Aniversario del fin de la batalla del Ebro

manuelp

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En este mes de octubre de hace 76 años comenzó la última fase de la batalla más sangrienta de la guerra civil española.

El 23 de octubre de 1938, se celebra en Gandesa un Consejo de Guerra de oficiales generales del ejército nacional del que sale la directiva de operaciones a emprender el día 30 de octubre en el frente del Ebro.

Se aprueba que el frente enemigo sea atacado en el sector sur donde está situado el V Cuerpo de Líster y que se centre el ataque en las sierras de Cavalls y de Pandols para cortar a dicho Cuerpo del XV Cuerpo de Tagüeña al norte de la bolsa y arrojarlo de las posiciones que ocupa en las cotas altas.

La unidad encargada de la maniobra principal es el Cuerpo del Ejército del Maestrazgo de García Valiño con las divisiones 1ª, 74ª, 82ª y 84ª con la 53ª en reserva. La cobertura aérea y artillera será muy densa como único medio de romper la línea fortificada del ejército popular.
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El 30 de octubre de 1938, al amanecer, 100 baterías del ejército nacional abren fuego sobre las posiciones del ejército popular de las sierras de Cavalls y Pandols y se inicia la definitiva ofensiva para acabar la batalla del Ebro que había empezado tres meses antes.
Siguiendo el plan aprobado en el Consejo de Guerra del día 23 de octubre, el Cuerpo de Ejército del Maestrazgo al mando del general Rafael García Valiño desencadena el ataque sobre la línea defendida por el Ejército del Ebro al mando del coronel de milicias Juan Guilloto llamado “Modesto”.
De norte a sur esta línea es: Entre Mequinenza y Fayón la 16ª división del XII Cuerpo de Ejército del teniente coronel Etelvino Vega , de Fayón a la Venta de Camposines el XV Cuerpo de Ejército al mando del teniente coronel Manuel Tagüeña con las divisiones 3ª y 35ª y la 42ª en reserva. El crucial cruce de comunicaciones de Venta de Camposines está defendido por la 44ª división del XII Cuerpo de Ejército. La 43ª división del XXIV Cuerpo de Ejército del teniente coronel Jesús Perez-Salas defiende la estratégica sierra de Cavalls. El V Cuerpo de Ejército del teniente coronel Enrique Líster con las divisiones 11ª, 45ª y 46ª defiende el sur de la sierra de Cavalls y la sierra de Pandols hasta el río Canaletas y desde Cherta a la desembocadura la 60ª división del XVIII Cuerpo de ejército del mayor José del Barrio.
A mediodía, después de una impresionante preparación artillera y aérea, la V Bandera del Tercio, el I Tabor de Tetuán y el V Tabor de Alhucemas, apoyados por los Tabores I y II de la Mehalla de Tetuán, unidades todas ellas de la 1ª División de Navarra al mando del coronel Ben Mizzian se lanzan al asalto del vértice Cavalls defendido por la CXXX Brigada mixta de la 43ª división. La Brigada queda destrozada sufriendo un 70% de bajas, muriendo el jefe de ella y todos los jefes de batallón menos uno y las tropas nacionales ocupan las alturas claves de la sierra de Cavalls.

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El 31 de octubre de 1938, la unidad del ejército nacional que registró más porcentaje de bajas mortales en la guerra, el tercio de requetés catalanes de Nuestra Señora de Montserrat –Laureada de San Fernando colectiva- con un 19%, seguida por la 1ª Bandera de Falange de Castilla con un 17%, ataca el cerro de San Marcos, posición clave que domina la carretera que desde Gandesa llega a Pinell de Brai y la conquista. En su cima los requetés supervivientes del por dos veces casi aniquilado Tercio cantan el Virolai, himno espiritual de Cataluña en honor de la Virgen.

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El 1 de noviembre de 1938, la 84ª división del ejército nacional toma la cota 666 –llave de la sierra de Pandols- con lo que todo el frente del V Cuerpo de Ejército popular de Líster está roto y en trance de ser embolsado. La amenaza sobre Gandesa, punto clave de la batalla, queda definitivamente neutralizada. La aviación de caza del ejército popular recibe la orden de no entablar combate singular con los cazas del ejército nacional y centrarse en acciones de defensa ante los bombarderos enemigos.

Ay Carmela - Viva la Quinta Brigada - Rolando Alarcon - YouTube

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El 2 de noviembre de 1938, las divisiones 74ª y 84ª del ejército nacional terminan prácticamente la ocupación total de la sierra de Cavalls y alcanzan posiciones desde las que está a tiro de artillería la orilla del río Ebro. Se produce el último gran combate de la batalla entre cazas de los dos ejércitos. El teniente coronel Tagüeña se reincorpora al mando de su XV Cuerpo de Ejército y las Brigadas LIX y CCXXVII de la reserva del Cuerpo -42ª división- se agregan al V Cuerpo para tratar de contener la ruptura de su frente.

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El 3 de noviembre de 1938, las divisiones 74ª y 84ª del ejército nacional ocupan totalmente la sierra de Pandols y cortan en dos el V Cuerpo de Ejército de Líster al tomar la localidad de Pinell de Brai mientras que las divisiones 1ª y 82ª nacionales cortan la carretera de Pinell a Miravet. En el Ejército popular al sur quedan aisladas una brigada de la 11ª división, otra de la 43ª división y 4 batallones agregados del Ejército del Este que por la noche repasan el río frente a Benifallet. Al norte del corte dos brigadas de la 11ª división, la 45ª división y dos brigadas de la 42ª división reciben la orden de rehacer la línea del frente republicano.
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El 4 de noviembre de 1938, las divisiones 84ª y 74ª del ejército nacional ocupan toda la línea del río Canaletas y el Tercio de Montserrat llega a la orilla del Ebro. La 82ª división completa la conquista de la sierra de Cavalls y la 1ª división de Navarra conquista Miravet a la 42ª división del ejército popular alcanzando también el Ebro.
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El 5 de noviembre de 1938, la 1ª división de Navarra ataca en dirección a Benissanet empujando a los restos del V Cuerpo de Líster que se baten casi en desbandada. El general Vicente Rojo, jefe de Estado Mayor del ejército popular, obtiene la autorización del Jefe de Gobierno y Ministro de Defensa, Juan Negrín para desencadenar un ataque del ejército del Este contra la bolsa que el ejército nacional mantiene en Serós sobre el río Segre como forma de aliviar la presión sobre el ejército del Ebro.
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El 6 de noviembre de 1938, la 1ª división de Navarra toma Benissanet amenazando a jovenlandesa de Ebro y poniendo bajo su fuego la carretera de la Venta de Camposines, el sistema de fortificaciones republicano es tomado de través por la brillante maniobra de García Valiño al envolver la sierra de Cavalls.
El XII Cuerpo de Ejército popular de Etelvino Vega ha cruzado el río Segre al anochecer, en la maniobra de distracción prevista, con las divisiones 16ª, 34ª y 24ª con las 72ª y 56ª en reserva, frente a ellas se encuentra el Cuerpo de Ejército de Aragón al mando del general Moscardó con las divisiones 51ª, 54ª, 50ª y 13ª.
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El 7 de noviembre de 1938, las divisiones 16ª y 34ª del ejército popular atacan el sector guarnecido por la 54ª división nacional y toman los pueblos de Soses y Aitona tras durísimos combates, las tropas republicanas tienden un puente y tres pasarelas en Torres del Segre y el jefe del Cuerpo atacante, teniente coronel
Etelvino Vega envía su caballería en misión de reconocimiento, llegando esta a las inmediaciones de Fraga aunque ya afluyen hacia el sector refuerzos desde todas las divisiones nacionales del Cuerpo de Ejército de Aragón que bloquean la penetración enemiga.
En el sector del Ebro las divisiones nacionales - 4ª de Navarra, 152ª y 50ª - del Cuerpo de Ejército jovenlandés del general Yagüe deshacen a la 42ª división republicana y avanzan sobre Ascó, Flix y Ribarroja de Ebro, mientras cae jovenlandesa de Ebro.
El coronel Modesto ordena al teniente coronel Tagüeña tomar el mando de los restos desperdigados del V Cuerpo de Líster y la dirección de la batalla en la orilla derecha del Ebro con total autonomía con instrucciones de resistir con las divisiones 3ª, 35ª y 44ª. Líster y el Estado Mayor del V Cuerpo pasan a la orilla izquierda con los restos de las divisiones 43ª y 46ª.
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El 8 de noviembre de 1938, el teniente coronel Tagüeña ordena a todas sus reservas, la LX Brigada de la 3ª división y la CCXXVI de la 42ª división que ocupen las estribaciones meridionales de la sierra del Aguila para defender el acceso a Ascó, pero estas unidades mezcladas y desmoralizadas con los restos de unidades del V Cuerpo no pueden cumplir su misión y el batallón de ametralladoras de la 35ª división y dos batallones de Guardias de Asalto enviados llegan tarde cuando ya están ocupadas las alturas de la sierra por las tropas nacionales. Ante esto, Tagüeña ordena volar el puente de García sobre el Ebro y pasar toda la artillería y los depósitos de material a la orilla izquierda del Ebro para evitar que caigan en poder del ejército nacional.
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El 9 de noviembre de 1938, la 1ª división de Navarra ocupa por completo la sierra del Aguila y corta la carretera de Gandesa a Ascó. La 53ª división nacional ataca las primeras líneas del cruce de comunicaciones de Venta de Camposines. La LXXII Brigada de la 43ª división del ejército popular que había repasado el Ebro días antes por Benifallet, vuelve a la orilla derecha para relevar a los restos de la 11ª división que cruza a la otra orilla por Ascó para reincorporarse al V Cuerpo de Ejército de Líster.
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El 10 de noviembre de 1938, los Cuerpos de Ejército jovenlandés del general Yagüe y del Maestrazgo del general García Valiño del Ejército Nacional inician la maniobra de pinza tendente a acabar con la última bolsa de resistencia del Ejército popular en la orilla derecha del Ebro. Por el norte ataca Yagüe en dirección a La Fatarella y por el sur García Valiño en dirección a Flix. El objetivo es desbaratar la intención de Modesto y Tagüeña de resistir en el sector con eje en la sierra de La Fatarella y las localidades de Ribaroja, Flix y Ascó, apoyados por la artillería desde la otra orilla del Ebro. Por la noche pasan a la orilla derecha las dos Brigadas restantes de la 43ª división- CII y CXXX- para relevar a la 45ª division y defender el crucial cruce de Venta de Camposines junto a la 44ª division.

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El 11 de noviembre de 1938, la 53ª división del ejército nacional envuelve y conquista el complejo de fortificaciones del cruce de Venta de Camposines obligando a replegarse a las divisiones 43ª y 44ª del ejército popular.
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El 12 de noviembre de 1938, la 42ª división del Ejército Popular aguanta los ataques nacionales en Ascó, una granada de artillería mata al jefe de la 42ª división y al jefe de estado mayor de la 43ª división, hiriendo al jefe de la 43ª división y al jefe de estado mayor de la 42ª división. Las 43ª y 44ª división republicanas se repliegan más hacia el Ebro, haciendo la cabeza de puente ocupada por el XV Cuerpo de Tagüeña inviable de sostener.
Este jefe del Ejército popular que carece de comunicación con su superior inmediato Modesto- que se ocupa de la ofensiva de Serós que está completamente empantanada- es visitado por el coronel soviético Zaponov que es consejero militar en el Estado Mayor Central al que expone sus planes para la evacuación de todas las fuerzas a la orilla izquierda.
Por la noche, Tagüeña recibe el permiso de Modesto – que ha hablado con Zaponov- para realizar su plan de evacuación y empieza su preparación para la noche siguiente.
En torno a la bolsa de Serós el ataque del ejército popular está totalmente paralizado e incluso se dan casos de partidas de desertores que se dedican al pillaje obligando al mando a emplear unidades especiales para reducirlos. Un batallón de la XIX Brigada se amotina hiriendo a su jefe y su comisario, lo que ocasionará la ejecución de cinco de sus miembros, tras ser juzgados en consejo de guerra, el día 18.
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El 13 de noviembre de 1938, Tagüeña mueve sus unidades para replegar escalonadamente todas las fuerzas a la orilla izquierda del Ebro. Deja cubriendo el frente a las brigadas XXXI y XXXIII y la 35ª división. Las divisiones 42ª y 43ª cruzan el río por Ascó por la noche. La 44ª división y la LX brigada quedan concentradas para pasar al día siguiente.
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El 14 de noviembre de 1938, el ejército nacional ocupa el terreno abandonado por el ejército popular y las divisiones nacionales 1ª y 4ª de Navarra y 82ª presionan sobre Ascó y ocupan La Fatarella. El jefe de las fuerzas republicanas en la orilla derecha, teniente coronel Tagüeña, decide en solitario ante la falta de respuesta del jefe del Ejército del Ebro- Modesto- retirar todas esas fuerzas a la orilla izquierda. Cuenta con un puente de hierro en Flix y tres pasarelas en Ribarroja, Flix y Ascó. Ordena a la 43ª división que se despliegue en la orilla izquierda para proteger la retirada que se efectuará en la noche del día siguiente.
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El 15 de noviembre de 1938, la niebla que cubre el campo de batalla permite que los tanques y los camiones con el material pesado que le quedan al ejército popular en la orilla derecha crucen el Ebro sin problemas al no apercibirse de ello las tropas nacionales, a última hora de la tarde 45 cazas republicanos detienen el avance de las tropas nacionales lo que permite que al ponerse el sol la XI Brigada y parte de la XV pasen el río por la pasarela de Ribarroja, el resto de la XV por el puente de Flix, la XXXI Brigada por la pasarela de Flix y la XXXIII por la pasarela de Ascó. El teniente coronel Tagüeña cruza por Flix al anochecer y la XIII Brigada que cubría el cruce de todas las unidades recibe la orden a las 11 de la noche de replegarse sobre Flix.
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El 16 de noviembre de 1938, a las 4,30 de la madrugada la XIII Brigada junto con el jefe y el Estado Mayor de la 35ª división terminan de cruzar el puente de hierro de Flix que es volado a continuación. El Ejército popular ha abandonado la totalidad del terreno ocupado en el inicio de la batalla. La más sangrienta batalla de la guerra civil ha terminado.
 
Ofensiva inútil que se podían haber ahorrado. Creo que es H.Thomas quien insinúa que se realizó con la esperanza de prolongar el conflicto hasta un, mas que previsible por entonces, estallido de otra guerra europea y la salvadora ayuda de Francia e Inglaterra ya abiertamente como beligerantes de la España Nacional.
No se, yo creo que ni con una guerra en Europa los aliados habrían ayudado a la Republica, siendo esta ya un títere de Moscú.

Y lo dicho hasta la saciedad miles de veces en estos foros, las brigadas mixtas eran un aborto, unidades muy poco operativas con redundancias excesivas repletas de escaqueados y chupatintas. No habrían ganado jamás ante las divisiones nacionales, bien dirigidas por profesionales y bien equilibradas.

La batalla decisiva de la guerra civil fue Alfambra, no El Ebro...
 
La batalla decisiva de la guerra civil fue Alfambra, no El Ebro...

Si se considera decisiva la batalla que cambió sin posible marcha atrás el resultado de la guerra, esa fue la de Brunete. Si se considera decisiva la batalla que marcó la derrota sin apelación posible, esa fue la de El Ebro. No encuentro ningún punto de vista desde el que se pueda afirmar que la batalla decisiva fue la del Alfambra.
 
Si se considera decisiva la batalla que cambió sin posible marcha atrás el resultado de la guerra, esa fue la de Brunete. Si se considera decisiva la batalla que marcó la derrota sin apelación posible, esa fue la de El Ebro. No encuentro ningún punto de vista desde el que se pueda afirmar que la batalla decisiva fue la del Alfambra.

Citaré a uno de los mejores analistas militares del conflicto, un hombre tachado de franquista por aquellos mas interesados en la propaganda que en los hechos.

La gran batalla de Teruel es, posiblemente, el acto central de la guerra.
En ella se enfrentan por primera y única vez las dos masas de maniobra de los ejércitos contendientes. Antes, las tales masas no existían. Después, en la batalla de Aragón, solo existe la nacional, y ya, en el Ebro, solo actúa una fracción importante de ambas.
Por ello lo sucedido en Teruel marca un nuevo ritmo y compás a las acciones. Algo importante, decisivo, sucede en ella que va a poner su sello a las operaciones posteriores.
Teruel es el primer gran triunfo de guerra republicano. Una ciudad defendida resulta cercada y ocupada a pesar de que el mando nacional dedica importantes recursos para socorrerla. es el triunfo de una acertada elección del espacio y el tiempo, de un ponderado y secreto acopio de medios, y del brillante resultado de una maniobra bien concebida y ejecutada.
Pero, también, Teruel es el escenario en el que esta acción inicial republicana encuentra una respuesta dura que da lugar a la derrota de la masa de maniobra que la realiza. Tras los combates de enero y febrero de 1938 en Teruel poco queda de las fuerzas coordinadas y diestras que cercaron y ocuparon la plaza. En marzo del mismo año, el Ejercito nacional procede a una extensa ruptura del frente aragonés. Nadie, en serio, puede oponerse a esta nueva y amplísima maniobra.
¿Qué ha sucedido?
Ha sucedido que en Teruel se rompe la maquina militar republicana, tras un éxito efímero.
Ha sucedido que a un planteamiento adecuado por su parte se opone una serie hábil de maniobras nacionales, dotadas de lo preciso, montadas con acierto y secreto y realizadas con violencia y habilidad.
Lo que para los republicanos era solo una acción limitada, se convierte por obra y gracia de los nacionales, en una acción definitiva, en una gran batalla, de poder a poder, que rompe la voluntad de vencer de su enemigo.
Allí está, por primera vez en la guerra, la masa de maniobra del Ejercito Popular y allí acude, también por primera vez, la masa de maniobra del Ejercito Nacional.
[.....]El ejercito republicano de Teruel, el triunfador de los primeros días de enero del 38, es el gran derrotado a finales de febrero.
Hay mucha sangre y mucho dolor por ambas partes, pero hay un gran vencedor y un derrotado.
No son ciertamente las bajas de cada bando las que determinan el vencedor y el vencido en una batalla, sino las posibilidades futuras de actuación.
La victoria lubrica, el fracaso agarrota.^
Pocos días después los nacionales rompen las líneas enemigas en Aragón. El Ejercito que hubiera podido oponerse ha sido fuertemente golpeado en Teruel. La reacción tarda, es debil y solo consigue diferir lo irremediable: el corte en dos de la zona republicana y su derrota final.


Alfambra, Rafael Casas de la Vega.
 
Citaré a uno de los mejores analistas militares del conflicto, un hombre tachado de franquista por aquellos mas interesados en la propaganda que en los hechos.

La gran batalla de Teruel es, posiblemente, el acto central de la guerra.
En ella se enfrentan por primera y única vez las dos masas de maniobra de los ejércitos contendientes. Antes, las tales masas no existían. Después, en la batalla de Aragón, solo existe la nacional, y ya, en el Ebro, solo actúa una fracción importante de ambas.
Por ello lo sucedido en Teruel marca un nuevo ritmo y compás a las acciones. Algo importante, decisivo, sucede en ella que va a poner su sello a las operaciones posteriores.
Teruel es el primer gran triunfo de guerra republicano. Una ciudad defendida resulta cercada y ocupada a pesar de que el mando nacional dedica importantes recursos para socorrerla. es el triunfo de una acertada elección del espacio y el tiempo, de un ponderado y secreto acopio de medios, y del brillante resultado de una maniobra bien concebida y ejecutada.
Pero, también, Teruel es el escenario en el que esta acción inicial republicana encuentra una respuesta dura que da lugar a la derrota de la masa de maniobra que la realiza. Tras los combates de enero y febrero de 1938 en Teruel poco queda de las fuerzas coordinadas y diestras que cercaron y ocuparon la plaza. En marzo del mismo año, el Ejercito nacional procede a una extensa ruptura del frente aragonés. Nadie, en serio, puede oponerse a esta nueva y amplísima maniobra.
¿Qué ha sucedido?
Ha sucedido que en Teruel se rompe la maquina militar republicana, tras un éxito efímero.
Ha sucedido que a un planteamiento adecuado por su parte se opone una serie hábil de maniobras nacionales, dotadas de lo preciso, montadas con acierto y secreto y realizadas con violencia y habilidad.
Lo que para los republicanos era solo una acción limitada, se convierte por obra y gracia de los nacionales, en una acción definitiva, en una gran batalla, de poder a poder, que rompe la voluntad de vencer de su enemigo.
Allí está, por primera vez en la guerra, la masa de maniobra del Ejercito Popular y allí acude, también por primera vez, la masa de maniobra del Ejercito Nacional.
[.....]El ejercito republicano de Teruel, el triunfador de los primeros días de enero del 38, es el gran derrotado a finales de febrero.
Hay mucha sangre y mucho dolor por ambas partes, pero hay un gran vencedor y un derrotado.
No son ciertamente las bajas de cada bando las que determinan el vencedor y el vencido en una batalla, sino las posibilidades futuras de actuación.
La victoria lubrica, el fracaso agarrota.^
Pocos días después los nacionales rompen las líneas enemigas en Aragón. El Ejercito que hubiera podido oponerse ha sido fuertemente golpeado en Teruel. La reacción tarda, es debil y solo consigue diferir lo irremediable: el corte en dos de la zona republicana y su derrota final.


Alfambra, Rafael Casas de la Vega.

Pues siento discrepar del que fue coronel jefe de estado mayor de la acorazada Brunete después del 23-F, pero la masa de maniobra tanto del ejército nacional como del ejercito popular se manifestaron mucho antes de las batallas de Teruel y del Alfambra. Y si se entienden las masas de maniobra cuantitativamente mas numerosas, tampoco lo fueron en esas dos batallas.
 
Si se considera decisiva la batalla que cambió sin posible marcha atrás el resultado de la guerra, esa fue la de Brunete. Si se considera decisiva la batalla que marcó la derrota sin apelación posible, esa fue la de El Ebro. No encuentro ningún punto de vista desde el que se pueda afirmar que la batalla decisiva fue la del Alfambra.



Hoy no tengo ganas de polemizar. Pero vamos viendo el mapa, considerar que la batalla del Ebro consagró una derrota me parece excesivo.

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Como mucho se podría decir que la batalla del Ebro fue el último coletazo que le quedaba al ejercito republicano. Coletazo de supervivencia, no de victoria.
A falta de milagros tipo que se apareciese la virgen o se desatase la guerra en Europa.


Ah, y lo de la amplia zona roja central no os la creais. Conocí a un soldado del ejercito nacional que me contaba que en los ultimos días de la guerra por la zona de la mancha, ellos se limitaban a marchar sobre el terreno para que se considerase zona recuperada. Sin oposición de ningún tipo.
 
Es el mismo Casas de la Vega que señala Brunete como la batalla decisiva. Fue la única ocasión en la que el Ejército Popular luchó por la victoria. Hasta Brunete, la posición de los nacionales era muy frágil. Después de ello todo fueron ofensivas para retrasar la derrota. Es la caída del Frente Norte lo que decide la guerra. Brunete fue la única ocasión en la que la República podría haber conseguido una victoria decisiva. Belchite fue un intento de retrasar la caída del Norte y que aunque hubiera llegado hasta Zaragoza no habría sido tan decisiva. Teruel una ofensiva con objetivos limitados que logró indirectamente evitar otra ofensiva nacional contra Madrid. El Ebro ya una ofensiva final a la desesperada para retrasar lo inevitable.

Entre Teruel y el Ebro está la batalla del Alfambra y la ofensiva de Aragón que hace que la situación sea ya irreversible. De todas formas, las fuerzas rojas que quedaban eran importantes y todavía tenía capacidad de recuperación. El cruce del Ebro sólo es posible por el refuerzo de armas llegadas a través de la frontera francesa, que compensan las pérdidas en Aragón, y porque el grueso del ejército nacional está empeñado en una ofensiva hacia Valencia por un terreno difícil que favorece a la defensa. Siempre se ignora esta ofensiva porque el avance nacional fue lento y muy costoso, pero el avance era inexorable.

Se criticó mucho a Franco entonces por aceptar una batalla de desgaste en el Ebro, pero él decía que sus generales no le comprendían, que tenía al ejército rojo atrapado en una bolsa con el río a sus espaldas, y como en Brunete, podía destruir las fuerzas enemigas. El limitarse a contener la penetración y volverse hacia Valencia habría sido dar la espalda a una fuerza que podría repetir la sorpresa otra vez. Si se dejaba a los gente de izquierdas repasar el río, la conquista de Cataluña habría sido aún más costosa, porque el ejército rojo se replegaría de una línea fortificada a otra. Habría sido una repetición de la ofensiva contra Valencia.

La decisión correcta fue destruir la última masa de maniobra que le quedaba a la República. Tras ello, el resto era una operación de limpieza. La ofensiva final de Cataluña apenas encontró resistencia y la jovenlandesal de la zona roja se hundió. Por eso aunque en 1939 a la república todavía le quedaban fuerzas de unos tres cuartos de millón de hombres y bastante material, ya no había voluntad de resistencia y el avance final fue una simple ocupación del terreno. Puede decirse que los últimos combates serios de la Guerra Civil fueron los del golpe de Casado en Madrid.

Pero realmente, no existía la posibilidad de poner fin a la guerra antes. A pesar de que después de Alfambra la guerra estaba militarmente perdida para los gente de izquierdas, aún hacían falta meses de guerra para agotar las posibilidades de resistencia y doblegar la voluntad del adversario y llegar al fin. Si no hubiera sido en el Ebro, se habría dado una lucha igual de larga y sangrienta para tomar Valencia o Cataluña. No existían alternativas para un fin rápido.
 
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