Estrafalarius
Madmaxista
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Atención: Pedazo de tocho.
Me he encontrado en "El País" un reportaje sobre unos niños criados al margen del sistema escolar y sanitario (es el que encabeza este pedazo de tocho). Como siemprem una cosa lleva a la otra y he buscado noticias acerca de analfabetismo y abandono escolar que he colgado aquí porque me han parecido significativas.
Entre las cifras que me han llamado la atención, ese 2% de analfabetismo. Puede parecer que no es mucho, pero todos conocemos a un centenar de personas. Imaginad que, entre vuestros familiares, amigos y conocidos hubiera dos que no supieran leer ni escribir. A mí me cuesta, ¡incluso mis abuelos y mi bisabuela (a la que conocí) sabían leer y sumar! Imagino que hay entornos completos de gente que no sabe leer y entre los que esto es considerado algo normal y con los que yo no tengo contacto.
Pero más allá de esto, lo que me parece alarmante en ese 31% (casi una tercera parte) de abandono escolar y, sobre todo, la sensación de que estudiar no sirve de nada.
Es cierto que yo mismo he pensado eso. Si en vez de estudiar una carrera hubiera hecho una FP, habría empezado a trabajar allá por el '95, me habría metido en un piso antes del 2000 y, a poco que hubiera amortizado, ahora lo tendría más que medio pagado y, al haberlo comprado hace más de diez años, aunque ya costara menos de lo que hubiera pagado, todavía tendría un precio superior a mi deuda. Reconozco que he pensado esto y que ojalá hubiera no estudiado.
Pero es que esto, a nivel de toda una sociedad, es un error. Quizá tenga sentido a nivel individual, uno a uno, pero es como el dilema del prisionero: tácticas beneficiosas individualmente y a corto plazo son desastrosas colectivamente y a largo plazo.
No es posible tener un tejido industrial sano sin profesionales cualificados. Para exportar, o competimos con los chinos (y trabajamos por un cuenco de arroz) o competimos ofreciendo calidad, y eso significa no sólo ingenieros, sino soldadores, torneros, fresadores... Todo un conjunto de profesionales cualificados a todos los niveles y de los que en España carecemos.
Porque la burbuja nos ha contaminado hasta ese nivel. No es que los jóvenes no estudien carreras, es que se han abandonado las profesiones. No tenemos profesionales los cualificados necesarios para montar una industria. Sólo sabemos apilar ladrillo y servir cervezas, ¡y ni siquiera en inglés o alemán!
Pero bueno, os dejo con los tochos. Primero el más sangrante:
Criados a escondidas
Una pareja de toxicómanos, que había perdido la custodia de tres niños, logra burlar a la policía y conservar a sus dos hijos menores durante 10 años sin escolarizar ni banderillar. Un complejo entramado familiar les permitió vivir a espaldas de la sociedad en Las Palmas
Macarena descubrió un día, a los 25 años, recluida en prisión por un robo, que estaba embarazada por quinta vez. Al enterarse, sintió una punzada. No tenía ni idea de dónde estaban sus otros hijos, dados en adopción por los servicios sociales debido a su situación de desamparo. Era el año 2002. El padre de los niños, Yeray, estaba también preso y hacía tiempo que se había desentendido de la familia. La chica, toxicómana por entonces, intentó ocultar la barriga a la trabajadora social que la visitaba de vez en cuando, pero la mujer acabó dándose cuenta y tramitó una orden para que le quitasen el bebé nada más dar a luz. Llegado ese día, Macarena, aún convaleciente de una ligadura de trompas que le había recomendado una enfermera, agarró al bebé de una de las cunas de la unidad de neonatos del hospital de Las Palmas, lo escondió en una maleta y salió por la puerta del hospital en busca de un taxi.
La niña, todo este tiempo, ha permanecido oculta en un edificio que alberga a familias que vivían en chabolas. Salvo en ese pequeño mundo, la niña no existía. La policía dice haber seguido todos estos años la pista del entorno marginal de Macarena, una extensa red de padres, tíos y abuelos, sin dar con el paradero de la menor. Una vez que lo han conseguido ahora, tras una denuncia anónima que derivó en meses de seguimientos y averiguaciones, los investigadores también han descubierto la existencia de otro bebé, dado a luz en casa para que no constase en ningún registro. "¿Alguien en mi situación no hubiese hecho lo mismo? Son míos", reflexiona la progenitora en la puerta de su casa, en el barrio de San José, en una tarde en la que la policía va por unas calles del barrio pidiendo la documentación y buscando droja en las palmeras que adornan los jardines y proporcionan sombra. La mujer viene de ver a sus hijos en el centro de menores donde han sido ingresados. "Dudo que esa sea la solución. ¿Ahí estarán mejor que conmigo?", sigue preguntándose.
Los niños, a los que llamaremos Irena y Mario para contar el periplo la vida que han llevado al margen de la sociedad, estaban sin escolarizar, no sabían leer ni escribir y nunca habían visitado un hospital, donde los médicos podían haber dado la voz de alarma. El caso ha producido una gran conmoción en Gran Canaria, una sociedad muy concienciada con la desaparición de niños. Los nombres de Sara jovenlandesales y Yéremy Vargas, de los que no se sabe nada desde 2006 y 2007, respectivamente, sale a relucir cada vez que se habla de menores, como si sus desapariciones hubiesen instaurado una especie de miedo colectivo, de psicosis, entre padres. Las caras de los niños empapelan de derechasdas, controles aeroportuarios, anuncios de carretera. "Nunca dejaremos de buscaros", se lee en el cartel de una tienda de ultramarinos del centro de la ciudad. ¿Dónde han podido ocultarlos, se pregunta la gente, en un pedazo de tierra tan limitado como es una isla?
Macarena lo logró, tal y como cuenta un mando del Servicio de Atención a la Familia (SAF) de la Policía Judicial, con la ayuda de su núcleo familiar. Un clan de decenas de personas acostumbrado a convivir bajo el mismo techo, un mundo muy cerrado y hermético para las autoridades, dificil de rastrear.
Aun así, el relato de los hechos no acaba de despejar todas las incógnitas. ¿Cómo pudieron hacerlos desaparecer si siempre han vivido en el mismo barrio? Los mandos policiales subrayan las dificultades de localizar al primer hijo, robado del hospital cuando no existían fotografías suyas y a quien habían cambiado el nombre. El segundo nació en casa, y la familia se ocupó de no inscribirlo en el Registro para no dejar rastro. Así los niños crecieron sin formar parte de ningún fichero, de espaldas a la sociedad. Ilocalizables.
El único hijo que vive hoy en día con Macarena se llama Iván. Ha vivido mucho tiempo al cargo de una abuela. Tras acariciarle la cabeza, la mujer le pide que vaya tras unos vendedores de bemoles para que no llamen al timbre de la casa, en cuyo interior descansa su progenitora ciega, antigua vendedora de cupones. Volviendo a la noche en la que se fugó del hospital, Macarena recuerda que en la cuna ponía algo parecido a "retención judicial". Se lo llevó por las bravas. Al otro lo tuvo por su cuenta, a escondidas. ¿Qué fue de esos dos bebés durante los siguientes 10 años?
El rastro de estos niños fantasma hay que buscarlo en el edificio Mantequilla, conocido así por su tonalidad amarillento, un mamotreto de ocho plantas y varios portales, lugar de peregrinaje de los que buscan hachís, de acuerdo con los informes que maneja la policía. Aquí vive el espigado Pedro, quien a sus 65 siempre que sale a la calle lo hace de traje y corbata, cuando lo común para los hombres del edificio es ir en chanclas y bermudas, como mucho vaqueros. Es el suegro de Macarena, el padre de Yeray, al que dice no querer ver "nunca más" por todos los disgustos que le ha dado desde que cayó en el mundo de la droja, y es quien ha criado a Mario desde que tenía un año de edad.
"Me enteré de que mi nuera había tenido otro hijo, que no había nacido en el hospital, sino en su casa con una matrona, creo", cuenta. "Me presenté en casa de Maqui [así la conocen en su entorno] y le dije: 'Mira tú, mi niña, tú no puedes quedarte con este chiquillo, te los han quitado todos. ¿Dónde demonios estarán? Dámelo a mí y yo lo cuido, soy su abuelo'. Nada más entregármelo, me fui corriendo escaleras abajo y cogí un taxi, cuando mira que yo siempre uso autobús porque tengo abono. Lo hice por si acaso se arrepentía". Al llegar a casa, un piso amplio de tres habitaciones y baño con ducha de hidromasaje, lo tumbó en la cama, puso almohadas a los lados para evitar que se cayera, llamó a una vecina que tenía que echarle un vistazo y bajó a comprar pañales, ropa y medicinas.
A medida que iba creciendo, Pedro lo vestía a su imagen y semejanza. Parezco un viejo, se quejaba Mario. El abuelo fue a un colegio situado a un par de calles de distancia y quiso matricularlo, pero le pidieron el libro de familia. Asegura que le rogó a Macarena que lo inscribiera en el Registro Civil para poder formalizar la matrícula en el centro, pero que ella nunca le hizo caso.
El abuelo no quiso hacerlo por su cuenta por temor a que se llevaran a Mario, a quien los vecinos se habían acostumbrado a ver siempre junto a él. Mario y el abuelo en el ambulatorio para las revisiones del jubilado. Mario y el abuelo en la playa por las tardes. El abuelo y Mario de compras, los dos viendo tres películas un mismo día en un canal temático. Uno tumbado en el sofá y otro sentado en un sillón con reposapiés.
"Lo quiero más que a todos mis hijos. Cuando me ponía malo, me decía: 'No te preocupes abuelo, si te mueres le pido a la vecina que llame a la ambulancia'. Pasábamos la vida entera juntos. Siempre estaba pendiente, me daba miedo que me lo robaran o me lo quitaran", continúa Pedro junto a un retrato del niño encorbatado. Y eso que tiene mucho donde elegir: 5 hijos, 21 nietos y 6 bisnietos, aunque los números en ocasiones le bailan y pone una cifra más o menos aquí o allá.
Pedro descubrió poco a poco que ese niño se estaba haciendo mayor. No le enseñó a leer ni escribir porque él tampoco sabía. Le compró a plazos en un centro comercial una videoconsola que le costó 300 euros. De vez en cuando lo llevaba para que viera a su progenitora. Si te pregunta alguien, le aleccionaba el abuelo esta última época, tú di que estudias con las monjitas. "¿A qué colegio vas, mi niño?", le preguntó de sopetón una vecina en el ascensor, cuando tenía ya 11 años. "Al de las monjitas", dijo.
Pedro esperaba que el niño alcanzara la mayoría de edad y a partir de ahí dar fe de su existencia. No dio tiempo. A mediados de agosto, la policía y la autoridad judicial se presentaron en el apartamento. El niño estaba pasando unos días en un bungaló del sur de Gran Canaria, la zona turística de la isla, con una hija de Pedro. "La llamé y le dije que se trajese al niño para acá que lo estaban reclamando. Mi hija dijo que no, que no iba a darlo, que tenía que estar con nosotros, pero la fiscal cogió el teléfono y le dijo: 'Tráigaselo usted ahora mismo o le pongo una orden de busca y captura". Ante el revuelo de todo el vecindario, se llevaron a Pedro detenido por sustracción de menores, abandono de la familia, contra las relaciones familiares y contra el Registro Civil.
En libertad con cargos, a un Pedro solitario que toma medicación se le cae el techo de la casa encima. Repasa una y otra vez los rincones de la habitación donde dormía Mario. Por el momento, ha solicitado a la Dirección General del Menor y la Protección de la Familia el acogimiento del niño por los vínculos familiares y afectivos que les unen. Lo ha ido a ver al centro, y Mario le ha dado tarjetas con adornos manuales y cartas en las que le dice que lo echa de menos, pero que no se preocupe porque ahí lo cuidan bien. La letra induce a pensar que el texto lo ha escrito una monitora.
En Canarias son muchos los niños y niñas que crecen en pisos y residencias atendidos por profesionales. Desde el Gobierno de Canarias aseguran que están muy bien cuidados, pero que nada supera "el calor de un hogar". A finales de 2010 se contaban 943 menores acogidos en centros y 1.357 estaban al cuidado de una familia que no es la suya. Consideran un éxito tener a más menores en un entorno familiar que en un centro, y para reforzar esto, el Gobierno canario desarrolla un programa para el acogimiento de menores en familias ajenas. Se trabajará especialmente con familias monoparentales con niños menores de un año (la tasa de embarazos es de 28,59 por cada mil mujeres en edades entre 15 y 19 años, cuando en el resto de España esta cifra es de 15,25).
Este último es el caso de Macarena, que tuvo tres hijos entre los años 1995 y 1997, siempre con el mismo hombre. Ella lleva los nombres de todos ellos tatuados en los brazos y el cuello. Perdió la custodia de los tres tras elaborarse un informe de los servicios sociales en el que se detallaba que los niños pasaban muchas épocas solos y los padres, enganchados a la droja y detenidos continuamente, los tenían desatendidos. De acuerdo con la versión que ofrece el abuelo Pedro, Macarena ocultó el nacimiento de Mario, pero no pudo hacer lo mismo con la siguiente, Irena, por encontrarse en prisión. Salió para dar a luz en el hospital y de ahí se escapó con la niña en brazos, tapada con una manta y no escondida en una maleta, como creía la policía. Días más tarde fue localizada por la periodista Marisol Ayala, a quien concedió la única entrevista que dio en esa época. "Igual nos vamos de la isla, nos embarcamos", apareció publicado. No le dio tiempo, la policía la detuvo antes de que subiera a ningún barco y se utilizaron esas declaraciones que había hecho en el juicio para condenarla por sustracción de menores. Ella fue a la guandoca por habérsela llevado, pero la niña nunca apareció.
El misterio ha quedado resuelto casi una década después. Irena, de una forma o de otra, cayó en manos de Dolores, de 53 años, una pariente lejana. Dolores enviudó en el año 2000, pero antes tuvo dos abortos que le impidieron cumplir el sueño de ser progenitora. Esa pena le acompañará mientras viva. La niña se instaló con Dolores en la cuarta planta de un edificio en el que fueron realojados los habitantes del poblado chabolista Buque Guerra. Dolores lleva igualmente tatuado en el brazo el nombre de la niña y asegura, al abrir la puerta, que la ha cuidado como si fuera suya. Su versión es parecida a la de Pedro en cuanto a la escolarización de la pequeña: intentó varias veces convencer a Macarena para que arreglase los papeles, pero no le hizo mucho caso. Desistió. Le puso una profesora particular que venía varias veces en semana a la casa mientras ella cuidaba de una vecina mayor que le da la mitad de su pensión. Dolores cuenta que llevó a la niña a un médico de pago, por lo que no se le puede achacar que tuviera algún problema de salud. Tiene unas fotos de ella bailando encima de un escenario. La mujer ha solicitado la guardia y custodia de la niña, a la que piensa adjuntar la firma de apoyo de sus vecinos. "Esta mujer no ha hecho otra cosa que cuidarla y preocuparse por la niña y la detienen como una delincuente", le defiende en pijama su sobrina.
Irena y Mario permanecen ingresados en un centro de menores donde pueden recibir visitas los jueves y los sábados hasta que un juez decida qué hacer con ellos. Macarena, la progenitora, cruzada de brazos en su barrio, saluda a todo el que pasa, como abstraída. Después te veo, le dice a una chica, más tarde te cuento una cosa, le dice a otra al pasar. Ahora te toco al telefonillo, le grita a una vecina que se asoma a la ventana. "Mi idea es recuperar a todos mis hijos e irme lejos, a un sitio mejor, empezar de cero. Irme de aquí de una vez", dice para terminar, en un deseo muy parecido al que manejaba hace una década, el de huir y vivir lejos de cualquier control social. En todo ese tiempo, Macarena no ha podido escapar a la realidad.
Como ya he dicho arriba, este es un caso extremo, pero este es el país en el que vivimos. Un país en el que una pareja de toxicómanos pueden alejar a sus hijos de la educación y la sanidad con la ayuda de todo su entorno familiar y social. El caso está tan aceptado en su entorno que han debido pasar ¡diez años! hasta que alguien ponga una denuncia (y a saber si ha sido por conciencia de lo que se estaba haciendo a los críos o por algún tipo de revancha).
Muchos de nosotros, en este foro, tenemos formación universitaria y, en todo caso, sabemos leer, escribir, y tenemos capacidad de razonamiento abstracto suficiente para manejar conceptos económicos complejos. (¡Algunos incluso son capaces de manejar conceptos complejos de física cuántica y relacionar gracias a ellos fenómenos económicos con procesos biológicos en su contexto histórico...! Pero no todos llegamos a tanto.)
Pero, volviendo al tema:
En España hay más de 850.800 analfabetos
- En 2005 un 2,15% de la población no sabía leer ni escribir; en 2007 el porcentaje aumentó hasta el 2,3%.
- Un 3,1% de la población femenina es analfabeta, mientras que en los hombres la incidencia es de un 1,4%.
- En Extremadura, un 5% de la población no sabe leer ni escribir.
Los datos del informe PISA publicados en diciembre dejaron en evidencia que España necesita mejorar en lectura y en ciencias, pero nada dice del analfabetismo (personas que no saben leer ni escribir).
En 2005 había un 2,15% de analfabetos
Sin embargo, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2007 aún había 858.000 personas analfabetas en toda España.
Aunque el porcentaje no es alto, lo cierto es que los datos tampoco son demasiado buenos. No en vano, la tasa de analfabetismo se fue reduciendo durante la década de los noventa y principios del nuevo siglo (en 1991 había un 4,90% de analfabetos mientras que en 2005 había casi la mitad, un 2,15%) pero ha vivido un ligero repunte en los dos últimos años, hasta situarse en el 2,3% en 2007.
El dato es sustancialmente peor en las mujeres. Un 3,1% de la población femenina es analfabeta, mientras que en los hombres la incidencia es de un 1,4%
Las peores cifras, en Extremadura
Por comunidades, las peores cifras están en Extremadura, donde un 5% de la población no sabe leer ni escribir. Le siguen Andalucía (4,3%), Castilla-La Mancha (4%) y Murcia (3,8%).
La Rioja, con un 0,4%, es la comunidad con una tasa menor de analfabetismo, seguida de Cantabria y Navarra (0,5%) y del País Vasco (0,7%).
Siete de cada diez analfabetos que viven en España son mujeres
En España viven 868.000 personas mayores de 15 años que son analfabetas y siete de cada diez son mujeres (588.800), según se deduce de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de 2010.
La UNESCO conmemora el Día Internacional de la Alfabetización, dedicado este año a la autonomía de la mujer, pues las niñas siguen representando más del 50% de los 67,4 millones de menores del mundo sin escolarizar y, además, dos tercios de los 796 millones de analfabetos adultos del planeta son de sesso femenino.
Puede observarse en España una caída del 5% de analfabetos desde el tercer trimestre de 2008, cuando eran 915.300, el mayor número de los últimos cinco años; entonces, las mujeres eran el 67% de todos ellos.
En estos momentos, el número total de analfabetos (868.000) significan el 2,25%de la población total de 16 años y más (38.467.800)
Más de la mitad de todos los analfabetos (489.200) tienen 70 ó más años, de los que el 75% son de sesso femenino.
El número de analfabetos es menor cuanto más joven es la población, desde los 79.200 que tienen entre 65 y 69 años hasta los 13.800 que tienen entre 20 y 24 años y los 4.600 de entre 16 y 19.
El analfabetismo en las edades más tempranas podría deberse a que las personas en estas circunstancias sean de origen viajero, ya que la escolarización es obligatoria en España hasta los 16 años.
Pero lo peor, como ya he dicho, no son las cifras de analfabetismo. Lo peor es que incluso entre quienes saben leer y escribir, la escolarización, la educación, la formación... son vistas como una pérdida de tiempo.
El abandono escolar en España aumenta y sigue desbocado por los pagapensiones
Los jóvenes españoles están entre los europeos que más dejan el colegio antes de completar la educación obligatoria. España es, además, el único país entre los peores alumnos de Europa donde el abandono escolar ha aumentado en la última década, en parte por la llegada de pagapensiones.
Según los datos publicados este lunes por la Comisión Europea, Portugal, Malta y España sufren una tasa de abandono escolar superior al 30%, el doble que la media comunitaria, pero sólo los españoles han empeorado.
Así, entre 2000 y 2009, el porcentaje de jóvenes entre 18 y 24 años con el nivel más bajo de educación secundaria aumentó un 7,2%. Incluso Turquía, al final de la cola del continente, consiguió mejorar el nivel educativo medio de sus jóvenes.
La Comisión destaca que los pagapensiones en España tienen más posibilidades de dejar el colegio que en la mayoría de la UE. La tasa de abandono escolar entre los extranjeros llega al récord del 45%.
Los españoles están muy lejos del objetivo del 10% que se ha marcado la UE para 2020. Siete países ya lo han conseguido: Austria, República Checa, Finlandia, Lituania, Polonia, Eslovaquia y Eslovenia.
La comisaria de Educación, Androulla Vassiliou, destacó que el abandono escolar lleva al "trabajo precario". La comisaria propone a los gobiernos un plan para prevenir esta laguna, en particular reforzar la atención para los pagapensiones y evitar "las condiciones que fomentan el abandono", como hacer a los niños repetir curso.
Los Estados deberían, además, invertir más para dar "una segunda oportunidad" a los que se quedan atrás con más cursos de repesca.
Bruselas alerta por el altísimo fracaso escolar español
- España ha empeorado desde el 2000 y está en la cola de los países de la UE
- El 31,2% de los jóvenes no concluye la secundaria, más del doble que la media europea
La Comisión Europea ha alertado sobre el grave problema del abandono escolar de España, cuyo porcentaje se sitúa por encima del doble de la media de la Unión Europea (UE) y que ha ido empeorando a lo largo de la pasada década. El 31,2% de los jóvenes españoles entre 18 y 24 años ha abandonado sus estudios sin finalizar la enseñanza secundaria, según los últimos datos disponibles. La media europea se sitúa en el 14,4% y el objetivo político de la UE es reducir ese porcentaje al 10% en el 2020.
Portugal tiene el mismo nivel de fracaso escolar que España y Malta incluso lo supera con un 36,8%. Pero en ambos países ese porcentaje se ha reducido a lo largo de la pasada década en un 28% y un 32%, respectivamente. Por el contrario, en España ese porcentaje ha pasado del 29,1% en el 2000 al 31,2% en el 2009, lo que significa un retroceso del 7,2%.
Burbuja inmobiliaria
La comisaria de Educación, Androulla Vassiliou, ha responsabilizado a la burbuja inmobiliaria del aumento del abandono escolar en España y del elevado porcentaje de jóvenes españoles (más del 14%) que ni estudian, ni trabajan, ni siguen cursos de formación.
«Muchos jóvenes en España abandonaron los estudios atraídos por la demanda de empleos de baja cualificación en sectores como la construcción. Pero luego con la crisis se quedaron sin empleo y ahora no saben a donde ir», ha declarado Vassiliou.
La comisaria ha recomendado a las autoridades españolas que «hagan más atractiva» la oferta académica y que ofrezcan un mecanismo de «segunda oportunidad» para que los jóvenes que abandonaron tempranamente sus estudios puedan concluir al menos la enseñanza secundaria. Esta segunda oportunidad es una de las propuestas del plan de acción presentado ayer por la Comisión Europea para reducir el fracaso escolar europeo.
El auge del ladrillo disparó el fracaso escolar en España
El 31% de los jóvenes no termina la Educación Secundaria Obligatoria, según un informe de la Comisión Europea
La crisis llegó a la educación mucho antes que los problemas financieros o el estallido del paro. En realidad, fue durante los años de mayor bonanza económica cuando España se desmarcó de los países de su entorno en el aumento del abandono escolar. Un 31,2% de los estudiantes que tienen entre 18 y 24 años deja las aulas en España, según los datos de un informe de la Comisión Europea presentado ayer y que analiza la evolución entre los años 2000 y 2009. La tasa duplica el registro europeo y sitúa a España entre los países con peor resultado, junto a Portugal y Malta. La burbuja inmobiliaria, un reclamo para los jóvenes que buscaban dinero fácil, y la mala integración de los ciudadanos pagapensiones explican las cifras, según la comisaria de Educación, Androulla Vassiliou, que presentó ayer el informe.
Dos crisis después la educativa y la económica, el panorama es incierto para los llamados ni-ni; es decir, los jóvenes que ni estudian ni trabajan. "Muchos jóvenes en España abandonaron los estudios atraídos por la demanda de empleos de baja cualificación en sectores como la construcción señaló Vassiliou, pero con la crisis se quedaron sin trabajo y ahora no saben donde ir", lamentó ante la prensa.
Un 51% de los estudiantes españoles que dejaron sus estudios antes de completarlos no tiene hoy trabajo, pasando a engrosar la lista del desempleo juvenil, que también duplica la media europea.
Los datos del informe indican además que, una década después, España es el único de los tres países a la cola en la estadística que no ha mejorado su marca de fracaso escolar. Mientras que Malta, con una tasa del 38%, y Portugal, con la misma que España, consiguieron retener a más alumnos en las aulas, en España el índice creció en 7,2 puntos.
"Estudiar no sirve de nada"
Abraham Wennberg fue uno de esos alumnos que dejaron el instituto antes de tiempo. Tiene 29 años, abandonó los estudios a los 16 y desde entonces ha tenido 12 trabajos diferentes. "Era mal estudiante y muy problemático, por eso me echaban de todas partes", recuerda este barcelonés, hoy camarero con contrato mileurista. Abraham se reenganchó a la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) tras suspender el octavo curso del anterior sistema educativo, la EGB. No terminó tampoco el nivel equivalente en la ESO (tercero) y empezó un ciclo de Formación Profesional en Electricidad. Lo echaron a los pocos meses y, con 16 años, encontró el primer trabajo de su vida: mensajero a pie y en bicicleta.
Luego lo dejó y estuvo un año sin hacer nada, hasta que su progenitora le obligó a elegir entre el trabajo o los estudios. Abraham escogió lo segundo, pero sólo aguantó dos trimestres de tercero de la ESO.
Esa fue su última experiencia académica. A partir de ahí, este joven empieza una lista interminable de trabajos de lo más variopinto: repartidor de pizzas, monitor de comedor escolar, auxiliar administrativo, cajero en un centro recreativo, vendedor de discos, vigilante de seguridad, mozo de cuadra, teleoperador y camarero.
En estos 12 años, Abraham vivió en pisos compartidos, volvió a casa de su progenitora, ocupó una vivienda abandonada y pasó varios meses en el Ejército hasta que lo echaron: "Era la manera de no gastar en alquiler ni en comida. Además, me podía sacar la ESO y el carnet de conducir", recuerda.
Abraham tratará de sacarse el "maldito" tercero de la ESO en una escuela de adultos dentro de dos meses. Aun así, no se arrepiente de haber dejado los estudios a los 16 años: "No creo en el sistema educativo. Estudiar no soluciona nada. Y si no que se lo digan a los licenciados que ahora están en la calle", sentencia. "A los 16 años, no quería hacer nada de lo que me ofrecían. Prefería trabajar y tener dinero para hacer mi vida. Ahora es diferente, hay más variedad", admite Abraham, que ahora estudia, dice, porque tiene tiempo y se lo puede permitir.
Meta en 2020
La Unión Europea se ha fijado como objetivo rebajar la tasa al 10% en 2020, una meta ya alcanzada por siete países, entre los que se encuentra Finlandia, Austria y varios de los nuevos miembros del este del continente. A los restantes, la comisaria de Educación recomendó inversión pese a la crisis para dar una segunda oportunidad a las víctimas del boom inmobiliario.
La comisaria advirtió de que el modelo productivo ha de reorientarse hacia la capacitación laboral y la competitividad, el principal punto flaco de la economía española a largo plazo. Es necesario "atraer a los jóvenes a la formación profesional", según Vassiliou, "porque en el futuro se necesitarán más calificaciones para lograr trabajo", alertó. Según ella, el Gobierno también deberá poner de su parte, mejorando el atractivo de los planes de estudio e incorporando disciplinas que interesen tanto a los jóvenes como a sus futuros empleadores.
De hecho, el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, aseguró ayer que uno de los "desafíos" de su departamento es que el fracaso escolar se reduzca al 20% en 2013 y llegue a alcanzar el 15% en 2020. La manera de lograrlo es, según el ministro, prolongar la permanencia en la formación. Para ello, el sistema debe ser "más flexible", afirmó Gabilondo, quien recordó que la Ley de Economía Sostenible, pendiente de aprobación, ya recoge que el último año de la ESO tenga un carácter más orientador y haya "optatividad para ir en una dirección o en otra".
El ministro de Educación también advirtió que el fracaso escolar "no se valora igual en todos los países", y en ese punto coincide con el presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos (Ceapa), Pedro Rascón, que apunta que las cifras de la Comisión Europea "son relativas". "En España cada vez hay más jóvenes titulados, lo que indica que, aunque muchos alumnos no se graduen cuando toca, algunos lo hacen más tarde y se reenganchan al sistema educativo", apunta.
La responsabilidad de los sistemas educativos es estrictamente nacional. En algunos países, como en España, está además tras*ferida a las comunidades autónomas. En este sentido, los datos varían entre las autonomías y guardan relación con la situación económica. Por último, el informe pone de manifiesto que los hijos de pagapensiones abandonan antes los estudios. Un 26% de ellos dejan las aulas, una cifra que aumenta hasta superar el 40% en países como España, Italia o Grecia.
Estos últimos son los que más me han alarmado. Es lo que he dicho al empezar: no es que no tengamos ingenieros, es que no tenemos soldadores ni electricistas.
Y mientras el ladrillo se hundía, y consciente de todas estas cifras, en vez de dejar caer un sector muerto e invertir en recoger a todos los parados que fuera expulsando para cualificarlos en las muchas profesiones que nos faltan, el gobierno de ZP derrochando miles de millones devolviendo cuatrocientos euros del IRPF (medida inútil que los más pobres no notan porque no están obligados a declarar y los más ricos no notan porque no les afectan esas cantidades) y en planes E que sólo sirven para alargar medio año o un año más la agonía del ladrillo.
Pero no voy a seguir, que esto ya es bastante largo.