Buenos días.
Actualizo situación. Finalmente, hace poco he amortizado totalmente la hipoteca del último piso (en el que resido), por lo que ya está totalmente pagado. No me han surgido imprevistos rellenitos y he podido cumplir la previsión que tenía. He estado mirando pisos para comprar y no me ha convencido ninguno, por lo que de momento voy a dejar esa opción de lado temporalmente.
Lo he estado pensando un tiempo y decidí dar solución al tema de mi coche. La última ITV (en octubre) la ha superado por los pelos. El coche ya iba dando problemas, aunque sean puntuales y relativamente baratos de solucionar, me generaba desconfianza para el uso que le doy (viajes largos tanto por trabajo como por vacaciones, y uso esporádico en ciudad). En cualquier momento me podía dejar tirado en alguno de los viajes que realizo y ya era cuestión de tiempo que se produzca alguna avería importante, generándome desconfianza e inseguridad. Es un coche del 2001 (22 años) y de motor estaba casi nuevo (95.000 kilómetros). Tenía etiqueta B, lo cual en mi caso no me llegó a generar ningún inconveniente debido a que en los viajes que he tenido o no he necesitado entrar a las ZBE, o en las ciudades a las que he viajado no se había implantado las restricciones (la mía todavía no la ha impuesto).
Estuve mirando coches nuevos (eso sí lo tenía claro, que fuera nuevo a estrenar) y, esencialmente, contemplaba dos posibilidades: 1) comprar un coche funcional y relativamente barato de una marca generalista o, 2) comprar un coche "premium". Me decanté por la segunda opción. He tenido varios motivos de peso que me han llevado a esta decisión.
El factor edad ha sido uno de ellos. Tengo 47 años, lo que supone que comprarme un coche nuevo con una esperanza de vida del mismo que estimo en unos 10-15 años, llegaría a casi la edad de jubilación con este nuevo coche. A día de hoy gozo de una salud excelente (toda mi vida la he tenido) y no aparento la edad que tengo, principalmente por el estilo de vida que he tenido (mucho deporte y ningún tipo de drojas), por lo que todavía estoy en condiciones de "disfrutar" de la vida sin las limitaciones que da el tener problemas de salud.
Mi situación económica y mi patrimonio personal ha sido otro motivo. Ya no necesito ser tan exigente ni tener tan en cuenta el precio a la hora de realizar una compra gracias al concepto de proporción. Este concepto lo he ido incorporando a mis decisiones económicas a medida que iban aumentando mis ingresos y patrimonio. Es simple de entender, ¿qué nivel de gasto me genera el decidir comprar un bien u otro en relación a mi capacidad de pago y a mi patrimonio? Si ganas 1.000 euros al mes, el ahorrarte 100 euros en la compra de una lavadora supone una cantidad importante, aunque tengas que renunciar a determinadas prestaciones o niveles de calidad; en este caso esos 100 euros pesan mucho ya que es un 10% de tus ingresos mensuales (y eso sin mirar más factores como si se está pagando una hipoteca o alquiler, cargas familiares, si se va a financiar esa lavadora...). En cambio, si ingresas 7000 euros al mes, esos 100 euros de ahorro pesan mucho menos a la hora de valorar los otros factores en la compra de esa lavadora (prestaciones, consumo, calidad...). Con un patrimonio alrededor de los 800.000 euros, sin deudas, y con un nivel de ingresos elevados (mi sueldo, el de mi muyer y las rentas de los dos pisos alquilados) el comprar un coche algo más caro de lo normal, no suponía una decisión que pudiera generarme un problema económico.
Otro más, ha sido la diferencia relativa de precios entre un tipo de coche y otro. De hace pocos años para acá, los precios de los coches han subido muchísimo. La incorporación de los coches eléctricos e híbridos ha encarecido muchísimo los precios. No voy a valorar los motivos de esto, para lo que yo pretendía (comprar un coche nuevo) no me aportaban nada. Lo que sí he valorado es la posibilidad de que se me limitara el uso del vehículo en un futuro por optar por un combustible u otro en relación a las restricciones medioambientales. Tenía claro que no iba a comprar un coche eléctrico por las limitaciones en cuanto a autonomía y a las estaciones de carga disponibles, así como por la vida útil de las baterías y la seguridad de las mismas. Decidí que la opción más razonable era un coche híbrido no enchufable, ya que un híbrido enchufable tenía casi todas las taras de uno eléctrico. Recuerdo que tengo una moto scooter que uso a diario que me consume menos de 4 l./100 km. en ciudad, por lo que el tema del consumo ya lo tengo muy ajustado y que un coche híbrido enchufable no iba a mejorar lo que ya me da la scooter, teniendo en cuenta la diferencia de precio que me supondría un híbrido no enchufable respecto a uno enchufable. Una vez aclarado este aspecto, me decanté por el coche "caro" debido a que objetivamente no vi tanta diferencia de precios respecto a los modelos más altos de las marcas generalistas y "baratas".
Finalmente compré un coche "premium" que rondaba los 90.000 euros pero tras algunos descuentos, lo conseguí por unos 75.000 euros. Híbrido no enchufable, gasolina (lo había en diesel también), casi 300 caballos, 2.0 de motor de combustión, y otro pequeño motor eléctrico, etiqueta ECO, 4X4 permanente y con casi todos los extras imaginables. Es la última versión de este modelo (de este año). Lo compré en los últimos días de diciembre. Esa unidad no estaba nisiquiera en el concesionario (estaban transportándola hacia el mismo tras llegar de Alemania), me la ofrecieron con un importante descuento. Pagué parte con algo de dinero que tenía ahorrado y el resto lo financié con mi banco, a través de un prestamo inmediato (casi todos los bancos tienen) sin comisiones y a un interés relativamente bajo. No tuve que ir ni al banco, lo hice desde el móvil y me ingresaron el dinero en mi cuenta instantáneamente. Este tiempo de préstamos preconcedidos los ofrece el banco a sus clientes y el importe máximo del mismo depende del nivel de ingresos del titular de la cuenta. Sé que esto es así porque yo tenía ofertado uno a una cantidad, y mi muyer otro a otra más baja. El concesionario me ofreció financiarme el coche pero le demostré que me salía más barato con mi banco, en mi caso a un 8,5% TAE. La cuota resultante es de unos 800 euros al mes en 8 años. Creo que no hace falta que explique a estas alturas cómo voy a amortizar el préstamo (bastante menos de un año).
En cuestión de días (cuando lo trajeron al concesionario y me lo prepararon) me entregaron el coche. He hecho un par de viajes por trabajo con él y la diferencia de prestaciones y seguridad respecto al anterior es abismal. El coche pesa 2.000 kilos, y consume menos combustible que el que tenía. Me ha dado una media de consumo (real, calculándolo con los litros repostados y kilómetros recorridos) en los dos viajes que he hecho hasta ahora (90% autovía) de 6,9 l./100 km., lo cual para mí y teniendo en cuenta las prestaciones y tipo de vehículo, es un dato bueno.
Saludos.