosa tienda de Santurtzi cerrada hace más de 20 años: precios en pesetas y vestidos abandonados

El misterio vuelve de nuevo a Bizkaia Dmoda. Después de haber indagado en la historia de la caseta sobre la ría de Bilbao cuyos geranios nunca se marchitan, nos desplazamos a Santurtzi, donde sorprende un antiguo escaparate nos hace viajar a un tiempo pasado. La primera pista la aportan Javier Ikaz y Jorge Díez con su popular universo en Facebook 'Yo Fui a EGB', donde recuperan la memoria sentimental de una generación mediante fotos que resultan familiares a quienes devoraban Palotes y Rufinos, se calzaron cangrejeras de plástico en verano y buscaron monedas en el sofá de escay familiar. Este domingo compartieron con su más de millón y medio de incondicionales una imagen del escaparate de la tienda 'Iseya', situada en el número 7 de la calle Joxe Migel de Barandiaran, frente al colegio Patronato Santa Eulalia del barrio de Kabiezes, en Santurtzi. «Lleva más de 20 años cerrada y mantiene su escaparate en pesetas», escribieron.


Detrás de la persiana, oxidada y con una pintada, se esconde una cristalera llena de ropa infantil en la que el polvo campa a sus anchas y el tiempo se paró hace más de dos décadas. Dos letreros, uno encima del otro, con el nombre 'Iseya', también dan forma al pasado e indican la anterior vida de este antiguo comercio. «Liquidación por cese», se anuncia en el escaparate, que permanece intacto, con sus descuentos del 30, 40, 50 y hasta el 60%. «Tenemos tallas de 1 a 16 años», se puede leer en otro cartel. Y ahí siguen los trajecitos, peleles y vestidos viendo la vida pasar, con su precio en pesetas, escrito en las cartulinas verdes que llevan colgadas con alfileres. Por suerte, las modas pasan y las costumbres también. Hoy los niños visten diseños sencillos y cómodos, pero las peques de la época hubiesen lucido el vestido con encaje y estampado floral por 4.900 pesetas o el modelito verde agua con acabado satinado por 8.690 del escaparate.



La publicación de esta antigua tienda, que algunos recuerdan como «muy selecta» y «bastante cara», ha causado un gran revuelo en la red social. «¡Más que una tienda ahora ya es un museo!», se asombraba Diana. Y muchos vecinos la han descubierto ahora pese a residir o trabajar a escasos metros. «Anda, en mi pueblo y nunca me he fijado», comentaba Leire. Y otras personas, como Ángeles, aseguran conocer «muy bien» el comercio: «No solo vendía ropa de bebé, era un poco de todo, ropa interior, camisetas... Ella era muy profesional, creo que su nombre era Begoña, si no recuerdo mal, y sus sobrinos solían estar con ella».

«Era ropa de calidad»
Aunque a algunos las imágenes les han provocado «mal rollo», la mayoría se sorprende por el «buen estado» de las prendas y lamenta «que nadie las haya retirado». «Ahí se compró un modelito para mi hermana, para ir a una boda, y a mí me compraron una pajarita. Fue en el año 93, cada vez que paso por la zona lo recuerdo perfectamente», apuntaba Hodei. Margarita, por su parte, contaba que aún conserva los faldones de sus hijos «comprados en esa tienda del año 90 y 93». «Era ropa de calidad», añadía. Pero lo que realmente inquieta a la mayoría de los internautas es por qué nadie ha vaciado el escaparate durante todo este tiempo. Iñaki y Carlos, que caminan por la calle del comercio mientras charlan animados, aseguran que «bajó la persiana por lo menos hace 30 años». Jose, otro vecino, coincide con ellos: «Vine a vivir al barrio con mi hija hace dos décadas y nunca la he visto abierta».



«Cerró de un día para otro»
Otras vecinas, en cambio, sí guardan bonitos recuerdos de este comercio de ropa infantil. Virginia Pérez, de 52 años y que reside en un bloque próximo, admite que su progenitora era una clienta asidua. «Me compró aquí la chaqueta de la comunión, las hacía la propietaria. También ofrecía productos cosméticos, como maquillaje, aceite para la piel o los típicos estuches de colonia para regalar. Además, vendía pañuelos y arreglaba medias», recuerda. «Después de cerrar la tienda, de un día para otro, no la volví a ver», añade Virginia sobre esta mujer trabajadora a la que el barrio conocía como 'Iseya'. Carmen, una mujer octogenaria con ligero acento andaluz, asegura que el cierre del negocio vino a raíz de un accidente que tuvo la propietaria. «Pero no sé más», indica para no entrar en detalles, aunque nos anima a preguntar en un comercio de moda cercano: «Ahí lo saben seguro». La mujer que regenta este negocio de ropa para mujer y hombre asegura que 'Iseya' sufrió «un accidente con una escalera de Telefónica en la entrada de la tienda». «Cerró, estuvo de rehabilitación, puso los artículos en liquidación y, finalmente, bajo la persiana para siempre. Y ya ves, ni sus sobrinos, que solían ayudarla, ni nadie ha venido a recoger las prendas del escaparate. Se ha quedado todo tal y como estaba», cuenta.



Esta mujer, seria y trabajadora, lamenta que 'Iseya' falleció hace tres años. «Vivía muy cerca de aquí», añade. Hoy su recuerdo permanece muy presente en la memoria de sus clientas del barrio. Y sigue latente en el escaparate de su querido negocio, intacto a pesar del paso de los años, como si de una cápsula del tiempo se tratase. Una 'joya' de otra época que muchos esperan que se conserve así «de por vida» e incluso convertirla «en reclamo turístico» como homenaje a 'Iseya', a las tiendas de barrio y a nuestras antiguas pesetas.