El Conde del Alfoz
Madmaxista
Los negocios chinos abandonan los barrios de Madrid: cierran tres de cada diez
El coste de las importaciones se ha multiplicado, al pasar de 2.000 a 12.000 euros el contenedor de 25 toneladas
Los comerciantes asiáticos buscan proveedores españoles para evitar la subida de precio del tras*porte marítimo
Carlota BarcalaSEGUIRMADRID Actualizado:13/09/2021GUARDAR
las cosas se terminan. No compensa. El negocio no va bien», dice la empresaria, en un precario español. Ella sobrevive, pero tres de cada diez locales han bajado la persiana, abandonando los barrios de Madrid por la crisis derivada de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo.
El complicado escenario que atraviesa la comunidad se manifiesta, sobre todo, en Usera, el barrio chino por excelencia de Madrid. Los comercios con las luces apagadas y grafitis en sus verjas se suceden en los bajos de los edificios. Solo en el tramo de Nicolás Usera comprendido entre las calles de Amparo Usera y Antonio Salvador (240 metros) hay al menos seis espacios que se alquilan o se venden. «Han cerrado entre el 20 y el 30% de los negocios desde el inicio de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo», confirma Leticia Chen, presidenta de la Cámara para la Cooperación Hispano-China. «No era sostenible que siguiesen abiertos», remarca, aunque confía en que la banderillación y la incipiente recuperación económica se reflejen también en las ventas y el día a día de los asiáticos.
Entrada de un gimnasio de Usera, con el cartel de «se alquila» - Guillermo Navarro
« Las ventas cayeron un 70% el año pasado y un 50% con respecto a niveles anteriores al el bichito en el primer trimestre de este año», afirma la presidenta de la cámara, a lo que hay que sumar, como uno de los factores clave en el cierre de negocios, el encarecimiento de las importaciones. «Un contenedor de 40 pies (unas 25 toneladas) costaba entre 1.800 y 2.000 euros; ahora, entre 9.000 y 13.000. Que se haya multiplicado el precio por cinco es una barbaridad de subida», asevera.
Competitivos
Cuenta que, debido a esto, ha surgido un nuevo fenómeno: los propietarios de bazares están optando ya por comprar a proveedores españoles. «Lo hacen para que el producto no se encarezca tanto. Los costes son muy altos, pero no podemos vender a precios tan elevados porque, si no, no seríamos competitivos. El problema es cuando el producto en España no existe. Traerlo de China es la única opción», dice. «Los que siguen abiertos hacen ajustes para mantener el local y los trabajadores. Es una resistencia», añade.
El cerrojazo afecta a todos los sectores. El polvo se acumula en las cristaleras del estudio fotográfico Li’s, en Usera, especializado en fotos de bodas. En un lateral asoma un maniquí todavía con el vestido de novia; en el otro, ejemplos de algunos trabajos, como retratos de graduaciones. Enfrente, en el número 7 de la calle de Nicolás Usera, un gimnasio mantiene en la de derechasda un cartel, en chino y castellano, en el que anuncian una oferta de entrenamientos durante tres meses por 99 euros, pero al lado asoma la pegatina de «se alquila». Lo mismo ocurre con un salón de manicura, una clínica dental, un almacén de frutas, varios restaurantes y hasta una inmobiliaria de la que solo quedan los farolillos que adornaban la entrada.
Un local de manicura, cerrado - Guillermo Navarro
«Los primeros que cerraron fueron los restaurantes por el confinamiento y la poca movilidad y ahora porque la gente ahorra y come en casa; después, las tiendas de ropa y, en tercer lugar, los bazares. Solo se salvan un poco los de alimentación y productos sanitarios, porque la gente de eso no prescinde, pero el problema es que no se han digitalizado», enumera Chen como principales gremios afectados.
Muchos han decidido ya subirse un avión y retornar al continente asiático. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), a 1 de enero de 2021, son 63.549 los chinos empadronados en Madrid, frente a los 64.690 que había en el mismo periodo del año anterior. En el resto de España la tendencia a la baja se mantiene, pasando de 232.807 ciudadanos a 228.564.
«El primer motivo es que la economía de China creció en el cuarto trimestre del año pasado y ganan más dinero que en España porque no pagan tantos impuestos. El segundo, es que muchos padres tenían miedo a llevar a sus hijos al colegio por los protocolos el bichito. Pensaban que se podían contagiar y si no los llevaban podían perder la custodia, por lo que han optado con regresar con sus hijos», desvela Chen, que suma un tercer factor. «Este es esporádico, pero ha habido robos en muchos locales. A la gente le falta para comer y roban a los bazares chinos. Los chinos no denuncian porque la Justicia es lenta y, cuando se resuelve, algunos de los ladrones se declaran insolventes», dice.
Por ello, pese a que tienen la vista puesta en la primavera de 2022 como fecha de recuperación de los niveles anteriores al cobi19, hay muchos que están optando por el traspaso. «La gente que se ha ido se ha quedado sin ahorros. No pueden emprender en China. Los que se han quedado también han perdido dinero por las limitaciones, como en hostelería. Saben que vender es complicado, así que optan por traspasar a otros chinos para que sigan con la tienda y así conseguir algo de liquidez para seguir con su vida», indica Chen, que lleva 35 años viviendo en España.
Subvenciones
Jesús Osuna es el presidente de la Asociación de Amistad España-China, centrada en promover la cooperación entre los dos países y favorecer a la dinamización económica. A las razones aportadas por Chen añade una más: las pocas solicitudes de ayuda y subvenciones que realizan. «Contrariamente con lo que pasa con los comerciantes españoles, los chinos no están habituados a las relaciones con las Administraciones. Todavía no hay datos de las ayudas que han solicitado, pero por lo que nos trasladan no se están beneficiando de ellas», asevera.
Osuna incluye un nuevo gremio afectado por el cobi19: el sector turístico chino. «Las salidas desde China son inexistentes y eso repercute al resto de sectores, como a la hostelería. Las agencias de viajes asiáticas llevan a muchos de sus turistas a restaurantes chinos en España, por falta de conocimiento de la cocina y gastronomía española», explica el presidente de la asociación.
Sobre los retornos, Osuna asevera que muchos han vuelto por la «seguridad» que implica estar cerca del entorno familiar, y critica las limitaciones impuestas en la república asiática. «Están poniendo muchas trabas para entrar y salir del país, extremo que se ha reducido casi a los nacionales. Por ejemplo, hay muchos cónyuges españoles que se deben quedar y no pueden viajar. No facilitan los viajes», opina. A pesar de esto, habla de la «resistencia» que tienen estos ciudadanos: «Resisten con lo que pueden, aunque no tengan más remedio». Y eso hace Carmen Wang en Ciudad Lineal, apurar todas las horas del día para que la caja registradora no se quede vacía.
TEMAS
El coste de las importaciones se ha multiplicado, al pasar de 2.000 a 12.000 euros el contenedor de 25 toneladas
Los comerciantes asiáticos buscan proveedores españoles para evitar la subida de precio del tras*porte marítimo
Carlota BarcalaSEGUIRMADRID Actualizado:13/09/2021GUARDAR
- Los empresarios, ante el cobi19: «Hay muchísima preocupación. Las pérdidas van a ser muy altas»
las cosas se terminan. No compensa. El negocio no va bien», dice la empresaria, en un precario español. Ella sobrevive, pero tres de cada diez locales han bajado la persiana, abandonando los barrios de Madrid por la crisis derivada de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo.
El complicado escenario que atraviesa la comunidad se manifiesta, sobre todo, en Usera, el barrio chino por excelencia de Madrid. Los comercios con las luces apagadas y grafitis en sus verjas se suceden en los bajos de los edificios. Solo en el tramo de Nicolás Usera comprendido entre las calles de Amparo Usera y Antonio Salvador (240 metros) hay al menos seis espacios que se alquilan o se venden. «Han cerrado entre el 20 y el 30% de los negocios desde el inicio de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo», confirma Leticia Chen, presidenta de la Cámara para la Cooperación Hispano-China. «No era sostenible que siguiesen abiertos», remarca, aunque confía en que la banderillación y la incipiente recuperación económica se reflejen también en las ventas y el día a día de los asiáticos.
« Las ventas cayeron un 70% el año pasado y un 50% con respecto a niveles anteriores al el bichito en el primer trimestre de este año», afirma la presidenta de la cámara, a lo que hay que sumar, como uno de los factores clave en el cierre de negocios, el encarecimiento de las importaciones. «Un contenedor de 40 pies (unas 25 toneladas) costaba entre 1.800 y 2.000 euros; ahora, entre 9.000 y 13.000. Que se haya multiplicado el precio por cinco es una barbaridad de subida», asevera.
Competitivos
Cuenta que, debido a esto, ha surgido un nuevo fenómeno: los propietarios de bazares están optando ya por comprar a proveedores españoles. «Lo hacen para que el producto no se encarezca tanto. Los costes son muy altos, pero no podemos vender a precios tan elevados porque, si no, no seríamos competitivos. El problema es cuando el producto en España no existe. Traerlo de China es la única opción», dice. «Los que siguen abiertos hacen ajustes para mantener el local y los trabajadores. Es una resistencia», añade.
El cerrojazo afecta a todos los sectores. El polvo se acumula en las cristaleras del estudio fotográfico Li’s, en Usera, especializado en fotos de bodas. En un lateral asoma un maniquí todavía con el vestido de novia; en el otro, ejemplos de algunos trabajos, como retratos de graduaciones. Enfrente, en el número 7 de la calle de Nicolás Usera, un gimnasio mantiene en la de derechasda un cartel, en chino y castellano, en el que anuncian una oferta de entrenamientos durante tres meses por 99 euros, pero al lado asoma la pegatina de «se alquila». Lo mismo ocurre con un salón de manicura, una clínica dental, un almacén de frutas, varios restaurantes y hasta una inmobiliaria de la que solo quedan los farolillos que adornaban la entrada.
«Los primeros que cerraron fueron los restaurantes por el confinamiento y la poca movilidad y ahora porque la gente ahorra y come en casa; después, las tiendas de ropa y, en tercer lugar, los bazares. Solo se salvan un poco los de alimentación y productos sanitarios, porque la gente de eso no prescinde, pero el problema es que no se han digitalizado», enumera Chen como principales gremios afectados.
Muchos han decidido ya subirse un avión y retornar al continente asiático. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), a 1 de enero de 2021, son 63.549 los chinos empadronados en Madrid, frente a los 64.690 que había en el mismo periodo del año anterior. En el resto de España la tendencia a la baja se mantiene, pasando de 232.807 ciudadanos a 228.564.
«El primer motivo es que la economía de China creció en el cuarto trimestre del año pasado y ganan más dinero que en España porque no pagan tantos impuestos. El segundo, es que muchos padres tenían miedo a llevar a sus hijos al colegio por los protocolos el bichito. Pensaban que se podían contagiar y si no los llevaban podían perder la custodia, por lo que han optado con regresar con sus hijos», desvela Chen, que suma un tercer factor. «Este es esporádico, pero ha habido robos en muchos locales. A la gente le falta para comer y roban a los bazares chinos. Los chinos no denuncian porque la Justicia es lenta y, cuando se resuelve, algunos de los ladrones se declaran insolventes», dice.
Por ello, pese a que tienen la vista puesta en la primavera de 2022 como fecha de recuperación de los niveles anteriores al cobi19, hay muchos que están optando por el traspaso. «La gente que se ha ido se ha quedado sin ahorros. No pueden emprender en China. Los que se han quedado también han perdido dinero por las limitaciones, como en hostelería. Saben que vender es complicado, así que optan por traspasar a otros chinos para que sigan con la tienda y así conseguir algo de liquidez para seguir con su vida», indica Chen, que lleva 35 años viviendo en España.
Subvenciones
Jesús Osuna es el presidente de la Asociación de Amistad España-China, centrada en promover la cooperación entre los dos países y favorecer a la dinamización económica. A las razones aportadas por Chen añade una más: las pocas solicitudes de ayuda y subvenciones que realizan. «Contrariamente con lo que pasa con los comerciantes españoles, los chinos no están habituados a las relaciones con las Administraciones. Todavía no hay datos de las ayudas que han solicitado, pero por lo que nos trasladan no se están beneficiando de ellas», asevera.
Osuna incluye un nuevo gremio afectado por el cobi19: el sector turístico chino. «Las salidas desde China son inexistentes y eso repercute al resto de sectores, como a la hostelería. Las agencias de viajes asiáticas llevan a muchos de sus turistas a restaurantes chinos en España, por falta de conocimiento de la cocina y gastronomía española», explica el presidente de la asociación.
Sobre los retornos, Osuna asevera que muchos han vuelto por la «seguridad» que implica estar cerca del entorno familiar, y critica las limitaciones impuestas en la república asiática. «Están poniendo muchas trabas para entrar y salir del país, extremo que se ha reducido casi a los nacionales. Por ejemplo, hay muchos cónyuges españoles que se deben quedar y no pueden viajar. No facilitan los viajes», opina. A pesar de esto, habla de la «resistencia» que tienen estos ciudadanos: «Resisten con lo que pueden, aunque no tengan más remedio». Y eso hace Carmen Wang en Ciudad Lineal, apurar todas las horas del día para que la caja registradora no se quede vacía.
TEMAS