Euron G.
Ojo de cuervo
Lo tomo prestado de un comentario sacado del blog de Santi González El blog de Santiago González
DELEITENSE.
Vamos hacia un futuro incierto y, por supuesto, anti democrático. Les aporto hoy algunos rasgos del carácter de Sánchez. Hay otros señores que tengo fichados con su misma tipología de carácter entre los diputados. ¿Quieren que juguemos a las adivinanzas?
Es un buscador de estatus, poder y prestigio, vacuo (le caracteriza el vacío, ya que no sabe ni quién es él ni quiénes son los demás) y amoral (no sabe distinguir entre lo que está bien y lo que está mal). Vanidoso y mentiroso, desempeña el papel social de “el mejor”. Se identifica con los roles que desempeña, ya que la identificación es su mecanismo de defensa.
La vanidad como motivación pasional básica se manifiesta en el subtipo social como necesidad de vender y mostrar una imagen pública (vanidad social) de alto nivel, imaginando que un estatus social pueda reemplazar una vivencia existencial de la cual carece. Se identifica con roles diferentes, usando distintas máscaras, quedando en el vacío (sin conexión con lo interno). La persona no puede tocar sus raíces, alcanzar el fondo del ser ni descansar, ya que no confía en sus sentimientos y percepciones.
La imagen se va esculpiendo a través de acciones encaminadas a perfeccionarla. Cada contexto requiere una presencia diferente, por lo que se amolda a lo adecuado a cada situación. Esta estrategia supone una ruptura con la espontaneidad. El control sustituye a la confianza. Se va haciendo rígido y se va congelando.
A pesar de todo su esfuerzo por , le cuesta sentirse reconocido. Cuando recibe cualquier valoración externa no se la termina de creer, ya que no hay una identidad que la sostenga.
Tiene una marcada orientación mercantilista. Las relaciones sociales tienen valor en cuanto le permitan sus logros y no hay un interés real por los demás sino que la sociabilidad está en mantener una red que le sirva, sin límites a las estrategias de venta de su producto.
Tiene una falsedad existencial básica: imagina ser bueno sin serlo, se identifica con su ideal, pero algo de consciencia tiene de que no es tan perfecto como querría ser. Sabe que está mostrando hacia afuera algo que no es.
El deseo de reconocimiento es incesante.
Es un carácter narcisista creyéndose con el máximo derecho. Cuando se relaciona con la autoridad lo hace desde una evaluación previa de quién es la autoridad en sí. Si la considera un Dios menor dentro de su escala de valores, la descalifica y puede no hacerle el menor caso. También le es muy fácil rebelarse contra ella o , buscándole los fallos y haciéndolos públicos en lugares estratégicos.
Es lo bastante inteligente, sin embargo, como para saber cómo relacionarse con los diversos tipos de jerarquías y busca constantemente el reconocimiento de la autoridad, colocándose en lugares estratégicos para ser visto y valorado. Su escena temida es el fracaso en no ser reconocido desde arriba. Cuando ocurre esto se siente muy mal, aunque lo disimula como puede para conservar su imagen. Desearía desaparecer antes de afrontar tal fracaso. Es el que más fácil tiene la sonrisa falsa.
Sensible a las necesidades de los demás, les ofrece lo que necesitan pero de forma manipulativa, sin interés genuino sino de la altivez. Y si el otro se vuelve un obstáculo para sus objetivos, lo maltrata o destruye sin piedad. Antepone la satisfacción de sus necesidades a cualquier relación o sentimiento.
También los sentimientos resultan tan falsificados que podemos decir que siente lo que se tiene que sentir. Ambicioso y competitivo, muy determinado a conseguir lo que quiere y calculador hasta la crueldad.
Busca tanto ser admirado como difícil le es admirar. Cada vez que el otro tiene valor le refleja su baja autoestima, estimulando una envidia y unos sentimientos de inferioridad que se desplazan a una actitud despreciativa.
1. Competitivo
En la maquinaria puesta al servicio de su objetivo básico: el éxito y el reconocimiento social, este subtipo hace gala de la competitividad más poderosa y carente de principios.
Las formas que toma esa competitividad pueden ser adecuadas, pero el fondo es despiadado. En su autoimagen de bueno, oculta toda la acción manipulativa encaminada a destruir al oponente mediante el truco y la mentira. Raramente se va a enfrentar directamente, siempre será con denigraciones más o menos sutiles. El poder se ejerce desde la sombra con una sonrisa y sin despeinarse, evitando cualquier espacio de intimidad. Sus esfuerzos se encaminan a no perder la buena imagen y posición social, a través de su atractivo social y simpatía, más que al buen desempeño de las tareas. Todo su empeño se enfoca en mantener un protagonismo que le permita el control de la situación.
La envidia es uno de los motores silenciosos de su acción. En el trabajo irá a `por sus ambiciones con trucos burdos de camaleón y mostrando a cada momento su : lo que tiene o con quién se relaciona. También usará su vista para detectar al que tiene el poder, al que accederá mediante el silencio adecuado, la palabra justa, la acción apropiada que imagina pueden agradarle.
Una vez conseguido un lugar de reconocimiento la lucha continua, buscando ahora una adecuación constante para no perder los privilegios alcanzados. Puede aquí no tener límite para pisotear a quien sea, o para construir mentiras que invaliden a quien se interfiera en su trayecto al podio.
2. Vengativo
Si no consigue alcanzar su objetivo, o es descubierto en su fraude o en sus auténticas intenciones, intenta mantener la buena imagen; ya habrá ocasión para cobrarse una fría venganza donde valdrá todo. La manipulación de la información, el desprestigio y la calumnia son de uso frecuente en este subtipo. Las estratégicas mentiras para desacreditar al otro están tan bien urdidas que él mismo llega a perder la noción del límite entre realidad y ficción.
3. Histriónico
Se mantiene imperturbable para no mostrar su enfado y su dolor. Su coraza es pues no perder las formas ni mostrar signos de flaqueza emocional. Entonces, ¿de qué manera expresa el rasgo histriónico? Mediante la impaciencia, su forma disimulada de enfado. La de no conseguir lo que quiere cuando quiere: eso es lo que desestabiliza su actitud imperturbable y corre el velo de su ira. Si no consigue ser el centro de atención porque su seducción ya no le vale, toca su límite; esto no lo tolera porque queda expuesto su fraude y se dispara con salidas dramáticas y exageradas que muestran su intolerancia.
4. Camaleónico / multifacético simultáneo
Desde el control sintetiza lo más conveniente y hace pasar por natural una conducta estudiada al detalle, alejada de la más mínima espontaneidad.
5. Manipulador al dar y recibir
Detesta sentirse en deuda, por ello siente que debe dar más de lo que recibe. Ni siquiera puede dar en la misma medida; tiene que dar más y, si puede, mejor. Para asegurarse de que va a recibir, da en un intercambio mercantil en el que tiene que quedar por encima. No se trata de altruismo, compasión ni generosidad; es una contrapartida estrictamente comercial.
6. Apropiacionista
Sólo se mueve en terreno seguro, a partir de lo que han hecho otros. Analiza, filtra, optimiza y genera un nuevo producto sin espacio para la inspiración. Su creatividad es un cortar y pegar.
7. Tramposo / mentiroso
Convierte sus trampas en una estrategia, no le reconcomen la consciencia. Construye trampas para conseguir lo que quiere de los demás, vendiendo su mercancía como si estuviera realmente interesado en las necesidades del otro, o con halagos estratégicos.
Se inventa a sí mismo así como inventa historias, personajes o sucesos que puedan embellecer su imagen o serle útiles en su escalada social. Emplea la mentira para defenderse allí donde alguien pueda desenmascararlo. La identificación con su máscara es tan global que la propia mentira puede ser parte de un personaje que no se diferencia en nada de la persona.
8. Envidioso.
Envidia la posesión de objetos pero difícilmente algo que le falte por dentro, tal es su desconexión interna que solo va por lo externo.
Utiliza una estrategia manipuladora que evidencia una envidia que niega.
9. Frío
La frialdad emocional tiene obviamente que ver con la desconexión de su mundo afectivo. No sabe qué siente y para él los sentimientos son más bien obstáculos que interfieren en su camino, en vez de guías para elegir lo que quiere y lo que le toca hacer.
10. Celoso
Los celos se le despiertan sobre todo si intuye un rival. Descuida profundamente a su pareja, desde la falta de intimidad, deja de mirarla, hasta que no aparece alguien que pueda amenazar su lugar.
La presencia de un rival conlleva el monstruo del fracaso social.
11. Amigo interesado
Conoce a mucha gente, pero tiene pocos amigos. Suele elegir a sus amigos entre el sesso que le atrae y sus relaciones nunca son desinteresadas. Tiene siempre intereses mercantilistas: si el otro tiene dinero, poder, prestigio, sabiduría, belleza,…entonces desea tenerlo como amigo. No sabe ir hacia el otro desde el corazón, se siente vulnerable y desarmado.
Al enmascarar las emociones puede ser envidioso y manipulador sin que se note. Puede tras*mitir superioridad de forma velada cuando, aparentemente, está ensalzando a los demás. Espera que el otro lo reconozca y lo valore y pocas veces rompe este mecanismo automático. Valida su prestigio a través del otro.
En las relaciones de pareja se siente fiel incluso después de ser infiel. Se justifica porque pasa la mayor parte del tiempo seduciendo sin consciencia de infidelidad.
12. Miedoso / vergonzoso / violento / reprimido
Niega el miedo, se lo salta con la acción.
Cuando saca la rabia utiliza, verdaderamente, un bisturí preciso y letal. Vive con la sensación de que existe en él un instinto malo tan grande que, si le dejara vía libre, lo convetiría en un criminal. “cuando siento una agresión, lo primero que me sale es un repruebo total y ganas de apiolar”
Otros rasgos:
13. Apegado al dinero.
14. Apegado a la imagen de su casa
15. Impaciente
16. ….
DELEITENSE.
Vamos hacia un futuro incierto y, por supuesto, anti democrático. Les aporto hoy algunos rasgos del carácter de Sánchez. Hay otros señores que tengo fichados con su misma tipología de carácter entre los diputados. ¿Quieren que juguemos a las adivinanzas?
Es un buscador de estatus, poder y prestigio, vacuo (le caracteriza el vacío, ya que no sabe ni quién es él ni quiénes son los demás) y amoral (no sabe distinguir entre lo que está bien y lo que está mal). Vanidoso y mentiroso, desempeña el papel social de “el mejor”. Se identifica con los roles que desempeña, ya que la identificación es su mecanismo de defensa.
La vanidad como motivación pasional básica se manifiesta en el subtipo social como necesidad de vender y mostrar una imagen pública (vanidad social) de alto nivel, imaginando que un estatus social pueda reemplazar una vivencia existencial de la cual carece. Se identifica con roles diferentes, usando distintas máscaras, quedando en el vacío (sin conexión con lo interno). La persona no puede tocar sus raíces, alcanzar el fondo del ser ni descansar, ya que no confía en sus sentimientos y percepciones.
La imagen se va esculpiendo a través de acciones encaminadas a perfeccionarla. Cada contexto requiere una presencia diferente, por lo que se amolda a lo adecuado a cada situación. Esta estrategia supone una ruptura con la espontaneidad. El control sustituye a la confianza. Se va haciendo rígido y se va congelando.
A pesar de todo su esfuerzo por , le cuesta sentirse reconocido. Cuando recibe cualquier valoración externa no se la termina de creer, ya que no hay una identidad que la sostenga.
Tiene una marcada orientación mercantilista. Las relaciones sociales tienen valor en cuanto le permitan sus logros y no hay un interés real por los demás sino que la sociabilidad está en mantener una red que le sirva, sin límites a las estrategias de venta de su producto.
Tiene una falsedad existencial básica: imagina ser bueno sin serlo, se identifica con su ideal, pero algo de consciencia tiene de que no es tan perfecto como querría ser. Sabe que está mostrando hacia afuera algo que no es.
El deseo de reconocimiento es incesante.
Es un carácter narcisista creyéndose con el máximo derecho. Cuando se relaciona con la autoridad lo hace desde una evaluación previa de quién es la autoridad en sí. Si la considera un Dios menor dentro de su escala de valores, la descalifica y puede no hacerle el menor caso. También le es muy fácil rebelarse contra ella o , buscándole los fallos y haciéndolos públicos en lugares estratégicos.
Es lo bastante inteligente, sin embargo, como para saber cómo relacionarse con los diversos tipos de jerarquías y busca constantemente el reconocimiento de la autoridad, colocándose en lugares estratégicos para ser visto y valorado. Su escena temida es el fracaso en no ser reconocido desde arriba. Cuando ocurre esto se siente muy mal, aunque lo disimula como puede para conservar su imagen. Desearía desaparecer antes de afrontar tal fracaso. Es el que más fácil tiene la sonrisa falsa.
Sensible a las necesidades de los demás, les ofrece lo que necesitan pero de forma manipulativa, sin interés genuino sino de la altivez. Y si el otro se vuelve un obstáculo para sus objetivos, lo maltrata o destruye sin piedad. Antepone la satisfacción de sus necesidades a cualquier relación o sentimiento.
También los sentimientos resultan tan falsificados que podemos decir que siente lo que se tiene que sentir. Ambicioso y competitivo, muy determinado a conseguir lo que quiere y calculador hasta la crueldad.
Busca tanto ser admirado como difícil le es admirar. Cada vez que el otro tiene valor le refleja su baja autoestima, estimulando una envidia y unos sentimientos de inferioridad que se desplazan a una actitud despreciativa.
1. Competitivo
En la maquinaria puesta al servicio de su objetivo básico: el éxito y el reconocimiento social, este subtipo hace gala de la competitividad más poderosa y carente de principios.
Las formas que toma esa competitividad pueden ser adecuadas, pero el fondo es despiadado. En su autoimagen de bueno, oculta toda la acción manipulativa encaminada a destruir al oponente mediante el truco y la mentira. Raramente se va a enfrentar directamente, siempre será con denigraciones más o menos sutiles. El poder se ejerce desde la sombra con una sonrisa y sin despeinarse, evitando cualquier espacio de intimidad. Sus esfuerzos se encaminan a no perder la buena imagen y posición social, a través de su atractivo social y simpatía, más que al buen desempeño de las tareas. Todo su empeño se enfoca en mantener un protagonismo que le permita el control de la situación.
La envidia es uno de los motores silenciosos de su acción. En el trabajo irá a `por sus ambiciones con trucos burdos de camaleón y mostrando a cada momento su : lo que tiene o con quién se relaciona. También usará su vista para detectar al que tiene el poder, al que accederá mediante el silencio adecuado, la palabra justa, la acción apropiada que imagina pueden agradarle.
Una vez conseguido un lugar de reconocimiento la lucha continua, buscando ahora una adecuación constante para no perder los privilegios alcanzados. Puede aquí no tener límite para pisotear a quien sea, o para construir mentiras que invaliden a quien se interfiera en su trayecto al podio.
2. Vengativo
Si no consigue alcanzar su objetivo, o es descubierto en su fraude o en sus auténticas intenciones, intenta mantener la buena imagen; ya habrá ocasión para cobrarse una fría venganza donde valdrá todo. La manipulación de la información, el desprestigio y la calumnia son de uso frecuente en este subtipo. Las estratégicas mentiras para desacreditar al otro están tan bien urdidas que él mismo llega a perder la noción del límite entre realidad y ficción.
3. Histriónico
Se mantiene imperturbable para no mostrar su enfado y su dolor. Su coraza es pues no perder las formas ni mostrar signos de flaqueza emocional. Entonces, ¿de qué manera expresa el rasgo histriónico? Mediante la impaciencia, su forma disimulada de enfado. La de no conseguir lo que quiere cuando quiere: eso es lo que desestabiliza su actitud imperturbable y corre el velo de su ira. Si no consigue ser el centro de atención porque su seducción ya no le vale, toca su límite; esto no lo tolera porque queda expuesto su fraude y se dispara con salidas dramáticas y exageradas que muestran su intolerancia.
4. Camaleónico / multifacético simultáneo
Desde el control sintetiza lo más conveniente y hace pasar por natural una conducta estudiada al detalle, alejada de la más mínima espontaneidad.
5. Manipulador al dar y recibir
Detesta sentirse en deuda, por ello siente que debe dar más de lo que recibe. Ni siquiera puede dar en la misma medida; tiene que dar más y, si puede, mejor. Para asegurarse de que va a recibir, da en un intercambio mercantil en el que tiene que quedar por encima. No se trata de altruismo, compasión ni generosidad; es una contrapartida estrictamente comercial.
6. Apropiacionista
Sólo se mueve en terreno seguro, a partir de lo que han hecho otros. Analiza, filtra, optimiza y genera un nuevo producto sin espacio para la inspiración. Su creatividad es un cortar y pegar.
7. Tramposo / mentiroso
Convierte sus trampas en una estrategia, no le reconcomen la consciencia. Construye trampas para conseguir lo que quiere de los demás, vendiendo su mercancía como si estuviera realmente interesado en las necesidades del otro, o con halagos estratégicos.
Se inventa a sí mismo así como inventa historias, personajes o sucesos que puedan embellecer su imagen o serle útiles en su escalada social. Emplea la mentira para defenderse allí donde alguien pueda desenmascararlo. La identificación con su máscara es tan global que la propia mentira puede ser parte de un personaje que no se diferencia en nada de la persona.
8. Envidioso.
Envidia la posesión de objetos pero difícilmente algo que le falte por dentro, tal es su desconexión interna que solo va por lo externo.
Utiliza una estrategia manipuladora que evidencia una envidia que niega.
9. Frío
La frialdad emocional tiene obviamente que ver con la desconexión de su mundo afectivo. No sabe qué siente y para él los sentimientos son más bien obstáculos que interfieren en su camino, en vez de guías para elegir lo que quiere y lo que le toca hacer.
10. Celoso
Los celos se le despiertan sobre todo si intuye un rival. Descuida profundamente a su pareja, desde la falta de intimidad, deja de mirarla, hasta que no aparece alguien que pueda amenazar su lugar.
La presencia de un rival conlleva el monstruo del fracaso social.
11. Amigo interesado
Conoce a mucha gente, pero tiene pocos amigos. Suele elegir a sus amigos entre el sesso que le atrae y sus relaciones nunca son desinteresadas. Tiene siempre intereses mercantilistas: si el otro tiene dinero, poder, prestigio, sabiduría, belleza,…entonces desea tenerlo como amigo. No sabe ir hacia el otro desde el corazón, se siente vulnerable y desarmado.
Al enmascarar las emociones puede ser envidioso y manipulador sin que se note. Puede tras*mitir superioridad de forma velada cuando, aparentemente, está ensalzando a los demás. Espera que el otro lo reconozca y lo valore y pocas veces rompe este mecanismo automático. Valida su prestigio a través del otro.
En las relaciones de pareja se siente fiel incluso después de ser infiel. Se justifica porque pasa la mayor parte del tiempo seduciendo sin consciencia de infidelidad.
12. Miedoso / vergonzoso / violento / reprimido
Niega el miedo, se lo salta con la acción.
Cuando saca la rabia utiliza, verdaderamente, un bisturí preciso y letal. Vive con la sensación de que existe en él un instinto malo tan grande que, si le dejara vía libre, lo convetiría en un criminal. “cuando siento una agresión, lo primero que me sale es un repruebo total y ganas de apiolar”
Otros rasgos:
13. Apegado al dinero.
14. Apegado a la imagen de su casa
15. Impaciente
16. ….
