brickworld
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El Gobierno confirma que no rescatará a Abengoa y condena a la multinacional
La SEPI ha notificado este martes oficialmente a la empresa sevillana su negativa a concederle un préstamo de 249 millones y abre la puerta a la mayor quiebra desde Fadesa
Trabajadores de Abengoa acceden a la sede de la empresa en Sevilla, donde hay carteles pidiendo una salida a la crisis de la compañía.EFE
La negativa de la SEPI, de la que depende el fondo el bichito para empresas afectadas por la esa época en el 2020 de la que yo le hablo, supone una condena para Abengoa, a la que no le quedan muchas más opciones para salir de su enésima crisis y podría abocarla a la liquidación en la que sería la mayor quiebra en la historia de este país desde la que protagonizó la inmobiliaria Martinsa-Fadesa, con 7.200 millones de deuda.
La decisión que este martes se ha confirmado se esperaba desde que ayer el Consejo de Ministros dejase a Abengoa fuera de la lista de empresas a las que sí concedió el rescate del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégica (Fasee), dotado con 10.000 millones de los que no ha gastado ni la mitad.
Celsa, en el centro de la polémica por la mediación directa de la Generalitat catalana, las ingenierías asturianas Isastur e Imasa, la cadena de clínicas dentales y medicina estética Vivanta, y las cadenas hoteleras Meeting Point y Blue Sea sí recibieron la bendición del consejo de ministros en forma de lluvia de millones. Pero a Abengoa no se la incluyó alegando que el expediente de su petición de ayuda aún no se había resuelto cuando se reunió el ejecutivo. Menos de 24 horas después, ese expediente ya está concluido y la decisión notificada.
Notificada este lunes, pero tomada desde hace, al menos, una semana. El día 21 la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) ya adelantó a la dirección de Abengoa la conclusión del informe elaborado por los técnicos, que la empresa no cumplía los requisitos exigidos para ser beneficiaria del fondo el bichito. La compañía presentó alegaciones a toda prisa, pero sus argumentos no han convencido
SU VIABILIDAD, EN DUDA
En el informe del Fasee, se apuntaban dos razones principales por las que Abengoa no podía entrar en la lista de empresas rescatadas. La primera, que a la vista de sus cifras, había dudas más que razonables de que la empresa fuera viable a medio y a largo plazo y, la segunda, que no había garantías de que pudiese devolver los 249 millones de euros que pedía prestado. Sobre todo porque detectaron contingencias judiciales por un valor de mil millones y otros 2.000 millones en riesgos fiscales.
El varapalo coloca a la empresa al borde de la quiebra y entre las pocas opciones que hay están un acuerdo con los acreedores con una importante quita de la deuda o la liquidación y venta de la compañía por trozos y de aquellas unidades de negocio que sean más rentables. Esto, en cualquier caso, supondría la desaparición efectiva de una multinacional que ha sido bandera nacional en el campo de las energías renovables y la pérdida de una buena parte de los 11.000 puestos de trabajo que aún tiene. La mayor parte de la plantilla se concentra en España, donde tiene a 5.000 empleados, 2.000 de ellos en Andalucía.
La liquidación de Abengoa sería la mayor quiebra empresarial en la historia de España desde la de Martinsa-Fadesa, que se hundió en 2008 con una deuda de 7.200 millones de euros.
La noticia ha sido recibida como un auténtico mazazo por los trabajadores, que mantienen una acampada de protesta frente a la sede de la Delegación del Gobierno en Andalucía, en Sevilla, y que este lunes se agarraban a la esperanza de que la ausencia de una notificación pudiera suponer un sí al rescate.
En este sentido, el presidente del comité de empresa de Abengoa Agua, Valentín San Emeterio, ha arremetido contra el ejecutivo, al que tachó de "irresponsable" y ha anunciado que la plantilla va a continuar con las movilizaciones y que, incluso, se van a intensificar a partir de esta misma tarde.
La historia de Abengoa en los últimos seis años, que llegó a ser un referente de la industria verde y de energías renovables, es la historia de una huida hacia adelante para evitar el desastre del que ahora está más cerca que nunca.
La burbuja que había creado la multinacional bajo el mando de la familia Benjumea, sus fundadores y propietarios originales, estalló en 2015 y fueron necesarias sucesivas operaciones de rescate para seguir adelante a modo de balones de oxígeno que siempre se demostraron insuficientes.
Sin embargo, los números no eran demasiado negativos a finales de 2019. Incluso se podría decir que eran esperanzadores. Sus ventas habían aumentado un 15%, hasta los 1.493 millones de euros, su Ebitda (resultados antes de impuestos) se habían elevado un 60%, hasta 300 millones de euros, y sus pérdidas se habían reducido en un 65%, en 571 millones respecto al ejercicio anterior.
Además, desde 2015, la deuda se ha reducido casi a la mitad y desde 2017 se acumulan contratos por un valor de más de 4.000 millones de euros, de los que se han ejecutado 3.600, teniendo a finales de 2019 una cartera de 1.514 millones de euros.
- CHEMA RODRÍGUEZ
@Chemarrodriguez
Sevilla
La SEPI ha notificado este martes oficialmente a la empresa sevillana su negativa a concederle un préstamo de 249 millones y abre la puerta a la mayor quiebra desde Fadesa
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La negativa de la SEPI, de la que depende el fondo el bichito para empresas afectadas por la esa época en el 2020 de la que yo le hablo, supone una condena para Abengoa, a la que no le quedan muchas más opciones para salir de su enésima crisis y podría abocarla a la liquidación en la que sería la mayor quiebra en la historia de este país desde la que protagonizó la inmobiliaria Martinsa-Fadesa, con 7.200 millones de deuda.
La decisión que este martes se ha confirmado se esperaba desde que ayer el Consejo de Ministros dejase a Abengoa fuera de la lista de empresas a las que sí concedió el rescate del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégica (Fasee), dotado con 10.000 millones de los que no ha gastado ni la mitad.
Celsa, en el centro de la polémica por la mediación directa de la Generalitat catalana, las ingenierías asturianas Isastur e Imasa, la cadena de clínicas dentales y medicina estética Vivanta, y las cadenas hoteleras Meeting Point y Blue Sea sí recibieron la bendición del consejo de ministros en forma de lluvia de millones. Pero a Abengoa no se la incluyó alegando que el expediente de su petición de ayuda aún no se había resuelto cuando se reunió el ejecutivo. Menos de 24 horas después, ese expediente ya está concluido y la decisión notificada.
Notificada este lunes, pero tomada desde hace, al menos, una semana. El día 21 la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) ya adelantó a la dirección de Abengoa la conclusión del informe elaborado por los técnicos, que la empresa no cumplía los requisitos exigidos para ser beneficiaria del fondo el bichito. La compañía presentó alegaciones a toda prisa, pero sus argumentos no han convencido
SU VIABILIDAD, EN DUDA
En el informe del Fasee, se apuntaban dos razones principales por las que Abengoa no podía entrar en la lista de empresas rescatadas. La primera, que a la vista de sus cifras, había dudas más que razonables de que la empresa fuera viable a medio y a largo plazo y, la segunda, que no había garantías de que pudiese devolver los 249 millones de euros que pedía prestado. Sobre todo porque detectaron contingencias judiciales por un valor de mil millones y otros 2.000 millones en riesgos fiscales.
El varapalo coloca a la empresa al borde de la quiebra y entre las pocas opciones que hay están un acuerdo con los acreedores con una importante quita de la deuda o la liquidación y venta de la compañía por trozos y de aquellas unidades de negocio que sean más rentables. Esto, en cualquier caso, supondría la desaparición efectiva de una multinacional que ha sido bandera nacional en el campo de las energías renovables y la pérdida de una buena parte de los 11.000 puestos de trabajo que aún tiene. La mayor parte de la plantilla se concentra en España, donde tiene a 5.000 empleados, 2.000 de ellos en Andalucía.
La liquidación de Abengoa sería la mayor quiebra empresarial en la historia de España desde la de Martinsa-Fadesa, que se hundió en 2008 con una deuda de 7.200 millones de euros.
La noticia ha sido recibida como un auténtico mazazo por los trabajadores, que mantienen una acampada de protesta frente a la sede de la Delegación del Gobierno en Andalucía, en Sevilla, y que este lunes se agarraban a la esperanza de que la ausencia de una notificación pudiera suponer un sí al rescate.
En este sentido, el presidente del comité de empresa de Abengoa Agua, Valentín San Emeterio, ha arremetido contra el ejecutivo, al que tachó de "irresponsable" y ha anunciado que la plantilla va a continuar con las movilizaciones y que, incluso, se van a intensificar a partir de esta misma tarde.
La historia de Abengoa en los últimos seis años, que llegó a ser un referente de la industria verde y de energías renovables, es la historia de una huida hacia adelante para evitar el desastre del que ahora está más cerca que nunca.
La burbuja que había creado la multinacional bajo el mando de la familia Benjumea, sus fundadores y propietarios originales, estalló en 2015 y fueron necesarias sucesivas operaciones de rescate para seguir adelante a modo de balones de oxígeno que siempre se demostraron insuficientes.
Sin embargo, los números no eran demasiado negativos a finales de 2019. Incluso se podría decir que eran esperanzadores. Sus ventas habían aumentado un 15%, hasta los 1.493 millones de euros, su Ebitda (resultados antes de impuestos) se habían elevado un 60%, hasta 300 millones de euros, y sus pérdidas se habían reducido en un 65%, en 571 millones respecto al ejercicio anterior.
Además, desde 2015, la deuda se ha reducido casi a la mitad y desde 2017 se acumulan contratos por un valor de más de 4.000 millones de euros, de los que se han ejecutado 3.600, teniendo a finales de 2019 una cartera de 1.514 millones de euros.