Dovahkiina
Madmaxista
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Encontré este texto en otra web, que es un extracto del libro de Robert F. Kennedy jr. sobre el Dr. Fauci. Me tomé la molestia de traducirlo y lo dejo aquí para el que le pueda interesar.
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En 1999 en respuesta a la explosiva epidemia de autismo y otros desórdenes neurológicos, la CDC decidió estudiar su vasto banco de datos de banderillación ( Vaccine Safety Datalink ), el registro médico y de banderillaciones de millones de americanos, archivados por las principales operadoras de seguros sanitarios (HMOs), para ver si la dramática escalada en los calendarios de banderillación, que había comenzado en 1989, era la responsable. El epidemiólogo de la propia CDC, Thomas Verstraeten, dirigió las pesquisas.
El análisis inicial de los datos de Verstraeten sugería que las banderillas de la hepatitis B, administradas en el primer mes de vida, y que contenían mercurio, estaban asociadas a un amplio rango de desórdenes neurológicos, incluyendo un radical aumento del riesgo de autismo de un 1.135% entre los niños medicados.
Los descubrimientos de Verstraeten pusieron al CDC en DEFCON 1. Los mayores altos cargos de la agencia convocaron a 52 líderes de entre la industria farmacéutica, los más eminentes vacunólogos de las universidades y de la Asociación Americana de Pediatría (AAP), y a legisladores en salud pública de la NIH, FDA, OMS, y la EMA, a un encuentro secreto de dos días en un remoto centro de retiro en Simpsonwood, en Norcross, Georgia, para delinear las estrategias sobre cómo esconder al público estos terribles descubrimientos.
En 2005, conseguí las explosivas tras*cripciones de estas reuniones y estaba a punto de publicar unos extractos de las mismas en la revista Rolling Stone (Deadly Inmunity, 18 de julio, 2005). Esos registros, irónicamente, retrataban a esos jefazos del cártel de las banderillas situados en el filo de su propio límite jovenlandesal, y describían su colapso hacia la corrupción a lo largo de dos enfermizos días de debate.
La mayoría de estos individuos eran médicos y funcionarios legisladores que habían dedicados sus vidas a la salud pública desde el idealismo y la más honda preocupación por los niños. Los datos de Verstraeten les enfrentaban al hecho de que los niveles acumulativos de mercurio encontrados en todas esas nuevas banderillas que habían recomendado, habían sobreexpuesto a toda una generación de niños americanos a concentraciones de mercurio del orden de más de cien veces por encima de lo que la EPA ( Environmental Protection Agency) consideraba seguro.
Al recomendar una vasta batería de nuevas banderillas para niños, los legisladores de salud pública se habían olvidado de algún modo calcular las dosis de aluminio y mercurio de todas las nuevas banderillas.
El Doctor Peter Patriarca, que era por aquel entonces el director de la Oficina de Investigación y Revisión de banderillaciones de la FDA, expresó el sentimiento general de horror cuando preguntó por qué nadie había calculado la dosis acumulativa en los niños cuando los legisladores añadieron esta oleada de nuevas banderillas al calendario de banderillación infantil: "La conversión del porcentaje de timerosal a gramos reales de mercurio implica cálculos de álgebra a nivel de bachillerato. ¿Por qué tardó la FDA tanto tiempo en hacerlos?".
(Sigue)
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En 1999 en respuesta a la explosiva epidemia de autismo y otros desórdenes neurológicos, la CDC decidió estudiar su vasto banco de datos de banderillación ( Vaccine Safety Datalink ), el registro médico y de banderillaciones de millones de americanos, archivados por las principales operadoras de seguros sanitarios (HMOs), para ver si la dramática escalada en los calendarios de banderillación, que había comenzado en 1989, era la responsable. El epidemiólogo de la propia CDC, Thomas Verstraeten, dirigió las pesquisas.
El análisis inicial de los datos de Verstraeten sugería que las banderillas de la hepatitis B, administradas en el primer mes de vida, y que contenían mercurio, estaban asociadas a un amplio rango de desórdenes neurológicos, incluyendo un radical aumento del riesgo de autismo de un 1.135% entre los niños medicados.
Los descubrimientos de Verstraeten pusieron al CDC en DEFCON 1. Los mayores altos cargos de la agencia convocaron a 52 líderes de entre la industria farmacéutica, los más eminentes vacunólogos de las universidades y de la Asociación Americana de Pediatría (AAP), y a legisladores en salud pública de la NIH, FDA, OMS, y la EMA, a un encuentro secreto de dos días en un remoto centro de retiro en Simpsonwood, en Norcross, Georgia, para delinear las estrategias sobre cómo esconder al público estos terribles descubrimientos.
En 2005, conseguí las explosivas tras*cripciones de estas reuniones y estaba a punto de publicar unos extractos de las mismas en la revista Rolling Stone (Deadly Inmunity, 18 de julio, 2005). Esos registros, irónicamente, retrataban a esos jefazos del cártel de las banderillas situados en el filo de su propio límite jovenlandesal, y describían su colapso hacia la corrupción a lo largo de dos enfermizos días de debate.
La mayoría de estos individuos eran médicos y funcionarios legisladores que habían dedicados sus vidas a la salud pública desde el idealismo y la más honda preocupación por los niños. Los datos de Verstraeten les enfrentaban al hecho de que los niveles acumulativos de mercurio encontrados en todas esas nuevas banderillas que habían recomendado, habían sobreexpuesto a toda una generación de niños americanos a concentraciones de mercurio del orden de más de cien veces por encima de lo que la EPA ( Environmental Protection Agency) consideraba seguro.
Al recomendar una vasta batería de nuevas banderillas para niños, los legisladores de salud pública se habían olvidado de algún modo calcular las dosis de aluminio y mercurio de todas las nuevas banderillas.
El Doctor Peter Patriarca, que era por aquel entonces el director de la Oficina de Investigación y Revisión de banderillaciones de la FDA, expresó el sentimiento general de horror cuando preguntó por qué nadie había calculado la dosis acumulativa en los niños cuando los legisladores añadieron esta oleada de nuevas banderillas al calendario de banderillación infantil: "La conversión del porcentaje de timerosal a gramos reales de mercurio implica cálculos de álgebra a nivel de bachillerato. ¿Por qué tardó la FDA tanto tiempo en hacerlos?".
(Sigue)