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El actor reacciona a las críticas que apuntan a que el concurso público para reformar un antiguo cine es un traje a medida para él
Antonio Banderas ha anunciado que abandona el gran proyecto cultural que impulsaba en los antiguos cines Astoria y Victoria de Málaga, su ciudad natal. El actor, involucrado en la iniciativa que ganó el concurso de ideas para darle uso al edificio, tira la toalla tras las críticas que ha recibido esta iniciativa por parte de los partidos de la oposición en el Ayuntamiento (Málaga Ahora e Izquierda Unida) y de otros ámbitos locales, que en las últimas semanas han aludido directamente a que se estaría haciendo un traje a medida para que Banderas resultara vencedor y adjudicatario del futuro concurso, junto al arquitecto José Seguí y la empresa Starlite.
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El artista ha lamentado “los insultos, las descalificaciones y el trato humillante” recibidos por este asunto. “Espero que esta decisión limpie el concurso de la intoxicación en la que parece ser me he convertido”, dice el actor malagueño, con tono dolido, en una carta en la que intenta tras*mitir la ilusión que le hacía poner en marcha un gran proyecto cultural en su ciudad, a la que está muy unido. “El tema público da miedo. Ahí se mezclan unos intereses que no favorecen ni la gestión, ni la administración, ni la creación en libertad, y uno quiere eso, crear, trabajar y arriesgar a tope si se siente mínimamente apoyado”, expone en la misiva, adelantada por el diario Sur.
Banderas acaba de participar en Carmona (Sevilla) en el rodaje de la película Life Itself, del guionista y director Dan Fogelman, en su vuelta al trabajo tras sufrir un ataque al corazón a finales de enero. Ha pasado dos meses de descanso en Málaga, espacio de tiempo en el que se ha hecho pública su presencia en el proyecto para dotar de uso cultural la manzana donde están los antiguos cines, uno de los espacios más emblemáticos de la capital de la Costa del Sol, en la plaza donde nació Picasso. La propuesta incluye un centro cultural de alta calidad y espacios comerciales para gestionar espectáculos de artes escénicas, música, gastronomía, cine y espectáculos en vivo.
El actor estaba embarcado en este plan con el estudio de Seguí y con Sandra García Sanjuán, fundadora del Starlite Festival de Marbella, en el que Banderas celebra cada verano una cena benéfica para recaudar fondos para su fundación. “Creíamos tener un equipo ganador para presentarnos al concurso con garantías de ofrecer algo serio, trabajado, interesante para la ciudad y que se uniese al ambiente cultural que se da en Málaga y que, a poco que lo cuidemos, se puede convertir en algo realmente extraordinario”, reflexiona el actor.
Banderas resume su idea: teatro, debate, música, danza, flamenco y jazz, además de espacios de ocio y gastronomía, aderezado con las importantes relaciones cosechadas durante 40 años de trabajo y su presencia en Hollywood. “Nunca pasó por mi cabeza la idea de que este proyecto fuese rentable para mí. La idea era más bien la contraria”, afirma. Su aportación anual, para las actividades teatrales, hubiera sido de 250.000 euros del total de tres millones por temporada pensados para las artes escénicas, recabados a través de patrocinadores.
Su intención no era solo contar con nombres de relevancia internacional, sino que “trataríamos de echar las redes” a instituciones como el Actor’s Studio o el Roundabout Theatre de Nueva York. “Hay mucho más, mucho más, pero desgraciadamente creo que no se dan las condiciones para ello”, afirma Banderas. Su equipo pretendía “competir y ganar” en igualdad de condiciones con los otros rivales interesados en la concesión, pero ha reflexionado “sobre si realmente valía la pena arriesgar tanto, enfangarse tanto, y exponerse tanto”. La conclusión ha sido que no.
Lo explica: “Los coros de voces que comenzaron a alzarse contra nuestro proyecto, dentro y fuera de los ambientes políticos locales, que además no se detenían en la crítica al mismo, sino que se extendía a la sorna, el cachondeo y, por qué no decirlo, la mala leche”. Banderas afirma que seguirá buscando cómo integrarse en la vida cultural de Málaga y que lo hará “desde el ámbito absolutamente privado”. Tiene en la cabeza buscar “un lugar mejor” para su “desafío”, un rincón, añade el dolido actor, “en el que no huela a corralón y podamos construir algo interesante”.
El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, del PP, ha mostrado su “sorpresa y dolor” por la decisión de Banderas. Aunque ve complicado que el actor pueda replantearse su postura, no lo da todo por perdido y este martes le ha enviado un mensaje de móvil, para mostrarle su apoyo y poder hablar con él. A De la Torre, que en ningún momento ha escondido su preferencia por el artista para sacar adelante una iniciativa enconada desde hace años, le gustaría que cambiara de opinión y se presentara al concurso para construir y explotar el contenedor cultural. “Mi primera obligación es tratar de convencerle”, ha dicho.
La elaboración del pliego de condiciones para el concurso sigue adelante por parte del área de Urbanismo, aunque la renuncia del actor abre algunas incógnitas. El arquitecto de la propuesta había dicho que no tenía inconveniente en rebajar la dimensión del edificio, planteado con seis plantas y 9.000 metros cuadrados, para adaptarse a las normas urbanísticas de la zona centro de la ciudad. Las preguntas se irán respondiendo en las próximas semanas y previsiblemente sin Banderas.
Antonio Banderas abandona su proyecto cultural en Málaga por el
Antonio Banderas ha anunciado que abandona el gran proyecto cultural que impulsaba en los antiguos cines Astoria y Victoria de Málaga, su ciudad natal. El actor, involucrado en la iniciativa que ganó el concurso de ideas para darle uso al edificio, tira la toalla tras las críticas que ha recibido esta iniciativa por parte de los partidos de la oposición en el Ayuntamiento (Málaga Ahora e Izquierda Unida) y de otros ámbitos locales, que en las últimas semanas han aludido directamente a que se estaría haciendo un traje a medida para que Banderas resultara vencedor y adjudicatario del futuro concurso, junto al arquitecto José Seguí y la empresa Starlite.
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Banderas acaba de participar en Carmona (Sevilla) en el rodaje de la película Life Itself, del guionista y director Dan Fogelman, en su vuelta al trabajo tras sufrir un ataque al corazón a finales de enero. Ha pasado dos meses de descanso en Málaga, espacio de tiempo en el que se ha hecho pública su presencia en el proyecto para dotar de uso cultural la manzana donde están los antiguos cines, uno de los espacios más emblemáticos de la capital de la Costa del Sol, en la plaza donde nació Picasso. La propuesta incluye un centro cultural de alta calidad y espacios comerciales para gestionar espectáculos de artes escénicas, música, gastronomía, cine y espectáculos en vivo.
El actor estaba embarcado en este plan con el estudio de Seguí y con Sandra García Sanjuán, fundadora del Starlite Festival de Marbella, en el que Banderas celebra cada verano una cena benéfica para recaudar fondos para su fundación. “Creíamos tener un equipo ganador para presentarnos al concurso con garantías de ofrecer algo serio, trabajado, interesante para la ciudad y que se uniese al ambiente cultural que se da en Málaga y que, a poco que lo cuidemos, se puede convertir en algo realmente extraordinario”, reflexiona el actor.
Banderas resume su idea: teatro, debate, música, danza, flamenco y jazz, además de espacios de ocio y gastronomía, aderezado con las importantes relaciones cosechadas durante 40 años de trabajo y su presencia en Hollywood. “Nunca pasó por mi cabeza la idea de que este proyecto fuese rentable para mí. La idea era más bien la contraria”, afirma. Su aportación anual, para las actividades teatrales, hubiera sido de 250.000 euros del total de tres millones por temporada pensados para las artes escénicas, recabados a través de patrocinadores.
Su intención no era solo contar con nombres de relevancia internacional, sino que “trataríamos de echar las redes” a instituciones como el Actor’s Studio o el Roundabout Theatre de Nueva York. “Hay mucho más, mucho más, pero desgraciadamente creo que no se dan las condiciones para ello”, afirma Banderas. Su equipo pretendía “competir y ganar” en igualdad de condiciones con los otros rivales interesados en la concesión, pero ha reflexionado “sobre si realmente valía la pena arriesgar tanto, enfangarse tanto, y exponerse tanto”. La conclusión ha sido que no.
Lo explica: “Los coros de voces que comenzaron a alzarse contra nuestro proyecto, dentro y fuera de los ambientes políticos locales, que además no se detenían en la crítica al mismo, sino que se extendía a la sorna, el cachondeo y, por qué no decirlo, la mala leche”. Banderas afirma que seguirá buscando cómo integrarse en la vida cultural de Málaga y que lo hará “desde el ámbito absolutamente privado”. Tiene en la cabeza buscar “un lugar mejor” para su “desafío”, un rincón, añade el dolido actor, “en el que no huela a corralón y podamos construir algo interesante”.
El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, del PP, ha mostrado su “sorpresa y dolor” por la decisión de Banderas. Aunque ve complicado que el actor pueda replantearse su postura, no lo da todo por perdido y este martes le ha enviado un mensaje de móvil, para mostrarle su apoyo y poder hablar con él. A De la Torre, que en ningún momento ha escondido su preferencia por el artista para sacar adelante una iniciativa enconada desde hace años, le gustaría que cambiara de opinión y se presentara al concurso para construir y explotar el contenedor cultural. “Mi primera obligación es tratar de convencerle”, ha dicho.
La elaboración del pliego de condiciones para el concurso sigue adelante por parte del área de Urbanismo, aunque la renuncia del actor abre algunas incógnitas. El arquitecto de la propuesta había dicho que no tenía inconveniente en rebajar la dimensión del edificio, planteado con seis plantas y 9.000 metros cuadrados, para adaptarse a las normas urbanísticas de la zona centro de la ciudad. Las preguntas se irán respondiendo en las próximas semanas y previsiblemente sin Banderas.
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