gegenchuzpe
Himbersor
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Extraído de Red Voltaire:
Lo más fascinante de la entrevista es que Brzezinski no miente, en sentido estricto, ni una sola vez, sino que utiliza los malabarismos dialécticos y las respuestas tangenciales. Una verdadera muestra de cómo construir medias verdades.
Pero lo más llamativo de todo es que en su última respuesta, da una magnífica y resumida descripción que contrasta con lo que se viene entendiendo del islam en los últimos tiempos, aunque le faltaría completar algunas de sus frases para darle un sentido totalmente coherente. Donde dice ``el islamismo global no existe´´ tendría que añadir ``porque lo que se entiende por eso en realidad fue una creación nuestra´´.
En la pregunta que él mismo se autoformula: ``¿Qué tienen en común la Arabia Saudita fundamentalista, el jovenlandia moderado, el Pakistán militarista, el Egipto prooccidental y el Asia secularizada?´´ Responde de esa manera tan taimada: ``Nada que no sea lo mismo que une a los países cristianos.´´. Ello me recuerda a aquello que la mejor argucia del diablo es hacernos creer que no existe. Lo que tienen en común jovenlandia, Arabia Saudita, Pakistán o Egipto no es ``nada´´ sino su adhesión de facto a las políticas y directrices marcadas por EE.UU. y ser las principales impulsoras y promotoras locales del ``islamismo global´´ creado por los intereses de la política exterior usana.
Le Nouvel Observateur: El ex director de la CIA, Robert Gates, lo afirma en sus Memorias: los servicios secretos estadounidenses comenzaron a ayudar a los muyahidines afganos 6 meses antes de la intervención soviética. En aquella época usted era el consejero del presidente Carter para los asuntos de seguridad. ¿Desempeñó entonces usted un papel clave en este asunto? ¿Lo confirma usted?
Zbigniew Brzezinski: Sí, según la versión oficial de la historia, la ayuda de la CIA a los muyahidines comenzó durante el año 1980, cuando el ejército soviético ya había invadido Afganistán, el 24 de diciembre de 1979.
Pero la realidad que se mantuvo en secreto es diferente. Fue el 3 de julio de 1979 cuando el presidente Carter firmó la primera directiva sobre la asistencia clandestina para los opositores al régimen prosoviético de Kabul. Y ese día yo escribí una nota al presidente donde le explicaba que en mi opinión esa ayuda provocaría una intervención militar de los soviéticos.
Le Nouvel Observateur: A pesar de ese riesgo usted era partidario de aquella «covert action» (operación clandestina). ¿Quizás usted hasta deseaba esa entrada en guerra de los soviéticos y quería provocarla?
Zbigniew Brzezinski: No es exactamente así. Nosotros no empujamos los soviéticos a intervenir pero incrementamos conscientemente la probabilidad de que lo hicieran. ::
Le Nouvel Observateur: Cuando los soviéticos justificaron su intervención diciendo que su objetivo era luchar contra una injerencia secreta de Estados Unidos nadie les creyó. Pero había un fondo de verdad. ¿No siente usted algo de arrepentimiento hoy en día?
Zbigniew Brzezinski: ¿Arrepentirme de qué? Aquella operación secreta era una excelente idea. Su efecto fue que atrajo los rusos a caer en la trampa afgana ¿y usted quiere que me arrepienta de eso? El día que los soviéticos cruzaron oficialmente la frontera, yo le escribí al presidente Carter [diciéndole] sustancialmente: «Ahora tenemos la oportunidad de darle a la URSS su guerra de Vietnam.»
De hecho, Moscú tuvo que librar durante casi 10 años una guerra insoportable para el régimen, un conflicto que provocó la desmoralización y finalmente el estallido del imperio soviético.
Le Nouvel Observateur: ¿Tampoco se arrepiente usted de haber favorecido el integrismo islamista, de haber aportado armas y consejo a futuros terroristas?
Zbigniew Brzezinski: ¿Qué es lo más importante para la historia mundial? ¿Los talibanes o la caída del imperio soviético? ¿Algunos locos islamistas o la liberación de Europa central y el fin de la guerra fría?
Le Nouvel Observateur: ¿Algunos locos? Si se está diciendo constantemente que el fundamentalismo islámico representa hoy una amenaza mundial.
Zbigniew Brzezinski: Boberías. Según nos dicen, Occidente debería tener una política global ante el islamismo. Eso es menso. El islamismo global no existe. Veamos el islam de manera racional y no demagógica o emocional. Es la primera religión del mundo, con 1 500 millones de creyentes. Pero, ¿qué tienen en común la Arabia Saudita fundamentalista, el jovenlandia moderado, el Pakistán militarista, el Egipto prooccidental y el Asia secularizada? Nada que no sea lo mismo que une a los países cristianos.
Zbigniew Brzezinski
Fuente
Nouvel Observateur (Francia)
Semanario de izquierda. Difusión: 550,000 ejemplares.
Lo más fascinante de la entrevista es que Brzezinski no miente, en sentido estricto, ni una sola vez, sino que utiliza los malabarismos dialécticos y las respuestas tangenciales. Una verdadera muestra de cómo construir medias verdades.
Pero lo más llamativo de todo es que en su última respuesta, da una magnífica y resumida descripción que contrasta con lo que se viene entendiendo del islam en los últimos tiempos, aunque le faltaría completar algunas de sus frases para darle un sentido totalmente coherente. Donde dice ``el islamismo global no existe´´ tendría que añadir ``porque lo que se entiende por eso en realidad fue una creación nuestra´´.
En la pregunta que él mismo se autoformula: ``¿Qué tienen en común la Arabia Saudita fundamentalista, el jovenlandia moderado, el Pakistán militarista, el Egipto prooccidental y el Asia secularizada?´´ Responde de esa manera tan taimada: ``Nada que no sea lo mismo que une a los países cristianos.´´. Ello me recuerda a aquello que la mejor argucia del diablo es hacernos creer que no existe. Lo que tienen en común jovenlandia, Arabia Saudita, Pakistán o Egipto no es ``nada´´ sino su adhesión de facto a las políticas y directrices marcadas por EE.UU. y ser las principales impulsoras y promotoras locales del ``islamismo global´´ creado por los intereses de la política exterior usana.
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