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El Papa no pide la liberación del obispo secuestrado por la dictadura en Nicaragua sino "un diálogo abierto y sincero"
Casi 48 horas después de la detención de Rolando Álvarez, Francisco I se ha limitado a pedir diálogo para "una convivencia respetuosa y pacífica".
LD/Agencias
21/8/2022 - 12:48
[artículo para escuchar pincha aquí]
Después de ser detenido en una escandalosa operación policial del régimen dictatorial de Nicaragua, el obispo Rolando Álvarez no ha merecido que el Papa pronunciase siquiera su nombre, sino que Francisco I se ha limitado a comentar la situación sin mencionarle siquiera.
"Sigo con cercanía con preocupación y dolor la situación que se ha creado en Nicaragua que afecta a personas e instituciones, quisiera expresar mi convicción y mi deseo de que por medio de un dialogo abierto y sincero se pueden encontrar la bases para una convivencia respetuosa y pacífica", ha dicho.
Francisco I, que hasta este domingo no había hablado de la situación en Nicaragua, ha pronunciado esta frase al final del rezo del ángelus en la Plaza de San Pedro de Roma, casi 48 horas después del arresto este pasado viernes del obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, y de un grupo de colaboradores después de que agentes de la policía nicaragüense asaltasen la sede del obispado.
Una iglesia víctima de abusos
Rolando Álvarez, uno de los representantes eclesiales más críticos con el régimen dictatorial de Daniel Ortega, fue arrestado este viernes dentro del palacio episcopal provincial, junto con cinco sacerdotes, dos seminaristas, y un camarógrafo, después de que les hayan mantenido 15 días confinados. Dos semanas en las que Francisco I ha guardado un ignominioso silencio.
El asalto fue llevado a cabo por agentes de la Policía Nacional nicaragüense, que dirige Francisco Díaz, consuegro del dictador Daniel Ortega. Este secuestro, precedido por el arresto de tres sacerdotes, es el capítulo más reciente de los abusos que está sufriendo la Iglesia Catótlica de Nicaragua por parte del régimen sandinista encabezados por el propio Ortega y su mujer, Rosario Murillo, que también han atacado y encarcelado a opositores y periodistas.
El obispo Álvarez permanence en arresto domiciliario y el cardenal nicaragüense, Leopoldo Brenes, "tuvo la oportunidad esta mañana de conversar con monseñor Álvarez" en su residencia familiar, y "lo encontró físicamente desmejorado, pero espiritualmente fuerte con la confianza puesta en el Señor".
El Papa no pide la liberación del obispo secuestrado por la dictadura en Nicaragua sino "un diálogo abierto y sincero"
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CARMELO JORDÁ Seguir a @carmelojorda
Cuando el Papa no es un líder jovenlandesal, ¿en qué queda?
El Papa ha renunciado a todo liderazgo jovenlandesal que no sea sumarse a la corriente de lo políticamente correcto y comprar la mercancía del izquierdismo y el ecologismo.
21/8/2022 - 22:20
[artículo para escuchar pincha aquí]
Escribo estas líneas unas 48 horas después de que el régimen dictatorial de Nicaragua asaltase la sede de la diócesis de Matagalpa y detuviese –casi secuestrase, ya que es todo absolutamente ilegal– al obispo Rolando Álvarez. Lo cierto es que han pasado 48 horas del asalto, pero el tema viene de mucho atrás: hace unos días que la policía había rodeado la sede episcopal, el régimen había hecho públicas sus disparatadas acusaciones contra el prelado y, además, varias radios de la diócesis han sido cerradas en un procedimiento tan totalitario como los que acostumbra la dictadura que dirigen Daniel Ortega y su mujer.
Desde la detención del obispo han reclamado su libertad la ONU, personalidades de toda Iberoamérica o las conferencias episcopales de Cuba, Venezuela, EEUU, España o Italia, entre otras.
Y, finalmente, este domingo, tras el rezo del Ángelus en Roma también ha hablado Francisco I, que ha mostrado una preocupación genérica por "la situación que se ha creado en Nicaragua" y ha pedido "un dialogo abierto y sincero" para "encontrar las bases para una convivencia respetuosa y pacífica". Ni siquiera ha citado al obispo detenido, un ejemplo perfecto de lo que hoy en día se conoce por deeplyconcernearse, es decir, hacer una declaración tan ampulosa como vacía que sólo indica que no vas a mover un dedo por aquello que tan profundamente te preocupa.
Es posible que, tal y como me sugieren algunos amigos, Bergoglio –al que hace semanas que se le pide que se pronuncie sobre el acoso que su Iglesia sufre en Nicaragua– guarde este silencio ominoso porque el Vaticano se mueve con extrema prudencia mientras negocia este tipo de cosas. No lo descarto completamente, pero lo dudo: primero porque ya son semanas de no decir ni pío y el resultado es que el obispo está detenido, la sede episcopal asaltada y las radios cerradas; segundo porque el Papa está muy ocupado compadreando con dictaduras de izquierdas como la de Ortega y su señora, criticando el capitalismo y preocupándose por el futuro de la Pachamama, que es que no a abasto el hombre con tanta causa progre.
El problema de fondo es que el Santo –es un decir– Padre ha renunciado a todo liderazgo jovenlandesal que no sea sumarse a la corriente de lo políticamente correctísimo y comprar la mercancía de su competencia más directa, que no son ni el islam ni los protestantes, sino las religiones que de verdad están de moda: el izquierdismo y el ecologismo. Bergoglio ha decidido que la Iglesia no tiene que ser un referente por sí misma, una propuesta ética y de vida, sino un club más que se sume a lo que ya defienden partidos, organizaciones, empresas o sindicatos y dicen defender los sátrapas más da repelúsntes del planeta, por los que él, ay, tiene debilidad.
Es de sobra conocida la anécdota de cuando Stalin preguntó "cuántas divisiones tiene el Papa". Ni entonces ni ahora tenía el Obispo de Roma un ejército, pero cuando un Santo –esté sí– Padre valiente le dijo a los ciudadanos de media Europa que no tuviesen miedo aquella llamada resonó tanto como los sistemas más avanzados de misiles y millones de personas sin miedo se convirtieron en divisiones no del Papa, pero sí de la lucha por la libertad.
No verán algo así en Bergoglio, que renunciando al bien, a la libertad y a la justicia no es que se haya quedado sin no sin divisiones, es que se ha quedado en nada.
Cuando el Papa no es un líder jovenlandesal, ¿en qué queda?
El Papa no pide la liberación del obispo secuestrado por la dictadura en Nicaragua sino "un diálogo abierto y sincero"
Casi 48 horas después de la detención de Rolando Álvarez, Francisco I se ha limitado a pedir diálogo para "una convivencia respetuosa y pacífica".
LD/Agencias
21/8/2022 - 12:48
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Después de ser detenido en una escandalosa operación policial del régimen dictatorial de Nicaragua, el obispo Rolando Álvarez no ha merecido que el Papa pronunciase siquiera su nombre, sino que Francisco I se ha limitado a comentar la situación sin mencionarle siquiera.
"Sigo con cercanía con preocupación y dolor la situación que se ha creado en Nicaragua que afecta a personas e instituciones, quisiera expresar mi convicción y mi deseo de que por medio de un dialogo abierto y sincero se pueden encontrar la bases para una convivencia respetuosa y pacífica", ha dicho.
Francisco I, que hasta este domingo no había hablado de la situación en Nicaragua, ha pronunciado esta frase al final del rezo del ángelus en la Plaza de San Pedro de Roma, casi 48 horas después del arresto este pasado viernes del obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, y de un grupo de colaboradores después de que agentes de la policía nicaragüense asaltasen la sede del obispado.
Una iglesia víctima de abusos
Rolando Álvarez, uno de los representantes eclesiales más críticos con el régimen dictatorial de Daniel Ortega, fue arrestado este viernes dentro del palacio episcopal provincial, junto con cinco sacerdotes, dos seminaristas, y un camarógrafo, después de que les hayan mantenido 15 días confinados. Dos semanas en las que Francisco I ha guardado un ignominioso silencio.
El asalto fue llevado a cabo por agentes de la Policía Nacional nicaragüense, que dirige Francisco Díaz, consuegro del dictador Daniel Ortega. Este secuestro, precedido por el arresto de tres sacerdotes, es el capítulo más reciente de los abusos que está sufriendo la Iglesia Catótlica de Nicaragua por parte del régimen sandinista encabezados por el propio Ortega y su mujer, Rosario Murillo, que también han atacado y encarcelado a opositores y periodistas.
El obispo Álvarez permanence en arresto domiciliario y el cardenal nicaragüense, Leopoldo Brenes, "tuvo la oportunidad esta mañana de conversar con monseñor Álvarez" en su residencia familiar, y "lo encontró físicamente desmejorado, pero espiritualmente fuerte con la confianza puesta en el Señor".
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Cuando el Papa no es un líder jovenlandesal, ¿en qué queda?
El Papa ha renunciado a todo liderazgo jovenlandesal que no sea sumarse a la corriente de lo políticamente correcto y comprar la mercancía del izquierdismo y el ecologismo.
21/8/2022 - 22:20
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Escribo estas líneas unas 48 horas después de que el régimen dictatorial de Nicaragua asaltase la sede de la diócesis de Matagalpa y detuviese –casi secuestrase, ya que es todo absolutamente ilegal– al obispo Rolando Álvarez. Lo cierto es que han pasado 48 horas del asalto, pero el tema viene de mucho atrás: hace unos días que la policía había rodeado la sede episcopal, el régimen había hecho públicas sus disparatadas acusaciones contra el prelado y, además, varias radios de la diócesis han sido cerradas en un procedimiento tan totalitario como los que acostumbra la dictadura que dirigen Daniel Ortega y su mujer.
Desde la detención del obispo han reclamado su libertad la ONU, personalidades de toda Iberoamérica o las conferencias episcopales de Cuba, Venezuela, EEUU, España o Italia, entre otras.
Y, finalmente, este domingo, tras el rezo del Ángelus en Roma también ha hablado Francisco I, que ha mostrado una preocupación genérica por "la situación que se ha creado en Nicaragua" y ha pedido "un dialogo abierto y sincero" para "encontrar las bases para una convivencia respetuosa y pacífica". Ni siquiera ha citado al obispo detenido, un ejemplo perfecto de lo que hoy en día se conoce por deeplyconcernearse, es decir, hacer una declaración tan ampulosa como vacía que sólo indica que no vas a mover un dedo por aquello que tan profundamente te preocupa.
Es posible que, tal y como me sugieren algunos amigos, Bergoglio –al que hace semanas que se le pide que se pronuncie sobre el acoso que su Iglesia sufre en Nicaragua– guarde este silencio ominoso porque el Vaticano se mueve con extrema prudencia mientras negocia este tipo de cosas. No lo descarto completamente, pero lo dudo: primero porque ya son semanas de no decir ni pío y el resultado es que el obispo está detenido, la sede episcopal asaltada y las radios cerradas; segundo porque el Papa está muy ocupado compadreando con dictaduras de izquierdas como la de Ortega y su señora, criticando el capitalismo y preocupándose por el futuro de la Pachamama, que es que no a abasto el hombre con tanta causa progre.
El problema de fondo es que el Santo –es un decir– Padre ha renunciado a todo liderazgo jovenlandesal que no sea sumarse a la corriente de lo políticamente correctísimo y comprar la mercancía de su competencia más directa, que no son ni el islam ni los protestantes, sino las religiones que de verdad están de moda: el izquierdismo y el ecologismo. Bergoglio ha decidido que la Iglesia no tiene que ser un referente por sí misma, una propuesta ética y de vida, sino un club más que se sume a lo que ya defienden partidos, organizaciones, empresas o sindicatos y dicen defender los sátrapas más da repelúsntes del planeta, por los que él, ay, tiene debilidad.
Es de sobra conocida la anécdota de cuando Stalin preguntó "cuántas divisiones tiene el Papa". Ni entonces ni ahora tenía el Obispo de Roma un ejército, pero cuando un Santo –esté sí– Padre valiente le dijo a los ciudadanos de media Europa que no tuviesen miedo aquella llamada resonó tanto como los sistemas más avanzados de misiles y millones de personas sin miedo se convirtieron en divisiones no del Papa, pero sí de la lucha por la libertad.
No verán algo así en Bergoglio, que renunciando al bien, a la libertad y a la justicia no es que se haya quedado sin no sin divisiones, es que se ha quedado en nada.
Cuando el Papa no es un líder jovenlandesal, ¿en qué queda?