Vlad_Empalador
Será en Octubre
"Qué guapo, y tristón, el Rey"; el 'pibonaco' Ayuso y Sánchez, "gastando en Defensa para colocarse cuando le echen"
PREMIUM
El público del desfile era tras*versal, había familias de cashmere y Nenuco pero también parejas gayses, jóvenes 'formalitos', viejos pellejos...
El Rey Felipe VI preside el desfile del Día de la Fiesta Nacional junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.EFE
A Sánchez se le pone careto de Rapa Nui en los desfiles del 12 de octubre. Ese rostro pétreo, impertérrito es lo normal en su circunstancia. El ambiente no le suele ser propicio aunque los que pitan y piden la dimisión del presidente sean menos que los que solo quieren celebrar el espectáculo y guardan un escrupuloso silencio. O más bien mascullan en bajo a les cronistes que preguntan. Por supuesto, cuando llegó Ayuso, pibonaco, vestida de estrella de cine mudo, nadie pudo reprimir el furor.
Pero eso no lo vieron los que estaban más lejos situados en los bordes de La Castellana.
PARA SABER MÁS
Álbum. Las imágenes del desfile por el Día de la Fiesta Nacional
Opinión. El Rey y la tortilla
Los caballos enjaezados abrieron paso al Rolls Phantom del Rey, que despertó un murmullo sordo entre el público del desfile. Los comentarios: "Qué maravilla", "A ver qué lleva Letizia", "¿Y las niñas? Solo hay una...", "Qué guapo está él pero es que se le ve tristón. Y mayor". "Claro con esta gente...". Y claro, por esta gente, el murmullo cesó cuando Sánchez se dejó ver. Entonces comenzaron los pitidos aunque no tan masivos como en otras ocasiones.
Cuentan que para evitar el abucheo habitual, Sánchez no quiso que anunciaran su presencia por megafonía y tuvo al Rey esperando dos minutos, en lugar de aguardarle junto al resto de autoridades como manda el protocolo.
Lo normal. El rollo chuletista de Sánchez es inaguantable para muchos; incluidos los que le votaron en 2019.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso;, conversa con el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco.EFESIN COMPLEJOS NI FANATISMOS
Era este miércoles el momento ideal para celebrar al desfile del 12 de octubre. El festivo no propiciaba el puente fuera de Madrid y el sol invitaba a ver el espectáculo. Desde las ocho y media las calles aledañas a la plaza de Lima hasta Raimundo Fernández Villaverde se veían desbordadas de ciudadanos alegres que sin complejos ni preguntas, sin fanatismos ni papanatismos celebraban el día y luego se iban a tomar el aperitivo. Eso es lo que contaba una chavala vestida de rojo que acompañaba a su novio guardia real.
Era gracioso ver a los diferentes cuerpos del ejército antes del desfile. Los cafés cercanos estaban llenos de soldados desayunando y todos recibían un aplauso cariñoso cuando franqueaban la puerta. "Está muy bien que se vaya aumentar el presupuesto en Defensa pero eso es porque Sánchez quiere colocarse fuera cuando le echen", decía un señor con un sombrero y el periódico bajo el brazo.
El público, por así decirlo, era tras*versal, había familias de cashmere y Nenuco pero también parejas gayses, muchos llegados del llamado cinturón rojo de Madrid, señoras solas, tías acompañadas, jóvenes formalitos, chicos en camiseta, en chándal de Gucci de mercadillo, viejos pellejos... que también se emocionaban cuando sonaba La fin no es el final, que los que prefieren que se cantara Rozalen, suelen confundir con El novio de la fin.
Varias personas con banderas de España asisten a al desfile del Día de la Fiesta Nacional.EFE
Pese a lo festivo del desfile también la gente disfruta de la solemnidad. Los niños, muchísimos, alucinaban con los esquiadores, el paracaidista de la bandera, y los aviones que dejaban la estela con la bandera. "Es lo que más me gusta", decía un rubicundo que apena levantaba un palmo del suelo y que afirmaba querer ser militar. Por eso, los padres los llevaban a hombros para que los vieran bien. También cuando pasaban las motos de la Guardia Real, los coches y vehículos de los diferentes ejércitos... y la cabra de la Legión (este año, un borrego llamado Titán) que como explicaban un progenitor A (o B) era lo más pintoresco. Es curioso -¿la crisis de la masculinidad?- que la camisa abierta de los legionarios ya no revela los pecholobos habituales. Hubo bastantes vivas a España, al Rey... que eran correspondidos.
Los que estábamos ahí no pudimos ver el careto de Rapa Nui de Sánchez. Seguro que al final del desfile su sonrisa tornó eginética. Misteriosa. Como diciendo: aún me vais a aguantar dos desfiles más. Por lo menos. ¿Qué le importan a él los pitos?
El borrego Titán, mascota de la Legión, en el desfile.EFE
PREMIUM
- EMILIA LANDALUCE
Madrid
- Compartir en Facebook
- Compartir en Twitter
- Enviar por email
El público del desfile era tras*versal, había familias de cashmere y Nenuco pero también parejas gayses, jóvenes 'formalitos', viejos pellejos...
El Rey Felipe VI preside el desfile del Día de la Fiesta Nacional junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.EFE
A Sánchez se le pone careto de Rapa Nui en los desfiles del 12 de octubre. Ese rostro pétreo, impertérrito es lo normal en su circunstancia. El ambiente no le suele ser propicio aunque los que pitan y piden la dimisión del presidente sean menos que los que solo quieren celebrar el espectáculo y guardan un escrupuloso silencio. O más bien mascullan en bajo a les cronistes que preguntan. Por supuesto, cuando llegó Ayuso, pibonaco, vestida de estrella de cine mudo, nadie pudo reprimir el furor.
Pero eso no lo vieron los que estaban más lejos situados en los bordes de La Castellana.
PARA SABER MÁS
Álbum. Las imágenes del desfile por el Día de la Fiesta Nacional
- REDACCIÓN:EL MUNDO
Opinión. El Rey y la tortilla
- REDACCIÓN: EDUARDO ÁLVAREZ
Los caballos enjaezados abrieron paso al Rolls Phantom del Rey, que despertó un murmullo sordo entre el público del desfile. Los comentarios: "Qué maravilla", "A ver qué lleva Letizia", "¿Y las niñas? Solo hay una...", "Qué guapo está él pero es que se le ve tristón. Y mayor". "Claro con esta gente...". Y claro, por esta gente, el murmullo cesó cuando Sánchez se dejó ver. Entonces comenzaron los pitidos aunque no tan masivos como en otras ocasiones.
Cuentan que para evitar el abucheo habitual, Sánchez no quiso que anunciaran su presencia por megafonía y tuvo al Rey esperando dos minutos, en lugar de aguardarle junto al resto de autoridades como manda el protocolo.
Lo normal. El rollo chuletista de Sánchez es inaguantable para muchos; incluidos los que le votaron en 2019.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso;, conversa con el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco.EFESIN COMPLEJOS NI FANATISMOS
Era este miércoles el momento ideal para celebrar al desfile del 12 de octubre. El festivo no propiciaba el puente fuera de Madrid y el sol invitaba a ver el espectáculo. Desde las ocho y media las calles aledañas a la plaza de Lima hasta Raimundo Fernández Villaverde se veían desbordadas de ciudadanos alegres que sin complejos ni preguntas, sin fanatismos ni papanatismos celebraban el día y luego se iban a tomar el aperitivo. Eso es lo que contaba una chavala vestida de rojo que acompañaba a su novio guardia real.
Era gracioso ver a los diferentes cuerpos del ejército antes del desfile. Los cafés cercanos estaban llenos de soldados desayunando y todos recibían un aplauso cariñoso cuando franqueaban la puerta. "Está muy bien que se vaya aumentar el presupuesto en Defensa pero eso es porque Sánchez quiere colocarse fuera cuando le echen", decía un señor con un sombrero y el periódico bajo el brazo.
El público, por así decirlo, era tras*versal, había familias de cashmere y Nenuco pero también parejas gayses, muchos llegados del llamado cinturón rojo de Madrid, señoras solas, tías acompañadas, jóvenes formalitos, chicos en camiseta, en chándal de Gucci de mercadillo, viejos pellejos... que también se emocionaban cuando sonaba La fin no es el final, que los que prefieren que se cantara Rozalen, suelen confundir con El novio de la fin.
Varias personas con banderas de España asisten a al desfile del Día de la Fiesta Nacional.EFE
Pese a lo festivo del desfile también la gente disfruta de la solemnidad. Los niños, muchísimos, alucinaban con los esquiadores, el paracaidista de la bandera, y los aviones que dejaban la estela con la bandera. "Es lo que más me gusta", decía un rubicundo que apena levantaba un palmo del suelo y que afirmaba querer ser militar. Por eso, los padres los llevaban a hombros para que los vieran bien. También cuando pasaban las motos de la Guardia Real, los coches y vehículos de los diferentes ejércitos... y la cabra de la Legión (este año, un borrego llamado Titán) que como explicaban un progenitor A (o B) era lo más pintoresco. Es curioso -¿la crisis de la masculinidad?- que la camisa abierta de los legionarios ya no revela los pecholobos habituales. Hubo bastantes vivas a España, al Rey... que eran correspondidos.
Los que estábamos ahí no pudimos ver el careto de Rapa Nui de Sánchez. Seguro que al final del desfile su sonrisa tornó eginética. Misteriosa. Como diciendo: aún me vais a aguantar dos desfiles más. Por lo menos. ¿Qué le importan a él los pitos?
El borrego Titán, mascota de la Legión, en el desfile.EFE
