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Vía Alternativa / 11/10/2022 / 0
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Crédito: Overearth / Shutterstock
Hace apenas un año, un estudio del Centro de Finanzas Alternativas de la Universidad de Cambridge (CCAF, por sus siglas en inglés). señalaba que si el bitcoin fuera un país, consumiría más electricidad al año que Finlandia, Suiza o Argentina. Ahora, otra investigación concluye que en proporción al precio de mercado, los costes medioambientales de la minería de la criptomoneda Bitcoin son más comparables a los daños de la producción de carne de vacuno que a los de la minería del oro.
Los autores de un análisis publicado en ‘Scientific Reports’ sugieren que, en lugar de considerarlo como un «oro digital», el Bitcoin debería compararse con productos mucho más intensivos en energía, como la carne de vacuno, el gas natural y el petróleo crudo.
En diciembre de 2021, el Bitcoin tenía un valor de mercado de aproximadamente 960.000 millones de dólares (unos mil millones de euros), con una cuota de mercado global de aproximadamente el 41% entre las criptodivisas. Aunque se sabe que hace un uso intensivo de la energía, no está claro el alcance de los daños climáticos de Bitcoin, es decir, las estimaciones de los daños financieros de las emisiones de carbono y el impacto del cambio climático en las economías.
Benjamin Jones y sus colegas han realizado estimaciones económicas de los daños climáticos de la minería de Bitcoin entre enero de 2016 y diciembre de 2021 e informan de que en 2020 la minería de Bitcoin utilizó 75,4 teravatios hora al año (TWhyear-1), un uso de energía superior al de Austria (69,9 TWhyear-1) o Portugal (48,4 TWhyear-1).
¿Por qué el bitcoin consume tanta electricidad?
Las máquinas dedicadas a “minar” o extraer bitcoins, son ordenadores especializados que se conectan a la red de criptomonedas. Su trabajo es verificar las tras*acciones realizadas por las personas que envían o reciben la divisa, en un proceso que implica resolver complejos acertijos matemáticos.
Como recompensa, los mineros ocasionalmente reciben pequeñas cantidades de bitcoin en lo que a menudo se compara con una lotería. Para aumentar las ganancias, los mineros conectan una gran cantidad de computadores, con el objetivo de aumentar sus posibilidades de conseguir bitcoin. Y como los computadores trabajan casi día y noche para completar los rompecabezas, el consumo eléctrico es muy alto.
Volviendo a la investigación, los autores evaluaron los daños climáticos de Bitcoin según tres criterios de sostenibilidad: si los daños climáticos estimados aumentan con el tiempo; si el precio de mercado de Bitcoin supera el coste económico de los daños climáticos; y cómo se comparan los daños climáticos por moneda extraída con los daños climáticos de otros sectores y materias primas.
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Descubrieron que las emisiones energéticas de la minería de Bitcoin se han multiplicado por 126, pasando de 0,9 toneladas de emisiones por moneda en 2016 a 113 toneladas por moneda en 2021. Los cálculos sugieren que cada Bitcoin minado en 2021 generó 11.314 dólares en daños climáticos, con un total de daños globales que superan los 12.000 millones de dólares (unos 12,5 millones de euros), el 25% de los precios de mercado. Los daños alcanzaron un máximo del 156% del precio de la moneda en mayo de 2020, lo que sugiere que cada dólarde valor de mercado de Bitcoin condujo a 1,56 dólares en daños climáticos globales.
Por último, los autores compararon los daños climáticos de Bitcoin con los de otras industrias y productos como la generación de electricidad, el procesamiento de petróleo crudo, la producción agrícola de carne y la minería de metales preciosos. Los daños climáticos de Bitcoin se situaron en una media del 35% de su valor de mercado entre 2016 y 2021. Esto fue menos que los daños climáticos comparados con el valor de mercado de la electricidad producida por el gas natural (46%) y la gasolina producida a partir del petróleo crudo (41%), pero más que los de la producción de carne de vacuno (33%) y la minería de oro (4%).
Los autores concluyen que Bitcoin no cumple ninguno de los tres criterios clave de sostenibilidad con los que lo evaluaron, y que se requieren cambios significativos -incluida una posible regulación- para que la minería de Bitcoin sea sostenible.
Entre la estafa piramidal y una gran crisis ambiental
Como explica Robert Leedham en un artículo para la revista GQ del Reino Unido, sin tener en cuenta el impacto medioambiental de Bitcoin y su trasfondo delictivo1, es posible que al ver el tenor de su cobertura informativa se vea una oportunidad de hacer dinero rápido. Y ahí está el problema: ese preciso ethos es lo único que sostiene a Bitcoin. Craig Wright, el supuesto fundador de Bitcoin, lo dijo él mismo al Times: “El precio sube porque la gente paga… pero eso no dura para siempre. El viejo Charles Ponzi también lo hizo”.
El paralelismo más cercano a lo que sería un colapso del Bitcoin es una versión a menor escala de la crisis de las hipotecas subprime. Ya sabes, esa gran época de 2007 en la que un grupo de genios bancarios se dieron cuenta de que los activos relacionados con la deuda que poseían no tenían ninguna utilidad en el mundo real y eran mucho menos valiosos de lo que se suponía. ¿Y si la moneda encuentra una forma de mantenerse a largo plazo? Entonces los bancos centrales del mundo verán limitados considerablemente sus medios para apuntalar sus economías en una recesión mediante estímulos.
Lo cierto es que el Bitcoin atraviesa uno de sus momento más complicados, precisamente porque el mundo pasa por una crisis social y económica que toca el suministro de energía, sobre todo asociada al conflicto entre Rusia y Ucrania. Como lo señala un artículo de CoinDesk, parte del código de Bitcoin incluye el llamado ajuste de dificultad cada 2.016 bloques (que tiene lugar cada dos semanas aproximadamente). El tamaño y la dirección del ajuste depende de la potencia total de computación para minar bitcoin, y su propósito es mantener las confirmaciones de bloques cada 10 minutos aproximadamente.
La tasa actual de hash de la red es de 257 millones de hashes por segundo (TH/s), según blockchain.com, lo que supone un aumento significativo respecto al mismo período del año pasado, cuando se ubicaba en torno a los 140 millones de TH/s. El aumento de la dificultad plantea un panorama aún más sombrío para los mineros de bitcoin, quienes ya están sufriendo las consecuencias de la debilidad de los precios de la criptomoneda y el aumento de los costos energéticos.
Por citar dos ejemplos recientes, la minera londinense Argo Blockchain (ARBK) se vio obligada a levantar $27 millones la semana pasada para aliviar las presiones de liquidez y el proveedor de centros de datos mineros Compute North se declaró en quiebra.
“Nuestra rentabilidad se ha visto reducida por ambos lados, desde el aumento de los precios de la energía hasta el descenso del precio de bitcoin, lo que ha provocado una crisis de liquidez para Argo”, dijo el director general de Argo Blockchain, Peter Wall.
Con información de Investigación y Desarrollo, Europa Press y BBC News | Edición del Colectivo Alterius