CORRUPCION Y astutaZAURRE
El de astutazaurre es un caso clásico de lo que se ha venido llamando gentrificación (del inglés gentry) un término que podríamos traducir como elitización.
Se degenera una zona durante años, no dando permisos de obras, dando a entender a los propietarios que para qué se van a hacer reparaciones si todo se va a tirar, sin que el ayuntamiento haga las reparaciones y provea los servicios básicos que le corresponden, etc, etc .
Finalmente, se puede comprar barato o expropiar barato, como es el caso y , por resumir, pegar el clásico pelotazo inmobiliario.
Sin embargo, hay una diferencia fundamental entre los procesos de gentrificación de Nueva York, de Malasaña o Lavapiés en Madrid o, sin ir más lejos, de Bilbao la Vieja o el ejemplo internacional que queramos… y astutazaurre.
En todos esos casos hablamos de zonas urbanas envejecidas. Donde había pisos viejos se construyen pisos nuevos.
En astutazaurre, como dice la asociación Ecologistakmartxan:
“Estamos hablando de un área de pasado industrial, con una presencia muy importante durante casi 40 años de empresas del sector siderúrgico, naval, petroquímico e industrias de bienes de equipo instaladas en las inmediaciones de la ría. Los muelles dieron cabida a diferentes estibas como carbón, chatarra y otros. Y las empresas auxiliares vinieron a astutatzaurre: industria electromecánica, fundiciones de aluminio y auxiliar del automóvil, industria complementaria del comercio, fabricantes de componentes del automóvil etc.
Y este suelo, que ha soportado una importante carga industrial y problemas de contaminación, va a ser el que acoja los usos de viviendas, parques….. recogidos en el MasterPlan urbanístico que nos está vendiendo a bombo y platillo el Ayuntamiento.”
Nos encontramos ante una estafa monumental, porque la descontaminación de los terrenos va a correr a cargo de los propietarios a los que se ha expropiado- en diferido, que diría otra famosa corrupta- que además de haber sido despojados de sus propiedades pueden cargar con una deuda millonaria.
Para que nos hagamos una idea con un caso real de alguien que ha tenido que descontaminar unos metros de una nave que quiere alquilar en la zona intermedia de astutazaurre, que no se va a tocar durante al menos 20 años, descontaminar un metro cuadrado cuesta la friolera de 15.000 €.
En cualquier caso, la pregunta que podría hacerse cualquier persona que no tenga información sobre el tema es:
¿Cómo es posible que tras la explosión de la burbuja inmobiliaria, cuando hay miles de pisos vacíos, crisis y escasez de crédito, cuando mucha gente rechaza la VPO que le “ha tocado”, el ayuntamiento y ciertas empresas se pongan a construir como si no hubiera mañana?
La respuesta la tenemos en la quiebra en 2013 de dos empresas privadas cuya caída arrastraría consigo a todas las instituciones implicadas en esta enmarañada madeja.
Y con ellas a los bancos a los que tienen que devolver el dinero.
Las empresas son Bilbao Ría 2000 (propietaria de los terrenos) y la empresa constructora: Jaureguizar.
¿Cómo es posible que el ayuntamiento expropie locales o terrenos y se los entregue a una empresa, Ría 2000, en la que el alcalde es presidente?
¿Nos encontramos ante el típico caso de corrupción franquista del alcalde constructor o es que la deuda de Ría 2000 es la deuda del ayuntamiento?
La quiebra en 2013 de Ría 2000, con una deuda de 200 millones de euros y la sentencia que condena a Jaureguizar a pagar 13 millones de € al ZAV (Ría 2000 de Zaragoza) por unos terrenos comprados en 2007 para construir el astutazaurre aragonés con el que iban a “hacer ciudad” desde el AVE construido en las afueras, acelera este proceso de “sálvese quien pueda” en el que el ayuntamiento ha incumplido sistemáticamente sus promesas, que se reducen a papel mojado.
Desde 2008 el ayuntamiento viene diciendo que iba a reparar los edificios Elorriaga (Lancor 2000, 4.000 m) y Consonni, para albergar allí a las empresas que tengan que ser desalojadas.
Lo repiten en 2009 y lo vuelven a decir en diciembre de 2011.
El ayuntamiento ni ha empezado las obras de rehabilitación y ya piensa cerrar empresas este año.
Papel mojado.
Todavía el 20 marzo de 2014, cuando se ven con el agua al cuello (ya lo detallaré más adelante), la Junta de Concertación manda un escrito a nuestra empresa (Palets Vizcaya) en el que nos pide que le mandemos, en el plazo de 2 semanas, las características de la nave que necesitamos para nuestro realojo.
Papel mojado.
El 4 de marzo del 2013, el ayuntamiento, hablando de la obra del Canal, se comprometía a hacerse cargo de “la descontaminación de los terrenos si fuera necesario”(sic). Cuando ha aparecido contaminación en un terreno que ni siquiera era industrial, el ayuntamiento y la UTE han acabado en los juzgados, a pesar de que las empresas forman parte de su red clientelar.
Papel mojado.
Vamos a aceptar que fuera imprescindible invertir dinero público -¡¡¡1.500 millones de euros entre 2016 y 2026!!!- para que una constructora privada construya pisos.
Jaureguizar, una empresa que se declaró en concurso de acreedores en 2013 para no pagar al consistorio zaragozano, no podría presentarse.
Pero es que nadie en su sano juicio compraría esos terrenos contaminados para construir y el resultado sería el mismo que en el caso de Zaragoza:
Un ayuntamiento con una deuda de 400 millones de euros que no consigue colocar los terrenos que ya están urbanizados, con todas las infraestructuras y saneamientos (ni siquiera hemos hablado del problema del agua en astutazaurre) necesarios para albergar viviendas.
Tienen un problema si no se lo guisan y se lo comen entre ellos, tapando un agujero aquí y otro allá. La deuda de Bilbao Ría 2000, de Jaureguizar y de todas las instituciones implicadas es superior al valor de sus activos.
Y, como somos de Bilbao, parece que quieren solucionarlo al estilo de Clemente: Patadón pa' lante ;-)
El
---------- Post added 15-feb-2017 at 12:54 ----------
No sé por qué no sale el enlace. Copio y pego.
El ‘barrio del AVE’ asfixia al Ayuntamiento de Zaragoza y la Diputación de Aragón con 400 M. de deuda
Zaragoza Alta Velocidad, la sociedad participada por las dos administraciones locales y el Ministerio de Fomento y destinada a tras*formar los terrenos de la capital aragonesa, es incapaz de colocar los suelos. La última subasta de parcelas, con la que pretendía ingresar algo más de 40 millones de euros, ha quedado desierta. Ayuntamiento y Diputación deben abonar más de 100 millones de euros hasta 2019.
Raul Pozo 01.10.2015 - 04:00
Los planes para tras*formar los suelos ferroviarios de la ciudad de Zaragoza, aprovechando la llegada de la alta velocidad a la capital aragonesa, están llevando prácticamente a la asfixia financiera tanto al Ayuntamiento de la ciudad como a la Diputación General de Aragón. Cada una de estas Administraciones cuenta con un 25% de la sociedad Zaragoza Alta Velocidad (ZAV), constituida para desarrollar los terrenos en torno a la estación de Delicias (construida para el AVE ) y de la vieja estación del Portillo. Pero desde su creación, hace 13 años, apenas ha podido colocar activos mientras que su deuda no ha parado de aumentar hasta llegar a cotas próximas a los 400 millones de euros.
Hace tiempo que las alarmas están encendidas pero la pasada semana terminaron definitivamente de estallar cuando la subasta de dos parcelas en las inmediaciones de la estación de Delicias quedó desierta. ZAV pretendía ingresar algo más de 41 millones de euros, cruciales para afrontar los próximos vencimientos de deuda de la sociedad, que en el año 2015 ascienden a cerca de 55 millones de euros. El 50% restante de ZAV está en manos del Ministerio de Fomento, a través de Adif-Alta Velocidad.
Las dos parcelas que ZAV se lanzó a subastar poco antes del verano se corresponden con el área de intervención denominada G-44-2, con una extensión total cercana a las 100 hectáreas y una capacidad de casi 3.400 viviendas libres. La sociedad puso en el mercado dos manzanas, que incluía terreno para la construcción de algo más de 400 viviendas. Pero ninguna empresa ni particular se ha interesado por ellos.
Los planes pasaban por el famoso mantra de "hacer ciudad", revestir el entorno de la estación de Delicias, marcada por las sombras de los sobrecostes. Al proyecto se le conocía como el 'barrio del AVE'. De hecho, la zona está urbanizada, con todas las infraestructuras y saneamientos necesarios para albergar viviendas. La zona se asemejaría a la tristemente célebre Seseña del Pocero aunque, en este caso, sin haber llegado a construirse las viviendas.
La devaluación de los terrenos
Y eso que los últimos intentos de colocar terrenos en estos entornos se han llevado a cabo con notables descuentos, habida cuenta de las fuertes devaluaciones que han sufrido los suelos de la sociedad. Precisamente, uno de los problemas es que la deuda de ZAV es muy superior al valor de sus activos, que apenas se sitúa por encima de los 200 millones de euros.
De esta forma, la situación de la sociedad es más que delicada, próxima a la quiebra técnica, y se traslada a sus accionistas, especialmente a las Administraciones mañas.
Los diversos intentos para colocar las parcelas han acabado en fracaso. Uno de los más llamativos fue el caso del terreno vendido a la inmobiliaria Jaureguizar por casi 20 millones de euros, una cantidad que nunca llegó a la caja de ZAV debido a que el comprador se declaró en concurso de acreedores.
Un Ayuntamiento ya muy endeudado
Finalmente, la sociedad terminó por percibir una compensación de unos 600.000 euros que, además, tampoco ingresó de una vez, ya que los jueces establecieron plazos para asumir la deuda.
Tras la frustrada subasta, las luces rojas se han encendido definitivamente mientras se buscan soluciones urgentes. Porque la situación financiera del Ayuntamiento de Zaragoza no es precisamente la más desahogada, según puso de manifiesto la Cámara de Cuentas de Aragón, que detectó un agujero en la Administración próximo a los 355 millones de euros.
Así las cosas, el fantasmal 'barrio del AVE' puede acabar arrastrando hacia las tinieblas a uno de los principales ayuntamientos de España. Y es que parece que todo lo que toca la alta velocidad, aunque sea de forma tangencial, se traduce en ruina económica.
El
El de astutazaurre es un caso clásico de lo que se ha venido llamando gentrificación (del inglés gentry) un término que podríamos traducir como elitización.
Se degenera una zona durante años, no dando permisos de obras, dando a entender a los propietarios que para qué se van a hacer reparaciones si todo se va a tirar, sin que el ayuntamiento haga las reparaciones y provea los servicios básicos que le corresponden, etc, etc .
Finalmente, se puede comprar barato o expropiar barato, como es el caso y , por resumir, pegar el clásico pelotazo inmobiliario.
Sin embargo, hay una diferencia fundamental entre los procesos de gentrificación de Nueva York, de Malasaña o Lavapiés en Madrid o, sin ir más lejos, de Bilbao la Vieja o el ejemplo internacional que queramos… y astutazaurre.
En todos esos casos hablamos de zonas urbanas envejecidas. Donde había pisos viejos se construyen pisos nuevos.
En astutazaurre, como dice la asociación Ecologistakmartxan:
“Estamos hablando de un área de pasado industrial, con una presencia muy importante durante casi 40 años de empresas del sector siderúrgico, naval, petroquímico e industrias de bienes de equipo instaladas en las inmediaciones de la ría. Los muelles dieron cabida a diferentes estibas como carbón, chatarra y otros. Y las empresas auxiliares vinieron a astutatzaurre: industria electromecánica, fundiciones de aluminio y auxiliar del automóvil, industria complementaria del comercio, fabricantes de componentes del automóvil etc.
Y este suelo, que ha soportado una importante carga industrial y problemas de contaminación, va a ser el que acoja los usos de viviendas, parques….. recogidos en el MasterPlan urbanístico que nos está vendiendo a bombo y platillo el Ayuntamiento.”
Nos encontramos ante una estafa monumental, porque la descontaminación de los terrenos va a correr a cargo de los propietarios a los que se ha expropiado- en diferido, que diría otra famosa corrupta- que además de haber sido despojados de sus propiedades pueden cargar con una deuda millonaria.
Para que nos hagamos una idea con un caso real de alguien que ha tenido que descontaminar unos metros de una nave que quiere alquilar en la zona intermedia de astutazaurre, que no se va a tocar durante al menos 20 años, descontaminar un metro cuadrado cuesta la friolera de 15.000 €.
En cualquier caso, la pregunta que podría hacerse cualquier persona que no tenga información sobre el tema es:
¿Cómo es posible que tras la explosión de la burbuja inmobiliaria, cuando hay miles de pisos vacíos, crisis y escasez de crédito, cuando mucha gente rechaza la VPO que le “ha tocado”, el ayuntamiento y ciertas empresas se pongan a construir como si no hubiera mañana?
La respuesta la tenemos en la quiebra en 2013 de dos empresas privadas cuya caída arrastraría consigo a todas las instituciones implicadas en esta enmarañada madeja.
Y con ellas a los bancos a los que tienen que devolver el dinero.
Las empresas son Bilbao Ría 2000 (propietaria de los terrenos) y la empresa constructora: Jaureguizar.
¿Cómo es posible que el ayuntamiento expropie locales o terrenos y se los entregue a una empresa, Ría 2000, en la que el alcalde es presidente?
¿Nos encontramos ante el típico caso de corrupción franquista del alcalde constructor o es que la deuda de Ría 2000 es la deuda del ayuntamiento?
La quiebra en 2013 de Ría 2000, con una deuda de 200 millones de euros y la sentencia que condena a Jaureguizar a pagar 13 millones de € al ZAV (Ría 2000 de Zaragoza) por unos terrenos comprados en 2007 para construir el astutazaurre aragonés con el que iban a “hacer ciudad” desde el AVE construido en las afueras, acelera este proceso de “sálvese quien pueda” en el que el ayuntamiento ha incumplido sistemáticamente sus promesas, que se reducen a papel mojado.
Desde 2008 el ayuntamiento viene diciendo que iba a reparar los edificios Elorriaga (Lancor 2000, 4.000 m) y Consonni, para albergar allí a las empresas que tengan que ser desalojadas.
Lo repiten en 2009 y lo vuelven a decir en diciembre de 2011.
El ayuntamiento ni ha empezado las obras de rehabilitación y ya piensa cerrar empresas este año.
Papel mojado.
Todavía el 20 marzo de 2014, cuando se ven con el agua al cuello (ya lo detallaré más adelante), la Junta de Concertación manda un escrito a nuestra empresa (Palets Vizcaya) en el que nos pide que le mandemos, en el plazo de 2 semanas, las características de la nave que necesitamos para nuestro realojo.
Papel mojado.
El 4 de marzo del 2013, el ayuntamiento, hablando de la obra del Canal, se comprometía a hacerse cargo de “la descontaminación de los terrenos si fuera necesario”(sic). Cuando ha aparecido contaminación en un terreno que ni siquiera era industrial, el ayuntamiento y la UTE han acabado en los juzgados, a pesar de que las empresas forman parte de su red clientelar.
Papel mojado.
Vamos a aceptar que fuera imprescindible invertir dinero público -¡¡¡1.500 millones de euros entre 2016 y 2026!!!- para que una constructora privada construya pisos.
Jaureguizar, una empresa que se declaró en concurso de acreedores en 2013 para no pagar al consistorio zaragozano, no podría presentarse.
Pero es que nadie en su sano juicio compraría esos terrenos contaminados para construir y el resultado sería el mismo que en el caso de Zaragoza:
Un ayuntamiento con una deuda de 400 millones de euros que no consigue colocar los terrenos que ya están urbanizados, con todas las infraestructuras y saneamientos (ni siquiera hemos hablado del problema del agua en astutazaurre) necesarios para albergar viviendas.
Tienen un problema si no se lo guisan y se lo comen entre ellos, tapando un agujero aquí y otro allá. La deuda de Bilbao Ría 2000, de Jaureguizar y de todas las instituciones implicadas es superior al valor de sus activos.
Y, como somos de Bilbao, parece que quieren solucionarlo al estilo de Clemente: Patadón pa' lante ;-)
El
---------- Post added 15-feb-2017 at 12:54 ----------
No sé por qué no sale el enlace. Copio y pego.
El ‘barrio del AVE’ asfixia al Ayuntamiento de Zaragoza y la Diputación de Aragón con 400 M. de deuda
Zaragoza Alta Velocidad, la sociedad participada por las dos administraciones locales y el Ministerio de Fomento y destinada a tras*formar los terrenos de la capital aragonesa, es incapaz de colocar los suelos. La última subasta de parcelas, con la que pretendía ingresar algo más de 40 millones de euros, ha quedado desierta. Ayuntamiento y Diputación deben abonar más de 100 millones de euros hasta 2019.
Raul Pozo 01.10.2015 - 04:00
Los planes para tras*formar los suelos ferroviarios de la ciudad de Zaragoza, aprovechando la llegada de la alta velocidad a la capital aragonesa, están llevando prácticamente a la asfixia financiera tanto al Ayuntamiento de la ciudad como a la Diputación General de Aragón. Cada una de estas Administraciones cuenta con un 25% de la sociedad Zaragoza Alta Velocidad (ZAV), constituida para desarrollar los terrenos en torno a la estación de Delicias (construida para el AVE ) y de la vieja estación del Portillo. Pero desde su creación, hace 13 años, apenas ha podido colocar activos mientras que su deuda no ha parado de aumentar hasta llegar a cotas próximas a los 400 millones de euros.
Hace tiempo que las alarmas están encendidas pero la pasada semana terminaron definitivamente de estallar cuando la subasta de dos parcelas en las inmediaciones de la estación de Delicias quedó desierta. ZAV pretendía ingresar algo más de 41 millones de euros, cruciales para afrontar los próximos vencimientos de deuda de la sociedad, que en el año 2015 ascienden a cerca de 55 millones de euros. El 50% restante de ZAV está en manos del Ministerio de Fomento, a través de Adif-Alta Velocidad.
Las dos parcelas que ZAV se lanzó a subastar poco antes del verano se corresponden con el área de intervención denominada G-44-2, con una extensión total cercana a las 100 hectáreas y una capacidad de casi 3.400 viviendas libres. La sociedad puso en el mercado dos manzanas, que incluía terreno para la construcción de algo más de 400 viviendas. Pero ninguna empresa ni particular se ha interesado por ellos.
Los planes pasaban por el famoso mantra de "hacer ciudad", revestir el entorno de la estación de Delicias, marcada por las sombras de los sobrecostes. Al proyecto se le conocía como el 'barrio del AVE'. De hecho, la zona está urbanizada, con todas las infraestructuras y saneamientos necesarios para albergar viviendas. La zona se asemejaría a la tristemente célebre Seseña del Pocero aunque, en este caso, sin haber llegado a construirse las viviendas.
La devaluación de los terrenos
Y eso que los últimos intentos de colocar terrenos en estos entornos se han llevado a cabo con notables descuentos, habida cuenta de las fuertes devaluaciones que han sufrido los suelos de la sociedad. Precisamente, uno de los problemas es que la deuda de ZAV es muy superior al valor de sus activos, que apenas se sitúa por encima de los 200 millones de euros.
De esta forma, la situación de la sociedad es más que delicada, próxima a la quiebra técnica, y se traslada a sus accionistas, especialmente a las Administraciones mañas.
Los diversos intentos para colocar las parcelas han acabado en fracaso. Uno de los más llamativos fue el caso del terreno vendido a la inmobiliaria Jaureguizar por casi 20 millones de euros, una cantidad que nunca llegó a la caja de ZAV debido a que el comprador se declaró en concurso de acreedores.
Un Ayuntamiento ya muy endeudado
Finalmente, la sociedad terminó por percibir una compensación de unos 600.000 euros que, además, tampoco ingresó de una vez, ya que los jueces establecieron plazos para asumir la deuda.
Tras la frustrada subasta, las luces rojas se han encendido definitivamente mientras se buscan soluciones urgentes. Porque la situación financiera del Ayuntamiento de Zaragoza no es precisamente la más desahogada, según puso de manifiesto la Cámara de Cuentas de Aragón, que detectó un agujero en la Administración próximo a los 355 millones de euros.
Así las cosas, el fantasmal 'barrio del AVE' puede acabar arrastrando hacia las tinieblas a uno de los principales ayuntamientos de España. Y es que parece que todo lo que toca la alta velocidad, aunque sea de forma tangencial, se traduce en ruina económica.
El