MonteKarmelo
Madmaxista
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La ola de violencia que recorre hace ya más de una semana Grecia se ha dejado sentir en otros países europeos, como España, donde la semana pasada ciudades como Madrid o Barcelona fueron escenario de violentos incidentes. En la capital, una manifestación para la que no se había solicitado permiso terminó con una comisaría de la Policía Municipal arrasada y con daños en el mobiliario urbano.
Episodios como este dan visibilidad a un fenómeno que permanece en la sombra hasta que esporádicamente emerge acompañado de la violencia. No es la primera vez que los antisistema convierten las calles de las ciudades españolas en el escenario de su particular «Intifada». Mientras eso no sucede, se atiende poco a la actividad de los grupos de extrema izquierda, como Arde Madrid, Bukaneros, habituales seguidores del Rayo Vallecano, o la Unión de Jóvenes Comunistas.
Madrid no se ha librado de estos episodios violentos. En el año 2007, el barrio de Malasaña padeció la guerrilla urbana desatada por los antisistema y sus enfrentamientos con los agentes de Policía. Tampoco Barcelona se ha librado. Son frecuentes los incidentes que protagonizan en el marco de la guerra subterránea que mantienen en los barrios con los ultras de otro signo, con los neonazis. Así, el pasado verano, un grupo de jóvenes encapuchados atacó armado con hachas y bates de béisbol un vehículo ocupado por jóvenes neonazis vinculados a la organización juvenil de extrema derecha Combat España.
Los antifascistas mantienen una guerra silenciosa contra los neonazis, una guerra que unos y otros planifican y a la que convocan desde sus páginas en la red y que trae de cabeza a las Fuerzas de Seguridad. Cada vez que los unos convocan una manifestación, los otros llaman a reventarla. Así fue como se produjo la reyerta que en noviembre de 2007 terminó con la fin a tortas de Carlos Palomino, joven de ultraizquierda, a manos de Josué Estebánez, un militar que acudía a secundar una concentración convocada por el partido ultraderechista Democracia Nacional. La figura de Palomino es ahora venerada como la de un mártir de la causa por los ultras de izquierda. Para evitar una nueva batalla campal, este fin de semana la Delegación del Gobierno ha prohibido la marcha convocada por el Movimiento Patriota Socialista, de ultraderecha, después de que en distintos sitios de internet los ultraizquierdistas llamaran a boicotear la concentración con mensajes tan elocuentes como «impidamos que los nazis salgan de sus cloacas».
El discurso de estas organizaciones es explícitamente violento y entre los lemas que corean en sus manifestaciones están algunos como «sin piernas, sin brazos, los nazis a pedazos». Para ellos, los actos de vandalismo, son «acciones» y las algaradas «resistencia». En estos términos se jusitifican incidentes como el que se desencadenó tras la concentración ilegal frente a la Comisaría de Policía de Madrid.
Rechazo a los «medios burgueses»
El hermetismo de estos grupos es total y la información que tras*miten al exterior está rigurosamente controlada. Cuando se manifiestan, la mayoría van encapuchados y cuentan con un servicio de seguridad propio que se ocupa de alejar a la prensa. En las marchas que convoca la Coordinadora Antifascista de Madrid, este servicio de seguridad campa a sus anchas. Los efectivos policiales reciben la instrucción de permanecer alejados para no encrespar los ánimos de los antifascistas.
Sólo a través de páginas como lahaine.org o nodo50.org se puede saber algo del ideario y de las acciones de estos grupos. Como atisbo de lo que mueve a estos grupos valga el propio título de una de sus webs predilectas: la haine, expresión que en francés significa el repruebo. Internet se ha convertido en una herramienta a la que recurren para difundir convocatorias y colgar documentos para consumo interno que conforman el aparato teórico de su lucha anticapitalista. En las casas que «okupan» está vetada la presencia de los medios de comunicación tradicionales. Los periodistas son, para estos grupos, «servidores de los medios burgueses» y, por eso, no les facilitan ninguna información.
La ideología de estos grupos se asienta sobre un objetivo que todo lo impregna para ellos: el de destruir el sistema vigente. También se caracterizan por su fobia a la idea de España, a la que se refieren siempre como estado español, así, con minúsculas. Además, simpatizan con los nacionalismos separatistas. No es raro verlos desfilar por Madrid con las bandera «estelada», propia del independentismo catalán, ni reclamar en sus foros el acercamiento de los presos de ETA a cárceles vascas.
Los antisistema están presentes en muchas movilizaciones acerca de los temas más diversos, desde la de los estudiantes universitarios contra el Plan Bolonia hasta la que se opone a la construcción del Tren de Alta Velocidad en el País Vasco. Muchas veces los promotores de estas protestas se encuentran con la inesperada acción violenta de estos grupos en el marco de lo que se habían previsto como manifestaciones pacíficas. Es lo que ocurrió en la última marcha estudiantil en Madrid, en la que un grupo de red skins acabó lanzando piedras a los representantes del Sindicato de Estudiantes.
repruebo al sistema como dogma - Nacional - Nacional - ABC.es
Episodios como este dan visibilidad a un fenómeno que permanece en la sombra hasta que esporádicamente emerge acompañado de la violencia. No es la primera vez que los antisistema convierten las calles de las ciudades españolas en el escenario de su particular «Intifada». Mientras eso no sucede, se atiende poco a la actividad de los grupos de extrema izquierda, como Arde Madrid, Bukaneros, habituales seguidores del Rayo Vallecano, o la Unión de Jóvenes Comunistas.
Madrid no se ha librado de estos episodios violentos. En el año 2007, el barrio de Malasaña padeció la guerrilla urbana desatada por los antisistema y sus enfrentamientos con los agentes de Policía. Tampoco Barcelona se ha librado. Son frecuentes los incidentes que protagonizan en el marco de la guerra subterránea que mantienen en los barrios con los ultras de otro signo, con los neonazis. Así, el pasado verano, un grupo de jóvenes encapuchados atacó armado con hachas y bates de béisbol un vehículo ocupado por jóvenes neonazis vinculados a la organización juvenil de extrema derecha Combat España.
Los antifascistas mantienen una guerra silenciosa contra los neonazis, una guerra que unos y otros planifican y a la que convocan desde sus páginas en la red y que trae de cabeza a las Fuerzas de Seguridad. Cada vez que los unos convocan una manifestación, los otros llaman a reventarla. Así fue como se produjo la reyerta que en noviembre de 2007 terminó con la fin a tortas de Carlos Palomino, joven de ultraizquierda, a manos de Josué Estebánez, un militar que acudía a secundar una concentración convocada por el partido ultraderechista Democracia Nacional. La figura de Palomino es ahora venerada como la de un mártir de la causa por los ultras de izquierda. Para evitar una nueva batalla campal, este fin de semana la Delegación del Gobierno ha prohibido la marcha convocada por el Movimiento Patriota Socialista, de ultraderecha, después de que en distintos sitios de internet los ultraizquierdistas llamaran a boicotear la concentración con mensajes tan elocuentes como «impidamos que los nazis salgan de sus cloacas».
El discurso de estas organizaciones es explícitamente violento y entre los lemas que corean en sus manifestaciones están algunos como «sin piernas, sin brazos, los nazis a pedazos». Para ellos, los actos de vandalismo, son «acciones» y las algaradas «resistencia». En estos términos se jusitifican incidentes como el que se desencadenó tras la concentración ilegal frente a la Comisaría de Policía de Madrid.
Rechazo a los «medios burgueses»
El hermetismo de estos grupos es total y la información que tras*miten al exterior está rigurosamente controlada. Cuando se manifiestan, la mayoría van encapuchados y cuentan con un servicio de seguridad propio que se ocupa de alejar a la prensa. En las marchas que convoca la Coordinadora Antifascista de Madrid, este servicio de seguridad campa a sus anchas. Los efectivos policiales reciben la instrucción de permanecer alejados para no encrespar los ánimos de los antifascistas.
Sólo a través de páginas como lahaine.org o nodo50.org se puede saber algo del ideario y de las acciones de estos grupos. Como atisbo de lo que mueve a estos grupos valga el propio título de una de sus webs predilectas: la haine, expresión que en francés significa el repruebo. Internet se ha convertido en una herramienta a la que recurren para difundir convocatorias y colgar documentos para consumo interno que conforman el aparato teórico de su lucha anticapitalista. En las casas que «okupan» está vetada la presencia de los medios de comunicación tradicionales. Los periodistas son, para estos grupos, «servidores de los medios burgueses» y, por eso, no les facilitan ninguna información.
La ideología de estos grupos se asienta sobre un objetivo que todo lo impregna para ellos: el de destruir el sistema vigente. También se caracterizan por su fobia a la idea de España, a la que se refieren siempre como estado español, así, con minúsculas. Además, simpatizan con los nacionalismos separatistas. No es raro verlos desfilar por Madrid con las bandera «estelada», propia del independentismo catalán, ni reclamar en sus foros el acercamiento de los presos de ETA a cárceles vascas.
Los antisistema están presentes en muchas movilizaciones acerca de los temas más diversos, desde la de los estudiantes universitarios contra el Plan Bolonia hasta la que se opone a la construcción del Tren de Alta Velocidad en el País Vasco. Muchas veces los promotores de estas protestas se encuentran con la inesperada acción violenta de estos grupos en el marco de lo que se habían previsto como manifestaciones pacíficas. Es lo que ocurrió en la última marcha estudiantil en Madrid, en la que un grupo de red skins acabó lanzando piedras a los representantes del Sindicato de Estudiantes.
repruebo al sistema como dogma - Nacional - Nacional - ABC.es