Andalucía no se rinde: ¿es el partido de Teresa Rodríguez una CUP a la andaluza?

dcisneros

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Andalucía no se rinde: ¿es el partido de Teresa Rodríguez una CUP a la andaluza?

En una de las grandes batallas de la izquierda se disputará la bandera andalucista en plena eclosión de nacionalismos en España. Pero el andaluz no es independentista, sino soberanista


l Partido Andalucista entró en la UCI en 2008, hace algo más de una década. En esas elecciones autonómicas, la histórica formación nacionalista que llegó a tener cinco escaños en el Congreso de los Diputados en 1979 y líderes de fuerte personalidad como Alejandro Rojas Marcos o Pedro Pacheco, perdió su representación en el Parlamento andaluz. Su oposición al nuevo Estatuto andaluz y dos legislaturas de la mano del PSOE en la Junta de Andalucía, desde 1996 a 2004, firmaron su sentencia de fin.

En el año 2000 fue la última vez que el PA obtuvo representación en el Congreso. El nacionalismo andaluz, nacido en 1976 como el Partido Socialista de Andalucía y renombrado en 1984 como Partido Andalucista, firmó su certificado de defunción en 2015, cuando se disolvió. Quedaban entonces unos 300 concejales. Nada que ver con aquel partido que llegó a tener dos diputados en el Parlamento catalán en las elecciones de 1980. Por el camino, el PSOE andaluz había tenido la fortuna de arrebatarle esa bandera andalucista.

Ha llovido mucho desde que el PA desapareció, pero el andalucismo es hoy un valor al alza que todos los partidos con representación en la Cámara andaluza se disputan. En plena eclosión del multipartidismo, cuando las formaciones nacionalistas desde otros puntos de España, ahí está Teruel Existe, han llegado al Congreso, aún hay dudas de si una nueva fuerza andalucista tendría, en estos momentos, cabida en las instituciones. ¿Hay base social en Andalucía para el nacionalismo andaluz? ¿Es posible que vuelva al Parlamento andaluz y al Congreso de los Diputados un partido de obediencia andaluza?

La exdirigente de Podemos, Teresa Rodríguez, pelea por la bandera del nacionalismo andaluz desde Adelante Andalucía, escindida de IU y Podemos. Lo hace de la mano de fuerzas como Primavera Andaluza o Izquierda Andalucista, que lideran dos mujeres referentes de ese andalucismo de la tras*ición como son la senadora Pilar González y la directora de cine Pilar Távora.

Sus hoy adversarios en la izquierda, aseguran de forma estratégica que hay sitios para todos y que lo que quiere abanderar la militante de Anticapitalistas es "una CUP a la andaluza", en palabras de la portavoz de IU, Inmaculada Nieto. Con ese mensaje empujan a los de Rodríguez, que esta misma semana han lanzado la plataforma Andalucía no se rinde, a la marginalidad de la extrema izquierda, anticapitalista, asimilándola con una fuerza catalana e independentista que muy poco tendría que hacer en Andalucía.


Pilar González fue secretaria general del Partido Andalucista entre 2008 y 2012. Tras su marcha montó Primavera Andaluza, pero no la registró como partido político hasta su entrada en Adelante Andalucía, en 2018. "Salí muy quemada de todo aquello", admite. Su ilusión se renovó cuando José Luis Serrano, un diputado de Podemos clave para entender cómo se preñó de un fuerte andalucismo este movimiento, le tendió la mano. Serrano, catedrático de Filosofía, hizo que el discurso nacionalista resonará de nuevo en el Parlamento andaluz y convenció a Antonio Maíllo (IU) y Teresa Rodríguez de que ese era el camino. Su fin, por cáncer en enero de 2016, fue un duro golpe, pero su discurso lo hizo suyo la política gaditana. "Si José Luis estuviera hoy aquí todo sería diferente", defiende convencida Pilar González aún con los rescoldos humeantes de la guerra fratricida vivida en Adelante Andalucía.


González niega tajantemente que Adelante Andalucía, reconvertido en la plataforma 'Andalucía no se rinde' y a la espera de que los tribunales resuelvan la guerra con IU y Podemos y quién se queda esa marca, sea "una CUP a la andaluza". Aunque de Despeñaperros para arriba sea difícil de entender, subraya, "el nacionalismo andaluz es soberanista, no independentista". Defiende la toma de decisiones desde Andalucía, pero nunca la separación del resto del Estado. "Independencia no, convivencia", explica.



Los fragmentos del PA

Tras la defunción del Partido Andalucista sus restos quedan esparcidos en una especie de constelación de pequeños partidos o formaciones. Es Andalucía Por Sí quien aglutinó la mayoría de concejales o alcaldes que se quedaron huérfanos de partido. Pero "esa constelación de satélites del PA, esos fragmentos del andalucismo", como los define la dirigente de Primavera Andaluza, empiezan a moverse de forma distinta desde que en 2015 surge Podemos, el 15-M y la presencia de fuerzas soberanistas en otros territorios del Estado agitan el panorama nacionalista andaluz.


Surge ahí lo que el historiador Javier García llama "el andalucismo de la tercera ola". El de primera generación sería el de Blas Infante, considerado padre de la patria andaluza en el Preámbulo del Estatuto andaluz y un "padre inventado e imaginario", según Vox. El de segunda generación, con el PA, surgiría desde la tras*ición a los primeros años del siglo XXI. "La tercera ola reinventa ese andalucismo tras la desaparición del PA con un sentir de gente mucho más joven, con un nuevo movimiento cultural con referentes como el humorista Manu Sánchez, el jurista y escritor Antonio Manuel, la feminista y activista Pastori Filigrana o grupos musicales como Califato 3x4. Justo cuando no hay andalucismo en las instituciones se amplía de forma muy importante su caudal cultural y social, es más de izquierdas, ligado a los movimientos sociales, vuelve a las universidades", explica este historiador. "Hemos dejado de ser una pandilla de estrafalarios para convertirnos en un grupo de gente muy diversa y cada vez más joven", explica Pilar González.


"El andalucismo se ha reinventado y esa voz se está reconstruyendo", señala Javier García. Mirarse en la CUP o en Cataluña es un juego, explica, "de espejos rotos". Es, añade, "una comparación tramposa". El nacionalismo andaluz se parece más al de Galicia o Valencia que al de Cataluña o País Vasco, explica este historiador. En estos territorios se ha forjado además una burguesía nacionalista, con la extinta CiU o el PNV, que pactaba con PP y PSOE según sus intereses y eso en Andalucía nunca se asentó aunque el PA podría haber tras*itado ese camino.



Cañamero y Sánchez Gordillo

García pertenece al Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) y forma ahora parte del proyecto Defender Andalucía. Han sido Diego Cañamero, desde el SAT, y Juan Manuel Sánchez Gordillo, desde la Candidatura Unitaria de Trabajadores (CUT-BAI), quienes han representado en las últimas décadas ese nacionalismo andaluz más radical, más de izquierdas y más apegado a movimientos como el de la CUP catalana. Ninguno de los dos forma parte del proyecto de Teresa Rodríguez en estos momentos. Todas estas formaciones han implosionado. Cañamero entró en Podemos y es 'pablista', muy cercano a Pablo Iglesias. La CUT de Sánchez Gordillo, hundida, se quedó en IU. Toda la resurrección del discurso nacionalista andaluz surgió en 2015 dentro de Podemos, pero las sucesivas crisis internas terminaron por expulsarlos. La formación jovenlandesada es un partido centralista y en Cataluña, con un desgarro interno grave, o en Galicia, donde perdieron su representación, se hizo evidente.


El Partido Andalucista, recuerda Pilar González, era en su origen una formación progresista, surgió como socialista, pero se fue haciendo "un partido pragmático, capaz de pactar con el PSOE en la Junta de Andalucía y con el PP en el Ayuntamiento de Sevilla a la vez". "Yo jamás he sido independentista", insiste la senadora de Adelante Andalucía. "La opción de un país andaluz siempre ha sido muy minoritaria, defendida por formaciones como Nación Andaluza. El pueblo andaluz no es independentista, para mí la independencia no es una ideología sino una coyuntura y vivimos en otra onda, en otro momento. Aquí siempre ha existido una relación de interdependencia con el Estado, por muchos factores. Lo que se fraguó en el 4 de diciembre de 1977 o el 28 de febrero de 1980 es una reivindicación de autogobierno, de gobernarnos a nosotros mismos, el soberanismo en la toma de decisiones", señala González.

Desde 'Andalucía no se rinde' o los estudiosos del movimiento nacionalista andaluz se muestran firmemente convencidos de que una vez que pase la esa época en el 2020 de la que yo le hablo, que abre un futuro de gran incertidumbre, "el debate dejará de ser derecha e izquierda para volver a ser de eje vertical, del centro y periferia".


Hay muchas tensiones en la izquierda, que además tradicionalmente tiene en Andalucía su gran búnker político, por coger esa bandera que llegó a acaparar el PSOE. "El nuevo PSOE de Pedro Sánchez ya no es andaluz", señala García. Izquierda Unida, una fuerza confederada que siempre ha tenido un discurso muy apegado a Andalucía, "se integra en Podemos, que es muy centralista, y desdibuja su perfil". "Todo esto abre un hueco importante para un nacionalismo de izquierdas", añade el historiador, que recuerda que cuando el andalucismo salió de las instituciones entró Vox.


fuente: Andalucía no se rinde: ¿es el partido de Teresa Rodríguez una CUP a la andaluza?
 
Mientras el andalucismo siga vinculado a la guano que siempre ha sido, véase el SAT, Sanchez Gordillos, Cañameros, Kichis y amacalifatos varios, seguirá siendo residual.

Además, Andalucía ya es sociológicamente de derechas. Su identificación cultural con España es amplia y profunda, pese a tener rasgos culturales peculiares. Aquí no hay independentismo ni habrá.
 
Curiosamente los andaluces que están más orgullosos de ser andaluces y llevan por bandera Andalucía suelen ser gente de derechas.
Basta ver al mismísimo Blas Infante.
 
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