N.R
Cuñado nija
Batalla de Truillas, 1793
El 22 de septiembre de 1793 el ejército español, al mando del General Don Antonio Ricardos, obtiene una gran victoria contra el ejército revolucionario francés en Truillas, cerca de Perpiñán durante la campaña pirenaica del Rosellón.
En los meses anteriores el ejército español de Ricardos, compuesto por unos 17000 soldados, había ocupado fuertes posiciones en el lado francés de los pirineos tomando la poderosa fortaleza de Bellegarde. Sin embargo no pudo conquistar la ciudad de Perpiñán. A continuación el ejército francés se lanzó contra nuestras tropas con ánimo de destruirlas e invadir Cataluña.
El 22 de septiembre un ejército francés de 20.000 hombres, al mando del General Dagobert, lanzó un ataque en masa contra nuestras tropas. El frente de batalla de nuestro ejército estaba establecido en tres sectores: el ala izquierda en la aldea de Thuir se unía con la fuerte posición de Ponteilla, al mando del Duque de Osuna, defendida con doce cañones. El centro y cuartel general en Truillas, a 12 kilómetros de Perpiñán, al mando del General Ricardos y el ala derecha en Mas Deu, al mando del General Crespo. Había una reserva de caballería, al mando del valón Barón Courten. El jefe de Estado Mayor de Ricardos era el Conde de la Unión.
Al amanecer del día 22 el General Crespo avisó a Ricardos de que sufría un gran ataque en su sector, pero Ricardos sospechaba que sólo era una finta y que el ataque principal sería por la izquierda en Thuir e incluso ordenó a Crespo que enviara hacia allí un regimiento de caballería. Así fue. Pronto se descubrió que el grueso del ejército francés, compuesto por dos divisiones atacaba por la izquierda hacia Thuir y también hacia Ponteilla.
Gracias a la sabia previsión de Ricardos las tropas francesas sufrieron un devastador fuego de artillería española. En ese momento Ricardos envió la reserva de infantería y caballería de Courten y del Conde de la Unión. Las tropas francesas fueron envueltas por el Conde de la Unión con el regimiento de dragones de Pavía, por el centro por la infantería mandada por el mismo Ricardos y por la derecha por Courten y su caballería.
Las tropas francesas en ese momento se desbandaron en retirada siendo masacradas por las tropas españolas. Murieron entre 1200 y 1700 franceses y sólo 300 españoles. La maestría táctica de Ricardos fue determinante para lograr una extraordinaria victoria que tienen más mérito porque justo en ese momento los ejércitos revolucionarios franceses habían vencido en el norte del país a los prusianos y austriacos. El General Don Antonio Ricardos es una de las principales figuras, si no la principal de nuestro ejército en el siglo XVIII y su campaña en el Rosellón en 1793 es un modelo de eficacia y sagacidad en el campo de batalla, en la difícil especialidad de la guerra de montaña. Tristemente su fin a principios de 1794 cambió el rumbo de la campaña que hasta entonces nos había sido favorable.
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El 22 de septiembre de 1793 el ejército español, al mando del General Don Antonio Ricardos, obtiene una gran victoria contra el ejército revolucionario francés en Truillas, cerca de Perpiñán durante la campaña pirenaica del Rosellón.
En los meses anteriores el ejército español de Ricardos, compuesto por unos 17000 soldados, había ocupado fuertes posiciones en el lado francés de los pirineos tomando la poderosa fortaleza de Bellegarde. Sin embargo no pudo conquistar la ciudad de Perpiñán. A continuación el ejército francés se lanzó contra nuestras tropas con ánimo de destruirlas e invadir Cataluña.
El 22 de septiembre un ejército francés de 20.000 hombres, al mando del General Dagobert, lanzó un ataque en masa contra nuestras tropas. El frente de batalla de nuestro ejército estaba establecido en tres sectores: el ala izquierda en la aldea de Thuir se unía con la fuerte posición de Ponteilla, al mando del Duque de Osuna, defendida con doce cañones. El centro y cuartel general en Truillas, a 12 kilómetros de Perpiñán, al mando del General Ricardos y el ala derecha en Mas Deu, al mando del General Crespo. Había una reserva de caballería, al mando del valón Barón Courten. El jefe de Estado Mayor de Ricardos era el Conde de la Unión.
Al amanecer del día 22 el General Crespo avisó a Ricardos de que sufría un gran ataque en su sector, pero Ricardos sospechaba que sólo era una finta y que el ataque principal sería por la izquierda en Thuir e incluso ordenó a Crespo que enviara hacia allí un regimiento de caballería. Así fue. Pronto se descubrió que el grueso del ejército francés, compuesto por dos divisiones atacaba por la izquierda hacia Thuir y también hacia Ponteilla.
Gracias a la sabia previsión de Ricardos las tropas francesas sufrieron un devastador fuego de artillería española. En ese momento Ricardos envió la reserva de infantería y caballería de Courten y del Conde de la Unión. Las tropas francesas fueron envueltas por el Conde de la Unión con el regimiento de dragones de Pavía, por el centro por la infantería mandada por el mismo Ricardos y por la derecha por Courten y su caballería.
Las tropas francesas en ese momento se desbandaron en retirada siendo masacradas por las tropas españolas. Murieron entre 1200 y 1700 franceses y sólo 300 españoles. La maestría táctica de Ricardos fue determinante para lograr una extraordinaria victoria que tienen más mérito porque justo en ese momento los ejércitos revolucionarios franceses habían vencido en el norte del país a los prusianos y austriacos. El General Don Antonio Ricardos es una de las principales figuras, si no la principal de nuestro ejército en el siglo XVIII y su campaña en el Rosellón en 1793 es un modelo de eficacia y sagacidad en el campo de batalla, en la difícil especialidad de la guerra de montaña. Tristemente su fin a principios de 1794 cambió el rumbo de la campaña que hasta entonces nos había sido favorable.
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