Cirujano de hierro
Será en Octubre
En un Interviú de 1979 se escribían cosas que hoy nos parecerían impensables. Y también delito. Así presentaban el desnudo de Adriana Vega, entonces una joven azafata de televisión que había participado en un par de películas.
"Adriana Vega, esa criatura, tiene 17 años contados. Los hemos contado nosotros y nos han salido diecisiete. Así que en vez de hablar con la criatura hemos hablado con la mamá.
- Doña María Rosa, ¿y a usted no le sonroja que la niña enseñe las vergüenzas?
- Ya estamos habituados en casa. No nos gusta, pero la vida es así. No podemos poner trabas a su porvenir.
- ¿Es virtuosa la niña?
- Es sincera, muy franca.
- Amores...
- Estuvo enamorada de un industrial, sí. Pero se acabó aquello".
Han pasado casi 40 años desde aquella portada pero a sus 56 Adriana Vega sigue siendo una de esas mujeres que hacen sentir al resto que pertenece a una especie superior. Es inteligente, intuyo que algo liantilla pero arrebatadora. De las que siempre serán guapas. Y lo saben. Imagínenla a los 17 años en aquella sesión para Interviú...
¿Cómo es que sus padres le dejaron posar desnuda cuando era menor de edad? [¿Y los tribunales? ¿Y los medios?]. Se nota que Vega está un poco de vuelta de todo. "Yo en esas fotos tenía 18 años. Se lo dije al periodista de Interviú pero ellos se empeñaron en poner que tenía 17 y que era menor. Son cosas que pasaban entonces. No era nada del otro mundo". ¿Y la entrevista con su progenitora? "Tampoco era real. Mi progenitora me había acompañado porque yo era muy niña y supongo que diría algo...".
Adriana nos ha citado en Eyequitecture, una óptica de lentes y gafas a medida que ha ideado su hijo arquitecto y con la que Adriana colabora. "Es que estoy muy orgullosa de mi niño". Se mete en una de las consultas; cuando vuelve sólo lleva tacones y una gabardina. Tampoco le hace falta más. Se planta frente a la cámara. Adriana parece que muerde cuando posa. Seguro que "sus industriales" se la rifaban. "La verdad es que sí que me hacían proposiciones pero yo siempre tuve vocación de irme con tiesos... Ted Trijzelaar, [un modelo holandés] no tenía un duro. ¡Y me casé con él y tuvimos un hijo!". No duraron mucho.
Me cuenta la historia de un productor mexicano que le ofreció hacer una serie de películas. "Me puso casa, un coche, gente para todo [personal de servicio]... Un día yendo a una fiesta en DF me sacaron a punta de pistola y... al final decidí volverme a España porque allí no me sentía segura". Pese a que insisto, no me termina de contar bien lo del mexicano. "Ahí había un señor que...". Parece que Adriana tiene cierta tendencia a dejar las frases a medias a no ser que estén en el guión. "Ahora quiero volver al cine". Hace pocos meses dejó su trabajo en una empresa de publicidad. "No quería seguir ahí porque era algo demasiado técnico y yo soy una mujer creativa. La verdad es que desde que me retiré [su última aparición en TV fue en Hospital Central en 2008], no he parado de trabajar. Tenía que sacar a mi hijo adelante y pagarle los estudios. Había ahorrado para poner una tienda de ropa pero me estafaron y tuve que buscarme la vida". Tampoco quiere dar más detalles. "Después me metí en inmobiliarias y en departamentos comerciales". Tampoco especifica.
La carrera de Adriana comenzó en una boda en Torrejón de Ardoz. Un amigo le habló de una representante y fue a verla con su progenitora en secreto. "Mi padre no podía saberlo porque era muy conservador". Siempre había sido una rebelde. "Se acabó acostumbrando pero nunca le gustó que yo saliera así...".
La agente enseguida se dio cuenta de que Adriana tenía posibilidades de medrar en el cine. Le consiguió un contrato para aparecer en Destino Argentina y en tres películas de destape. Más tarde, empezaría a hacer teatro. La primera obra en la que actuó fue Siempre no es para toda la vida. Pero el mejor trampolín, confiesa, fue Interviú.
La memoria es frágil por lo que es probable que pocos recuerden a Adriana Vega aunque participara en decenas de películas: El Cid cabreador, Juana la Loca de vez en cuando...
En una escena de El liguero mágico (1981), Andrés Pajares mira el perfecto tafanario de Alicia Cazorla, el personaje interpretado por Vega: "Uff es el mapa mundi; a la izquierda, América; a la derecha, Europa. Y en el centro... ¡el Titicaca!".
La actriz sonríe cuando se le habla de aquella época. "Tengo tan buenos recuerdos. Creo que las actrices del destape fuimos unas pioneras y muy valientes. Por eso nunca me pesó salir desnuda. Sólo cuando comenzaron a perdernos el respeto y a decir que las películas eran cutres empecé a plantearme las cosas de otra forma", dice resignada. Le pregunto si en algún momento sintió que se aprovechaban de ella. "Muchas veces. Nos pagaban muy mal y trabajábamos mucho".
La vida de Adriana siempre estuvo plagada de paradojas. En 1991, trabajó en Jet Marbella Set, una comedia de Mariano Ozores sobre las vicisitudes de dos paparazzi poco escrupulosos que se dedicaban a perseguir a, entre otros, Alfredo Persiana y Alfredo Alhervir [trasuntos de Alberto Cortina y Alberto Alcocer]. Ese mismo año, al poco de que se estrenara la película, Alberto Cortina se separó de Alicia Koplowitz y alguien filtró que Vega había tenido un idilio con Alfredo Persiana. "Me ofrecieron siete millones por ir a La máquina de la verdad pero no quise. ¡Hasta me llamó Iñaki Gabilondo para que le diera una entrevista! A mí no me importaba desnudarme, pero no quería salir en la prensa del corazón". Al final accedió a contar el romance en una revista. "Y hablé maravillas de él".
"Adriana Vega, esa criatura, tiene 17 años contados. Los hemos contado nosotros y nos han salido diecisiete. Así que en vez de hablar con la criatura hemos hablado con la mamá.
- Doña María Rosa, ¿y a usted no le sonroja que la niña enseñe las vergüenzas?
- Ya estamos habituados en casa. No nos gusta, pero la vida es así. No podemos poner trabas a su porvenir.
- ¿Es virtuosa la niña?
- Es sincera, muy franca.
- Amores...
- Estuvo enamorada de un industrial, sí. Pero se acabó aquello".
Han pasado casi 40 años desde aquella portada pero a sus 56 Adriana Vega sigue siendo una de esas mujeres que hacen sentir al resto que pertenece a una especie superior. Es inteligente, intuyo que algo liantilla pero arrebatadora. De las que siempre serán guapas. Y lo saben. Imagínenla a los 17 años en aquella sesión para Interviú...
¿Cómo es que sus padres le dejaron posar desnuda cuando era menor de edad? [¿Y los tribunales? ¿Y los medios?]. Se nota que Vega está un poco de vuelta de todo. "Yo en esas fotos tenía 18 años. Se lo dije al periodista de Interviú pero ellos se empeñaron en poner que tenía 17 y que era menor. Son cosas que pasaban entonces. No era nada del otro mundo". ¿Y la entrevista con su progenitora? "Tampoco era real. Mi progenitora me había acompañado porque yo era muy niña y supongo que diría algo...".
Adriana nos ha citado en Eyequitecture, una óptica de lentes y gafas a medida que ha ideado su hijo arquitecto y con la que Adriana colabora. "Es que estoy muy orgullosa de mi niño". Se mete en una de las consultas; cuando vuelve sólo lleva tacones y una gabardina. Tampoco le hace falta más. Se planta frente a la cámara. Adriana parece que muerde cuando posa. Seguro que "sus industriales" se la rifaban. "La verdad es que sí que me hacían proposiciones pero yo siempre tuve vocación de irme con tiesos... Ted Trijzelaar, [un modelo holandés] no tenía un duro. ¡Y me casé con él y tuvimos un hijo!". No duraron mucho.
Me cuenta la historia de un productor mexicano que le ofreció hacer una serie de películas. "Me puso casa, un coche, gente para todo [personal de servicio]... Un día yendo a una fiesta en DF me sacaron a punta de pistola y... al final decidí volverme a España porque allí no me sentía segura". Pese a que insisto, no me termina de contar bien lo del mexicano. "Ahí había un señor que...". Parece que Adriana tiene cierta tendencia a dejar las frases a medias a no ser que estén en el guión. "Ahora quiero volver al cine". Hace pocos meses dejó su trabajo en una empresa de publicidad. "No quería seguir ahí porque era algo demasiado técnico y yo soy una mujer creativa. La verdad es que desde que me retiré [su última aparición en TV fue en Hospital Central en 2008], no he parado de trabajar. Tenía que sacar a mi hijo adelante y pagarle los estudios. Había ahorrado para poner una tienda de ropa pero me estafaron y tuve que buscarme la vida". Tampoco quiere dar más detalles. "Después me metí en inmobiliarias y en departamentos comerciales". Tampoco especifica.
La carrera de Adriana comenzó en una boda en Torrejón de Ardoz. Un amigo le habló de una representante y fue a verla con su progenitora en secreto. "Mi padre no podía saberlo porque era muy conservador". Siempre había sido una rebelde. "Se acabó acostumbrando pero nunca le gustó que yo saliera así...".
La agente enseguida se dio cuenta de que Adriana tenía posibilidades de medrar en el cine. Le consiguió un contrato para aparecer en Destino Argentina y en tres películas de destape. Más tarde, empezaría a hacer teatro. La primera obra en la que actuó fue Siempre no es para toda la vida. Pero el mejor trampolín, confiesa, fue Interviú.
La memoria es frágil por lo que es probable que pocos recuerden a Adriana Vega aunque participara en decenas de películas: El Cid cabreador, Juana la Loca de vez en cuando...
En una escena de El liguero mágico (1981), Andrés Pajares mira el perfecto tafanario de Alicia Cazorla, el personaje interpretado por Vega: "Uff es el mapa mundi; a la izquierda, América; a la derecha, Europa. Y en el centro... ¡el Titicaca!".
La actriz sonríe cuando se le habla de aquella época. "Tengo tan buenos recuerdos. Creo que las actrices del destape fuimos unas pioneras y muy valientes. Por eso nunca me pesó salir desnuda. Sólo cuando comenzaron a perdernos el respeto y a decir que las películas eran cutres empecé a plantearme las cosas de otra forma", dice resignada. Le pregunto si en algún momento sintió que se aprovechaban de ella. "Muchas veces. Nos pagaban muy mal y trabajábamos mucho".
La vida de Adriana siempre estuvo plagada de paradojas. En 1991, trabajó en Jet Marbella Set, una comedia de Mariano Ozores sobre las vicisitudes de dos paparazzi poco escrupulosos que se dedicaban a perseguir a, entre otros, Alfredo Persiana y Alfredo Alhervir [trasuntos de Alberto Cortina y Alberto Alcocer]. Ese mismo año, al poco de que se estrenara la película, Alberto Cortina se separó de Alicia Koplowitz y alguien filtró que Vega había tenido un idilio con Alfredo Persiana. "Me ofrecieron siete millones por ir a La máquina de la verdad pero no quise. ¡Hasta me llamó Iñaki Gabilondo para que le diera una entrevista! A mí no me importaba desnudarme, pero no quería salir en la prensa del corazón". Al final accedió a contar el romance en una revista. "Y hablé maravillas de él".
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