Urederra
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Bancos y particulares venden en Valladolid pisos con okupas que debe expulsar el comprador
Se sitúan en calles como Caamaño y Padre Manjón, su precio oscila entre los 24.520 y los 73.260 y en algunos casos están tapiados
El fenómeno de la ocupación ilegal de viviendas en Valladolid ha llegado hasta el mercado inmobiliario. En torno a él se ha creado un negocio paralelo protagonizado por tres actores principales: comprador, propietarios e inmobiliarias. Estas últimas, en ocasiones, ejercen como intermediarias para lograr vender el inmueble en cuestión. Sin embargo, actúan como meros espectadores en lo que se refiere a la usurpación: informan de que el piso tiene inquilinos y de que ellos no pueden hacer nada al respecto. También están los clientes. Son ellos quienes deben llegar a un acuerdo con los okupas para que se marchen de la vivienda. Asimismo, tendrán que asumir los costes derivados de esta apropiación ilegítima, como posibles reformas o, si se diera el caso, destapiar el acceso. En última instancia están los dueños, en su mayoría entidades bancarias, que optan por deshacerse de la propiedad a un precio por debajo del mercado para, así, tratar de culminar la operación.
Un ejemplo de esta práctica se localiza a la altura del número 29 de la calle Caamaño, en el corazón del barrio vallisoletano de Las Delicias. Allí, el banco, propietario de la casa, oferta un piso de 64 metros cuadrados, tres dormitorios, cocina, baño, salón-comedor y una terraza que da al interior del bloque de viviendas. Está ubicado en una tercera planta sin ascensor ni calefacción. Tampoco dispone de calefacción. Lo vende por 24.520 euros, el 30% más barato que la oferta inicial (era de 35.030 euros). El único –y principal– inconveniente es que está tapiado, de forma que tiene el acceso bloqueado y, por tanto, no puede visitarse. Solo por fuera para cerciorarse de que, efectivamente, la puerta está cubierta de cemento, así como para conocer las zonas comunes.
Si está interesado en comprarlo, deberá hacerlo «a ciegas». Guiándose única y exclusivamente por las fotos publicadas en Idealista, el portal inmobiliario donde se muestran tres habitaciones de la vivienda vacías y en un evidente estado de deterioro. El agente comercial encargado de darle salida advierte que incluso habría que «hacerse a la idea» de que el estado del inmueble podría ser peor o que precisaría de una reforma integral.
El propietario, por su parte, deja claro en la web anunciante que el piso se encuentra con el «acceso tapiado», aunque no consta que previamente haya sido ocupado. En la descripción, también deja constancia de que la vivienda se tras*ferirá con la entrada bloqueda, al corriente de los gastos e impuestos que le correspondan y sin la dotación de servicios y suministros. El banco tampoco se responsabilizará del estado de conservación en el que se encuentre la casa ni de los «vicios vistos y aparentes». Por tanto, deberá ser el comprador el encargado asumir el coste del destapiado de la entrada y de regularizar la situación catastral y de registro del espacio.
En esa misma vía, aunque unos metros más adelante –a la altura del número 60, aproximadamente–, la banca tiene a la venta otra vivienda, esta vez «alquilada, de segunda mano». Así lo hace saber a los posibles interesados a través del anuncio en un portal web. Se trata de un primer piso sin ascensor, de 66 metros cuadrados y que podría adquirirse por 34.300 euros. «El inmueble se tras*mite arrendado a tercero y con un posible derecho de éste a la adquisición preferente del mismo», concreta.
Asimismo, se remarca que «el estado de ocupación o impedimentos para que pueda ser visitado libremente por los técnicos impiden su tasación oficial», de forma que no podrá financiarse «mientras perdure la situación».
Un bloque entero
Caamaño es una de las arterias principales de la ocupación ilegal en Valladolid. La imagen que acompaña el anuncio en Idealista desvela que muy cerca de la casa alquilada anteriormente citada, unos edificios más adelante (no se especifíca número de portal), está disponible otra que está ocupada. La explicación reza así:«Ocupado. Piso situado en un edificio de cinco alturas sobre rasante, ubicado en la localidad de Valladolid. El inmueble se tras*mite ocupado por un tercero sin título, en el estado físico, calidades, jurídico, urbanístico, administrativo, de licencias, de protección, de conservación y limpieza en el que se encuentre».
En este caso no se especifica si el propietario es un banco o un particular, aunque sí que será el adquiriente quien deba hacerse cargo de los trámites que impliquen el desalojo de los inquilinos y se le ofrece la posibilidad de «subrogarse en el procedimiento iniciado por la vendedora». La oferta de la vivienda, un quinto sin ascensor, con una habitación, un baño y sin calefacción, es de 33.000 euros.
Estaban sin estrenar. Nuevos, pero hubo «un problema no sabemos si con la inmobiliaria, la constructora o quién», según confirman residentes de la zona, y los pisos del número 107 de Padre Manjón, también en Las Delicias, nunca llegaron a tener dueño. Al menos de forma legal. Porque al poco tiempo de rehabilitarse, unos okupas rompieron el cristal de la puerta de acceso al portal y tomaron el bloque entero de manera ilegal.
El propietario de los dos «apartamentos independientes» del edificio es el banco, y ambos están en la actualidad en venta en Idealista: un segundo y un tercer piso de idénticas características (90 metros cuadrados, tres habitaciones, dos baños y que precisan una reforma) y precio:73.260 euros. «El precio es cerrado. La vivienda, como se compraría con las personas dentro, no se financiaría y tampoco puede visitarse, por lo que no sabemos cómo quedaría luego», reconocen desde la inmobiliaria. Asimismo, admiten que «por la situación actual es difícil echarles o que se vayan, aunque puede suceder».
Bancos y particulares venden en Valladolid pisos con okupas que debe expulsar el comprador
Se sitúan en calles como Caamaño y Padre Manjón, su precio oscila entre los 24.520 y los 73.260 y en algunos casos están tapiados
El fenómeno de la ocupación ilegal de viviendas en Valladolid ha llegado hasta el mercado inmobiliario. En torno a él se ha creado un negocio paralelo protagonizado por tres actores principales: comprador, propietarios e inmobiliarias. Estas últimas, en ocasiones, ejercen como intermediarias para lograr vender el inmueble en cuestión. Sin embargo, actúan como meros espectadores en lo que se refiere a la usurpación: informan de que el piso tiene inquilinos y de que ellos no pueden hacer nada al respecto. También están los clientes. Son ellos quienes deben llegar a un acuerdo con los okupas para que se marchen de la vivienda. Asimismo, tendrán que asumir los costes derivados de esta apropiación ilegítima, como posibles reformas o, si se diera el caso, destapiar el acceso. En última instancia están los dueños, en su mayoría entidades bancarias, que optan por deshacerse de la propiedad a un precio por debajo del mercado para, así, tratar de culminar la operación.
Un ejemplo de esta práctica se localiza a la altura del número 29 de la calle Caamaño, en el corazón del barrio vallisoletano de Las Delicias. Allí, el banco, propietario de la casa, oferta un piso de 64 metros cuadrados, tres dormitorios, cocina, baño, salón-comedor y una terraza que da al interior del bloque de viviendas. Está ubicado en una tercera planta sin ascensor ni calefacción. Tampoco dispone de calefacción. Lo vende por 24.520 euros, el 30% más barato que la oferta inicial (era de 35.030 euros). El único –y principal– inconveniente es que está tapiado, de forma que tiene el acceso bloqueado y, por tanto, no puede visitarse. Solo por fuera para cerciorarse de que, efectivamente, la puerta está cubierta de cemento, así como para conocer las zonas comunes.
Si está interesado en comprarlo, deberá hacerlo «a ciegas». Guiándose única y exclusivamente por las fotos publicadas en Idealista, el portal inmobiliario donde se muestran tres habitaciones de la vivienda vacías y en un evidente estado de deterioro. El agente comercial encargado de darle salida advierte que incluso habría que «hacerse a la idea» de que el estado del inmueble podría ser peor o que precisaría de una reforma integral.
El propietario, por su parte, deja claro en la web anunciante que el piso se encuentra con el «acceso tapiado», aunque no consta que previamente haya sido ocupado. En la descripción, también deja constancia de que la vivienda se tras*ferirá con la entrada bloqueda, al corriente de los gastos e impuestos que le correspondan y sin la dotación de servicios y suministros. El banco tampoco se responsabilizará del estado de conservación en el que se encuentre la casa ni de los «vicios vistos y aparentes». Por tanto, deberá ser el comprador el encargado asumir el coste del destapiado de la entrada y de regularizar la situación catastral y de registro del espacio.
En esa misma vía, aunque unos metros más adelante –a la altura del número 60, aproximadamente–, la banca tiene a la venta otra vivienda, esta vez «alquilada, de segunda mano». Así lo hace saber a los posibles interesados a través del anuncio en un portal web. Se trata de un primer piso sin ascensor, de 66 metros cuadrados y que podría adquirirse por 34.300 euros. «El inmueble se tras*mite arrendado a tercero y con un posible derecho de éste a la adquisición preferente del mismo», concreta.
Asimismo, se remarca que «el estado de ocupación o impedimentos para que pueda ser visitado libremente por los técnicos impiden su tasación oficial», de forma que no podrá financiarse «mientras perdure la situación».
Un bloque entero
Caamaño es una de las arterias principales de la ocupación ilegal en Valladolid. La imagen que acompaña el anuncio en Idealista desvela que muy cerca de la casa alquilada anteriormente citada, unos edificios más adelante (no se especifíca número de portal), está disponible otra que está ocupada. La explicación reza así:«Ocupado. Piso situado en un edificio de cinco alturas sobre rasante, ubicado en la localidad de Valladolid. El inmueble se tras*mite ocupado por un tercero sin título, en el estado físico, calidades, jurídico, urbanístico, administrativo, de licencias, de protección, de conservación y limpieza en el que se encuentre».
En este caso no se especifica si el propietario es un banco o un particular, aunque sí que será el adquiriente quien deba hacerse cargo de los trámites que impliquen el desalojo de los inquilinos y se le ofrece la posibilidad de «subrogarse en el procedimiento iniciado por la vendedora». La oferta de la vivienda, un quinto sin ascensor, con una habitación, un baño y sin calefacción, es de 33.000 euros.
Estaban sin estrenar. Nuevos, pero hubo «un problema no sabemos si con la inmobiliaria, la constructora o quién», según confirman residentes de la zona, y los pisos del número 107 de Padre Manjón, también en Las Delicias, nunca llegaron a tener dueño. Al menos de forma legal. Porque al poco tiempo de rehabilitarse, unos okupas rompieron el cristal de la puerta de acceso al portal y tomaron el bloque entero de manera ilegal.
El propietario de los dos «apartamentos independientes» del edificio es el banco, y ambos están en la actualidad en venta en Idealista: un segundo y un tercer piso de idénticas características (90 metros cuadrados, tres habitaciones, dos baños y que precisan una reforma) y precio:73.260 euros. «El precio es cerrado. La vivienda, como se compraría con las personas dentro, no se financiaría y tampoco puede visitarse, por lo que no sabemos cómo quedaría luego», reconocen desde la inmobiliaria. Asimismo, admiten que «por la situación actual es difícil echarles o que se vayan, aunque puede suceder».
Bancos y particulares venden en Valladolid pisos con okupas que debe expulsar el comprador
