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Psicogetas haciendo caja, cada día nos quieren más inútiles
el psicólogo Ignacio alopécico, experto en trastornos de ansiedad y autor del documento Estudio sobre Ansiedad en la Conducción Amaxofobia en los conductores, de la Fundación CEA, la amaxofobia no es un problema aislado. “La ansiedad en la conducción podría estar afectando a uno de cada cuatro conductores, en España ya que diversos estudios arrojan cifras entre el 22 y 33% de los conductores”. Es un problema que sufren más las mujeres, aunque los porcentajes son muy similares “55% de mujeres frente al 45% de los hombres”.
Este trastorno psicológico es la causa de que muchos de los conductores dejen de conducir. De hecho, según su estudio, el porcentaje de personas que han dejado de conducir totalmente representa un 21% del total aunque hay una diferencia notable en el sesso, ya que la mayoría de las personas que han dejado de conducir totalmente son mujeres, un 18%.
¿Por qué aparece?
Las causas más habituales por las que se adquiere el problema serían:
Personas que sufren estrés postraumático, tanto porque lo viven como porque presencian un accidente de carácter grave.
Personas que tienen ansiedad en la conducción influenciados por rasgos específicos de personalidad, la manera de afrontar el estrés y resolver los conflictos.
Aparición de ataques de pánico, que generan en la persona el miedo a que le vuelva a suceder algo similar mientras está conduciendo.
Los accidentes de tráfico, sobre todo en aquellos casos más traumáticos en los que puede surgir un trastorno de estrés postraumático.
La deficiente preparación de los conductores que, si no se corrige con un tiempo y aprendizaje adecuado, puede llevar al abandono por el alto nivel de estrés negativo que puede generar la conducción.
Otras causas: Climatología, excesiva responsabilidad, vehículo prestado.
El estudio de CEA señala, además, otras causas por las que las personas consideran haber desarrollado el problema tenemos:
Haber sufrido un accidente de tráfico hace más de un año (un 24 % de media, similar en ambos sexos).
Haber sufrido un ataque de pánico al volante (con un 15% de media) y a ello le añadimos la causa de tener miedo a un desmayo (con un 11% de media), que es uno de los síntomas característicos del pánico, podríamos alcanzar un 26% sumando los dos criterios.
La manera de conducir de los demás (también definido como ansiedad social), puntúa de media un 19% de los casos, siendo el porcentaje de hombres un 10% mayor que el de las mujeres.
No haber desarrollado suficiente pericia al volante, que supone el 18% y en el cual las mujeres suponen un 10% más que los hombres.
Haber tenido un familiar autoritario que sólo es reconocido por las mujeres en un 7% del total (un 10% de las mujeres).
Síntomas de amaxofobia
Tal y como explica Sergio Arques, psiquiatra de Vithas, las personas que tienen amaxofobia “suelen ser personas mayores de 40 años y, más frecuentemente, mujeres; los hombres también la sufren, pero no la reconocen por vergüenza, ya que conducir todavía se considera un acto muy masculino en nuestra sociedad”.
Los signos y síntomas físicos más comunes de la amaxofobia son sudoración, nerviosismo, aumento de la frecuencia cardiaca, rigidez y dolor muscular, mareos, dolor de estómago, temblores, sensación de falta de aire o entumecimiento de las extremidades.
Desde el punto de vista psicológico, puede aparecer insomnio y pesadillas relacionados con el viaje, disminución o aumento del apetito, sensación permanente de alerta, pensamientos negativos y visualización de accidentes, además del aislamiento social que en ocasiones produce la imposibilidad de conducir.
También es habitual que si inicia la conducción pueda sufrir una crisis de ansiedad durante la conducción, deteniendo el vehículo y negándose a continuar la conducción.
Tratamiento de la amaxofobia
Es fundamental un abordaje desde el plano psicológico, existiendo diversas vías para el manejo del problema, pudiendo destacar:
Neutralización de los pensamientos que bloquean antes de conducir
Exposición gradual a la conducción
Técnicas de relajación que permiten controlar la ansiedad, así como el estrés y la tensión que le produce al paciente el verse dentro del vehículo.
Como explica el psicólogo Alberto Soler, psicólogo en Valencia, “el primer paso es hacer una evaluación para descartar que eso que parece una fobia no sea en realidad cualquier otro trastorno psicológico más amplio”.
Tras la evaluación, se le explica al paciente “qué es lo que le pasa y cómo se va a realizar el tratamiento”.
Se suele empezar por un entrenamiento en técnicas de relajación y manejo de pensamientos negativos, entre otras técnicas, que le van a permitir enfrentarse a la ansiedad. Una vez el paciente ha aprendido a manejar su ansiedad, es cuando se pasa a lo que es el núcleo del tratamiento: un programa de exposiciones progresivas a la conducción.
En el entorno de la consulta, “con unas gafas de realidad virtual, para recrear diferentes escenas de conducción, en las que podemos modificar gran cantidad de variables (hora del día, clima, densidad del tráfico, tipo de vía), con el fin de aplicar las técnicas que ha aprendido. Una vez ha cogido confianza y destreza gracias a la realidad virtual, “pasamos a las exposiciones en el mundo real, inicialmente con el paciente acompañado, y más tarde solo”.
Amaxofobia: así es el trastorno de Penélope Cruz y que sufre el 30% de españoles
el psicólogo Ignacio alopécico, experto en trastornos de ansiedad y autor del documento Estudio sobre Ansiedad en la Conducción Amaxofobia en los conductores, de la Fundación CEA, la amaxofobia no es un problema aislado. “La ansiedad en la conducción podría estar afectando a uno de cada cuatro conductores, en España ya que diversos estudios arrojan cifras entre el 22 y 33% de los conductores”. Es un problema que sufren más las mujeres, aunque los porcentajes son muy similares “55% de mujeres frente al 45% de los hombres”.
Este trastorno psicológico es la causa de que muchos de los conductores dejen de conducir. De hecho, según su estudio, el porcentaje de personas que han dejado de conducir totalmente representa un 21% del total aunque hay una diferencia notable en el sesso, ya que la mayoría de las personas que han dejado de conducir totalmente son mujeres, un 18%.
¿Por qué aparece?
Las causas más habituales por las que se adquiere el problema serían:
Personas que sufren estrés postraumático, tanto porque lo viven como porque presencian un accidente de carácter grave.
Personas que tienen ansiedad en la conducción influenciados por rasgos específicos de personalidad, la manera de afrontar el estrés y resolver los conflictos.
Aparición de ataques de pánico, que generan en la persona el miedo a que le vuelva a suceder algo similar mientras está conduciendo.
Los accidentes de tráfico, sobre todo en aquellos casos más traumáticos en los que puede surgir un trastorno de estrés postraumático.
La deficiente preparación de los conductores que, si no se corrige con un tiempo y aprendizaje adecuado, puede llevar al abandono por el alto nivel de estrés negativo que puede generar la conducción.
Otras causas: Climatología, excesiva responsabilidad, vehículo prestado.
El estudio de CEA señala, además, otras causas por las que las personas consideran haber desarrollado el problema tenemos:
Haber sufrido un accidente de tráfico hace más de un año (un 24 % de media, similar en ambos sexos).
Haber sufrido un ataque de pánico al volante (con un 15% de media) y a ello le añadimos la causa de tener miedo a un desmayo (con un 11% de media), que es uno de los síntomas característicos del pánico, podríamos alcanzar un 26% sumando los dos criterios.
La manera de conducir de los demás (también definido como ansiedad social), puntúa de media un 19% de los casos, siendo el porcentaje de hombres un 10% mayor que el de las mujeres.
No haber desarrollado suficiente pericia al volante, que supone el 18% y en el cual las mujeres suponen un 10% más que los hombres.
Haber tenido un familiar autoritario que sólo es reconocido por las mujeres en un 7% del total (un 10% de las mujeres).
Síntomas de amaxofobia
Tal y como explica Sergio Arques, psiquiatra de Vithas, las personas que tienen amaxofobia “suelen ser personas mayores de 40 años y, más frecuentemente, mujeres; los hombres también la sufren, pero no la reconocen por vergüenza, ya que conducir todavía se considera un acto muy masculino en nuestra sociedad”.
Los signos y síntomas físicos más comunes de la amaxofobia son sudoración, nerviosismo, aumento de la frecuencia cardiaca, rigidez y dolor muscular, mareos, dolor de estómago, temblores, sensación de falta de aire o entumecimiento de las extremidades.
Desde el punto de vista psicológico, puede aparecer insomnio y pesadillas relacionados con el viaje, disminución o aumento del apetito, sensación permanente de alerta, pensamientos negativos y visualización de accidentes, además del aislamiento social que en ocasiones produce la imposibilidad de conducir.
También es habitual que si inicia la conducción pueda sufrir una crisis de ansiedad durante la conducción, deteniendo el vehículo y negándose a continuar la conducción.
Tratamiento de la amaxofobia
Es fundamental un abordaje desde el plano psicológico, existiendo diversas vías para el manejo del problema, pudiendo destacar:
Neutralización de los pensamientos que bloquean antes de conducir
Exposición gradual a la conducción
Técnicas de relajación que permiten controlar la ansiedad, así como el estrés y la tensión que le produce al paciente el verse dentro del vehículo.
Como explica el psicólogo Alberto Soler, psicólogo en Valencia, “el primer paso es hacer una evaluación para descartar que eso que parece una fobia no sea en realidad cualquier otro trastorno psicológico más amplio”.
Tras la evaluación, se le explica al paciente “qué es lo que le pasa y cómo se va a realizar el tratamiento”.
Se suele empezar por un entrenamiento en técnicas de relajación y manejo de pensamientos negativos, entre otras técnicas, que le van a permitir enfrentarse a la ansiedad. Una vez el paciente ha aprendido a manejar su ansiedad, es cuando se pasa a lo que es el núcleo del tratamiento: un programa de exposiciones progresivas a la conducción.
En el entorno de la consulta, “con unas gafas de realidad virtual, para recrear diferentes escenas de conducción, en las que podemos modificar gran cantidad de variables (hora del día, clima, densidad del tráfico, tipo de vía), con el fin de aplicar las técnicas que ha aprendido. Una vez ha cogido confianza y destreza gracias a la realidad virtual, “pasamos a las exposiciones en el mundo real, inicialmente con el paciente acompañado, y más tarde solo”.
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