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Madmaxista
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Hipotecas y despojos de izquierdas
Por VALENTÍ PUIG
HAY una izquierda que subasta las joyas de la familia y otra que destruye cajeros automáticos. Entre ambas palidece la crisis de la socialdemocracia y la inadecuación de lo que queda del progresismo a la dinámica globalizadora, mientras los países menos prósperos aceptan la mundialización como una oportunidad. El Partido Comunista Francés, que fuera todopoderoso y pieza capital de Moscú en Europa, está liquidando su patrimonio por ruina total. Obtuvo un 1,93 por ciento en las elecciones presidenciales, con lo que el Estado no le va a reembolsar los gastos electorales. En las elecciones legislativas del 10 y 17 de junio, pudiera plantarse sin grupo parlamentario. Eso es lo que queda de un partido que lo fue casi todo y que pareció a punto de tomar el poder después de la liberación de Francia. Fabricó con habilidad la leyenda de haber sido el partido de los resistentes, pero lo cierto es que había acatado las consecuencias del pacto germano-soviético, el pacto Ribbentrop-Molotov. Luego, cuando Hitler atacó la Unión Soviética, la cosa cambió. Entonces los comunistas franceses tuvieron permiso para defender Francia. El PCF tenía bancos, escuelas, empresas, templos, campamentos, mutuas y el beneplácito servil de la mayoría de artistas e intelectuales, autores de odas y novelas en loor de Stalin. En aquellos tiempos, Stalin podía decidir que se hiciera una huelga en Francia o en Italia.
El PCF fue monolítico en su obediencia a Moscú. Incluso en 1979, Vázquez Montalbán decía que todos los avances respaldados por la URSS se habían convertido en retrocesos del sistema capitalista y que sin la existencia disuasoria de la URSS el capitalismo y el fascismo, como hijuela de excepción, se hubieran enseñoreado implacablemente de los cuatro horizontes del mundo. Así eran los profetas del leninismo. En la fase post-estalinista, el PCF mantuvo unos cinco millones de votantes. Al final, sería Mitterrand quien les dio el abrazo mortal, incorporándolos a su primer gobierno, hasta llegar en estos días a la liquidación de sus bienes financieros y su patrimonio histórico. Según «Le Figaro», algunos de los cuadros legados por artistas fieles a la causa comunista han desaparecido de forma misteriosa. En realidad, muchos votantes comunistas se fueron ya pasando a Le Pen.
Al contrario de los comunistas italianos, más dados oportunamente al «policentrismo», el PCF llegó tarde a lo que fue el destello fugaz del eurocomunismo, apoyado entonces por Santiago Carrillo. El comunismo italiano alcanzó a tener más de dos millones de afiliados en los años cincuenta. No fue reacio a defender las posiciones soviéticas en política internacional. Tuvo su versión agridulce en las pugnas entre el cura Don Camilo y el comunista Pepone.
El comunismo francés no secundó los alborotos de mayo de 1968 en París. Décadas después, la izquierda francesa más radical funda ATTAC como eje del movimiento antiglobalización: en el fondo, propugna un proteccionismo que perjudica a los países menos privilegiados, necesitados de acceder libremente a los mercados globales. Están estos días a unos kilómetros de la reunión del G-8 en el noreste de Alemania. El lema buenista del contra-encuentro es «Otro mundo es posible», pero las ramificaciones violentas se han hecho incontrolables, disturbio tras disturbio, restándole protagonismo al debate. Sentadas, agresiones a la Policía, detenciones, más de mil heridos en una sola manifestación: es el balance habitual de una antiglobalización que asiente a las soflamas de personajes de tanta turbiedad como Hugo Chávez o José Bové. Imperan los nuevos anarquistas, los italianos que también actúan en Barcelona o los «autonomen» alemanes. Según «Spiegel online», son el «bloque neցro», por las máscaras negras que llevan durante sus ataques. Luego, en las sesiones de la contracumbre, debaten sobre la legitimidad de la violencia para la protesta. Son ésas las hipotecas de la nueva ultraizquierda.
Desde luego, la renovación de la izquierda posible está en otra parte. En el ámbito europeo, no parece. Tal vez sea en los Estados Unidos, donde la fluidez intelectual es mucho más creativa que en ese panorama de hipotecas y despojos que presenta la izquierda en la Unión Europea pasado ya un cierto tiempo desde la demolición del muro de Berlín. A falta de recambio intelectual, será una mala noticia que la violencia de masas reaparezca en Europa.
Enlace
Solo le ha faltado decir: Vuelven las chusmas proletarias violentas.
Hay grupos que defienden acciones violentas en el tema de la vivienda. Serian paralelos a estos grupos antiglobalizacion si no son un poco de todo.
Es un escrito para reflexionar...
¿Esta la izquierda tan destartalada y falta de rumbo claro frente a la ciudadania?. ¿Puede ser que la izquierda democratica al no ser capaz de crear una identificacion de los ciudadanos de izquierdas con sus programas esten dejando el camino abonado para los ultraizquierdistas?
¿Tendria que ser la izquierda actual mas de izquierdas?
:
Por VALENTÍ PUIG
HAY una izquierda que subasta las joyas de la familia y otra que destruye cajeros automáticos. Entre ambas palidece la crisis de la socialdemocracia y la inadecuación de lo que queda del progresismo a la dinámica globalizadora, mientras los países menos prósperos aceptan la mundialización como una oportunidad. El Partido Comunista Francés, que fuera todopoderoso y pieza capital de Moscú en Europa, está liquidando su patrimonio por ruina total. Obtuvo un 1,93 por ciento en las elecciones presidenciales, con lo que el Estado no le va a reembolsar los gastos electorales. En las elecciones legislativas del 10 y 17 de junio, pudiera plantarse sin grupo parlamentario. Eso es lo que queda de un partido que lo fue casi todo y que pareció a punto de tomar el poder después de la liberación de Francia. Fabricó con habilidad la leyenda de haber sido el partido de los resistentes, pero lo cierto es que había acatado las consecuencias del pacto germano-soviético, el pacto Ribbentrop-Molotov. Luego, cuando Hitler atacó la Unión Soviética, la cosa cambió. Entonces los comunistas franceses tuvieron permiso para defender Francia. El PCF tenía bancos, escuelas, empresas, templos, campamentos, mutuas y el beneplácito servil de la mayoría de artistas e intelectuales, autores de odas y novelas en loor de Stalin. En aquellos tiempos, Stalin podía decidir que se hiciera una huelga en Francia o en Italia.
El PCF fue monolítico en su obediencia a Moscú. Incluso en 1979, Vázquez Montalbán decía que todos los avances respaldados por la URSS se habían convertido en retrocesos del sistema capitalista y que sin la existencia disuasoria de la URSS el capitalismo y el fascismo, como hijuela de excepción, se hubieran enseñoreado implacablemente de los cuatro horizontes del mundo. Así eran los profetas del leninismo. En la fase post-estalinista, el PCF mantuvo unos cinco millones de votantes. Al final, sería Mitterrand quien les dio el abrazo mortal, incorporándolos a su primer gobierno, hasta llegar en estos días a la liquidación de sus bienes financieros y su patrimonio histórico. Según «Le Figaro», algunos de los cuadros legados por artistas fieles a la causa comunista han desaparecido de forma misteriosa. En realidad, muchos votantes comunistas se fueron ya pasando a Le Pen.
Al contrario de los comunistas italianos, más dados oportunamente al «policentrismo», el PCF llegó tarde a lo que fue el destello fugaz del eurocomunismo, apoyado entonces por Santiago Carrillo. El comunismo italiano alcanzó a tener más de dos millones de afiliados en los años cincuenta. No fue reacio a defender las posiciones soviéticas en política internacional. Tuvo su versión agridulce en las pugnas entre el cura Don Camilo y el comunista Pepone.
El comunismo francés no secundó los alborotos de mayo de 1968 en París. Décadas después, la izquierda francesa más radical funda ATTAC como eje del movimiento antiglobalización: en el fondo, propugna un proteccionismo que perjudica a los países menos privilegiados, necesitados de acceder libremente a los mercados globales. Están estos días a unos kilómetros de la reunión del G-8 en el noreste de Alemania. El lema buenista del contra-encuentro es «Otro mundo es posible», pero las ramificaciones violentas se han hecho incontrolables, disturbio tras disturbio, restándole protagonismo al debate. Sentadas, agresiones a la Policía, detenciones, más de mil heridos en una sola manifestación: es el balance habitual de una antiglobalización que asiente a las soflamas de personajes de tanta turbiedad como Hugo Chávez o José Bové. Imperan los nuevos anarquistas, los italianos que también actúan en Barcelona o los «autonomen» alemanes. Según «Spiegel online», son el «bloque neցro», por las máscaras negras que llevan durante sus ataques. Luego, en las sesiones de la contracumbre, debaten sobre la legitimidad de la violencia para la protesta. Son ésas las hipotecas de la nueva ultraizquierda.
Desde luego, la renovación de la izquierda posible está en otra parte. En el ámbito europeo, no parece. Tal vez sea en los Estados Unidos, donde la fluidez intelectual es mucho más creativa que en ese panorama de hipotecas y despojos que presenta la izquierda en la Unión Europea pasado ya un cierto tiempo desde la demolición del muro de Berlín. A falta de recambio intelectual, será una mala noticia que la violencia de masas reaparezca en Europa.
Enlace
Solo le ha faltado decir: Vuelven las chusmas proletarias violentas.
Hay grupos que defienden acciones violentas en el tema de la vivienda. Serian paralelos a estos grupos antiglobalizacion si no son un poco de todo.
Es un escrito para reflexionar...
¿Esta la izquierda tan destartalada y falta de rumbo claro frente a la ciudadania?. ¿Puede ser que la izquierda democratica al no ser capaz de crear una identificacion de los ciudadanos de izquierdas con sus programas esten dejando el camino abonado para los ultraizquierdistas?
¿Tendria que ser la izquierda actual mas de izquierdas?
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