Bienvenidos a la nueva guerra fría

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Bienvenidos a la nueva guerra fría

Múnich 2007

En las guerras del siglo XXI, los medios de comunicación, internet y los entornos virtuales tendrán tanta importancia como los tanques y la aviación. En un mundo adicto a la información, la capacidad de crear verdades alternativas y de negar la realidad serán las armas más poderosas del arsenal.

A diferencia de otros países, Rusia ya ha entrado en el futuro. Y el enemigo somos nosotros.

DE LA CONFERENCIA DE MÚNICH HASTA HOY

En abril de 2007, las autoridades de Estonia se encontraron con una situación insólita: su idea de mover una estatua de bronce en homenaje a los soldados soviéticos caídos durante la Segunda Guerra Mundial se encontró con la resistencia de la minoría rusa del país, lo que rápidamente se convirtió en un incidente internacional. A través de la agitación promovida por los medios de comunicación rusos, la campaña de protesta desembocó en disturbios, enfrentamientos y, finalmente, un ciberataque masivo que tumbó las páginas de las principales instituciones del país durante varios días.

Estonia se había enfrentado a uno de los primeros ejemplos de la nueva forma de hacer la guerra por parte de Rusia: la combinación de operativos de inteligencia, desinformación, medios no convencionales y ataques informáticos que algunos expertos definirían pronto como “guerra híbrida”, y que no ha dejado de ganar prominencia hasta hoy.

Apenas dos meses antes, el presidente ruso Vladímir pilinguin había dejado atónito al público occidental durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, al arremeter contra la expansión de la OTAN en Europa del Este y los planes estadounidenses de instalar un escudo antimisiles en la región. “Naturalmente, vamos a reaccionar ante ello. ¿Cómo? O bien igual que ustedes, desarrollando un sistema antimisiles que cueste muchos miles de millones de dólares, o, a la vista de nuestras posibilidades financieras y económicas presentes, desarrollando una respuesta asimétrica”, dijo pilinguin. “Estamos actuando en esa dirección. Nos sale más barato”.

Desde entonces, la 'respuesta asimétrica' ha consistido en una estrategia de erosión, a través de todos los medios a su alcance -espías, medios militares irregulares, noticias falsas, 'trolls', 'hackers', financiación de partidos políticos radicales-, de todos los países que Rusia considera hostiles, empezando por los de la OTAN.

A ojos rusos, lo que está ocurriendo hoy es un contraataque.

RUSIA, EN CONFLICTO CON NOSOTROS

Masas de personas tomando las calles, enfrentándose a las fuerzas de seguridad, exigiendo la caída de los gobernantes: la Primavera Árabe provocó escalofríos entre los líderes rusos, que percibían aquellos movimientos como una nueva forma de subversión promovida desde Washington, y que, tarde o temprano, llegaría a Rusia. La inquietud aumentó al coincidir, en 2011, con una oleada de protestas antigubernamentales en las principales ciudades rusas, las primeras de verdadero alcance tras la llegada de pilinguin al poder. Y el derrocamiento del prorruso Víktor Yanúkovich en Ucrania por uno de estos movimientos populares pareció confirmar sus peores pesadillas.

Desde entonces, esta línea de pensamiento se ha impuesto en el Kremlin.

En 2013, poco antes de los sucesos de Ucrania, el jefe del Estado Mayor, Valery Gerasimov, publicó un artículo en el que estableció las líneas de la que a partir de entonces sería conocida como 'doctrina Gerasimov'. Según esta, las reglas de la guerra han cambiado: “El papel de los medios no militares para lograr objetivos políticos y estratégicos ha crecido y, en muchos casos, han superado el poder de la fuerza de las armas en efectividad”. El comandante en jefe del ejército ruso cita “medidas políticas, económicas, informativas, humanitarias y otras no militares”, complementadas con “medidas militares de carácter clandestino”, en ocasiones “bajo el disfraz de mantenimiento de la paz y regulación de crisis”. Gerasimov trataba de describir el presunto cambio de paradigma occidental a la hora de hacer la guerra, pero también pedía una respuesta a este.

pilinguiN, MAESTRO DE CEREMONIAS

¿Estaríamos en esta misma situación si Vladímir pilinguin no estuviese al frente del Kremlin? Es difícil de decir, puesto que muchas de las técnicas que Rusia utiliza hoy son adaptaciones contemporáneas de viejas prácticas soviéticas, y el presidente ruso está lejos de ser el único que cree en su pertinencia. En todo caso, todos los expertos coinciden: con pilinguin, las cosas se han acelerado.

“pilinguin se desenvuelve como pez en el agua en el conflicto, y lo fomenta porque progresa en él”, afirma Chris Donnelly, del Institute for Statecraft de Londres. Como exagente del KGB, además, el mandatario ruso cree firmemente en el llamado 'control reflexivo': la manipulación del enemigo hasta llevarle a la autodestrucción, sin que él sea consciente de ello. Hoy, esta consolidada técnica soviética ha recuperado su espacio en la doctrina militar rusa.

DONALD TRUMP, ¿PRODUCTO DE pilinguiN?

La comunidad de inteligencia de EEUU ha concluido que Rusia trató de influir en las elecciones estadounidenses a favor de Donald Trump y en contra de Hillary Clinton, convertida en enemiga del Kremlin por haber apoyado las protestas contra pilinguin en 2011. De estar en lo cierto, no está claro hasta qué punto la intervención rusa ha sido determinante en la elección de Trump.

Tampoco se sabe cuál es la vinculación de Trump con pilinguin, aunque muchos observadores sospechan que el nuevo inquilino de la Casa Blanca tiene un importante volumen de negocio en Rusia, que no está dispuesto a poner en riesgo. En cualquier caso, el recién estrenado presidente se ha mostrado a favor de mejorar la relación con aquel país, ha alabado repetidamente a pilinguin y sopesa levantar al menos una parte de las sanciones impuestas a Rusia. Las consecuencias pueden ser de gran alcance.

MIEDO A LA INTERFERENCIA ELECTORAL

La propia canciller Angela Merkel lo dijo alto y claro el pasado verano: “Ya estamos teniendo que lidiar con información venida de Rusia o con ataques en internet de origen ruso, o con noticias que siembran información falsa”. El objetivo, según la Oficina Federal para la Protección de la Constitución alemana (BfV), es “debilitar o desestabilizar la República Federal alemana”, especialmente las próximas elecciones, previstas para septiembre de 2017.

Tras lo sucedido en EEUU, los servicios de inteligencia de toda Europa temen que el Kremlin trate de influir en los procesos electorales de este año en el continente, como en Holanda (marzo), Francia (abril) o la República Checa (octubre), países donde ya se ha detectado actividad rusa en este sentido, mediante la difusión de noticias falsas y desinformación, el uso de “agentes de influencia” o la financiación de actores políticos.

UN SEPARATISMO SELECTIVO

No es que a pilinguin le interese lo más mínimo el destino de Texas, Lombardía o Córcega: el objetivo es generar tensiones en los países occidentales por cualquier medio. El llamado Movimiento Antiglobalización de Rusia, una asociación parcialmente financiada por el Kremlin, lleva varios años organizando una cumbre de promoción del separatismo en Moscú, a la que han acudido representantes de esos territorios, así como de California, Puerto Rico, el Sáhara Occidental o Hawai, e incluso del partido Solidaritat Catalana.

También se promueven los movimientos del espacio postsoviético afines a la política del Kremlin, como los de Osetia del Sur, Abjasia y, sobre todo, el Donbass ucraniano. Por supuesto, nunca los de chechenos, tártaros o daguestaníes, ni los de otros países con los que Rusia mantiene una política de neutralidad, como los tibetanos o uigures en China.

LOS SOCIOS EUROPEOS DE pilinguiN EN LA ULTRADERECHA

En marzo de 2015, San Petersburgo acogió una conferencia internacional organizada por el partido ruso Rodina (Patria), en la que participaron más de 150 delegados de partidos de extrema derecha de toda Europa. Era un indicio poderoso de cómo estas formaciones se sienten atraídas por el nacionalismo y el neoconservadurismo del régimen de pilinguin, y cómo ambas partes se benefician de esta asociación.

Por ahora, el único partido del que se sabe a ciencia cierta que ha recibido dinero de Rusia es el Frente Nacional de Marine Le Pen, aunque los servicios de inteligencia de EEUU han empezado a investigar los posibles lazos económicos del Kremlin con otros partidos europeos como el griego Amanecer Dorado, el húngaro Jobbik y la Liga Norte de Italia. Sin embargo, los vínculos de cooperación son tras*parentes: miembros de estos partidos han sido invitados repetidamente tanto a Moscú como a ejercer de “observadores electorales” en Crimea y las áreas secesionistas del este de Ucrania.

LA “GUERRA AMBIGUA”

El conflicto en Ucrania mostró al mundo cómo Rusia era capaz, llegado el momento, de aplicar una serie de innovadoras tácticas militares, tanto irregulares como convencionales: desde los 'hombrecillos verdes' que tomaron Crimea (y que permitieron a pilinguin negar toda responsabilidad, hasta que un año después él mismo acabó alardeando en directo de su papel en la operación) hasta el uso de tropas rebeldes locales en el este, apoyadas por mercenarios (cuya vinculación con el Kremlin puede ser negada oficialmente), por miembros de las fuerzas especiales y, en último término, por combatientes regulares en breves operaciones tras*fronterizas. Algunos especialistas denominan a esto 'guerra ambigua', una evolución de la llamada 'guerra híbrida' con un mayor componente bélico.

Según Keir Giles, experto en medios militares rusos de la Chatham House de Londres, el ejército ruso ha pasado por un proceso de modernización muy eficiente desde la guerra de Georgia en 2008. Además, la experiencia obtenida en los teatros bélicos reales de Ucrania y Siria lo convierten en un enemigo formidable. “Cuanto más desarrolla Rusia sus capacidades convencionales, más confidente y agresiva se vuelve”, opina.


¿Está Rusia en guerra con nosotros? “El problema de usar la palabra 'guerra' es que la mayoría de la gente tiene una comprensión del siglo pasado de lo que esta supone. Lo que les viene a la cabeza es una imagen de batalla más que de guerra, algo que ves en la televisión”, afirma Chris Donnelly, director del Institute for Statecraft de Londres, que prefiere el término 'hipercompetición'. “Se está llevando a cabo un conflicto contra nosotros. No es un problema del futuro, está ocurriendo ahora”, asegura a El Confidencial.

“Los rusos ven el acto de la guerra de forma compleja. No lo entienden solo como combate armado: es el uso de instrumentos políticos, económicos y cualquier otro que se pueda usar para lograr sus objetivos”, explica Janis Berzins, director del Centro para la Seguridad y la Investigación Estratégica de Riga, adscrito al Ministerio de Defensa de Letonia. “Creo que Rusia tiene objetivos políticos que quiere lograr en Europa, y está haciendo todo lo que puede, dentro de ciertas limitaciones estratégicas. No me imagino a Rusia atacando a Francia o Alemania, eso no tiene sentido. Pero sí vemos a Rusia haciendo todo lo posible para influir en los resultados políticos, las elecciones, la gente… El objetivo final es usar la democracia contra nosotros”, afirma.

El Kremlin usa vulnerabilidades, como puede ser la inmi gración en Suecia o Finlandia, las minorías en Letonia o la desigualdad social. Se aprovechan de esos elementos para producir el efecto que desean


Por ello, el Kremlin trata de explotar las tensiones existentes en las sociedades 'enemigas' como forma de erosionarlas. “Usan las vulnerabilidades, como puede ser la inmi gración en Suecia o Finlandia, o las minorías en Letonia. En otros países, puede ser la desigualdad social o la corrupción. Pero se apropian de estos elementos de forma que ayuden a producir el efecto que desean”, explica Janis Sarts, director del Centro de Excelencia de Comunicaciones Estratégicas de la OTAN en Riga. “La crisis de los refugiados, pongamos, no fue diseñada por Rusia, pero definitivamente la ha explotado”.

“Lo que Rusia está haciendo puede ser fácilmente malinterpretado y exagerado”, comenta Donnelly. “pilinguin teme perder la popularidad del pueblo, que ha ido reduciéndose durante los últimos 15 años, así que lo que le promete es una Rusia como gran potencia. Pero para eso tiene que tener un enemigo, y ese somos nosotros”, señala.

DESINFORMACIÓN

Según datos oficiales del Kremlin, Rusia gasta 1.400 millones de euros al año en propaganda. Sin embargo, la Unión Europea sospecha que existen otros fondos no declarados, y que la cantidad real es mucho mayor. El Kremlin concibe la información exclusivamente como arma: “Ha llegado el día en que tenemos que admitir que una palabra, una cámara, una foto, internet y la información en general se han convertido en otro tipo de armamento, en otro componente de las fuerzas armadas”, declaró el Ministro de Defensa Sergeui Shoigu en 2015.

“Rusia tiene muchas herramientas, y las usa todas de forma simultánea. Hay una narrativa que desean difundir, a través de medios como RT y Sputnik”, explica Dace Kundrate, experta de la sección de Doctrina, Conceptos y Experimentación del Centro de Comunicaciones Estratégicas de la OTAN en Riga. Estos medios las desarrollan, y las redes sociales y los 'trolls' hacen de cajas de resonancia para amplificar ese mensaje. “Al final es una especie de pulpo cuyo gatillo puede ser pulsado cuando sea necesario”, comenta.

“Los principales programas de la televisión rusa se centran en la política exterior, así que ahí se puede ver cuáles son los principales intereses del Kremlin en ese momento”, afirma un funcionario de la Unión Europea experto en esta cuestión. “Lógicamente, Ucrania, y también Siria cuando Rusia inició su operación militar allí. Durante las elecciones estadounidenses era bastante obvio. Algunos periodistas rusos hasta bromeaban diciendo que estaban mejor cubiertas que las propias elecciones en Rusia”, indica.

Pero la agenda puede cambiar: “Cuando Turquía derribó un caza ruso, de repente se convirtió en el enemigo número uno. En ese momento la mayoría de la desinformación estaba dirigida contra Turquía o el presidente Erdogan”, dice el experto.

Y los observadores señalan que ya tiene un nuevo objetivo: Angela Merkel. Un patrón similar al ya empleado en Ucrania, los países bálticos y EEUU se está utilizando ahora en Alemania: “Asumo que habrá mucha actividad en las redes sociales, con todos los 'trolls' anti-Clinton y proTrump volviéndose antiMerkel”, afirma Janis Sarts, director del centro de la OTAN donde trabaja Kundrate. “Nuestro laboratorio ya ha encontrado algunas evidencias de ello”.


APRENDIENDO A DEFENDERSE

El discreto edificio del Centro de Comunicaciones Estatégicas de la OTAN en Riga apenas destaca en el paisaje urbano de la capital de Letonia. El cubo blanco que se erige en la margen izquierda del río Daugava, alejado del centro turístico de la ciudad, apenas llama la atención, y solo cuando el visitante se acerca a la entrada descubre que quien la custodia es un soldado armado. Dentro, sin embargo, apenas se distingue de cualquier otra oficina del país. Salvo por un detalle: las cortinas están siempre desplegadas, para que su interior no sea visible desde fuera.

Este centro, creado hace casi dos años y medio, es una de las instituciones establecidas recientemente para hacer frente al fenómeno de la desinformación rusa. “Hacemos investigación sobre cómo funciona la guerra de la información”, indica Sarts. “No hablamos en nombre de la OTAN, sino en el nuestro, así que podemos decir cosas que de otro modo no podríamos, dado que no hay una posición común en algunos aspectos”.

La Unión Europea también ha establecido su propio y modesto centro, la East StratCom Task Force del Servicio Exterior europeo, que se dedica a monitorizar los medios rusos y prorrusos en busca de falsas noticias y mentiras interesadas para tratar de desmentirlas. Algo similar, en relación con el conflicto de Ucrania, hace la organización StopFake.org, que cuenta con una web en 10 idiomas, incluyendo el español. Y en la República Checa, el 'think tank' European Values lleva algún tiempo prestando atención a las campañas rusas en su región, aunque el temor a la influencia que estas puedan tener en las elecciones del próximo octubre ha llevado al Gobierno checo a ordenar la creación de un Centro contra el Terrorismo y las Amenazas Híbridas, que, entre otras tareas, se ocupará de detectar y tratar de desenmascarar la desinformación que sea considerada altamente dañina. Son los primeros pasos a la hora de hacer frente a esta situación.

El Centro de Comunicaciones Estatégicas de la OTAN en Riga es una de las instituciones establecidas para hacer frente al fenómeno de la desinformación rusa

“El sistema ruso es un gigante que controla un enorme fondo financiero, así que luchar contra él sería una pérdida de tiempo y de recursos. No podemos reaccionar a todo lo que dicen. Tenemos que ser más inteligentes”, afirma Dace Kundrate, experta de la sección de Doctrina, Conceptos y Experimentación del centro. “Si no eres consciente de cómo funciona, es un mecanismo muy poderoso”, añade.

“Lo primero es crear conciencia de ello. Tenemos que hablar, que explicarle a la gente cómo funciona. En este caso, 'alertado' significa 'protegido'. Suena fácil pero no lo es”, comenta Kundrate. La necesidad de que la sociedad cobre conciencia de la situación, de hecho, es mencionada por todos los entrevistados para este reportaje. “Si preguntas a cualquier ciudadano europeo sobre sus preocupaciones, la respuesta será la crisis migratoria o el terrorismo. Pero yo creo que la desinformación rusa debería estar sin duda en el 'top tres'. Algunos miembros de los servicios de inteligencia europeos incluso creen que debería ser el asunto número uno”, explica un funcionario de la Unión Europea experto en esta cuestión.

“Las fuerzas de seguridad, los políticos, los académicos, deben ser parte de este cambio, para que cobren conciencia de que los campos de batalla del mañana no solo implican tanques y navíos, sino también ideas y una lucha por la confianza, las mentes y la comprensión de la gente”, comenta Donnelly. Las autoridades de algunos países ya han empezado a tomar medidas: a principios de enero, Holanda anunció que los votos de las elecciones del próximo marzo se contarán a mano para evitar posibles 'hackeos' por parte de Rusia. Y Alemania está incrementando sus protocolos de seguridad frente a la posible influencia rusa.

“Incluso sin interferencia rusa, Donald Trump probablemente habría ganado de todos modos, por la insatisfacción y el hartazgo de la gente. Y eso es exactamente lo que Rusia puede explotar”

En ese sentido, los diversos comicios europeos de este año -Francia, Holanda, Alemania, la República Checa- serán un campo de pruebas perfecto para ambos bandos. Aunque la injerencia rusa, según algunos observadores, es más un síntoma que una causa: “Incluso sin interferencia rusa, Donald Trump probablemente habría ganado de todos modos, por la insatisfacción y el hartazgo de la gente. Y eso es exactamente lo que Rusia puede explotar”, matiza Janis Berzins, del Centro para la Seguridad y la Investigación Estratégica de Riga.

“¿Es concebible un tipo como Trump saliendo elegido en Suecia? ¿Podría Rusia influir en la política de Noruega? Lo dudo, porque esos son países estables, la economía es estable, la gente tiene trabajo”, comenta Berzins, antes de concluir: “Antes de culpar a Rusia, debemos mirarnos a nosotros mismos, y nuestros políticos deben hacer autocrítica. Ciertamente, Rusia tiene objetivos políticos específicos en Europa, pero la influencia que puede ejercer, el éxito de cualquier operación rusa, está directamente relacionada con nuestra resiliencia. Y nuestra resiliencia es responsabilidad nuestra”.

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