El BdE afirma en su último informe que la caída de la renta disponible real de las familias en 2010 ha sido la mayor en décadas (en 50 años para ser exactos), pero lo que no dice es que será mayor en 2011 y 2012. Acto seguido tiene la desvergüenza de afirmar que hay que subir el IVA y los impuestos sobre la vivienda, es decir, los que más afectan a parados, jubilados, trabajadores y clase media. Y como guinda del pastel, propone reducir más aún el sueldo de los funcionarios. El BdE no se ha enterado, al parecer, de que las duplicidades entre Administraciones suponen 32.000 millones de euros año de puro despilfarro, como ha cuantificado un estudio de UPyD, más del doble de los que se sacarían con las subidas de impuestos y la reducción de salarios.:8: Y eso sin contar los 30.000 coches oficiales, la ruina de las televisiones locales, las 175 embajadas, los 800.000 empleados públicos nombrados a dedo, las inversiones delirantes y mil cosas más hasta completar un despilfarro de 100.000 millones año. MAFO es, realmente, un desastre sin paliativos.
Pero hay otro parámetro del daño que Zapatero está ocasionando. Cada día vemos la prima de riesgo subir más y más. Ha llegado a tocar los 290 puntos básicos la pasada semana y, en línea con ello, los intereses de la deuda no cesan de subir. ¿Qué significa esto? Para quienes tienen bonos a 5 años y obligaciones a 15 o 30 años, que son los más expuestos a una eventual quita, si comparamos los intereses pagados en abril de 2010 (2,9 % bonos a 5 años y 4,44 % obligaciones a 15) con la situación actual (bonos a 4,7% y obligaciones a 6,027%) observamos que, si hoy vendieran lo comprado hace 14 meses, los bonistas perderían un 38% y los obligacionistas un 26%. Pueden no vender, pero se arriesgan a perder hasta la camisa.
Como dice Goldmann Sachs, en referencia a que los grandes fondos ya no quieren correr riesgos y se están deshaciendo de deuda española, “España está de moda”. Y ocurre que bancos y cajas españolas acumulan el grueso de los bonos y obligaciones en circulación, y la pérdida de valor de estos activos es de muchos miles de millones, por mucho que el BdE les permita ocultarlo. Roubini evalúa el agujero del sistema financiero en 160.000 millones de euros en el peor de los casos. Pues bien, si contamos la pérdida de valor de la deuda del Estado, CCAA y Ayuntamientos en sus carteras, estamos peor que en el escenario más desfavorable.