Sargento Kowalski
El Señor del Alto amaje
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Canarias se parte en dos por culpa de los pagapensiones ILEGALES y crece el enfrentamiento entre los vecinos
Expulsar a los pagapensiones delincuentes es urgente
La llegada masiva de pagapensiones a las costas canarias ha alterado la idiosincrasia de las islas, con posicionamientos cada vez más enfrentados entre los vecinos y sin atisbo de solución. Crece la incertidumbre y la tensión mientras el turismo sigue hundido en mínimos históricos.
Que durante los últimos doce meses hayan entrado de manera irregular en las islas Canarias 23.322 personas, de las cuales según cifras orientativas dadas por las ONG (a falta de cifras oficiales del Gobierno), todavía permanecen en este territorio entre 7.000 a 10.000 personas repartidas entre hoteles de acogida, campamentos improvisados en antiguos terrenos militares; o vagando por las calles, no ha dejado indiferente a nadie dentro del archipiélago.
Si a la peor crisis migratoria en la última década le sumamos una esa época en el 2020 de la que yo le hablo mundial, confinamiento, miedo e incertidumbre al futuro y a contraer un bichito que puede ser mortal; y una tasa de desempleo histórica en la comunidad autónoma, que alcanza el 35%, el cóctel molotov se cocina (y se enciende y se lanza) solo.
Las llegadas de ilegales a Canarias aumentan un 234% en enero
La playa de Las Canteras, irreconocible
La llegada masiva de cayucos a las costas canarias en el último trimestre del año 2020 y una política del Gobierno de España centrada en que estas personas permanezcan en las islas en centros de acogida "de emergencia" que se tornan indefinidos, o que en la medida de lo posible y con la reapertura progresiva de fronteras, se les deporte a sus países de origen, ha convertido Canarias en un embudo de gente sin rumbo, sin información y con cada vez menos expectativas.
El paseo marítimo de las Canteras en Las Palmas de Gran Canaria, luce desde hace unos meses con el hastío propio de la falta de vida y gente ocasionada por el cierre de restaurantes, comercios y negocios. Algunos han echado el cierre definitivo y otros abren solo por la mañana o algunas horas al día. No pueden permitirse más.
En la tienda de suvenires Perenquen, en pleno paseo, rodeada de cafeterías, la mayoría con las mesas y las sillas de las terrazas apiladas unas encima de las otras y encadenadas a las sombrillas, también cerradas y sin lustre ante la falta de demanda, Beatriz, la dueña, una joven de 30 años, está sola detrás del mostrador en la inmensidad de la tienda de regalos sin mirones curiosos ni compradores furtivos.
Señala a Sputnik que la esa época en el 2020 de la que yo le hablo por el cobi19 ha sido el detonante de la mala situación y lo que le obligó en un principio a cerrar y ocasionó las primeras pérdidas, pero cree que ahora que las restricciones se han relajado y Canarias es una de las comunidades autónomas menos afectadas por número de contagios, la culpa de su soledad no es del bichito, sino de los ilegales.
"Los ves por todas partes, están ahí, sentados en la playa, y generan miedo y rechazo. La gente no viene como antes y yo también tengo miedo. Tengo 30 años y nunca había sentido temor de ir caminando a mi casa cuando salgo de aquí porque esta zona siempre ha sido tranquila. Ahora estoy asustada porque ha aumentado la violencia, los robos… Voy caminando y voy rápido y mirando para todas partes porque no sé lo que me pueda pasar", explica.
No es la única que siente rechazo hacialas personas extranjeras que de manera irregular han entrado en las islas por miles LOS MILLARES DE ILEGALES. La oleada de racismo y xenofobia en Canarias es una realidad preocupante.
Así son los discursos racistas antinmigrantes
De sur a norte de la isla de Gran Canaria se han sucedido varias manifestaciones de protesta de vecinos indignados con la presencia de los extranjeros provenientes en su mayoría de países subsaharianos o del Magreb. "Ilegales", "invasores" o "parásitos" eran los eslóganes más repetidos de sus pancartas, y han sido varios los episodios de violencia y xenofobia contra los migrantes ocurridos durante los últimos meses, sobre todo en el pueblo de Arguineguín, al sur de la isla, zona portuaria por donde han entrado el 98% de los cayucos. En el Colegio León, en el Lasso, también en Las Palmas, siete marroquíes fueron agredidos violentamente el pasado mes de enero por vecinos de la zona y tres de ellos, incluso, se animaron a denunciarlo a la policía. Los trabajadores de Cruz Blanca, que gestiona el centro, pidieron protección a las autoridades.
Y para los próximos 13 y 20 de marzo, los grupos ultras vuelven a la carga y han convocado dos manifestaciones, una en Las Palmas y otra en Maspalomas, en la famosa y turística playa del Inglés. En este caso, incluso, han llamado a realizar una gran cadena humana y en el cartel de la convocatoria aseguran que "desde un helicóptero y un avión se realizará la foto y el vídeo de la cadena humana" porque "esa foto y ese vídeo recorrerá el mundo, las redes sociales y los medios de comunicación".
Los motivos que especifican en los flyers para acudir a la protesta son "recuperar la estabilidad", la "dignidad de los canarios" y "no es xenofobia, es civismo".
Zaraida vive con su hijo y su perro casi ciego. "Antes, [los ilegales] bajaban caminando desde arriba [desde el colegio], pero los chicos del barrio se han organizado y empezaron con la mano dura". "Aquí no pasan más".
"Fiestas, peleas, borracheras. Eso es lo que hacen", sostiene. "Me da mucha rabia porque en las islas Canarias vivimos del turismo y por su culpa estamos así".
"Es que vienen en plan agresividad", continúa. "No son los clásicos que venían hace años atrás, que sí venían muertitos de hambre, pero estos no. Y la culpa es del Gobierno, al Gobierno le maldigo porque me llaman a mí racista y yo le digo que no soy racista, que soy realista, y que los racistas son ellos con los canarios".
Zaraida continúa hablando y dice que los pagapensiones "son un negocio para las ONG y para los políticos". También cuenta que violaron a una niña del barrio. Zaraida lanza una pregunta al aire:
"¿De dónde sacan ellos el dinero para tantos días con bolsas y bolsas de cerveza? Yo, si hace 20 o 10 años atrás, que es verdad que venían en pateras y tenían hambre… Pero ahora que me venga un tío en una patera con móvil, grabándose ahí en la patera, con ropa de marca, sin estar mojado, ¿eh?, y mira que son horas de patera".
Discursos como el de esta vecina se sostienen en que ha habido un aumento de la violencia en las islas, de la inseguridad y de los robos y agresiones, pero sin embargo, el delegado del Gobierno en el archipiélago, Anselmo Pestana, ofreció el pasado 4 de febrero una rueda de prensa para hacer un balance sobre este tema y desmintió que debido a la llegada masiva de personas indocumentadas se hubiese producido un aumento de la inseguridad.
No todos son así
Al otro lado del discurso se encuentran los vecinos que apoyan una salida ordenada de estos migrantes hacia la península y piden que se respeten sus derechos humanos y su dignidad siguiendo las leyes internacionales de Derechos Humanos fundamentales, algo que para muchas organizaciones defensoras de derechos civiles no se estaría respetando en varios supuestos.
"En la sociedad, igual que hay micromachismos, también hay microracismos y es contra eso por lo que tenemos que trabajar", explica Federico, un portavoz de Atlas. Se refiere al clásico discurso del "yo no soy racista, pero…". Para evitar eso decidieron acoger a los chicos senegaleses y ayudarles a mejorar su estancia en la isla hasta que se determine su futuro. "Si los sacamos de la calle, los vecinos reticentes a su presencia, no les ven y evitamos cualquier tipo de conflicto innecesario", sentencia.
Canarias se parte en dos frente a la presencia de pagapensiones y crece la división entre vecinos
Expulsar a los pagapensiones delincuentes es urgente
La llegada masiva de pagapensiones a las costas canarias ha alterado la idiosincrasia de las islas, con posicionamientos cada vez más enfrentados entre los vecinos y sin atisbo de solución. Crece la incertidumbre y la tensión mientras el turismo sigue hundido en mínimos históricos.
Que durante los últimos doce meses hayan entrado de manera irregular en las islas Canarias 23.322 personas, de las cuales según cifras orientativas dadas por las ONG (a falta de cifras oficiales del Gobierno), todavía permanecen en este territorio entre 7.000 a 10.000 personas repartidas entre hoteles de acogida, campamentos improvisados en antiguos terrenos militares; o vagando por las calles, no ha dejado indiferente a nadie dentro del archipiélago.
"Canarias siempre ha sido un pueblo solidario, pero esto no lo quiere nadie. Ni ellos, que se quieren marchar a la Península, ni nosotros, que queremos que se vayan"
Si a la peor crisis migratoria en la última década le sumamos una esa época en el 2020 de la que yo le hablo mundial, confinamiento, miedo e incertidumbre al futuro y a contraer un bichito que puede ser mortal; y una tasa de desempleo histórica en la comunidad autónoma, que alcanza el 35%, el cóctel molotov se cocina (y se enciende y se lanza) solo.
Las llegadas de ilegales a Canarias aumentan un 234% en enero
La playa de Las Canteras, irreconocible
La llegada masiva de cayucos a las costas canarias en el último trimestre del año 2020 y una política del Gobierno de España centrada en que estas personas permanezcan en las islas en centros de acogida "de emergencia" que se tornan indefinidos, o que en la medida de lo posible y con la reapertura progresiva de fronteras, se les deporte a sus países de origen, ha convertido Canarias en un embudo de gente sin rumbo, sin información y con cada vez menos expectativas.
El paseo marítimo de las Canteras en Las Palmas de Gran Canaria, luce desde hace unos meses con el hastío propio de la falta de vida y gente ocasionada por el cierre de restaurantes, comercios y negocios. Algunos han echado el cierre definitivo y otros abren solo por la mañana o algunas horas al día. No pueden permitirse más.
En la tienda de suvenires Perenquen, en pleno paseo, rodeada de cafeterías, la mayoría con las mesas y las sillas de las terrazas apiladas unas encima de las otras y encadenadas a las sombrillas, también cerradas y sin lustre ante la falta de demanda, Beatriz, la dueña, una joven de 30 años, está sola detrás del mostrador en la inmensidad de la tienda de regalos sin mirones curiosos ni compradores furtivos.
Señala a Sputnik que la esa época en el 2020 de la que yo le hablo por el cobi19 ha sido el detonante de la mala situación y lo que le obligó en un principio a cerrar y ocasionó las primeras pérdidas, pero cree que ahora que las restricciones se han relajado y Canarias es una de las comunidades autónomas menos afectadas por número de contagios, la culpa de su soledad no es del bichito, sino de los ilegales.
"Los ves por todas partes, están ahí, sentados en la playa, y generan miedo y rechazo. La gente no viene como antes y yo también tengo miedo. Tengo 30 años y nunca había sentido temor de ir caminando a mi casa cuando salgo de aquí porque esta zona siempre ha sido tranquila. Ahora estoy asustada porque ha aumentado la violencia, los robos… Voy caminando y voy rápido y mirando para todas partes porque no sé lo que me pueda pasar", explica.
No es la única que siente rechazo hacia
Así son los discursos racistas antinmigrantes
De sur a norte de la isla de Gran Canaria se han sucedido varias manifestaciones de protesta de vecinos indignados con la presencia de los extranjeros provenientes en su mayoría de países subsaharianos o del Magreb. "Ilegales", "invasores" o "parásitos" eran los eslóganes más repetidos de sus pancartas, y han sido varios los episodios de violencia y xenofobia contra los migrantes ocurridos durante los últimos meses, sobre todo en el pueblo de Arguineguín, al sur de la isla, zona portuaria por donde han entrado el 98% de los cayucos. En el Colegio León, en el Lasso, también en Las Palmas, siete marroquíes fueron agredidos violentamente el pasado mes de enero por vecinos de la zona y tres de ellos, incluso, se animaron a denunciarlo a la policía. Los trabajadores de Cruz Blanca, que gestiona el centro, pidieron protección a las autoridades.
Si nos echamos a la calle nos llaman racistas, si nos cruzamos de brazos, nos dicen cobardes. Nuestros propios políticos nos han abandonado anteponiendo lo económico por arriba de todo y las últimas noticias no son nada positivas.
Y para los próximos 13 y 20 de marzo, los grupos ultras vuelven a la carga y han convocado dos manifestaciones, una en Las Palmas y otra en Maspalomas, en la famosa y turística playa del Inglés. En este caso, incluso, han llamado a realizar una gran cadena humana y en el cartel de la convocatoria aseguran que "desde un helicóptero y un avión se realizará la foto y el vídeo de la cadena humana" porque "esa foto y ese vídeo recorrerá el mundo, las redes sociales y los medios de comunicación".
Los motivos que especifican en los flyers para acudir a la protesta son "recuperar la estabilidad", la "dignidad de los canarios" y "no es xenofobia, es civismo".
Zaraida vive con su hijo y su perro casi ciego. "Antes, [los ilegales] bajaban caminando desde arriba [desde el colegio], pero los chicos del barrio se han organizado y empezaron con la mano dura". "Aquí no pasan más".
"Fiestas, peleas, borracheras. Eso es lo que hacen", sostiene. "Me da mucha rabia porque en las islas Canarias vivimos del turismo y por su culpa estamos así".
"Es que vienen en plan agresividad", continúa. "No son los clásicos que venían hace años atrás, que sí venían muertitos de hambre, pero estos no. Y la culpa es del Gobierno, al Gobierno le maldigo porque me llaman a mí racista y yo le digo que no soy racista, que soy realista, y que los racistas son ellos con los canarios".
Zaraida continúa hablando y dice que los pagapensiones "son un negocio para las ONG y para los políticos". También cuenta que violaron a una niña del barrio. Zaraida lanza una pregunta al aire:
"¿De dónde sacan ellos el dinero para tantos días con bolsas y bolsas de cerveza? Yo, si hace 20 o 10 años atrás, que es verdad que venían en pateras y tenían hambre… Pero ahora que me venga un tío en una patera con móvil, grabándose ahí en la patera, con ropa de marca, sin estar mojado, ¿eh?, y mira que son horas de patera".
Discursos como el de esta vecina se sostienen en que ha habido un aumento de la violencia en las islas, de la inseguridad y de los robos y agresiones, pero sin embargo, el delegado del Gobierno en el archipiélago, Anselmo Pestana, ofreció el pasado 4 de febrero una rueda de prensa para hacer un balance sobre este tema y desmintió que debido a la llegada masiva de personas indocumentadas se hubiese producido un aumento de la inseguridad.
No todos son así
Al otro lado del discurso se encuentran los vecinos que apoyan una salida ordenada de estos migrantes hacia la península y piden que se respeten sus derechos humanos y su dignidad siguiendo las leyes internacionales de Derechos Humanos fundamentales, algo que para muchas organizaciones defensoras de derechos civiles no se estaría respetando en varios supuestos.
"En la sociedad, igual que hay micromachismos, también hay microracismos y es contra eso por lo que tenemos que trabajar", explica Federico, un portavoz de Atlas. Se refiere al clásico discurso del "yo no soy racista, pero…". Para evitar eso decidieron acoger a los chicos senegaleses y ayudarles a mejorar su estancia en la isla hasta que se determine su futuro. "Si los sacamos de la calle, los vecinos reticentes a su presencia, no les ven y evitamos cualquier tipo de conflicto innecesario", sentencia.
Canarias se parte en dos frente a la presencia de pagapensiones y crece la división entre vecinos
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