Así es la vida de quienes han cambiado la ciudad por el campo desde la esa época en el 2020 de la que yo le hablo: "Esquivo el el bichito teletrabajando rodeado de naturaleza, silencio y sa

Vlad_Empalador

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a esa época en el 2020 de la que yo le hablo nos puso el orden de prioridades ante el espejo: lo importante es la familia y un sitio donde te sientas segura. Y un pueblo es tranquilidad, silencio, seguridad y gente que se conoce y se apoya, o sea, una solución saludable a esta locura. Hemos encontrado un sano pedacito de paraíso donde no hay que luchar por aparcar".

Lo suelta a bocajarro Paloma Barroso, experta en los atascos infinitos de Los Ángeles, reciente ex directora de una residencia de ancianos y antigua licenciada en estrés. Y lo dice mientras limpia los rastrojos del jardín de esta casa donde se ha venido a vivir con Bárbara Covington, manager de proyectos de ciberseguridad de una multinacional estadounidense del entretenimiento. Así que aquí están, esposa y esposa, sorteando una esa época en el 2020 de la que yo le hablo mundial a base de espacio, árboles, cervatillos que se cuelan por la valla y teletrabajo.

Es lo que tiene cambiar Los Ángeles (California) por Marugán (Segovia).

Canjear la ciudad por el campo.

Irse a vivir a un pueblo.

Ponerle unas vidas a la España vaciada.

Lo que no consiguió el progreso lo está logrando -en minúsculas, claro- la esa época en el 2020 de la que yo le hablo. Porque el confinamiento, el riesgo de contagio, la vida en multitud de la ciudad y la incertidumbre ante la extensión del cobi19 están haciendo aumentar el número de empadronamientos y de mudanzas a los pueblos pequeños. Segundas residencias que se convierten en primera, casas rurales o chalets que se alquilan y viviendas compradas para cambiar de vida ilustran un tímido y quién sabe si definitivo éxodo urbano hacia el universo rural.

Las cifras son modestas pero inéditas. Un estudio de idealista.com revela que durante 2020, en todas las Comunidades Autónomas excepto Baleares están creciendo las búsquedas de viviendas en pueblos de menos de 5.000 habitantes. La media estatal no es espectacular: un 3,2% de subida. Pero en algunas CCAA como Castilla y León, Navarra o Castilla-La Mancha, el estirón ronda el 10%.


El fenómeno es nacional, nuevo y raro.

¿Y qué diferencia 2019 de 2020?

"Pues el cobi19. Se ha notado muchísimo. Aunque ya llevamos unos años de incremento porque esto es plena naturaleza cerca de Madrid y los precios de la vivienda son mucho más asequibles, desde marzo el interés por comprar o alquilar aquí se ha disparado. En Madrid te pasas un estado de alarma mirando un patio y aquí ni te enteras del confinamiento. Porque esto es espacio, aire libre y agua 100 por 100 natural. Calidad de vida".

Se llama Andrés Samperio y es el entusiasta alcalde/anuncio de Navalagamella, un pueblo a medio centenar de kilómetros de Madrid que presenta un dato incontestable: "Desde mediados de marzo hasta el 3 de septiembre se han empadronado 174 personas. Y eso en un pueblo de 2.600 habitantes es muy fuerte".

Una de ellas es Bárbara del Campo, periodista recién horneada en la Facultad que mientras llega el día en que dé una exclusiva se gana el jornal vendiendo ropa de moda en unos grandes almacenes de Madrid. Ella no es un ejemplo de teletrabajo rural, pero sí de hogar en el campo gracias a la esa época en el 2020 de la que yo le hablo. Cosas de ajustar el apellido a la vida. "Voy a Madrid todos los días, pero no me importa. Aquí estoy más segura y más tranquila. En marzo veíamos que algo grande iba a llegar y en la ciudad ya había muchos contagios. Así que mi pareja y yo nos vinimos a Navalagamella porque no hay aglomeraciones, es un lugar tranquilo y con campo alrededor y se sabe rápidamente cuándo hay un caso y quiénes estuvieron con ese positivo porque aquí todo el mundo se conoce. Y eso da mucha tranquilidad. Nosotros íbamos a venir aquí en junio, cuando yo acabara la carrera, pero el el bichito adelantó nuestra decisión y llegamos en marzo".

Su vecina Daniela Arrechea es agente de viajes y se pasa el día haciendo de sí misma: "Voy y vengo a Madrid todos los días, pero merece la pena. Mi pareja y yo alquilamos aquí un piso el 12 de marzo y te aseguro que vivir aquí la esa época en el 2020 de la que yo le hablo no tiene nada que ver con hacerlo en la ciudad. Esto es más seguro, apenas ha habido dos o tres casos y tenemos todo el campo del mundo con sólo salir del portal".

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Alfonso, en Madrona (Segovia). / SERGIO GONZÁLEZ VALERO
Campo no le falta a Viana de Cega, un pueblo de 2.063 habitantes a 18 kilómetros de Valladolid. En lo que va de año se han contabilizado 84 altas en el padrón. El alcalde, Alberto Collantes, tiene una tesis: "Con el el bichito, mucha gente ha venido a vivir aquí para no confinarse en un piso de Valladolid porque esto está rodeado de pinar y de ribera. Era su segunda residencia o directamente están alquilando o comprando. Vemos que están subiendo las reformas y las licencias de obra. Chalets que estaban vacíos y ahora ya tienen inquilinos. Hasta se ven colchones viejos en los contenedores porque la gente está empezando a habitar lo que no estaba habitado. La esa época en el 2020 de la que yo le hablo está siendo determinante para dejar la ciudad".

Quizá también lo sea en el suroeste de Segovia...

Estamos en Madrona, una extensión de casas grandes y quietud a sólo 10 kilómetros de Segovia. Desde el 12 de marzo, 48 horas antes del Día D, aquí vive Alfonso Hervás, un profesional del marketing digital especializado en SEO que sólo necesitaba una buena conexión a internet, unos litros de silencio y una esa época en el 2020 de la que yo le hablo global para cambiar de aire. "Yo vivía en el barrio de Chamberí en un piso moderno y cómodo, pero interior y de 60 metros cuadrados. Hace un año que soy autónomo y había alquilado esta casa en diciembre para venir los fines de semana y disfrutar de una parcela grande y de la naturaleza. Mi novia se había ido con sus padres a pasar unos días a una casa que tienen en la playa y yo me vine a Madrona el 12 de marzo, pero dos días después explotó todo: estado de alarma y confinamiento. Lo pensé, asumí que iba a estar unos meses y me quedé. Ahora ya no me planteo volver a Madrid porque no quiero ruido de vecinos, calor, tráfico y mas posibilidades de contagio".

-¿Hasta dónde influyó la esa época en el 2020 de la que yo le hablo para cambiar Madrid por Madrona?

-Fue absolutamente determinante. Sin el el bichito no me hubiera atrevido a venir a vivir aquí, fue el empujón. Me preocupaba contagiarme y contagiar. Me sentí y me siento más seguro aquí. Es interesante estar a cierta distancia física de otro ser humano. Me gusta la soledad, pero comprendo que hay que adaptarse y atreverse a ella. Lo importante es que he visto que cambiar no es complicado, que no se necesita tanto, que puedo no pisar Madrid y que hay un cambio de paradigma que va a llegar a España con el teletrabajo.

Alfonso pasó el confinamiento a solas. No tuvo más compañía que los ruidos extraños de una casa grande y novedosa, la negrura tan de color de las noches en el campo, los animales irreconocibles y el silencio de la nada multiplicado por un país desértico... "No se oían pasar ni camiones allá a lo lejos".

Después, durante la desescalada, llegó Gema.

Y aquí están ahora los dos, cuidando un huerto, cortando leña y posicionando el mundo digital de los demás desde un portátil abierto bajo un porche con barbacoa.

"Tengo 38 años y estoy asistiendo al sueño de mi vida, porque no necesito muchas personas cerca, ni un ocio de multitudes. Yo he vencido el miedo al concepto de la soledad, pero sin la esa época en el 2020 de la que yo le hablo no hubiera dado el paso definitivo. Y ahora esquivo el el bichito aquí, teletrabajando rodeado de naturaleza, silencio, paz y salud. Suena a jubilado, pero es un lujo".

El estudio de idealista.com revela que Castilla y León es una de las CCAA líderes en este ruralismo antipandemia, un viaje de ida a los pueblos que, por provincias, comanda Ávila. Desde comienzos de marzo, a los habituales 4.600 habitantes de Sotillo de la Adrada hay que sumar 89 altas netas en el padrón, la más alta subida de los últimos cuatro años. "El incremento está vinculado al el bichito. Y hay de todo: gente que tenía aquí su segunda residencia y viene a vivir pero no se empadrona, gente que sí se empadrona, gente de fuera que ha venido a vivir expresamente, gente que volverá a la ciudad... Aquí hay calidad de vida, apenas ha habido casos de cobi19 y se puede teletrabajar. En verano ha habido muchísima gente. Veremos a partir de ahora", cuenta el alcalde, Juan Pablo Martín.

A Marugán, el pueblo segoviano donde ha comenzado este reportaje, le ha pasado lo mismo. Sobre un censo de 623 habitantes, la expansión del bichito ha generado cerca de 80 empadronamientos más. Su alcalde, Francisco Roque, hace un resumen para anotar: "Ha sido por el el bichito. Fuera hay miedo. Aquí hay mucha segunda residencia y la gente puede teletrabajar. Ante un confinamiento, aquí se vive mejor: está menos poblado que una ciudad, no hay problema sanitario y sobra espacio. No sé cuánto durará la nueva población y si será eventual o no. Pero es un fenómeno beneficioso porque genera más consumo y negocio para el pueblo; porque si el volumen de patrón dura un año, el Gobierno nos eleva el ratio de participación, que significa más dinero del fondo, y porque así ya podemos escribir eso de la España profunda en minúsculas. Sólo hay un inconveniente: que nos da más trabajo administrativo. Pero nos pagan para esto".

-Es que Paco es un crack, dice Paloma.

-Sí, buen alcalde, buen alcalde, apunta Bárbara.

Hace 32 años que estas dos recientísimas sexagenarias son pareja. Se casaron en su propia casa de Los Ángeles hizo ayer 12 años.

Felicidades.

Igual hoy siguen de fiestón de aniversario pero esta vez a 9.300 kilómetros de distancia con aquella vez. "Conocíamos Marugán porque la hermana de Paloma vivía aquí. Compramos esta casa hace tres años y nuestra idea era venir a vivir aquí cuando nos jubiláramos, algo que en Estados Unidos no podríamos haber hecho hasta dentro de unos 10 años, cuando tuviéramos 70. Pero como la esa época en el 2020 de la que yo le hablo estaba muy extendida y mal gestionada en Estados Unidos, Paloma cerró la residencia y yo le propuse a mi empresa teletrabajar desde España. Entre pasar una esa época en el 2020 de la que yo le hablo en Los Ángeles y pasarla en este paraíso, la elección estaba clara. Mi empresa aceptó, Paloma adelantó su jubilación y nos vinimos. Estamos empadronadas desde julio".

Paloma asiente a Bárbara. Y viceversa. Parecen llevarse tan bien entre ellas como mal con el bichito. "La el bichito aceleró nuestra decisión de venir a Marugán. Vivir apiñados en las ciudades tiene más riesgo y nosotras no queríamos un piso. Queríamos esto: tranquilidad, silencio, buena vecindad y seguridad. Estamos en el campo pero tenemos todo lo que necesitamos porque éste no es un pueblo muerto. Hay actividades culturales, clases de idiomas, cuatro bares, tres restaurantes, un súper, y Segovia está a 15 minutos. Viviremos aquí para siempre. Lo malo será no ver tanto a los amigos que dejamos allí, pero la decisión es definitiva".

Y en eso, la casa empieza a tomar forma de vida. Paloma la está pintando y ya planea una reforma potente. Mientras, Bárbara se levanta tarde para teletrabajar de noche conectada con la mañana del otro lado del mundo desde un pueblín de Segovia escondido de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo.

-Estamos casi en el paraíso, pero cuando pongan fibra óptica estaremos en el cielo.

DE LA CIUDAD AL CAMPO, EN DATOS
CRECIMIENTO DE LA DEMANDA DE VIVIENDAS EN PUEBLOS DE MENOS DE 5.000 HABITANTES

  • 11,4% en Ávila
  • 10,9% en Burgos
  • 10,8% en Cuenca
  • 10,3% en Álava
  • 9,5% en Palencia
EJEMPLOS DE SUBIDA DE EMPADRONAMIENTOS (DESDE MARZO)
  • Sotillo de la Adrada (Ávila): 4.590 habitantes; 89 altas
  • Marugán (Segovia): 623 habitantes; 80 altas
  • Cubillas de Santa Marta (Valladolid): 307 habitantes: 25 altas
  • Navalagamella (Madrid): 2.610 habitantes; 174 altas
 
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es lo que llevamos diciendo muchos hace tiempo....parece que la gente empieza a abrir los ojos



elperro cagandose en los pueblos en 3....2.....
 
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