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Suena vetusta, antigua, de otra época, pero la tiña, una infección del cuero cabelludo provocada por un hongo, nunca se ha ido. “Es una infección prevalente, más en los países en desarrollo”, avanza Jorge Romaní, dermatólogo del Hospital de Granollers (Barcelona). Siempre ha estado ahí y, aunque es más común en población infantil —puede contraerse por contacto con un animal de compañía, como el hámster o un conejo—, desde hace un par de años ha empezado a correr por ambientes más juveniles. Una investigación de dermatólogos españoles ha recogido un brote asociado a peluquerías, con más de un centenar de casos entre adolescentes que se cortan el pelo mediante degradado y rasurado.
La sospecha empezó hace un par de años, en corrillos de dermatólogos que se percataron de que compartían un patrón de paciente común. “Veníamos observando infecciones del cuero cabelludo en adolescentes con costumbre de ir a rasurarse a peluquerías. Pero eran solo observaciones puntuales y decidimos hacer una recogida de casos para definir el patrón clínico, el hongo causante y el patrón para reconocerlo, porque a veces puede parecer caspa o un eccema”, explica Romaní, coautor del estudio, que está pendiente de publicarse en la revista Actas Dermo-Sifiliográficas y del que la Academia Española de Dermatología y Venereología informó ayer en una nota de prensa, aunque no ha permitido acceder al documento hasta que se publique. En total, un grupo de dermatólogos de toda España recogieron 107 casos con la sospecha epidemiológica de que se habían contraído en peluquerías. Es solo “la punta del iceberg”, apunta Romaní.
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La tiña del cuero cabelludo (o tinea capitis) es, a simple vista, una especie de erupción cutánea: la lesión suele ser redondeada, con un área de descamación, reseca, como si fuese caspa, que también puede picar. La infección se trata con antimicóticos orales, pero el tratamiento es largo, de varias semanas (hasta tres meses) y, si no se detecta precozmente, hay riesgo de que la dolencia evolucione y, además de provocar dolor y fiebre, puede propiciar la destrucción del pelo y que se queden zonas con alopecia permanente.
Tras analizar el centenar de casos reportados en España, los investigadores revelaron que el hongo causante de la mayoría de los casos fue un sospechoso habitual: el Trychophyton tonsurans, el microorganismo responsable de la mayoría de las tiñas de la cabeza. Se puede tras*mitir de persona a persona por contacto muy directo o por el contacto con superficies o utensilios que pueden contener esporas del hongo. “Los dermatofitos [como el Trychophyton tonsurans] se alimentan de piel y si no tienen forma de invadirla, se mueren. Pero las esporas pueden persistir días. Nuestra sospecha epidemiológica es que el brote se produjo en las peluquerías por malos hábitos de higiene [con los utensilios empleados], pero no lo sabemos seguro. Esto dependerá de la investigación de los servicios de salud pública”, señala Romaní.
Lesiones en la nuca
De los 107 casos reportados, 106 son hombres. Se trata de adolescentes con lesiones en el área de la nuca, “que es precisamente donde más se apura el rasurado”, agrega el dermatólogo. Los especialistas asocian este incremento de casos con una moda juvenil de peinado cuyo mantenimiento requiere acudir a la peluquería con mucha frecuencia a recortarse el pelo.
El médico apunta, además, que, entre los casos estudiados, se ha detectado un retraso diagnóstico elevado y, en algunos casos, las lesiones se han extendido a otras partes del cuello e, incluso, a la cara. Aunque la mayoría de los casos, matiza, se limitaron a lesiones locales y se solventaron de forma satisfactoria con tratamiento antifúngico. “Un 20% de las tiñas tenían mucha inflamación, probablemente porque como se contrae con un mecanismo de irritación [el rasurado ya es una agresión sobre la piel que favorece la penetración de las esporas], ya produce más inflamación”, añade Romaní.
No es la primera vez que se reportan casos de tiña asociados a peluquerías. Un estudio alemán notificó en 2020 18 casos vinculados a barberías. La historia clínica y el cuadro clínico sugirieron una tras*misión a través de utensilios de peluquería contaminados. “El afeitado con alto potencial de microtrauma podría servir como una entrada para el patógeno y, si el equipo está contaminado, podría conducir a una mayor incidencia de tinea capitis o barbae”, apuntaban los investigadores alemanes.
La sospecha empezó hace un par de años, en corrillos de dermatólogos que se percataron de que compartían un patrón de paciente común. “Veníamos observando infecciones del cuero cabelludo en adolescentes con costumbre de ir a rasurarse a peluquerías. Pero eran solo observaciones puntuales y decidimos hacer una recogida de casos para definir el patrón clínico, el hongo causante y el patrón para reconocerlo, porque a veces puede parecer caspa o un eccema”, explica Romaní, coautor del estudio, que está pendiente de publicarse en la revista Actas Dermo-Sifiliográficas y del que la Academia Española de Dermatología y Venereología informó ayer en una nota de prensa, aunque no ha permitido acceder al documento hasta que se publique. En total, un grupo de dermatólogos de toda España recogieron 107 casos con la sospecha epidemiológica de que se habían contraído en peluquerías. Es solo “la punta del iceberg”, apunta Romaní.
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De los 107 casos reportados, 106 son hombres. Se trata de adolescentes con lesiones en el área de la nuca, “que es precisamente donde más se apura el rasurado”, agrega el dermatólogo. Los especialistas asocian este incremento de casos con una moda juvenil de peinado cuyo mantenimiento requiere acudir a la peluquería con mucha frecuencia a recortarse el pelo.
El médico apunta, además, que, entre los casos estudiados, se ha detectado un retraso diagnóstico elevado y, en algunos casos, las lesiones se han extendido a otras partes del cuello e, incluso, a la cara. Aunque la mayoría de los casos, matiza, se limitaron a lesiones locales y se solventaron de forma satisfactoria con tratamiento antifúngico. “Un 20% de las tiñas tenían mucha inflamación, probablemente porque como se contrae con un mecanismo de irritación [el rasurado ya es una agresión sobre la piel que favorece la penetración de las esporas], ya produce más inflamación”, añade Romaní.
No es la primera vez que se reportan casos de tiña asociados a peluquerías. Un estudio alemán notificó en 2020 18 casos vinculados a barberías. La historia clínica y el cuadro clínico sugirieron una tras*misión a través de utensilios de peluquería contaminados. “El afeitado con alto potencial de microtrauma podría servir como una entrada para el patógeno y, si el equipo está contaminado, podría conducir a una mayor incidencia de tinea capitis o barbae”, apuntaban los investigadores alemanes.
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elpais.com