Babieca y Rocinante no son buenos nombres
En estos días se cumplen 50 años del estreno del programa de televisión Un, dos, tres… responda otra vez, creado por Chicho Ibáñez Serrador. Seguro que algunos de ustedes lo vieron en su momento, a otros les suena y para algunos es un misterio porque no saben de qué hablo. Bien, pues, como decían en el programa, por X pesetas, dígannos nombres de caballos que en realidad son despectivos. Un, dos, tres… responda otra vez. Y dado que Babieca y Rocinante no son buenos nombres de caballo porque lo que significan, sería respuestas acertadas.
Babieca y Rocinante no son buenos nombres de caballo si atendemos a lo que dice la RAE que significan
El Cid tiene siglos de historia y llegó al cine hace décadas, pero que sigue muy presente en nuestra cultura y tradición. Libros, dichos, estatuas, rutas… El Cid sigue cabalgando mucho después de muerto. Y cabalga sobre su caballo Babieca. Este nombre estaba en la lista de caballos famosos que escribí aquí en Curistoria hace casi 15 años.
Supongo que, en recuerdo al caballo de El Cid, muchos han optado por llamar así a alguno de sus animales. Bien, pues debieran saber que, según la RAE, babieca es sinónimo de persona floja y boba. En mi opinión, ha vencido la tradición histórica a la lingüística y babieca tiene hoy connotaciones favorables cuando lo escuchamos. Pero, en realidad, un babieca no sería un animal noble, fuerte y valiente, como idealizamos al caballo del mítico caballero, sino que es más bien todo lo contrario.
La cuestión casi se repite con el caballo más famoso de la historia de la literatura. Y si no el más, uno de los más famosos. Hablo de Rocinante. En este caso no tenemos esa visión de una animal poderoso y dispuesto al combate, porque ya en la primera frase Cervantes lo describe. Además, volviendo a la época de Un, dos, tres, los que vimos a Rocinante en aquella serie de dibujos animados titulada Don Quijote de La Mancha antes que en ningún otro sitio, tenemos presente a un rocín flaco, escuálido hasta el extremo.
Rocinante es un rocín matalón, y ninguna de las dos palabras es positiva
Y en este caso la RAE sí encaja con esa visión popular del caballo. Porque rocinante en la RAE es un rocín matalón. Un rocín, desgranando la definición, es un caballo de mala raza y poca alzada, es decir, bajito. Y matalón es una caballería flaca y endeble. Ya lo decía Cervantes, rocín flaco.
Por cierto, que aquella serie sobre don Quijote que se emitió en los 80 en España tenía a Fernando Fernán Gómez como voz de don Quijote y a Antonio Ferrandis, del que hablé hace poco aquí mismo, interpretando a Sancho Panza. Esos dos sí que no eran malos caballos para ese viaje, porque eran dos gigantes. Gigantes como molinos.
En estos días se cumplen 50 años del estreno del programa de televisión Un, dos, tres… responda otra vez, creado por Chicho Ibáñez Serrador. Seguro que algunos de ustedes lo vieron en su momento, a otros les suena y para algunos es un misterio porque no saben de qué hablo. Bien, pues, como decían en el programa, por X pesetas, dígannos nombres de caballos que en realidad son despectivos. Un, dos, tres… responda otra vez. Y dado que Babieca y Rocinante no son buenos nombres de caballo porque lo que significan, sería respuestas acertadas.
Babieca y Rocinante no son buenos nombres de caballo si atendemos a lo que dice la RAE que significan
El Cid tiene siglos de historia y llegó al cine hace décadas, pero que sigue muy presente en nuestra cultura y tradición. Libros, dichos, estatuas, rutas… El Cid sigue cabalgando mucho después de muerto. Y cabalga sobre su caballo Babieca. Este nombre estaba en la lista de caballos famosos que escribí aquí en Curistoria hace casi 15 años.
Supongo que, en recuerdo al caballo de El Cid, muchos han optado por llamar así a alguno de sus animales. Bien, pues debieran saber que, según la RAE, babieca es sinónimo de persona floja y boba. En mi opinión, ha vencido la tradición histórica a la lingüística y babieca tiene hoy connotaciones favorables cuando lo escuchamos. Pero, en realidad, un babieca no sería un animal noble, fuerte y valiente, como idealizamos al caballo del mítico caballero, sino que es más bien todo lo contrario.
La cuestión casi se repite con el caballo más famoso de la historia de la literatura. Y si no el más, uno de los más famosos. Hablo de Rocinante. En este caso no tenemos esa visión de una animal poderoso y dispuesto al combate, porque ya en la primera frase Cervantes lo describe. Además, volviendo a la época de Un, dos, tres, los que vimos a Rocinante en aquella serie de dibujos animados titulada Don Quijote de La Mancha antes que en ningún otro sitio, tenemos presente a un rocín flaco, escuálido hasta el extremo.
Rocinante es un rocín matalón, y ninguna de las dos palabras es positiva
Y en este caso la RAE sí encaja con esa visión popular del caballo. Porque rocinante en la RAE es un rocín matalón. Un rocín, desgranando la definición, es un caballo de mala raza y poca alzada, es decir, bajito. Y matalón es una caballería flaca y endeble. Ya lo decía Cervantes, rocín flaco.
Por cierto, que aquella serie sobre don Quijote que se emitió en los 80 en España tenía a Fernando Fernán Gómez como voz de don Quijote y a Antonio Ferrandis, del que hablé hace poco aquí mismo, interpretando a Sancho Panza. Esos dos sí que no eran malos caballos para ese viaje, porque eran dos gigantes. Gigantes como molinos.