Don Txakur
Madmaxista
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Los deslices arbitrales favorables al Real Madrid se agolpan este curso después de que en los tres años precedentes el Barça fuera acusado de recibir ayuda de Villa
EL enigmático mensaje que plasmó Gerard Piqué en Twitter a la conclusión del partido del Real Madrid en el Benito Villamarín, dibujando unos puntos suspensivos (...), podría traducirse como un "suma y sigue". Al final le asistirá la razón a Pep Guardiola y tendrá que salir a la palestra Ángel María Villar para aclarar que el dominio blanco en la Liga, los diez puntos de ventaja, no guarda relación con la buena sintonía que ahora existe entre la casa merengue y la Federación Española de Fútbol, ni que ésta propicia la manita de ******* Arminio, presidente del Comité Técnico de Árbitros. Pero lo acontecido en el campo del Betis no fue un hecho aislado en este campeonato donde se agolpan los deslices favorables al equipo de Mourinho, después de tres años de campaña mediática e institucional en la que se acusaba al Barça de gozar del beneplácito arbitral, el llamado Villarato.
El fallo humano del sábado fue la doble mano de Marcelo y Ramos en el descuento, además de un gol de Cristiano en fuera de juego de Khedira y otra manopla de Xabi Alonso que siempre quedan al albur de la subjetividad de, en este caso, el encargado de suplir en la segunda parte al lesionado Iturralde, el también vasco Sagués Oscoz, neófito en estas lides. Pero desde el arranque del ejercicio se fueron sucediendo las jornadas para el debate de trinchera: aquella mano de Higuaín en Mestalla, los penaltis no señalados a Messi en ese mismo escenario o en Getafe, la manita del periquito Raúl que privó a los azulgranas de dos puntos en el derbi, el escandaloso fuera de juego que impidió al Mallorca colocarse con un 2-0 ante los madridistas, la doble vara de medir en el Santiago Bernabéu contra el Athletic -y otros muchos rivales que se quedaron en inferioridad numérica-, la expulsión de Sergio Ramos y Pepe que el trencilla se tragó en Vallecas, el arbitraje padecido por el Barça ante el Sporting... Y en el otro lado, sí, la mano de Busquets en el Calderón o el penalti que cometió en El Madrigal.
LA TEORÍA DE GODALL Con este panorama, ganan enteros las palabras de Alfons Godall, amigo de la infancia de Joan Laporta y vicepresidente en su época: "Jan pensó: ¿A qué candidato apoya Florentino? A Gerardo González Movilla. Entonces, al Barça le convenía apoyar a Villar, rompiendo incluso la disciplina de voto corporativo de la LFP. Pasamos una época de buena relación con la FEF, con las entidades donde se cuece la competición. Laporta cultivó mucho y a fondo las relaciones con estas instituciones, también a nivel internacional, UEFA, FIFA, y creo que eso nos ayudó". O lo que es lo mismo, como Sandro Rosell no hace pasillos ni suele acudir a las reuniones de la Federación, Florentino le ha pasado por encima y ha acertado al designar a un exárbitro, Mejía Dávila, como el asesor del Madrid en esta materia tan delicada de impartir justicia. Los datos no le llevan la contraria.
Si a la tropa de Mou le han dejado de señalar unos ocho penaltis en contra, sí ha disfrutado de la oportunidad de lanzar una decena. Pero quizás sea más gravoso lo ocurrido en esos triunfos rubricados con goleada pero que estuvieron mediatizados por decisiones extrañas, como pasó en el duelo frente a los leones, donde Lass y Cristiano tuvieron que acabar mucho antes en el vestuario. Y es que hasta en ocho compromisos el Madrid ha dispuesto de superioridad numérica: ante Osasuna (expulsión de Satrustegi), Atlético (Courtois y Godín), Sporting (Eguren), Sevilla (Manu del jovenlandesal -también a Pepe-), Athletic (De Marcos), Levante (Iborra), Racing (Cisma) y Rayo (Michu). Por su parte, el central portugués y su pareja andaluza se han ido demasiadas veces de rositas.
Luego están situaciones como la de tratar de sancionar a Piqué por pensar que su expulsión ante el Sporting fue "premeditada" mientras el entrenador madridista ha campado a sus anchas en el apartado dialéctico, al que esta semana ha recurrido para hacer ver que la conducta de Guardiola es "hipócrita", eso sí, sin citarle expresamente. A su vez, el técnico de Santpedor considera que de parecerse al luso algo habrá hecho "mal". La táctica blanca, encarnada ayer por Marcelo, se asemeja a la que en su día usaban en Can Barça: "Nosotros no entramos en los temas arbitrales". El problema es que la hemeroteca le desnuda. Pepe Mel, míster del Betis, fue el más diáfano: "Esto está montado así". No en vano, siempre es comprobable que los dos grandes son los más beneficiados respecto al pelotón de rivales, pero bajo este tópico también es más factible decantar la balanza hacia un lado u otro y decir que ninguno puede quejarse.
Solo restan doce jornadas y es complicado que el Real Madrid dilapide una renta que se ha ganado con quilates de fútbol exquisito. Pero no lo es menos que los penaltis que el curso pasado no se decretaron en campos como en Almería, esta temporada caen todos de su lado y ninguno en el bando contrario. Ya no protesta con listas de errores en la sala de prensa, ni los calendarios y horarios se ponen en su contra, ni los rivales del Barça se dejan. Su corona es más que meritoria y justa. Pero algo huele a rancio. A otros tiempos.
http://www.deia.com/2012/03/12/deportes/futbol/algo-huele-a-rancio-en-la-liga
No suelo postear sobre fútbol pero todo lo que sea echar cosa sobre este circo que hace años dejo de ser deporte me parece poco.
EL enigmático mensaje que plasmó Gerard Piqué en Twitter a la conclusión del partido del Real Madrid en el Benito Villamarín, dibujando unos puntos suspensivos (...), podría traducirse como un "suma y sigue". Al final le asistirá la razón a Pep Guardiola y tendrá que salir a la palestra Ángel María Villar para aclarar que el dominio blanco en la Liga, los diez puntos de ventaja, no guarda relación con la buena sintonía que ahora existe entre la casa merengue y la Federación Española de Fútbol, ni que ésta propicia la manita de ******* Arminio, presidente del Comité Técnico de Árbitros. Pero lo acontecido en el campo del Betis no fue un hecho aislado en este campeonato donde se agolpan los deslices favorables al equipo de Mourinho, después de tres años de campaña mediática e institucional en la que se acusaba al Barça de gozar del beneplácito arbitral, el llamado Villarato.
El fallo humano del sábado fue la doble mano de Marcelo y Ramos en el descuento, además de un gol de Cristiano en fuera de juego de Khedira y otra manopla de Xabi Alonso que siempre quedan al albur de la subjetividad de, en este caso, el encargado de suplir en la segunda parte al lesionado Iturralde, el también vasco Sagués Oscoz, neófito en estas lides. Pero desde el arranque del ejercicio se fueron sucediendo las jornadas para el debate de trinchera: aquella mano de Higuaín en Mestalla, los penaltis no señalados a Messi en ese mismo escenario o en Getafe, la manita del periquito Raúl que privó a los azulgranas de dos puntos en el derbi, el escandaloso fuera de juego que impidió al Mallorca colocarse con un 2-0 ante los madridistas, la doble vara de medir en el Santiago Bernabéu contra el Athletic -y otros muchos rivales que se quedaron en inferioridad numérica-, la expulsión de Sergio Ramos y Pepe que el trencilla se tragó en Vallecas, el arbitraje padecido por el Barça ante el Sporting... Y en el otro lado, sí, la mano de Busquets en el Calderón o el penalti que cometió en El Madrigal.
LA TEORÍA DE GODALL Con este panorama, ganan enteros las palabras de Alfons Godall, amigo de la infancia de Joan Laporta y vicepresidente en su época: "Jan pensó: ¿A qué candidato apoya Florentino? A Gerardo González Movilla. Entonces, al Barça le convenía apoyar a Villar, rompiendo incluso la disciplina de voto corporativo de la LFP. Pasamos una época de buena relación con la FEF, con las entidades donde se cuece la competición. Laporta cultivó mucho y a fondo las relaciones con estas instituciones, también a nivel internacional, UEFA, FIFA, y creo que eso nos ayudó". O lo que es lo mismo, como Sandro Rosell no hace pasillos ni suele acudir a las reuniones de la Federación, Florentino le ha pasado por encima y ha acertado al designar a un exárbitro, Mejía Dávila, como el asesor del Madrid en esta materia tan delicada de impartir justicia. Los datos no le llevan la contraria.
Si a la tropa de Mou le han dejado de señalar unos ocho penaltis en contra, sí ha disfrutado de la oportunidad de lanzar una decena. Pero quizás sea más gravoso lo ocurrido en esos triunfos rubricados con goleada pero que estuvieron mediatizados por decisiones extrañas, como pasó en el duelo frente a los leones, donde Lass y Cristiano tuvieron que acabar mucho antes en el vestuario. Y es que hasta en ocho compromisos el Madrid ha dispuesto de superioridad numérica: ante Osasuna (expulsión de Satrustegi), Atlético (Courtois y Godín), Sporting (Eguren), Sevilla (Manu del jovenlandesal -también a Pepe-), Athletic (De Marcos), Levante (Iborra), Racing (Cisma) y Rayo (Michu). Por su parte, el central portugués y su pareja andaluza se han ido demasiadas veces de rositas.
Luego están situaciones como la de tratar de sancionar a Piqué por pensar que su expulsión ante el Sporting fue "premeditada" mientras el entrenador madridista ha campado a sus anchas en el apartado dialéctico, al que esta semana ha recurrido para hacer ver que la conducta de Guardiola es "hipócrita", eso sí, sin citarle expresamente. A su vez, el técnico de Santpedor considera que de parecerse al luso algo habrá hecho "mal". La táctica blanca, encarnada ayer por Marcelo, se asemeja a la que en su día usaban en Can Barça: "Nosotros no entramos en los temas arbitrales". El problema es que la hemeroteca le desnuda. Pepe Mel, míster del Betis, fue el más diáfano: "Esto está montado así". No en vano, siempre es comprobable que los dos grandes son los más beneficiados respecto al pelotón de rivales, pero bajo este tópico también es más factible decantar la balanza hacia un lado u otro y decir que ninguno puede quejarse.
Solo restan doce jornadas y es complicado que el Real Madrid dilapide una renta que se ha ganado con quilates de fútbol exquisito. Pero no lo es menos que los penaltis que el curso pasado no se decretaron en campos como en Almería, esta temporada caen todos de su lado y ninguno en el bando contrario. Ya no protesta con listas de errores en la sala de prensa, ni los calendarios y horarios se ponen en su contra, ni los rivales del Barça se dejan. Su corona es más que meritoria y justa. Pero algo huele a rancio. A otros tiempos.
http://www.deia.com/2012/03/12/deportes/futbol/algo-huele-a-rancio-en-la-liga
No suelo postear sobre fútbol pero todo lo que sea echar cosa sobre este circo que hace años dejo de ser deporte me parece poco.
