Howard Scott
Scott había fundado en Nueva York en 1919, junto a un grupo de científicos e ingenieros, la
"Alianza Técnica", que duró apenas unos años, pero en la que se empezaron a sentar las bases de lo que luego se conocería como el Movimiento Tecnocrático.
Las ideas cristalizaron en 1933 en "
Technocracy Inc." (Tecnocracia S.A.), como también se conoce desde entonces al movimiento, que se instituyó como organización educativa y de investigación para promover una reforma radical de la sociedad, política y economía en Norteamérica.
Fuente de la imagen, Cortesía de Technocracy Inc.
Pie de foto, Howard Scott haciendo el saludo típico del Movimiento Tecnocrático.
Scott fue líder del movimiento desde el inicio hasta su fallecimiento, en 1970.
Ingeniero autodidacta, aunque algunos cuestionaron luego su formación, fue un hombre con un magnetismo especial.
Medía más de 1,95 metros y poseía una voz profunda, que tras*mitía autoridad. "Era un esnob con aquellos que no eran intelectuales, y extremadamente
misógino, pensaba que los hombres eran mejores que las mujeres, vamos, un producto de su época", revela Charmie Gilcrease, actual directora ejecutiva de "Technocracy Inc.".
Quienes lo conocieron describen a una persona persuasiva, inteligente y con buen ojo para la publicidad.
Para demostrar al mundo la fuerza de su movimiento, Scott abogaba por lo que llamaba "simbolizaciones", grandes actos en los que participaban cientos de miembros para mostrar músculo.
Quizás el más sonado fue la llamada "
Operación Columbia", en la que cientos de vehículos grises emprendieron una ruta por la costa oeste de Estados Unidos desde Los Ángeles hasta Vancouver, en Canadá en 1947.
Fuente de la imagen, Cortesía de Technocracy Inc.
Pie de foto, Una caravana de cientos de vehículos grises del Movimiento Tecnocrático recorrió la costa oeste de EE.UU en la "Operación Columbia".
El concepto en sí del gobierno de los expertos no era nuevo.
latón ya decía que la sociedad funcionaba mejor cuando está gobernada por expertos.
Pero las primeras ideas tecnocráticas, surgen, explica Jens Steffek, en Francia, cuando en el siglo XIX el filósofo
Henri de Saint Simon argumenta que la aristocracia no puede seguir gobernando "porque no saben lidiar con las complejidades de la tecnología, ni tienen la experiencia necesaria, por lo que, en nombre del progreso, hay que pasar al gobierno de los expertos".
Qué proponía el Movimiento Tecnocrático
Para poner en marcha sus ideas, Scott proponía deshacerse de lo que los tecnócratas llamaban el "
sistema de precios" que, básicamente, es la esencia del sistema capitalista.
Hasta la revolución industrial, argumentaban, el sistema económico estaba basado en la
escasez. Se necesitaba mucha mano de obra para producir y fabricar cosas, y nunca había suficientes.
Desde entonces, sin embargo, la tecnología había creado un nuevo mundo de abundancia. Las máquinas podían fabricar lo necesario para todo el mundo, y de forma más barata, además.
A pesar de ello, como la economía seguía basada en el sistema de precios, se producía para el beneficio, no para el uso.
Para evitarlo, el Movimiento Tecnocrático quería
abolir el dinero, que era, según aseguraban, el origen de la avaricia, la delincuencia y la miseria.
Fuente de la imagen, Crtes'ia de Technocracy Inc.
A cambio, se emitiría unos "
certificados energéticos". Las cosas costarían según la energía que se necesitara para producirlas, ni más, ni menos.
Si entregabas a todo el mundo los mismos certificados energéticos y cubrías sus necesidades, el deseo de acumular dinero se acabaría y, con él, argumentaban, el crimen.
¿Comunismo, puede parecer? A la tecnocracia ese tipo de filosofías políticas le sabía a poco.
El movimiento abogaba por acabar con las clases sociales y con todas la profesiones "innecesarias" que han explotado al hombre a lo largo de los años. "En cuanto a las ideas de la tecnocracia, estamos tan a la izquierda que
hacemos que el comunismo parezca burgués", reconocía, provocador, el propio Howard Scott.
La tecnocracia, explica el periodista canadiense Ira Basen en un documental que produjo para la radio "CBC", quería que la tecnología trabajara para las personas, en lugar de que nosotros trabajáramos para la tecnología. Debíamos
aprender a vivir y no aprender a ganarnos la vida.
Fuente de la imagen, Cortesía de Technocracy Inc.
Pie de foto, Los miembros del Movimiento Tecnocrático pintaban sus vehículos de gris y vestían igual.
En el Tecnato, la forma de gobierno ideada por el movimiento, los servicios estarían gestionados por especialistas, que seleccionarían, a su vez, a sus directores. Estos formarían un gabinete que elegiría a un presidente continental.
El "Tecnato de Norteamérica", en el que ellos habían basado sus estudios, se extendería desde Centroamérica hasta Alaska.
"Las ideas del movimiento estaba basadas en la
asunción de que esas personas serían benevolentes, y no tendrían ambiciones personales o intereses que, para empezar, es una premisa cuanto menos problemática", plantea Jens Steffek.
Declive
Esta
idea distópica y totalitaria del mundo tuvo su máximo apogeo en los años 30. En los 40, cuando la política del "New Deal" puesta en marcha por el presidente Franklin D. Roosvelt empezó a dar sus frutos y a generar empleos de nuevo, la estrella del movimiento tecnocrático empezó a apagarse.
Fuente de la imagen, Cortesía de Technocracy Inc.
Pie de foto, En los años 30 y 40 del s. XX, los encuentros del Movimiento Tecnocrático reunían a miles de personas, como este en Hollywood.
La economía crecía y
volvía a mandar el dinero. Ya pocos buscaban refugio en las ideas radicales de un grupo de soñadores.
Pero, pese a todo pronóstico, "Technocracy Inc." sigue existiendo, aunque como una versión muy reducida de aquel movimiento que llegó a contar con más de medio millón de miembros.
La idea del "Tecnato" ha pasado a mejor vida, pero en su página web aún se puede leer: "
tenemos un plan, y es viable". En 2015 contrataron a tres becarios para que elaboraran un "Plan de tras*ición" para pasar del sistema de precios actual a una economía basada en la energía sostenible.
En sus exposiciones, los tres becarios vistieron polos de tonalidad gris con el "Monad".
A través de la cámara de su ordenador, Charmie Gilcrease muestra a BBC Mundo las pilas de cajas archivadoras que se acumulan en la sede de la asociación, en la ciudad de Jackson, en el Tennessee rural.
Su principal labor a día de hoy es
digitalizar el enorme archivo que el movimiento produjo a lo largo de las décadas. "Hay cientos de miles de documentos, fotografías y planos de las ideas originales, es muy interesante para saber cómo se les ocurrieron las soluciones a las que llegaron", explica Gilcrease.
Hasta hace poco, seguían enviando periódicamente un boletín informativo a sus miembros, que ya no se circunscriben a EE.UU. y Canadá, sino que se reparten por Rusia, Brasil, Venezuela o Ucrania, según la directora ejecutiva. El movimiento prohíbe desvelar cuántos socios tiene o quiénes son pero, como la misma Gilcrease reconoce, "
no son muchos".
Entre ellos hay ingenieros y personas de inclinación científica, pero "también tenemos a algunos chiflados, gente que piensa que la tecnocracia tiene que salir a la calle a luchar con armas para imponer un sistema que cree un mundo mejor. En fin", suspira. "Eso no es lo que hacemos,
somo apolíticos".