TYRELL
Madmaxista
- Desde
- 11 Ago 2007
- Mensajes
- 7.206
- Reputación
- 1.736
Aznar “el solitario”
Termino de leer en El plural una crónica sobre la intervención de José María Aznar en los cursos de verano de la Universidad Rey Juan Carlos. Por mucho que el ex presidente ahora dedique su tiempo a sentar cátedra por Estados Unidos y tras la siglas de su Fundación, debía llamarse así la Universidad para que fuera invitado. ¿Qué tiene que enseñarnos José María Aznar? Agarrémonos al consuelo de que uno que será próximamente entregado al Tribunal de La Haya, Radovan Karadzic, también iba de conferencia en conferencia. El prestigio en la segunda vida; recuerda un poco al criminal Kissinger.
Varias son las lecciones del docto ex presidente, y el periódico digital señala algunas con las que él como su mujer, teóricos del matrimonio, definen a menudo la sociedad española que merecemos, que no se puede desligar del cristianismo, la que Dios manda. Me llaman más la atención otros dos puntos: sus críticas al Islam y sus citas a Noam Chomsky y José Saramago.
Las diatribas anti-islamistas de Aznar indignan poco a quienes rechazamos radicalmente cualquier religión, como sus actitudes represoras, lo que no impide que quede claro, que no son ataques imparciales, ni las deseables reflexiones de un sabio desde su atril, sino la voz de un verdadero defensor del ideario cristiano contra su mayor competencia. Dice Aznar que la cultura islamista “fue incapaz de abrir paso a la Ciencia para el desarrollo humano”. Lo cierto es que, no siendo así actualmente, mientras la Inquisición censuraba autores clásicos por aquí, o se moldeaban al gusto sus obras, como haría Tomás de Aquino con la filosofía aristotélica, en zonas donde imperaba el Islam, se publicaban. Aznar no matiza. Él sentencia con firmeza, dicta, y si alguien se pierde, no repite. Aplica la hipocresía en el momento en que otorga al cristianismo, frente al islamismo, la medalla de la “igualdad de sexos”, o la cercanía a “la Ciencia para el desarrollo humano”. Dos religiones, con eso bastaría; pero curiosamente, además, dos doctrinas que en su máximo extremo coinciden en los métodos más sangrientos y crueles, con torturas, atentados y ejecuciones a sus espaldas, sólo diferenciadas por la aplicación de los mismos en distintos tiempos, no tan alejados.
Pese a lo falaz de su discurso, la religión es lo de menos. El nivel de indignación que solicita la escritura es otro. Cuando se menciona a unos supervivientes en un mundo de hipócritas egoístas, con el único fin de rellenar el apolillado manual del recristianizador, suenan las alarmas. En El plural, como de costumbre, no indagan en la noticia; apenas mencionan que el ex presidente citó a Noam Chomsky y a José Saramago. Pero con eso basta. Alguien debe parar a esta caricatura andante; todo le queda pequeño: el pueblo iraquí, cuando presidía el Gobierno español, Mariano Rajoy y, visiblemente, Fraga Iribarne en el último Congreso de su partido, y ahora dos grandes intelectuales vivos, de esos que golpeas una piedra y sale una docena. Es curioso porque a Aznar, casi sólo le faltó García Márquez para acertar con mi particular podio de grandes autores.
Aznar, como El solitario, despista sus oscuros actos pronunciando frases llamativas y ridículas. Les diferencia que El solitario lo hace sentado en el banquillo, no en la Universidad.
David Manjón Barrera
Aznar “el solitario” La Tertulia
Termino de leer en El plural una crónica sobre la intervención de José María Aznar en los cursos de verano de la Universidad Rey Juan Carlos. Por mucho que el ex presidente ahora dedique su tiempo a sentar cátedra por Estados Unidos y tras la siglas de su Fundación, debía llamarse así la Universidad para que fuera invitado. ¿Qué tiene que enseñarnos José María Aznar? Agarrémonos al consuelo de que uno que será próximamente entregado al Tribunal de La Haya, Radovan Karadzic, también iba de conferencia en conferencia. El prestigio en la segunda vida; recuerda un poco al criminal Kissinger.
Varias son las lecciones del docto ex presidente, y el periódico digital señala algunas con las que él como su mujer, teóricos del matrimonio, definen a menudo la sociedad española que merecemos, que no se puede desligar del cristianismo, la que Dios manda. Me llaman más la atención otros dos puntos: sus críticas al Islam y sus citas a Noam Chomsky y José Saramago.
Las diatribas anti-islamistas de Aznar indignan poco a quienes rechazamos radicalmente cualquier religión, como sus actitudes represoras, lo que no impide que quede claro, que no son ataques imparciales, ni las deseables reflexiones de un sabio desde su atril, sino la voz de un verdadero defensor del ideario cristiano contra su mayor competencia. Dice Aznar que la cultura islamista “fue incapaz de abrir paso a la Ciencia para el desarrollo humano”. Lo cierto es que, no siendo así actualmente, mientras la Inquisición censuraba autores clásicos por aquí, o se moldeaban al gusto sus obras, como haría Tomás de Aquino con la filosofía aristotélica, en zonas donde imperaba el Islam, se publicaban. Aznar no matiza. Él sentencia con firmeza, dicta, y si alguien se pierde, no repite. Aplica la hipocresía en el momento en que otorga al cristianismo, frente al islamismo, la medalla de la “igualdad de sexos”, o la cercanía a “la Ciencia para el desarrollo humano”. Dos religiones, con eso bastaría; pero curiosamente, además, dos doctrinas que en su máximo extremo coinciden en los métodos más sangrientos y crueles, con torturas, atentados y ejecuciones a sus espaldas, sólo diferenciadas por la aplicación de los mismos en distintos tiempos, no tan alejados.
Pese a lo falaz de su discurso, la religión es lo de menos. El nivel de indignación que solicita la escritura es otro. Cuando se menciona a unos supervivientes en un mundo de hipócritas egoístas, con el único fin de rellenar el apolillado manual del recristianizador, suenan las alarmas. En El plural, como de costumbre, no indagan en la noticia; apenas mencionan que el ex presidente citó a Noam Chomsky y a José Saramago. Pero con eso basta. Alguien debe parar a esta caricatura andante; todo le queda pequeño: el pueblo iraquí, cuando presidía el Gobierno español, Mariano Rajoy y, visiblemente, Fraga Iribarne en el último Congreso de su partido, y ahora dos grandes intelectuales vivos, de esos que golpeas una piedra y sale una docena. Es curioso porque a Aznar, casi sólo le faltó García Márquez para acertar con mi particular podio de grandes autores.
Aznar, como El solitario, despista sus oscuros actos pronunciando frases llamativas y ridículas. Les diferencia que El solitario lo hace sentado en el banquillo, no en la Universidad.
David Manjón Barrera
Aznar “el solitario” La Tertulia