Benito jeronimo feijoo, opinión

Oxi89888

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Que decir. Compré su antología con una colección de fragmentos de cartas eruditas y teatro crítico universal, y les di un vistazo.

Como decirlo sin sonar mal... me sentí algo decepcionado. Yo vengo de leer en especial a jesuitas y dominicos escolásticos barrocos salmantinos y complutenses (Francisco Suárez, Diego Mas, Diego Zúñiga, Luis de Molina, Domingo Báñez, Domingo de Soto, Francisco de Vitoria, etc) y la obra de Feijoo no me sorprendió mucho. Es un buen ensayista, pero la diferencia entre los filósofos del Siglo de Oro y los del siglo XVIII es abismal.

Yo partía de la fama que tiene, que sería un autor al nivel de Francisco Suárez, pero ni se le acerca. Supongo que la fama viene por introducir la ilustración anglofrancesa y por lo divulgativo de su obra.

Pero donde estén las suarecianas 'disputaciones metafísicas' o 'del dios legislador', que se aparte lo demás.

La calidad de la filosofía española decayó mucho tras la fin de Rodrigo de Arriaga. Un Diego Mas te escribe una enciclopedia ontológica digna de rivalizar con Christian Wolff, un Feijoo es más alguien del talante de un Diderot o de un Voltaire. Está bien, pero no llega al meollo del asunto.

Está bien leerlo, al igual que leer un Quevedo o Baltasar Gracián, son bueno para la cultura general. Pero si quieres filosofía española de alto calibre y un reconocimiento internacional serio; yo recomiendo que os encamineis derecho a los salmantinos y complutenses de la Contrareforma.
 
El siglo XVIII ciertamente es de tras*ición. En la época, y entrando en el XIX, tocaba haber producido científicos e industriales en gran número, manteniendo y materializando las potentes bases de Teología y Filosofía que nos dio el Barroco, y a las que parece difícil y hasta innecesario alcanzar. De esta forma, hubiéramos desplegado los esfuerzos en la historia siguiendo, casi, el orden y primacía de los saberes, convirtiendo esa idea de tras*ición en una de especialización por siglos, y así, pasando del lamento al trabajo. Pero lo que tuvimos es un desfondamiento, y desde la Revolución, una contaminación total, con la estupidez de intentar desandar lo andado. Lo que no significa que no podamos recuperarnos.
 
Tengo a medio leer el Teatro Crítico Universal, y más que por sus desarrollos intelectuales creo que es relevante por cantar las verdades de barquero en una época en la que pocos se atrevían, protegido por su prestigio.
El viernes compre el ensayo de Marañón sobre la biología de Feijoo, a ver si me llega. Por supuesto es pre-enciclopedia. Al lado de Valmont de Bomare o Buffon no espero nada destacable. Su mérito estará en hacer más aceptable lo que venía de fuera sin resultar condenable por la inquisición.

En España el siglo XVII es brutal en elucubraciones, pero pierde la practicidad del XVI. Un campo que a mi me interesa es el de la verdadera destreza (esgrima). A finales del XVII, recuperan un poco el hacer las exposiciones más pragmaticas (Ettenhard, Rada). Luego en el XVIII, o están vendidos a lo francés e italiano o se encierran en posiciones ultra hispánicas.
 
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El siglo XVIII ciertamente es de tras*ición. En la época, y entrando en el XIX, tocaba haber producido científicos e industriales en gran número, manteniendo y materializando las potentes bases de Teología y Filosofía que nos dio el Barroco, y a las que parece difícil y hasta innecesario alcanzar. De esta forma, hubiéramos desplegado los esfuerzos en la historia siguiendo, casi, el orden y primacía de los saberes, convirtiendo esa idea de tras*ición en una de especialización por siglos, y así, pasando del lamento al trabajo. Pero lo que tuvimos es un desfondamiento, y desde la Revolución, una contaminación total, con la estupidez de intentar desandar lo andado. Lo que no significa que no podamos recuperarnos.
Las expediciones científicas continuas a América nos daban una considerable ventaja desde mitad del XVIII, organizadas desde el jardín botánico de Madrid, por gente mediocre pero muy esforzada (Ortega). A finales de siglo ya hay gente competente (Cavanilles, Sandalio) gracias también a las sociedades de amigos del país. Pero todo se va al guano desde 1805.
Una buena presentación de lo que era la corona española entonces, con sus luces y sombras, es el viaje a la América Meridional de Alexander von Humboldt. Autor luego prácticamente prohibido durante dos siglos por su apoyo a las independencias americanas.
 
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Las expediciones científicas continuas a América nos daban una considerable ventaja desde mitad del XVIII, organizadas desde el jardín botánico de Madrid, por gente mediocre pero muy esforzada (Ortega). A finales de siglo ya hay gente competente (Cavanilles, Sandalio) gracias también a las sociedades de amigos del país. Pero todo se va al guano desde 1805.
Una buena presentación de lo que era la corona española entonces, con sus luces y sombras, es el viaje a la América Meridional de Alexander von Humboldt. Autor luego prácticamente prohibido durante dos siglos por su apoyo a las independencias americanas.

Yo no diría que Ortega fue un mediocre, su gran pecado fue ser partidario de la monarquía absoluta, por lo que sus sucesores desprestigiaron su figura y aportaciones. Introdujo el sistema lineano en España (mucha correspondencia con Linneo), fundó el Real Jardín Botánico en su lugar actual, describió alguna especie nueva, fue miembro de las Reales Academias de París y Londres, también fue químico de buen nivel, enterado de las novedades de su época, que fueron muchas.
De todas maneras, su trabajo botánico parece pequeño al lado de Cavanilles, Asso y otros, que son colosos.
 
Yo no diría que Ortega fue un mediocre, su gran pecado fue ser partidario de la monarquía absoluta, por lo que sus sucesores desprestigiaron su figura y aportaciones. Introdujo el sistema lineano en España (mucha correspondencia con Linneo), fundó el Real Jardín Botánico en su lugar actual, describió alguna especie nueva, fue miembro de las Reales Academias de París y Londres, también fue químico de buen nivel, enterado de las novedades de su época, que fueron muchas.
De todas maneras, su trabajo botánico parece pequeño al lado de Cavanilles, Asso y otros, que son colosos.
Ortega no hizo mas que traducir a autores franceses, sobre todo a Duhamel du Monceau, pero no hay practicamente ninguna obra que sea realmente suya. A Linneo lo chantajeaba con el acceso de los materiales de la expedicion de Loefling para que le apoyara, y con otros cientificos europeos usaba el monopolio de la quinina. Ciertamente tuvo mas vision que Quer, introduciendo a Linneo.

El conflicto con sus sucesores venia mas bien de las funciones que debia adoptar el Jardin Botanico de Madrid. Mientras el seguia que lo importante era la linea de relacion entre taxonomia, identificacion y suministro de plantas como necesidades de la farmacia para uso medico, y a veces, industrial, sus sucesores estaban mas interesados en la agricultura y la mejora de variedades con este fin, y eso hasta finales del XVIII era considerado algo de plebeyos. Jovellanos, Campomanes y las Sociedades de Amigos del Pais contribuyeron a cambiar esa idea.
 
Ortega no hizo mas que traducir a autores franceses, sobre todo a Duhamel du Monceau, pero no hay practicamente ninguna obra que sea realmente suya. A Linneo lo chantajeaba con el acceso de los materiales de la expedicion de Loefling para que le apoyara, y con otros cientificos europeos usaba el monopolio de la quinina. Ciertamente tuvo mas vision que Quer, introduciendo a Linneo.

El conflicto con sus sucesores venia mas bien de las funciones que debia adoptar el Jardin Botanico de Madrid. Mientras el seguia que lo importante era la linea de relacion entre taxonomia, identificacion y suministro de plantas como necesidades de la farmacia para uso medico, y a veces, industrial, sus sucesores estaban mas interesados en la agricultura y la mejora de variedades con este fin, y eso hasta finales del XVIII era considerado algo de plebeyos. Jovellanos, Campomanes y las Sociedades de Amigos del Pais contribuyeron a cambiar esa idea.

Gracias, no conocía su faceta de chantajista, vaya con el boticario real. Hubiera sido prudente seguir las dos líneas, no veo por qué debían ser incompatibles, algo de lucha de egos parece traslucirse también. Esa tendencia hacia la agricultura se nota también con Boutelou como director del R.J.B. posteriormente.

De Ortega tengo una obra en facsímil, "Tratado de las Aguas Termales de Trillo". De Boutelou en facsímil también un "Tratado de la Huerta", que es un obra estupenda, práctica y que he consultado mucho y con provecho.

Como modelo de mediocridad propongo a Colmeiro, cuyas citas bibliográficas son inexactas y chapuceras y sin ninguna influencia posterior ni obra relevante.
 
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Colmeiro me suena mas como docente. Tiene una cosa en agricultura en tres tomos, y he ojeado su libro sobre los botanicos españoles, que viene bien como comienzo a tirar del hilo, pero con el que con internet llegas pronto a las biografias de la Academia de la Historia (que por otra parte, a menudo cita precisamente a Colmeiro) y no hace falta seguir con el.

En el XIX a menudo pasan cosas raras. Por ejemplo la Bibliografia Agronomica de Braulio Anton, de 1865, se deja gente importante, estoy pensando en Juan Alvarez Guerra, el traductor de Rozier (que estuvo a punto de ser fusilado un par de veces), o el Diccionario de Agricultura Practica de Esteban Collantes, de 1855, que no aparecen, sin dar ninguna explicación. Y no queda sino preguntarse si estaban en algun lado equivocado de algun conflicto (liberal, carlismo) para que se les intente una damnatio memoriae.

 
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