IvanRios
Madmaxista
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22 de marzo
La histeria interminable
por Javier Aymat | Mar 22, 2020 | En tierra
Wolfgang Wodarg, reputado epidemiólogo y expresidente de la Comisión de la Salud del Consejo de Europa, Manuel Elkin, descubridor de la banderilla contra la malaria y Pablo Goldsmith, prestigioso virólogo, entre otros muchos científicos, cuestionan la ola de pánico creada en torno al cobi19 y las medidas desproporcionadas y contraproducentes que se están tomando en países como España. Mientras, los medios siguen ignorando por completo estas voces, demasiado preocupados en el conteo de personas enfermas y fallecidas por un bichito que parece ser el enemigo perfecto.
A estas alturas supongo que ya más de uno se habrá hecho la siguiente pregunta: ¿Cómo pudimos sobrevivir el año pasado a 525.300 enfermos de gripe frente a 25.000 de cobi19 y 6.300 muertes (de gripe) frente a 1.350 muertes (de cobi19) sin paralizar el país? ¿Y cómo lo sobrellevamos en 2018 que hubo 800.000 casos de gripe y 15.000 muertes?
La media viene a ser 17 muertos al día el año pasado (41 muertos al día en 2018). Aunque realmente dividir y enfrentar ambos bichito no es realmente correcto, ya que, tal y como ha manifestado el epidemiólogo Wolfgang Wodarg, el cobi19 siempre ha formado parte de la gripe.
Lo que ocurre es que esta vez se aisló una variante de cobi19 concreta para luego hacer un conteo de sus efectos, las personas enfermas y las muertas.
Así que la pregunta sería: ¿Cómo podemos hablar de un bichito más mortífero y contagioso que la gripe si el año pasado llevábamos más casos y más muertes debido a la gripe estacional?
Pero claro, como el año pasado no hubo este conteo ni hubo ningún seguimiento de un cobi19 concreto, tampoco se tuvo en cuenta si mucha gente la padeció de forma asintomática y luego la tras*mitió.
Este nuevo bichito parece tener una tendencia a provocar neumonía y ser más contagioso. Sin embargo, en enero de 2018 aumentó la mortalidad de la gripe en un 77% registrando, del 15 al 21 de enero, 121 fallecidos en una sola semana. ¿Fue un colapso mundial? ¿O Simplemente se habló en 2018 de una gripe con mayor virulencia?
El problema que tiene la Organización Mundial de la Salud (OMS) con Wodarg es que es considerado un experto mundial en la materia y, además, ha formado parte del Bundestag. De hecho, el epidemiólogo ya ha solicitado un comité de investigación en el parlamento, ya que, según él, está ocurriendo lo mismo que con la gripe A. Un caso que él mismo denunció en 2009 y que terminó con una investigación en el Consejo de Europa.
El parlamentario socialista británico Paul Flynn, autor del informe sobre la denuncia que Wodarg hizo en 2009 sobre la gripe A, concluyó que “la declaración de esa época en el 2020 de la que yo le hablo ha sido irracional y ha hecho ganar miles de millones de euros a la industria farmacéutica”.
En esa misma línea se manifiesta el argentino afincado en París Pablo Goldsmtih, virólogo, bioquímico, farmacéutico, psicólogo y una infinidad de especialidades más, aparte de voluntario de la OMS para un gran número de misiones humanitarias.
“Nuestro planeta es víctima de un nuevo fenómeno sociológico, el acoso científico-mediático” ha denunciado con vehemencia el virólogo. Goldsmith también denuncia que el pánico que se está generando en torno a la cepa de cobi19 identificado en China (el bichito-19) es tan injustificado como el que se creó en 2003 con el síndrome respiratorio agudo grave (SARS) o en 2009 con el bichito de la gripe A.
Manuel Elkin, inmunólogo creador de la banderilla de la malaria, apunta que “estamos entrando en un juego mediático sin sentido”. Advierte también que hay que tener los ojos bien abiertos pero sin entrar en pánico ni en medidas extremas y contraproducentes.
Elkin ha declarado que lo lógico es asilar exclusivamente los casos de contagio y hacer un estudio de los allegados al infectado. Con eso es suficiente, declara, y considera un enorme error el aislamiento de personas y ciudades; “Muchos científicos en el mundo no lo vemos lógico. Hay muchas voces de protesta que manifiestan que hay que tener cuidado con el bichito, no se puede ignorar, pero no instalar un sistema de histeria colectiva como el que hay”.
También Vageesh Jain, profesor de Salud Pública en el University College de Londres, se plantea muy seriamente la conveniencia de “un escenario de apocalipsis zombi que no ayuda en la coordinación operativa de actividades complejas de salud pública”.
Y también añade que un bloque de estas características “no solo es superfluo, sino que también introduce nuevos problemas. La primera semana de cuarentena ha conducido a hospitales abarrotados, escasez de alimentos y economías estancadas”.
Estas voces, junto a otras crecientes del mundo de la ciencia y la medicina, siguen poniendo en duda la validez del pánico que provocan estas medidas extremas contra la libertad de la ciudadanía.
A mí, personalmente, no me deja de sorprender de qué manera nos hemos dejado quitar las libertades básicas de un plumazo. Esos derechos constitucionales que tanto nos han costado y con los que muchos de nuestros políticos se han llenado, hasta ahora, falsamente la boca.
¿Razones para el pánico?
Primero me gustaría empezar explicando cómo hemos llegado a esta situación en la que, precisamente, los medios han sido decisivos. Ningún telediario ha hablado de los datos que muestro al principio. Sólo hacen el conteo de los casos de contagio y fin por cobi19, no vaya a ser que la gente se despegue de las pantallas.
¿Qué hubiera ocurrido si el año pasado los medios hubieran hecho un conteo de los 6.300 muertos de gripe? ¿Y los 15.000 de la anterior?
En la primera semana de febrero del año pasado contábamos 150.000 casos de gripe estacional, frente a los 20.000 de cobi19. Hay que recordar que, aunque no fue noticia de alarma, la gripe de hace dos años fue tan virulenta en esas fechas que la mortalidad rondaba el 10% de los ingresados.
Por lo tanto, esta frase continua de los medios de todo tipo de «el cobi19 está colapsando los hospitales» es muy cuestionable.
Es evidente lo difícil que es que haya medios sanitarios para atender un bichito de esta envergadura. Pero muchos expertos como es el caso de Andreu Segura, expresidente de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria, opina que “las consecuencias negativas de tales procederes no se limitan a las derivadas de las injerencias e interferencias en el trabajo, la economía y la vida cotidiana de las personas, sino que distraen el funcionamiento habitual de los servicios públicos, incluidos los sanitarios, que se someten a un estrés innecesario, como ocurrió durante la pasada esa época en el 2020 de la que yo le hablo gripal”.
Es decir no es que sólo no haya medios para atender al bichito, sino que no hay medios, sobre todo, para atender al pánico creado en torno a él.
Hacia el abismo para evitar el abismo
La situación en la que estamos me recuerda a aquella persona, responsable principal de una familia, que era muy austera y que decidió que su familia viviera en la pobreza para evitar la pobreza. Pues en este caso vivimos en la alarma y el colapso para evitar la enfermedad. Evitar la enfermedad para convertirnos a todos en enfermos. Como si el miedo no fuera la verdadera plaga.
Pongamos ahora el caso de que alguien que vive en Madrid te dice que tiene fiebre. ¿Qué es lo que piensas? Efectivamente, cobi19.
¿Todos tenemos cobi19?
Aquí se abre una situación contradictoria aunque, en el fondo, puede que no lo sea tanto. Actualmente, en la Comunidad de Madrid hay 6.500.000 habitantes y unos 9.000 tienen cobi19… Resulta que, según los mapas de conteo, sólo el 0´13% de los madrileños han sido diagnosticados con cobi19.
Aunque estamos convencidos de que nos vamos a encontrar con alguno o, incluso de que somos uno de ellos la probabilidad es baja. A nivel nacional el riesgo de cobi19 es del 0,05%.
Evidentemente el factor de riesgo varía si vives en Madrid y te dedicas a mezclarte con miles de personas y no tienes ninguna precaución. Pero con medidas de higiene básicas y un comportamiento responsable, las posibilidades siguen siendo escasas.
También es cierto que habrá personas que hayan pasado el cobi19 y no se han enterado o simplemente han aguantado en sus casas. En todo caso, esto se convertiría en una buena noticia ya que significa que el ratio le letalidad es menor del que le asignan.
Aun así, en los mapas de los periódicos ponen colores en la progresión de la enfermedad. Pero no figura que el máximo al que se llega en ese tonalidad oscuro (tono fin) no va mucho más allá del 0’2%.
Y la paranoia sigue aumentando. También considero un error pensar que la gente va a hacerse responsable desde el miedo. Más bien, el propio pánico provoca fugas peores por otros lados. Después de todo, desatando una alarma de este calibre no se puede esperar que la gente actúe de una forma diferente en urgencias que en los supermercados.
Ante los medios, ocurre lo mismo; cuando la gente habla de «si le pego el cobi19 a mi abuela o a mi abuelo» da por hecho algo que es muy improbable pero que los medios le han hecho ver como muy posible (sin que esto signifique no tomar medidas con respecto a los mayores).
Por otra parte, lo que antes era algo rutinario o nada noticiable, que era que alguien tenía gripe o tenía fiebre, ahora se convierte en algo que inmediatamente se cuenta en las redes y por Wapp con el indudable apellido de cobi19.
Mientras escribo estas líneas, la noticia en el telediario es que mueren “tres personas jóvenes de menos de 65 años”. Ya la consideración de joven es sospechosa. Pongamos que es así…
¿Fue noticia durante el año pasado o al anterior que de entre los 6.300 y 15.000 muertos por gripe, había varias “personas jóvenes” por debajo de los 65 años?
Motivos para la calma
Yéndose al lado opuesto, lo más curioso de todo, es que, probablemente muchos ya tuvimos cobi19 los años anteriores (no sabemos cuál en concreto porque no se aisló para contar los casos como se ha hecho este año). Y la inmensa mayoría sobrevivimos sin caer en el caos de detener el mundo.
El epidemiólogo Manuel Elkin se queda muy asombrado cuando algunos políticos dicen que del 70% al 80% de la población se verá afectada “no sé a quién consultará [Boris Johnson] cuando dice eso pero me extraña porque Londres tiene excelentes expertos en enfermedades infecciosas”.
Y aclara que ser contagiado depende de tres factores; “la causa externa, el bichito en este caso, el medio ambiente y, sobre todo, el componente genético de cada persona”. Que coincidan los tres factores en un tanto por ciento tan alto, según el Elkin, es imposible.
De ahí que las cadenas de contagio que se dedican a multiplicar por doquier no sean para nada exactas.
Esto, que cada vez denuncian más virólogos y especialistas, sería un motivo de tranquilidad. Pero la calma no vende mascaras ni llena supermercados ni provoca un gasto en banderillas desmesurado. Como primer indicio de este hecho, 810€ han llegado a cobrar en un hospital privado madrileño Ruber Internacional por una prueba para detectar cobi19.
Aludiendo a lo más básico, en Ginebra ahora mismo el precio de las mascaras es de 400€ por un pack de 20 unidades (indivisible, por supuesto). La producción de mascaras ha subido un 8.000%. Así que, a partir de ahí, a multiplicar.
Que quede claro que no pongo en duda el trabajo de los sanitarios (al revés, están siendo víctimas de la histeria colectiva y del propio bichito), pongo en duda la negligencia de crear un estado de alarma que no está acorde con el riesgo.
Resulta muy curioso que cuando Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS anunció el estado de alarma, declarara también: «Nuestro mayor enemigo en este momento no es el bichito en sí mismo sino el miedo, los rumores y el estigma». Sin embargo, pese al pánico creciente, días después lo declararon esa época en el 2020 de la que yo le hablo global. ¿Con qué criterio?
El archivo que seguramente no recibiste
A estas alturas habrás recibido varias veces tanto el vídeo de la niña que absorbe la barandilla, los miles de memes del papel higiénico y otros tantos del estilo (¡bendito humor!).
Por desgracia habrás recibido bulos sin parar, audios de una calidad extraordinaria igualmente falsos y un largo etc. La desinformación basada en el exceso de información. Si le quitas el filtro del espíritu crítico llegamos a donde estamos.
Es menos probable que hayas visto un vídeo en el que Iñaki Gabilondo daba una reveladora noticia sobre la pasada gripe A en el que denunciaba que, el entonces presidente de Salud de la Comisión Europea, Wolfgang Wodarg, acusaba al lobby de los laboratorios farmacéuticos de organizar la psicosis de la gripe A.
Además, atribuía a la OMS la responsabilidad de esa ola de histeria. Wolfgang Wodarg, médico y epidemiólogo denunció que no existía razón para justificar tal alarma. Denunció también que, a partir de mediados de 2009, había bajado de forma incomprensible los criterios para declarar esa época en el 2020 de la que yo le hablo.
De esta forma, continúa Gabilondo, los gobiernos hábilmente pastoreados por los laboratorios hicieron lo que les correspondía hacer; comprar millones de banderillas. Hoy sabemos que la gripe A ha producido la décima parte de muertes que una gripe estacional (apunto aquí que el cobi19 todavía no ha llegado ni siquiera a las cifras de la gripe A).
El Consejo Europeo, concluye el periodista, abrirá una investigación sobre el negocio más da repelúsnte. El negocio del miedo.
Como contaba anteriormente, el Consejo de Europa investigó el caso, y denunció la poca tras*parencia de la OMS y su servidumbre a los lobbies farmacéuticos.
Como ser humano y como periodista, aparte de sentir una profunda vergüenza por lo que está pasando en los medios, considero alucinante que ninguno de ellos, excepto el diario El salto, se haya preocupado por saber la opinión sobre el cobi19 de la persona que destapó semejante escándalo en un caso tan parecido como el que nos ocupa.
Datos reveladores
En el artículo del mencionado diario, publicado a principios de este mes, Wolfgang Wodarg insiste en que no tiene sentido las medidas de pánico que están tomando los distintos gobiernos.
«En vista del hecho bien conocido de que en cada ola de gripe entre el 7% al 15% de las enfermedades respiratorias agudas (ERA) son causadas por cobi19, el número de casos que ahora se suman continuamente siguen estando completamente dentro del rango normal».
Wodarg también denuncia el hecho de que cuando se dice que se convierte en «algo más» debe ser por contraste con otros datos, pero no por criterios aleatorios o interesados.
¿De dónde parte el error?
Como ha demostrado Wodarg en su web y en varios vídeos y entrevistas, desde 2005 a 2013 comprobaron en un estudio en Glasgow qué bichito ocurren entre las enfermedades respiratorias. En este estudio se muestra claramente que las partes verdes que son el cobi19 siempre han formado parte de la mezcla. Aquí lo podemos comprobar en las zonas verdes.
Cuenta también que la alarma partió en el momento en que en Wuhan los laboratorios examinaron una nueva variante de cobi19 y esos datos se pusieron en conocimiento de toda la comunidad científica.
Esta nueva variante del cobi19 fue tras*mitida a la OMS y fue admitida rápidamente. Denuncia el especialista alemán que no hubo test previos. Luego se compartió con el resto de los científicos de todo el mundo sin haber hecho comparativas pertinentes (por eso no se sabe ni siquiera si es realmente nuevo).
“Un laboratorio de la clínica berlinesa Charité ganó la carrera en la OMS y se le permitió comercializar sus pruebas internas en todo el mundo a varias veces el precio habitual” añade Wodarg.
http://diariodetierra.com/la-histeria-interminable/
La histeria interminable
por Javier Aymat | Mar 22, 2020 | En tierra
Wolfgang Wodarg, reputado epidemiólogo y expresidente de la Comisión de la Salud del Consejo de Europa, Manuel Elkin, descubridor de la banderilla contra la malaria y Pablo Goldsmith, prestigioso virólogo, entre otros muchos científicos, cuestionan la ola de pánico creada en torno al cobi19 y las medidas desproporcionadas y contraproducentes que se están tomando en países como España. Mientras, los medios siguen ignorando por completo estas voces, demasiado preocupados en el conteo de personas enfermas y fallecidas por un bichito que parece ser el enemigo perfecto.
A estas alturas supongo que ya más de uno se habrá hecho la siguiente pregunta: ¿Cómo pudimos sobrevivir el año pasado a 525.300 enfermos de gripe frente a 25.000 de cobi19 y 6.300 muertes (de gripe) frente a 1.350 muertes (de cobi19) sin paralizar el país? ¿Y cómo lo sobrellevamos en 2018 que hubo 800.000 casos de gripe y 15.000 muertes?
La media viene a ser 17 muertos al día el año pasado (41 muertos al día en 2018). Aunque realmente dividir y enfrentar ambos bichito no es realmente correcto, ya que, tal y como ha manifestado el epidemiólogo Wolfgang Wodarg, el cobi19 siempre ha formado parte de la gripe.
Lo que ocurre es que esta vez se aisló una variante de cobi19 concreta para luego hacer un conteo de sus efectos, las personas enfermas y las muertas.
Así que la pregunta sería: ¿Cómo podemos hablar de un bichito más mortífero y contagioso que la gripe si el año pasado llevábamos más casos y más muertes debido a la gripe estacional?
Pero claro, como el año pasado no hubo este conteo ni hubo ningún seguimiento de un cobi19 concreto, tampoco se tuvo en cuenta si mucha gente la padeció de forma asintomática y luego la tras*mitió.
Este nuevo bichito parece tener una tendencia a provocar neumonía y ser más contagioso. Sin embargo, en enero de 2018 aumentó la mortalidad de la gripe en un 77% registrando, del 15 al 21 de enero, 121 fallecidos en una sola semana. ¿Fue un colapso mundial? ¿O Simplemente se habló en 2018 de una gripe con mayor virulencia?
El problema que tiene la Organización Mundial de la Salud (OMS) con Wodarg es que es considerado un experto mundial en la materia y, además, ha formado parte del Bundestag. De hecho, el epidemiólogo ya ha solicitado un comité de investigación en el parlamento, ya que, según él, está ocurriendo lo mismo que con la gripe A. Un caso que él mismo denunció en 2009 y que terminó con una investigación en el Consejo de Europa.
El parlamentario socialista británico Paul Flynn, autor del informe sobre la denuncia que Wodarg hizo en 2009 sobre la gripe A, concluyó que “la declaración de esa época en el 2020 de la que yo le hablo ha sido irracional y ha hecho ganar miles de millones de euros a la industria farmacéutica”.
En esa misma línea se manifiesta el argentino afincado en París Pablo Goldsmtih, virólogo, bioquímico, farmacéutico, psicólogo y una infinidad de especialidades más, aparte de voluntario de la OMS para un gran número de misiones humanitarias.
“Nuestro planeta es víctima de un nuevo fenómeno sociológico, el acoso científico-mediático” ha denunciado con vehemencia el virólogo. Goldsmith también denuncia que el pánico que se está generando en torno a la cepa de cobi19 identificado en China (el bichito-19) es tan injustificado como el que se creó en 2003 con el síndrome respiratorio agudo grave (SARS) o en 2009 con el bichito de la gripe A.
Manuel Elkin, inmunólogo creador de la banderilla de la malaria, apunta que “estamos entrando en un juego mediático sin sentido”. Advierte también que hay que tener los ojos bien abiertos pero sin entrar en pánico ni en medidas extremas y contraproducentes.
Elkin ha declarado que lo lógico es asilar exclusivamente los casos de contagio y hacer un estudio de los allegados al infectado. Con eso es suficiente, declara, y considera un enorme error el aislamiento de personas y ciudades; “Muchos científicos en el mundo no lo vemos lógico. Hay muchas voces de protesta que manifiestan que hay que tener cuidado con el bichito, no se puede ignorar, pero no instalar un sistema de histeria colectiva como el que hay”.
También Vageesh Jain, profesor de Salud Pública en el University College de Londres, se plantea muy seriamente la conveniencia de “un escenario de apocalipsis zombi que no ayuda en la coordinación operativa de actividades complejas de salud pública”.
Y también añade que un bloque de estas características “no solo es superfluo, sino que también introduce nuevos problemas. La primera semana de cuarentena ha conducido a hospitales abarrotados, escasez de alimentos y economías estancadas”.
Estas voces, junto a otras crecientes del mundo de la ciencia y la medicina, siguen poniendo en duda la validez del pánico que provocan estas medidas extremas contra la libertad de la ciudadanía.
A mí, personalmente, no me deja de sorprender de qué manera nos hemos dejado quitar las libertades básicas de un plumazo. Esos derechos constitucionales que tanto nos han costado y con los que muchos de nuestros políticos se han llenado, hasta ahora, falsamente la boca.
¿Razones para el pánico?
Primero me gustaría empezar explicando cómo hemos llegado a esta situación en la que, precisamente, los medios han sido decisivos. Ningún telediario ha hablado de los datos que muestro al principio. Sólo hacen el conteo de los casos de contagio y fin por cobi19, no vaya a ser que la gente se despegue de las pantallas.
¿Qué hubiera ocurrido si el año pasado los medios hubieran hecho un conteo de los 6.300 muertos de gripe? ¿Y los 15.000 de la anterior?
En la primera semana de febrero del año pasado contábamos 150.000 casos de gripe estacional, frente a los 20.000 de cobi19. Hay que recordar que, aunque no fue noticia de alarma, la gripe de hace dos años fue tan virulenta en esas fechas que la mortalidad rondaba el 10% de los ingresados.
Por lo tanto, esta frase continua de los medios de todo tipo de «el cobi19 está colapsando los hospitales» es muy cuestionable.
Es evidente lo difícil que es que haya medios sanitarios para atender un bichito de esta envergadura. Pero muchos expertos como es el caso de Andreu Segura, expresidente de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria, opina que “las consecuencias negativas de tales procederes no se limitan a las derivadas de las injerencias e interferencias en el trabajo, la economía y la vida cotidiana de las personas, sino que distraen el funcionamiento habitual de los servicios públicos, incluidos los sanitarios, que se someten a un estrés innecesario, como ocurrió durante la pasada esa época en el 2020 de la que yo le hablo gripal”.
Es decir no es que sólo no haya medios para atender al bichito, sino que no hay medios, sobre todo, para atender al pánico creado en torno a él.
Hacia el abismo para evitar el abismo
La situación en la que estamos me recuerda a aquella persona, responsable principal de una familia, que era muy austera y que decidió que su familia viviera en la pobreza para evitar la pobreza. Pues en este caso vivimos en la alarma y el colapso para evitar la enfermedad. Evitar la enfermedad para convertirnos a todos en enfermos. Como si el miedo no fuera la verdadera plaga.
Pongamos ahora el caso de que alguien que vive en Madrid te dice que tiene fiebre. ¿Qué es lo que piensas? Efectivamente, cobi19.
¿Todos tenemos cobi19?
Aquí se abre una situación contradictoria aunque, en el fondo, puede que no lo sea tanto. Actualmente, en la Comunidad de Madrid hay 6.500.000 habitantes y unos 9.000 tienen cobi19… Resulta que, según los mapas de conteo, sólo el 0´13% de los madrileños han sido diagnosticados con cobi19.
Aunque estamos convencidos de que nos vamos a encontrar con alguno o, incluso de que somos uno de ellos la probabilidad es baja. A nivel nacional el riesgo de cobi19 es del 0,05%.
Evidentemente el factor de riesgo varía si vives en Madrid y te dedicas a mezclarte con miles de personas y no tienes ninguna precaución. Pero con medidas de higiene básicas y un comportamiento responsable, las posibilidades siguen siendo escasas.
También es cierto que habrá personas que hayan pasado el cobi19 y no se han enterado o simplemente han aguantado en sus casas. En todo caso, esto se convertiría en una buena noticia ya que significa que el ratio le letalidad es menor del que le asignan.
Aun así, en los mapas de los periódicos ponen colores en la progresión de la enfermedad. Pero no figura que el máximo al que se llega en ese tonalidad oscuro (tono fin) no va mucho más allá del 0’2%.
Y la paranoia sigue aumentando. También considero un error pensar que la gente va a hacerse responsable desde el miedo. Más bien, el propio pánico provoca fugas peores por otros lados. Después de todo, desatando una alarma de este calibre no se puede esperar que la gente actúe de una forma diferente en urgencias que en los supermercados.
Ante los medios, ocurre lo mismo; cuando la gente habla de «si le pego el cobi19 a mi abuela o a mi abuelo» da por hecho algo que es muy improbable pero que los medios le han hecho ver como muy posible (sin que esto signifique no tomar medidas con respecto a los mayores).
Por otra parte, lo que antes era algo rutinario o nada noticiable, que era que alguien tenía gripe o tenía fiebre, ahora se convierte en algo que inmediatamente se cuenta en las redes y por Wapp con el indudable apellido de cobi19.
Mientras escribo estas líneas, la noticia en el telediario es que mueren “tres personas jóvenes de menos de 65 años”. Ya la consideración de joven es sospechosa. Pongamos que es así…
¿Fue noticia durante el año pasado o al anterior que de entre los 6.300 y 15.000 muertos por gripe, había varias “personas jóvenes” por debajo de los 65 años?
Motivos para la calma
Yéndose al lado opuesto, lo más curioso de todo, es que, probablemente muchos ya tuvimos cobi19 los años anteriores (no sabemos cuál en concreto porque no se aisló para contar los casos como se ha hecho este año). Y la inmensa mayoría sobrevivimos sin caer en el caos de detener el mundo.
El epidemiólogo Manuel Elkin se queda muy asombrado cuando algunos políticos dicen que del 70% al 80% de la población se verá afectada “no sé a quién consultará [Boris Johnson] cuando dice eso pero me extraña porque Londres tiene excelentes expertos en enfermedades infecciosas”.
Y aclara que ser contagiado depende de tres factores; “la causa externa, el bichito en este caso, el medio ambiente y, sobre todo, el componente genético de cada persona”. Que coincidan los tres factores en un tanto por ciento tan alto, según el Elkin, es imposible.
De ahí que las cadenas de contagio que se dedican a multiplicar por doquier no sean para nada exactas.
Esto, que cada vez denuncian más virólogos y especialistas, sería un motivo de tranquilidad. Pero la calma no vende mascaras ni llena supermercados ni provoca un gasto en banderillas desmesurado. Como primer indicio de este hecho, 810€ han llegado a cobrar en un hospital privado madrileño Ruber Internacional por una prueba para detectar cobi19.
Aludiendo a lo más básico, en Ginebra ahora mismo el precio de las mascaras es de 400€ por un pack de 20 unidades (indivisible, por supuesto). La producción de mascaras ha subido un 8.000%. Así que, a partir de ahí, a multiplicar.
Que quede claro que no pongo en duda el trabajo de los sanitarios (al revés, están siendo víctimas de la histeria colectiva y del propio bichito), pongo en duda la negligencia de crear un estado de alarma que no está acorde con el riesgo.
Resulta muy curioso que cuando Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS anunció el estado de alarma, declarara también: «Nuestro mayor enemigo en este momento no es el bichito en sí mismo sino el miedo, los rumores y el estigma». Sin embargo, pese al pánico creciente, días después lo declararon esa época en el 2020 de la que yo le hablo global. ¿Con qué criterio?
El archivo que seguramente no recibiste
A estas alturas habrás recibido varias veces tanto el vídeo de la niña que absorbe la barandilla, los miles de memes del papel higiénico y otros tantos del estilo (¡bendito humor!).
Por desgracia habrás recibido bulos sin parar, audios de una calidad extraordinaria igualmente falsos y un largo etc. La desinformación basada en el exceso de información. Si le quitas el filtro del espíritu crítico llegamos a donde estamos.
Es menos probable que hayas visto un vídeo en el que Iñaki Gabilondo daba una reveladora noticia sobre la pasada gripe A en el que denunciaba que, el entonces presidente de Salud de la Comisión Europea, Wolfgang Wodarg, acusaba al lobby de los laboratorios farmacéuticos de organizar la psicosis de la gripe A.
Además, atribuía a la OMS la responsabilidad de esa ola de histeria. Wolfgang Wodarg, médico y epidemiólogo denunció que no existía razón para justificar tal alarma. Denunció también que, a partir de mediados de 2009, había bajado de forma incomprensible los criterios para declarar esa época en el 2020 de la que yo le hablo.
De esta forma, continúa Gabilondo, los gobiernos hábilmente pastoreados por los laboratorios hicieron lo que les correspondía hacer; comprar millones de banderillas. Hoy sabemos que la gripe A ha producido la décima parte de muertes que una gripe estacional (apunto aquí que el cobi19 todavía no ha llegado ni siquiera a las cifras de la gripe A).
El Consejo Europeo, concluye el periodista, abrirá una investigación sobre el negocio más da repelúsnte. El negocio del miedo.
Como contaba anteriormente, el Consejo de Europa investigó el caso, y denunció la poca tras*parencia de la OMS y su servidumbre a los lobbies farmacéuticos.
Como ser humano y como periodista, aparte de sentir una profunda vergüenza por lo que está pasando en los medios, considero alucinante que ninguno de ellos, excepto el diario El salto, se haya preocupado por saber la opinión sobre el cobi19 de la persona que destapó semejante escándalo en un caso tan parecido como el que nos ocupa.
Datos reveladores
En el artículo del mencionado diario, publicado a principios de este mes, Wolfgang Wodarg insiste en que no tiene sentido las medidas de pánico que están tomando los distintos gobiernos.
«En vista del hecho bien conocido de que en cada ola de gripe entre el 7% al 15% de las enfermedades respiratorias agudas (ERA) son causadas por cobi19, el número de casos que ahora se suman continuamente siguen estando completamente dentro del rango normal».
Wodarg también denuncia el hecho de que cuando se dice que se convierte en «algo más» debe ser por contraste con otros datos, pero no por criterios aleatorios o interesados.
¿De dónde parte el error?
Como ha demostrado Wodarg en su web y en varios vídeos y entrevistas, desde 2005 a 2013 comprobaron en un estudio en Glasgow qué bichito ocurren entre las enfermedades respiratorias. En este estudio se muestra claramente que las partes verdes que son el cobi19 siempre han formado parte de la mezcla. Aquí lo podemos comprobar en las zonas verdes.
Cuenta también que la alarma partió en el momento en que en Wuhan los laboratorios examinaron una nueva variante de cobi19 y esos datos se pusieron en conocimiento de toda la comunidad científica.
Esta nueva variante del cobi19 fue tras*mitida a la OMS y fue admitida rápidamente. Denuncia el especialista alemán que no hubo test previos. Luego se compartió con el resto de los científicos de todo el mundo sin haber hecho comparativas pertinentes (por eso no se sabe ni siquiera si es realmente nuevo).
“Un laboratorio de la clínica berlinesa Charité ganó la carrera en la OMS y se le permitió comercializar sus pruebas internas en todo el mundo a varias veces el precio habitual” añade Wodarg.
http://diariodetierra.com/la-histeria-interminable/